En las vacaciones los alumnos podían dormir a la hora que quisieran y, si lo deseaban, pasear por el castillo debido a que no eran tantos, solo dos águilas, cuatro tejones, cinco leones y una serpiente. Dado que la regla no se cumplía durante ese periodo, Severus quiso dar un paseo por el Lago Negro terminando por llegar al enorme árbol que estaba cerca. Se apoyó en él para observar mejor el paisaje disfrutando de la soledad y paz que nunca tendría cuando eran clases normales. Estaba decidido, ya no regresaría a su casa y esas eran sus primeras vacaciones sin hacerlo, no tenía un porqué después de todo su madre ya estaba muerta, por culpa de Tobías.
"Tu madre ha muerto" fue lo primero que escuchó de los labios de Tobías en cuanto ingresó a su casa, ni siquiera había podido despedirse de ella. Al principio creyó que había sido una broma, una cruel y aterradora broma. No era así. Su padre nunca le dijo cómo había muerto Eileen, y sus sospechas estaban encaminadas a que él, con tantos golpes, la había asesinado. Aquellas habían sido las últimas vacaciones que pasaba con su padre, y aunque ya no lo considerara un peligro, pues Tobías ni siquiera lo había visto a la cara, no quería vivir con la persona que fue la causante de la muerte de su madre. Recordando aún, esa fue la primera vez en que conoció la depresión y ansiedad, un terrible dolor en el pecho como si le faltara el aire, el sentimiento de impotencia que lo embargaba parecido a un monstruo que lo iba consumiendo; levantarse cada día era una pesadilla, el recuerdo de su madre le dolía en grave manera que su apariencia había sido como la que tenía actualmente, solo fue cuando se reunió de nuevo con Lily que su apariencia mejoró considerablemente haciendo que casi se olvidara de tan triste recuerdo, sin embargo, cuando su única amiga se separó de él las espinas volvieron a salir y su pobre flor empezó nuevamente a deshojarse. "¿Por qué?" se preguntaba cada noche, cada día, cada instante...
-Snape- la voz masculina de alguien le llamó la atención y volteó en seguida hacia su interlocutor. Potter- ¿Qué haces afuera?
-Nada- se levantó despacio y con un movimiento de cabeza cubrió su cara con el cabello. A decir verdad, no le importaba que James se burlara ahora mismo de él, estaba destrozado ¿Ya que más podía perder?
-Hace frío y puedes enfermar- eso lo tomó por sorpresa que incluso lo vio a los ojos pero algo oscuro le tapó la vista en seguida- cúbrete con eso- James le había aventado su capa quedando con el delgado suéter del uniforme. Severus se sentía contrariado y lo más cuando el otro se sentó cerca de donde estaba- Bonita vista- dijo- hace mucho que no veía la luna y menos llena- en aquel momento Lupin debía estar transformado en lobo, siendo problema para su madre- Por eso te gusta este lugar ¿No? Es bello y tranquilo- Severus no había respondido a nada de lo que decía James, aun no se creía que el novio de su amiga le estuviese hablando, aquello no pasó desapercibido por Potter, quien enseguida agregó- ¿No piensas sentarse? No muerdo, tampoco tengo ánimos de hacerte algo.
-¿Por qué estás aquí?- preguntó Severus volviéndose a sentar a un lado de James que todavía apreciaba el paisaje.
-¿Por qué? Buena pregunta, ni yo sé- un largo suspiro salió de los labios del castaño- será porque llevo tiempo sin verte y noté que venías hacia acá...quise hacerte compañía, Severus.
-¿Verme?- El pelinegro no creía lo que escuchaba, Potter quería verlo ¿Qué acaso se había preocupado por él?
-Sí, estoy preocupado por ti- respondió James viéndolo, ahora, a los ojos- Eres fácil de leer. Desde que peleaste con Lily no has aparecido ni siquiera a comer y eso se nota por tu aspecto desmejorado.
-¿Y eso a ti qué te importa?- su manera brusca era natural, como cuando alguien se trata de acercar a un animal indefenso, aunque quisiera ayudarlo, la pobre criatura no lo permitiría por miedo, y Severus estaba asustado.
-Bueno...no debería preocuparme por mi adversario en el amor...
-¡Ya no tienes que preocuparte por mí! Lily ni siquiera me voltea a ver...ganaste, Potter, ahora déjame solo.
-El problema es, Severus, que no quiero dejarte- habló en casi un suspiro, James.
-¿Qué quieres decir?- el pelinegro lo volteo a ver sorprendido y James pudo notar las orbes brillando del contrario.
-Quiero decir que tu compañía me es grata...y no quiero dejar esta agradable sensación- Severus no hallaba qué decir ni cómo reaccionar, por lo que James prosiguió apartando la vista y regresarla al Lago Negro- Un patán como yo no merece la compañía de alguien como tú y menos el cariño de alguien como Lily. He sido un estúpido inmaduro que solo ha causado daño, pero...lo quiero arreglar, y sobre todo contigo.
-¿Conmigo?
-Sí, eres la persona a quien he lastimado más...solo con verte me siento culpable, no soy un asesino pero siento como si te estuviera matando. Con solo verte la culpa me carcome por dentro. Por eso...-suspiro- ya que estamos ambos solos en estas vacaciones, quiero conocerte mejor y, si es posible, remendar mis errores- James volvió a dirigir su vista al blanco rostro sorprendido de Severus- ¿Me dejarías?
-Tengo que pensarlo.
Después de esa noche, los días habían transcurrido con tranquilidad. James trataba de acercarse a Severus y éste se lo permitía pero poniendo algo de espacio entre ellos. Aquella vez el león fue tan sincero que Severus le creyó hasta al punto en que había veces que ambos desayunaban en la cocina, paseaban por los terrenos de Hogwarts y de vez en cuando platicaban en la Torre de Astronomía. Severus veía a James como casi un amigo en quien confiar, poco a poco su aspecto iba mejorando y esto era tan notable que James casi pudo sentirse atraído por Severus sino fuera porque cada noche se acordaba de Lily y se convencía que la amaba.
Un día, cuando estaban cerca del Lago Negro platicando como si fueran los mejores amigos, Severus notó a lo lejos algo brillante y se acercó a la orilla para descubrir que era un bello pero viejo collar de oro. La cadena como el cisne estaban manchados en su totalidad debido a la humedad y el tiempo, pues se notaba que era viejo, sin embargo eso no le quitaba lo hermoso que era. El pelinegro se lo mostró a James quien examinándolo pudo notar unas letras grabadas de color plateado.
-S.P & N.P- dijo mostrándoselo a Severus- si no me equivoco y es obvio que no, este fue un regalo hace mucho tiempo.
-¿Quiénes crees que sean?- preguntó el pelinegro.
-No sé, pero me parece que quien lo regaló estaba perdidamente enamorado.
-¿Cómo puedes saber eso?
-La cadena es de oro puro...nadie da regalos de ese material, a menos que esté completamente enamorado...tanto que terminaría como un desquiciado.
-Ya veo...- dijo Severus guardándose el collar.
-¿Lo conservarás?
-Sí, me gustó- el cielo empezaba a oscurecer y el aire se volvía más frío cada vez.
-Regresemos- dijo James.
-Sí- cuando Severus iba a dar un paso resbaló y para evitar la caída tomó a James haciendo que ambos quedaran a orillas del agua. El castaño sobre el otro.
-Lo siento- susurró avergonzado Severus.
-No te preocupes- el primero en levantarse fue James para después ayudar a Severus a levantarse- Pero hemos terminado completamente sucios ¿No crees?
-En el baño de los prefectos podemos limpiarnos.
-¿Estás sugiriendo que nos bañemos juntos?- la voz de Potter salió burlona provocando un sonrojo en Severus.
-¡Claro que no! Solo que no pensé que sonaría así.
-No importa. Vayamos.
Al llegar al baño de los prefectos se dieron la espada para poderse desvestir sin verse. Mientras lo hacían platicaban de cosas triviales desde el accidente, el misterio de las siglas hasta terminar por hablar de los exámenes próximos. Así hasta que ambos se hubieron metido a la casi piscina y tener cierta distancia de intimidad.
-Hace mucho que no me relajaba tanto- dijo en un suspiro James, sintiendo todos sus músculos aflojarse y hundirse cada vez más hasta dejar solo a flote su cabeza- que rico- Severus no había comentado nada, estaba más distraído acariciando su cabello y mojarlo de vez cuando, James pensaba iniciar una conversación, sin embargo, se quedó viendo al pelinegro enjuagar su cabello- ¿Es importante?- preguntó llamando la atención de Severus quien al principio no sabía a qué se refería- tu cabello...¿Es importante?
-Sí.
-¿Por qué? Digo, yo tengo cosas importantes, he conocido a personas que les importan más su ropa, sus ojos o joyería. Pero nunca del cabello.
-Bueno, puede sonar estúpido...
-Dime, no te juzgaré.
-A mi madre siempre le gustó mi cabello. Decía que era suave, por eso siempre he querido mantenerlo largo. Ella...antes me cepillaba con su peine favorito- cuando quiso voltear a ver a James éste ya no estaba- ¿James?- alguien jaló de sus piernas haciendo que solo la mitad de sus hombros quedaran fuera del agua, entonces James sacó su cabeza para ver directamente a los ojos al pelinegro.
-¿Suave? Me gustaría comprobarlo.
¿Qué?- entonces sintió como el castaño tomaba un mechón y lo acariciaba lentamente.
-No mentía, es suave y agradable al tocarlo- de todo el tiempo que llevaba con Severus, esa fue la única vez que James no mentía.
-¿Qué haces?- empezaba a sentirse incómodo con la cercanía del león. Sin embargo, James seguía acariciando su cabello y llegó un punto en que su pena incrementó cuando el otro se acercó más para olerlo, una de las manos de James atrajeron su cabeza al pecho marcado del buscador. Tal parecía que no se daba cuenta, pero la cercanía le parecía tan extraña que comenzó a temblar, tenía miedo...miedo a las sensaciones nuevas, pues él también podía percibir el aroma del león- James...basta...
-Huele bien...-susurró James que inhalaba y exhalaba. Sin embargo, cuando sintió el cuerpo temblar fue cuando salió de la ensoñación en la que estaba. Bajando su vista pudo ver a un lloroso Severus que temblaba sonrojado, entonces se dio cuenta de su error- Lo lamento- se alejó en seguida y salió de la bañera- No quise asustarte- empezó a cambiarse, incluso él se sentía extraño, ver así a Snape le había gustado y quería más, pero no debía avanzar tan rápido. Menos si quería que su plan saliera como quería- Te veo mañana- dijo despidiéndose del moreno y saliendo rápidamente de ahí.
Severus dejó de temblar cuando escuchó la puerta cerrarse. James había actuado de una manera tan extraña, quizá lo pudo haber confundido con Lily pues muchas veces había escuchado que ambos olían parecido. Potter seguramente había percibido ese olor de ella. Siguió con esos pensamientos hasta que decidió que era momento de salir de la bañera. Esperaba que al día siguiente Potter no actuara tan extraño y olvidara el vergonzoso asunto.