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Errores del Pasado por Yushurija

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Albus Dumbledore se encontraba en su oficina observando por la ventana a todos los alumnos que se paseaban por los jardines. A los grupos de amigos que charlaban y reían. Los cuidaba a todos, no quería volver a cometer un descuido. Había pasado toda la noche en vela buscando una solución al problema que se le había presentado desde inicio de año y que seguramente solo se podría resolver distanciando a Severus, debía mandarlo a otro lugar pero ¿A dónde? Había enviado dos cartas a las escuelas mágicas de Francia y Alemania, esperaba que uno u otro necesitara un profesor amante de las Artes Oscuras y Pociones, Durmstrang era una buena opción para Snape, el problema era que los chicos eran demasiado rudos y aunque Severus fuera serio y estricto lo más seguro era que tendría problemas; en cambio, Beauxbatons era delicada y elegante, como las características del pocionista, pero ellas se enfocaban más en las criaturas mágicas y Severus las odiaba. Era un gran problema.

Los días pasaban y Severus seguía siendo el mismo infeliz con todas las casas, menos con Slytherin. Se había ganado el odio de muchos, sobre todo para el trío de oro que contenían sus comentarios cuando se hallaban con Malfoy y Black, pues sabían que ambos chicos le tenían aprecio al profesor. Lo contrario con Remus, pues él era amado por toda la escuela menos por las serpientes. Pronto llegaron la época en que se entregaban resultados de exámenes y los alumnos se mordían las uñas, pues muchos habían flojeado tanto que esperaban que los profesores tuvieran compasión de ellos y ponerles al menos una mínima.

En ese año al Ministro de Magia y por ende, casi mandatario de Hogwarts se había reunido con Albus para discutir sobre la entrega de calificaciones. Y es que, el Ministro era un fanático de los muggles y quería hacer lo mismo que hacía ellos: invitar a los padres a recibir las calificaciones de sus hijos.

-Ministro, eso sería difícil ¿sabe cuántas lechuzas mandaríamos?- se expresó Albus.

-Lo sé. Pero no es tan descabellado, así los padres podrían incluso preguntar por las calificaciones de sus hijos con los maestros- y el Ministro parecía realmente emocionado por la idea.

-No lo sé…- dudaba Dumbledore.

-Vamos, Albus- Al menos debemos intentarlo ¿No?- antes de que Albus hablara, dos lechuzas entraron por la ventana y se detuvieron en el escritorio de Albus. Una era totalmente blanca con algunos matices de gris, y la otra era marrón con matices negros. Ambas llevaban cartas en sus piquitos, Dumbledore enseguida se levantó y tomó ambas cartas, las lechuzas en seguida se fueron.

-¿Pasa algo?- preguntó el Ministro mientras Dumbledore leía las dos cartas. En en ese momento, el anciano director volteó al frente y pudo notar casi con tanta claridad el corazón del bosque, más específicamente el círculo imperfecto de hongos.

-Será mejor ir preparando las cartas- susurró Albus llamando la atención del Ministro, se volteó y en sus ojos se podían ver el fulgor de una decisión tomada. Albus Dumbledore, ya sabía qué hacer.

 

En aquella semana el periódico de “El Profeta” estalló tanto con la noticia de que los padres irían a recibir las calificaciones de los futuros magos y brujas. Eso, con el fin de que los tutores pudieran resolver dudas sobre el desaprovechamiento educativo de los jóvenes. Miles de lechuzas volaron a todas partes con cartas en sus picos, y aquello llamó también la atención de los muggles, pues no era normal ver a las aves en esa cantidad. Rápidamente, una lechuza se detuvo en la mansión de los Black y fue recibida por Regulus. Lucius también recibió una en su oficina. Arthur Weasley la recibió en su cocina. A los padres de Hermione los tomaron por sorpresa. La abuela de Neville la recibió mientras cuidaba de una mandrágora. Y por último, una mujer que cuidaba de las plantas la recibió, Lily Evans era una fanática de las flores.

Remus preparaba sus documentos, pues los padres habían sido citados para el día siguiente y debía tener todo en orden. A Severus, Albus le ordenó que tomara un descanso  que él mandaría a otro profesor en su lugar, pues tanta presión le haría mucho daño; y es que, el pocionista ya sabía por qué el director no quería que él se encargara. Los padres de Harry Potter también habían sido citados. Ese Viejo loco acababa de demostrar que realmente era un lunático.

Las horas pasaron rápidamente y ya se podían notar a los padres llegando. Lucius y Narcisa, así como Regulus y su esposa llegaron por aparición. El matrimonio Weasley llegó en una chimenea que el Ministerio había colocado. Los Potter, acompañados de un metido Sirius Black también llegaron en chimenea. El colegio se llenó rápidamente de personas mágicas y no mágicas, pues los muggles habían llegado por medio de la ayuda de los aurores encargados de ir por ellos.

-¿Dónde está Harry?- preguntó Sirius.

-Sirius, llegamos contigo, tampoco lo sabemos- respondió Lily con obviedad.

-¿Lo buscaré como canuto?- preguntó con una sonrisa traviesa.

-Hazlo y te mando de regreso a la casa- amenazó la pelirroja.

-Disculpe- escucharon una gentil voz femenina- ¿Podríamos ir con ustedes? No conocemos el…castillo- Era una mujer de la edad de Lily acompañada de un hombre de aspecto gentil y simpático. Muggles.

-Por supuesto, no hay problema- respondió amablemente James.

-Gracias- respondió al unísono la pareja con una enorme sonrisa.

¿Su hija en de primero?- preguntó Lily.

-Sí, de hecho se llama Hermione- dijo la madre amablemente. Me alegra que ustedes si quisieran ayudarnos. Ya estábamos esperando insultos.

-¿Insultos? ¿Ya habían preguntado antes?- habló Sirius.

-Sí- respondió el padre- a un hombre de aspecto elegante, pero nos llamó “Sucios muggles” y se dio la vuelta. Realmente no sabemos qué significa, pero por su tono parecía enojado.

-No se preocupe, Señor. No todos somos así- dijo James, sabiendo que obviamente le habían preguntado a Lucius Malfoy.

-¡Mamá! ¡Papá!- se escuchó a una niña que corrió hacia sus padres y los abrazó.

-¡Harry, estábamos buscando!- dijo James y fue hacia Harry que se suponía había llegado con la chica y a su lado estaba un chico pelirrojo, y dos más atrás, pero James no pudo atención.

-Hola, papá- saludó Harry a James y después fue con Lily para terminar con Sirius, pero el Black mayor ignoró a Harry pues veían al frente con los ojos abiertos. James y Lily no entendían hasta que se dieron la vuelta y vieron a un mini Regulus sonrojado y nervioso.

Arcturus quería conocer a su tío, pero no esperaba que la oportunidad llegara tan pronto, y ahora, al tenerlo frente a frente no sabía cómo actuar, qué decirle ¿Lo debía rechazar como su padre? ¿Debía alejarse y despreciarlo como sus abuelos? No sabía, sin embargo para su suerte, él no tuvo que dar el primer paso ya que, en cuestión de segundos Sirius lo tenía fuertemente apresado como si tuviera miedo de que se fuera. Arcturus quería llorar al sentir el calor de la decepción de la familia Black, pues era como abrazar a un hermano. Eran la misma sangre. Sirius, por su parte, no quería dejar de abrazar a la copia de su hermano, su corazón palpitaba emocionado, pues era como si viera al Regulus que dependía de él, al Regulus que lo quería mucho, al Regulus que abandonó.

-¡Arcturus Polux Black Lenstrage!- en cuanto el niño escuchó la voz de su padre se alejó de Sirius y corrió a donde estaban Regulus y una mujer de pelo castaño, ojos violetas, su rostro era como el de un ángel caído: hermoso pero con altivez- ¿Qué te dije de estar con traidores de la sangre?- en los ojos de Regulus había veneno y odio hacia Sirius, y él, sintió flechas clavándose en su pecho.

-Black, Potter y…vaya, una sangre sucia y muggles- llegó Lucius Malfoy con una Narcisa sumisa a su lado, quien extendió sus manos al frente.

-Draco, amor- llamó, y el chico rubio que estaba detrás de Harry, fue a los brazos de su madre, sin embargo, Lucius lo vio con enojo.

-Tú y yo hablaremos en casa- siseó.

-Malfoy ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿No me extrañabas?- dijo James con una sonrisa y poniéndose detrás a los padres de Hermione así como a Lily, Sirius en seguida le dio alcance y se dirigió a su lado.

-¿Extrañarte?- Malfoy arqueó una ceja- ¿Quién eres?

-Já, vaya estúpidos e infantiles chistes- regresó Sirius.

-Y veo que ustedes dos no han madurado…como esos chistes- respondió Regulus.

-James, no empieces- susurró Lily.

-Lucius, por favor- suplicó Narcisa.

- ¿Qué pasa, Malfoy? ¿Te has puesto tu chaqueta de machito con mi prima y la has sometido?- provocó Sirius.

-Estúpido- y Malfoy empezó con la guerra de hechizos hacia Black pero James le protegió y atacó, pero Regukus fue el que respondió. Enseguida se armó una guerra de hechizos donde los muggles estaban impresionados y a la vez asustados, pues no sabía qué clase de daño provocaban. Rápidamente los aurores fueron alarmados y detuvieron aquel cuarteto con la amenaza de sacarlos del colegio si volvían a empezar una revuelta. Regulus tomó a Arcturus al igual que Lucius a Draco y ambas parejas se fueron con altivez.

Lily fulminaba a James con la mirada, pues sin reparo alguno había peleado contra Malfoy enfrente de Harry, sin embargo, no pensaba reclamarle hasta que se hallaran en casa. Harry, en cambio, sentía la tensión entre sus padres y padrino, Ron y Hermione se habían ido con sus respectivos padres. Lily tuvo que disculparse con la Familia Granger por el espectáculo ofrecido. Finalmente habían llegado con Remus, y cuando James y Sirius se acercaron a él, Lupin se notaba totalmente nervioso y pálido. Sin embargo, al preguntarle él solo negó que había pasado una mala noche y accedió acompañarlos a la salida.

-¿Y bien, cómo le ha ido a mi cervatillo?- preguntó James.

-Bien, muy bien. Aunque creo que tiene un problema en pociones.

-Al parecer el profesor de pociones no pudo asistir y lo sustituyó Minerva, pobre mujer, atender dos materias- siguió Lily pensativa.

-Sí, bueno. La materia de pociones es algo difícil, incluso era complicada para mí- Remus empezaba a sudar.

-Bueno, seguramente se recuperará- Sirius parecía animado.

-Sí- Lupin empezaba a calmarse. Harry aún recordaba las palabras de Remus que fueron casi una súplica “Por favor, no les menciones nada del profesor Snape”, lo que pasaba era que aún no entendía por qué. 

Unos pasos de frente llamaron la atención de todos. El corazón de Remus empezó a palpitar con tanta fuerza, dos colores estaban en su cara: blanco y rosa. Un sudor frío le recorrió la espalda. Conocía esos pasos y venían del pasillo lateral. Una túnica negra del cuello a los pies, rostro blanco y cabello negro en su totalidad hicieron su aparición. La persona que acaba de salir del pasillo lateral volteó hacia ellos al sentir la presencia de más gente. Negro y castaño se cruzaron.

-Snape…-susurró James. Después de todo, Severus, el hombre que no lo dejaba en paz estaba frente a él.

-Severus- llamó Lily. Su ex mejor amigo se encontraba en Hogwarts ¿También había ido a las juntas? ¿Tenía un hijo? ¿Se había casado siquiera?

-Black, Potter, Evans- Severus también estaba impresionado. No esperaba encontrarlos, al menos en un salón ya hubiera estado preparado mentalmente. Miles de recuerdos se arremolinaron en su mente. El corazón se desbordó ante tanta presión.

Un hombre castaño que se encontraba sudado y se movía con tanta velocidad provocándole un placer que nunca ante había conocido. Unos preciosos ojos verdes que lo veían con cariño. Los labios rosados que una vez lo besaron con pasión. Las pecas como piedritas en la arena. Ojos castaños que lo observaban con deseo. La noche en que los dos seres que amó se besaron rompiéndole el corazón. Un llanto infantil

-¡Severus!- por muy rápido que hubiera corrido Lupin, no alcanzó a detener la caída de Severus. Cuando lo hubo levantado, parecía una muñeca de trapo. Sus ojos estaba cerrados, sin embargo, su expresión era como si estuviera sufriendo- Severus, Severus- empezó a llamar Remus, sabía que Snape sufría por dentro, empezaba a tener aquellas malditas pesadillas reales.

Lily y James, así como Sirius seguían en shock. Ninguno había entendido que fue lo que pasó ¡Y qué decir de Harry! Se encontraba totalmente confundido ¿Qué había sido eso? ¿Por qué el hombre más estricto, odiado y respetable de Hogwarts se había desmayado apenas ver a su padrino y padres? Los cuatro solo observaron cómo Remus alzaba a Severus y lo llevaba a la enfermería.

Albus llegó casi enseguida de que Remus mandara su patronum con el mensaje de Severus en la enfermería. No otra vez, el chico ya tenía una eternidad que no había ido y la razón era nuevamente James. En cuanto llegó Remus lo abordó casi al borde del colapso.

-Remus, tú ven con tus amigos, trata de calmarlos- sugirió y Lupin, sin rechistar, se fue. Albus se acercó a la cama de Severus, el pelinegro seguía teniendo aquella expresión de dolor en su rostro. Dumbledore se sintió tan vulnerable y apretando los puños, dijo- te prometo que no volverás a sufrir así, no mientras siga con vida.

Notas finales:

Espero les haya gustado.

¡Hasta la próxima!


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