Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SET ME FREE. [Kaisoo/Top!soo] por UnicornioMorado

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

~8~

 

11

 

Se esfuerza bastante por retener sus jadeos, las sensaciones que atraviesan su cuerpo le van a volver loco, y es que todo se siente tan excesivamente bien.

 

No sabe exactamente si lo que hace es correcto, su consciencia le dice que no debe permitir que nadie se entere, que eso debe ser un secreto, y por momentos se siente como un delincuente.
Cielos, su hilo de pensamientos se dispersa ante la punzada que ataca su vientre, expandiendo un leve hormigueo desde el centro de su cuerpo hasta sus extremidades.
Su cuerpo se siente cargado de energía y a cada segundo, entre más intensa es la estimulación, más se convence de que está a punto de sufrir un corto circuito y estallar, como la olla arrocera de su madre.

 

Si lo descubren, culpará de todo a Jongdae. Después de todo fue su primo quien dejó en su habitación ese DVD y quién le habló sobre las maravillas de la masturbación. 
JongIn se pregunta cómo es que no lo hizo antes, porque se siente asombrosamente bien.

 

Su mente, que está revuelta en ese momento, se detiene un par de segundos para dar nacimiento a la duda: ¿Soo hyung ha hecho esto antes?. 
La imagen aparece clara debajo de sus parpados, tanto que se sorprende. Todo su cuerpo se estremece violentamente porque la idea de observar a su vecino haciendo lo que él hace en ese momento es el catalizador que desata una fuerte avalancha de sensaciones en todo su cuerpo, haciéndolo retorcer y temblar como nunca antes. Su piel arde y una gota de sudor se desliza por su mejilla, causando un cosquilleo que hace que su cuerpo se ponga tenso.

 

Mira a la pantalla de su computadora, el chico en el vídeo hace lo mismo que él, deslizando su mano izquierda sobre su pene a una velocidad que JongIn intenta igualar al tiempo que su respiración se descontrola, enviando más punzadas divertidas a su estómago. El chico del vídeo se retuerce mientras cubre su boca con una mano y JongIn no se da cuenta de que él mismo está temblando hasta que la mano del chico está cubierta de una sustancia de color blanquecino. En ese instante todas las sensaciones de su cuerpo se arremolinan hasta situarse en el centro de su estómago, todos sus músculos se tensan y JongIn no controla la urgente necesidad de hacer pis. Su cerebro se nubla y sus ojos se llenan de lágrimas, siente pánico por un instante porque no sabe qué le ocurre a su cuerpo, entonces todo estalla. 
Se revuelca sobre las sábanas y la sensación más agradable y enloquecedora que ha sentido en su vida se desliza hacia sus extremidades como una ola expansiva. 
Tiene que preguntarse si sigue vivo para luego darse cuenta de que su mano también está cubierta de una sustancia viscosa. Semen.

 

Recomponiendo su respiración mira hacia el reloj en su mesita de noche, son las once de la noche. Toma una gran bocanada de aire para soltarlo en un suspiro. Ya es muy tarde y él no puede esperar para contarle a su hyung lo que acaba de hacer. 
Él quiere enseñarle a su hyung aquello tan maravilloso, quiere que él también se sienta bien.

 

 

 

 

 

~†~

 

 

 

—Cariño, ¿me pasas la sal, por favor?

 

JongIn entrecierra los ojos y fulmina a Jongdae con la mirada. El bastardo le hace ojitos desde el otro lado de la isleta de la cocina.

 

—¿Me explicas qué demonios estás haciendo aquí?

 

—Ayudándote a hacer galletitas, por supuesto

 

—No es porque Minseok haya venido a hablar con mi madre, por supuesto que no —murmura JongIn, golpeando la masa de las galletas en un intento desesperado por liberar un poco de su frustración.

 

Su primo se apareció en la puerta de su habitación a las malditas tres de la tarde, la hora de su sagrada siesta, haciendo un escándalo para luego sacudirle el sueño con una patada. Aprieta la masa entre sus dedos, fantaseando con asfixiarlo.

 

—Oh, no, JongInnie. Tienes que depositar una pizca de amor durante la preparación o las galletitas no quedarán bien —Jondae se da cuenta de que JongIn le ha puesto el ojo al rodillo y sólo por eso se queda callado en ese instante, dedicándole solo una sonrisa llena de dientes—, o quizás no. Bien, hagamos galletas sin amor.

 

—¿Puedes, por favor, callarte?

 

Jongdae suelta la masa de las galletas y lleva sus manos a sus caderas, poniendo los brazos en jarra, y lo mira con los ojos entre cerrados.

 

—Oye, no te estés pasando conmigo. Recuérdale a esa cabezota tuya que sigo siendo tu hyung —luego de decirlo se lleva una mano al pecho y suspira de forma dramática—. Extraño tanto los días en que mi primito menor me amaba y podíamos tener conversaciones por horas y horas, el confiaría en mi y yo en él... tiempos aquellos.

 

—No soy yo el único primo menor que tienes? —JongIn lo mira con una sonrisa socarrona en los labios— yo no recuerdo que eso haya sucedido jamás.

 

Jongdae lo fulmina con la mirada.

 

—¿Te crees que eres muy gracioso, bastardo?

 

—Se que quieres algo, Jongdae. —JongIn espolvorea un poco de harina por encima de la masa para que no se pegue al rodillo cuando empiece a aplanarla. Se sacude las manos y se apoya sobre la superficie plana de la isleta —Dime ya qué es y déjate de mierdas. Me provocas jaquecas y yo soy malditamente joven para sufrir de jaquecas.

 

—Hablemos —es lo único que dice el mayor, abriendo los brazos mientras sonríe como un estúpido.

 

—Ya lo estamos haciendo.

 

Jondae pone los ojos en blanco y suspira profundamente antes de dedicarle una mirada, que dice mucho, al sobre de color blanco con letras verdes que descansa junto con el correo del hogar, sobre la encimera que divide la cocina del comedor y la sala. JongIn resopla, no queriendo tener esa conversación.

 

—¿Ha ocurrido algo? —JongIn se encoge de hombros.

 

—Sólo son formularios, actualizados —explica, mientras decide qué moldes utilizar para sus jodidas galletas—. Llegaron la semana pasada.

 

—Supongo que tienes un límite de tiempo para diligenciarlos.

 

—Lo tengo, por supuesto —JongIn sabe que su primo está esperando a que continúe hablando, pero no quiere hacerlo, él sólo quiere hacer sus galletas en paz.

 

—Es una gran oportunidad, JongIn —una vez más, JongIn pone los ojos en blanco, y en ese punto ya siente que se podría quedar tuerto si sigue escuchando a su primo.

 

—Lo sé.

 

—Entonces dime por qué no te veo tan convencido —JongIn lo mira con el ceño fruncido, sabiendo que si deja que su primo continúe hablando, podrían terminar discutiendo.

 

—No empieces, Jongdae. Se que se trata de mis sueños, mis metas, mi futuro. Lo sé, tengo claro que es un privilegio al que pocos tienen acceso y que debería estar aprovechándolo al máximo —Jongdae le dedica una mirada que le hace sentir mal por diferentes razones y sólo para no tener que mirarlo, toma el rodillo y empieza a golpear la masa de las galletas—, aun así, no puedo simplemente cerrar los ojos y simplemente decidir cualquier mierda... la verdad es que no sé si estoy preparado para algo así.

 

Jongdae se queda frente a él con los labios apretados en una fina linea, y por unos segundos JongIn piensa que el imbécil le ha hecho decir aquello para luego no responder nada al respecto. El mayor permanece en silencio durante varios minutos, él siente que lo está midiendo con su mirada, quizás intentando escoger qué decir a continuación, o simplemente pensando que es un caso perdido. Con Jongdae nunca se sabe. 

 

Cuando su primo vuelve a hablar, lo hace de forma repentina, cuando JongIn ya no espera una respuesta de su parte. La voz del chico suena más grave de lo que debería. 

 

—Dime que ese "no sé si estoy preparado" no se debe al chico ese.

 

—Ese chico tiene un nombre que tu ya conoces —resopla, sintiéndose un poco mal humorado— y no, no es por Kyungsoo. Esto es algo que no depende de él.

 

—No lo sabe, ¿verdad? —JongIn niega con la cabeza, mordisqueando sus labios. Jongdae lo juzga con la mirada —¿Nunca le has contado?

 

—Uh, no.

 

—Joder, JongIn.  —El mayor se lleva una mano a la frente, y a JongIn se le ocurre que su primo está intentando no agarrar el rodillo y romperle a él en la frente.

 

—Estaba esperando un buen momento para hacerlo, pero el momento nunca llegó y ahora ya no sé cómo podré hablarle de ello... además no estoy seguro... —En ese momento Jongdae fija su mirada en él y, joder, casi podría perforarle el alma. Tiene que morderse la lengua para no continuar hablando porque él mismo está siendo consciente de lo estúpido que se escucha.

 

—¿De qué no estás seguro? —aun así, la mirada del mayor se suaviza un poco y su tono de voz se torna un poco más amable.

 

—De si esto será lo mejor para mi vida. Aunque sea el niño más alto de la familia, sólo soy eso, un niño —mira la masa de las galletas, ahora aplanada, con el ceño fruncido. Ya no quiere hacer galletas—. Mierda, no se diferenciar las hojas de col de las de espinaca, ¿cómo rayos se supone que sepa diferenciar entre lo que le conviene o no a mi futuro?

 

—No sé qué habrá ocurrido en tu vida para que se debilitara esa convicción con la que siempre has defendido tus ideales. Siempre has dejado en claro cuáles son tus sueños y metas, sin importar si la familia está o no de acuerdo. Joder, JongIn, te recuerdo discutiendo con la abuela cuando no estuvo de acuerdo con que aprendieras ballet, sólo eras un crío y la abuela era realmente terrorífica —Jongdae se acerca a él, sentándose sobre la isleta. Si Hayeon lo viera seguro le daría un infarto—. Sólo tu podrías saber qué es lo mejor para ti y estoy casi seguro de que sabes que esto, aunque al final resulte no ser lo mejor, es una buena oportunidad para labrarte un camino que te pueda llevar a lo que sí será lo mejor. 

 

—Te dije que ya lo se. Sólo necesito pensarlo un poco mas, ¿bien?

 

—Ya has estado pensándolo durante mucho tiempo, ¿no lo crees? —en ese momento la voz de Hayeon se escucha en el pasillo, JongIn puede ver a su madre cerrando la puerta del jardín trasero y caminar hacia la sala seguida de Minseok. Las expresiones de Jongdae pasan del terror a la malicia mientras se baja de la isleta a la velocidad de la luz, y JongIn siente ganas de reír— En todo caso, es una decisión que depende de ti y solo de ti. Parpadea tres veces si te ha quedado gravado en ese jodido cerebro tuyo, por favor.

 

JongIn lo fulmina con la mirada, pero muy a su pesar se encuentra parpadeando tres malditas veces antes de que el chico empiece a salir de la cocina, dejando olvidada la porción de masa que se dedicó a manipular sin sentido durante casi veinte minutos.

 

—Si sabes que Minseok hyung nunca te dejará acercarte a su hermana en esta vida ni en ninguna otra, ¿verdad? —lo grita lo suficientemente fuerte como para que el mencionado lo alcance a escuchar desde la sala, provocando que Jongdae lo maldiga entre dientes y le enseñe el dedo del medio de una forma muy poco disimulada.

 

Cuando por fin se queda sólo y tiene un momento de tranquilidad, se atreve a revolver un poco los pensamientos que rondan su cabeza desde hace un par de semanas. El tiempo sigue corriendo y sus oportunidades se agotan, la presión que le ocasiona el saber que debe tomar una decisión y hacer algo al respecto hace que la tensión en sus entrañas aumente. Durante un par de segundos una sensación de vértigo se apodera de él, quiere seguir engañándose con el pensamiento de que la opinión de aquellos a quienes ama y considera importantes en su vida, si, como Kyungsoo, influirá en cualquiera que sea la decisión que deba tomar pero la verdad es que la decisión ya ha sido tomada.

 

Termina escogiendo para las galletas un molde con forma de estrella y descartando el que había escogido antes con forma de dinosaurio, y sonríe al imaginar la forma en que los preciosos ojos de su vecino se iluminarán cuando se las entregue. Quince minutos más tarde está llevando al horno una docena de estrellas, esperando con ilusión que queden perfectas, mientras su cerebro deja de lado sus propias preocupaciones para pensar en formas de llevar dosis de felicidad a la vida de su Soo hyung, queriendo facilitarle la existencia y liberarlo de todo el dolor y la angustia que exprime su ser, y borra esa preciosa sonrisa con forma de corazón de su rostro. Cómo ama JongIn ver esa hermosa sonrisa.

 

 Él sólo quiere darle al chico razones para sonreír. 

 

 

 

~�~

 

 

 

11 - 12

 

—Hyung... —JongIn susurra cerca de la nuca de Kyungsoo—, hyung.

 

Kyungsoo bufa con una pequeña sonrisa en los labios y aleja su mirada del cuaderno. 
Está resolviendo algunos ejercicios de álgebra para poder tener tiempo libre y dedicarlo a JongIn.

 

—¿Qué?

 

El menor lo mira con los labios apretados en algo parecido a un puchero, que sin dejar de verse tierno, refleja algo de picardía.

 

—¿Alguna vez has besado a alguien? —Kyungsoo observa al menor con las cejas arqueadas, sabiendo a dónde quiere llegar.

 

—Hmm... mi madre me besa todas las noches, antes de dormir —responde, con un tinte de burla en la voz.

 

—No, no ese tipo de beso —JongIn habla ceñudo y se revuelve enfurruñado momentáneamente, haciendo vibrar la cama.

 

—¿Qué tipo de beso, JongIn? —la tarea de álgebra queda olvidada después de que Kyungsoo apoye su barbilla en la palma de la mano y ponga toda su atención en JongIn, su piel morena reluce deslumbrándolo. Los ojos del niño lo miran con un extraño brillo.

 

JongIn siente un retorcijón en la tripa y un cosquilleo recorre la yema de sus dedos.

 

—El tipo de besos que se dan tus padres —JongIn mira a su vecino algo dubitativo durante una fracción de segundo, empezando a arrepentirse de lo que dice.

 

—Tus madres se dan ese tipo de besos, ¿no? —Kyungsoo se acerca un poco a JongIn, haciéndolo estremecer y encogerse un poco en su lugar. Lo mira con algo en los ojos que JongIn no ha visto antes, y Kyungsoo se siente un poco tímido porque sabe que puede verse estúpido, pero aun así no se detiene.

 

—Si, porque se aman. Las personas que se aman se dan ese tipo de besos —JongIn habla con su voz de bebé, y Kyungsoo quiere reír—. Hyung, ¿tú me amas?

 

Asiente con la cabeza. 
Sí, rayos, piensa Kyungsoo, él lo ama.

 

—Mucho.

 

—Entonces, ¿podríamos...? —empieza a hablar el castaño, con el nerviosismo haciendo temblar sus palabras. JongIn lleva una mano a su nuca, rascando su piel— ¿Quisieras besarme?

 

Kyungsoo mordisquea su labio antes de responder.

 

—¿A ti, por qué? —la pregunta pretende ser seria, pero no lo logra.

 

—Porque nos amamos —murmura el menor con las mejillas enrojecidas, adorable—. Vamos, hyung. Solo un besito.

 

—¿No piensas que es raro? —a Kyungsoo no le gusta la confusión que ve en los ojos de JongIn—. Es decir, los amigos no se dan ese tipo de besos

 

—Hyung... yo... —JongIn carraspea y traga duro. Se siente idiota y una espinita de desilusión se clava en su corazoncito— uh, está bien.

 

La expresión del menor se desarma y Kyungsoo se siente culpable. 
Él sabe que está mal, o eso es lo que su padre se empeña en decir.
Los chicos no besan a otros chicos y las chicas no besan a otras chicas, y no es como que él deba andar por allí repartiendo besos con tan solo doce años, de todos modos.

 

Pero... JongIn tiene dos madres... ¿no?
Y él quiere tanto a ese chiquillo...

 

—hagámoslo —Kyungsoo habla con determinación, haciendo saltar a JongIn porque lo toma por sorpresa.

 

—¿Hacer el qué? —la mente de JongIn se va lejos durante algunos segundos y culpa a su estúpido primo Jongdae, porque el chico no deja de mostrarle imágenes y vídeos con contenido para adultos que un niño de once años, como él, no debería ver.

 

Kyungsoo lo mira descolocado, y su voz tiembla al hablar, porque sus pensamientos de alguna forma han seguido el mismo camino.

 

—Beso. Vamos a besarnos —el mayor toma aire y cierra los ojos, tranquilizándose, o al menos intentándolo, porque su corazón late en su garganta y sus entrañas están revueltas—. Pensándolo bien, me gustaría mucho tener tu primer beso.

 

El rostro de JongIn se ilumina, y es lo más hermoso que Kyungsoo ha visto en un tiempo. 
JongIn siente que su corazón late como loco y le preocupa que estalle o algo así, pero no puede controlarlo, porque él no controla nada cuando su hyung está cerca.

 

—Yo quiero tener el tuyo —JongIn tiene el rostro inclinado, y habla muy cerca de los labios del otro, haciéndole cosquillas en las mejillas con sus palabras—. El primero, el segundo, todos— su voz se hace cada vez más pequeña, pero no por eso menos veraz—. Quiero ser el único.

 

La declaración hace temblar a Kyungsoo porque, cielos, eso es justo lo que él mismo desea. orque aunque Kyungsoo básicamente desprecie a todo el mundo, solo hay una persona que logra hacerle ver estrellas con tan solo una sonrisa y ese es JongIn. No hay nadie con quien más desee compartir su vida, aunque esos sean temas serios y de peso en los que no debería estar pensando a tan corta edad.

 

—Se supone que debo tener una esposa e hijos, eso dicen mamá y papá —JongIn podría atrapar con sus manos la molestia que brota de las palabras de su hyung—. Se supone que debería besar a una mujer.

 

—Tú no quieres eso, lo sabes —JongIn ronronea aun sin apartarse ni un poco del mayor, el movimiento de las lindas pestañas del pelinegro le tiene embelesado. Su hyung es su perdición y aunque cualquier día, en la soledad de su habitación, podría volverse loco por las dudas e inseguridades producto de los inicios de la pubertad, en ese instante con el chiquillo de ojos saltones frente a él, no hay nada en lo que pueda pensar que no sea acaparar a su hyung, meterlo en el cajón de su mesita de noche y conservarlo solo para él. Es un niño, sí, ambos lo son, pero JongIn ya lo ha aceptado, le gusta. Le gusta muchísimo.

 

—Eso es... —por un momento, JongIn cree que su hyung va a replicar, pero Kyungsoo no tiene aliento ni fuerzas para hacerlo, también le faltan motivos porque él no tiene que fingir frente a JongIn y aun sin la necesidad de dejarlo expresado en palabras, Kyungsoo puede mostrarse tal cual es frente al mocoso larguirucho que ahora mismo espera un beso de su parte—, correcto. Yo te quiero a ti.

 

—¿Por el resto de tu vida?

 

¡Sí, Dios, sí!

 

—Por el resto de tu vida —JongIn sonríe complacido, más o menos, pero falta algo.

 

Te amo —y aunque Kyungsoo no le da una respuesta verbal, JongIn quiere pensar que ese contacto algo brusco y bastante inexperto entre sus labios, iniciado por el mayor, es la respuesta esperada.

 

 

Notas finales:

Jongdae tiene un espacio muy tibio y blandito en mi corazón ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).