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Errores del Pasado por Yushurija

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Al día siguiente, James no mostró interés de lo que había pasado anteriormente y Severus agradeció aquello. Ese día decidieron pasear por el Bosque Prohibido tratando de que Hagrid no los viera, pues no querían ser delatados por el semi gigante cuando regresaran a clases. Caminaron por mucho tiempo casi en silencio, de vez en cuando James aclaraba una duda sobre algunas clases. Terminaron llegando a lo más profundo del bosque donde había un claro casi seco, los árboles de alrededor se podían observar viejos y torcidos.

-Regresemos, estamos muy lejos- dijo Severus, sin embargo, no obtuvo respuesta, se giró y James estaba con la mirada baja, pensando- ¿Pasa algo?

-Severus...- al fin respondió- Llevo siendo tu amigo la mitad de las vacaciones, pero aún no sé nada de ti.

-Bueno...- Severus, impresionado, desvió la mirada- ¿Qué quieres saber?

-Antes de que tu madre se casara con tu padre, su familia era muy respetada y conocida por todas las familias sangre pura...casi la realeza ¿Sabes por qué tu madre decidió casarse con un muggle?

-No...a decir verdad nunca se me ocurrió preguntarle y ahora no puedo.

-¿Cómo? ¿Por qué?- Severus estaba dudando si contarle o no, lo conocía tan poco y no creía estar preparado para compartirle lo de Eileen- Si no quieres decirme, está bien. No tienes que sentirte obligado.

-Mi madre está muerta- dijo en un susurro que fue audible para James. Poco a poco empezaba a oscurecer y un fuerte viento levantó algunas hojas secas. Severus evitaba la mirada expectante de James.

-¿Muerta?- la última Prince ya no existía y, saber casi directamente de la extinción de una de las familias más ancestrales, le hacía sentir melancolía ¿Severus sentirá lo mismo?

-Sí...mi padre la mató- terminó soltando el pelinegro, casi para convencerse más así mismo que a su interlocutor. Sus brazos subieron hasta sus hombros en un fuerte auto abrazo. La realidad le golpeaba mucho y sentía los ojos escocer por eso.

-Lo entiendo- James se acercó a Severus y lo abrazó- No te preocupes, apuesto a que está mejor donde sea que se encuentre.

No sabía cuánto necesitaba ese abrazo, esas palabras...hasta que James lo consoló. Soltó lágrimas en el hombro del león. Brillosas y resbaladizas lágrimas de dolor, más por la compañía de alguien que el recuerdo. James escuchaba los sollozos del más bajo ¿Realmente haría lo que se había propuesto? Tal vez lo pensaría mejor, tal vez quería ver sonreír a Severus, no dañarlo y, quizás, enamorarlo.

¡NO!

Gritó su egoísmo, ese que estaba abrazando había herido la línea de sangre de Lily, su orgullo y, casi, autoestima. No debía dejarse llevar por las debilidades del otro y solo quedaba poco tiempo para que empezaran las clases. James, aprovechando el momento, levantó la barbilla del slytherin y juntó sus labios en su beso.

Los ojos de Severus se abrieron sorprendidos. Cuando James se separó de él, había dejado de llorar, solo sus ojos estaba brillosos por las lágrimas. Negro y café chocaron. James volvió a besarlo con más pasión para confirmarle a Severus que no había sido un sueño y tampoco un error. Una vez más, se separaron y vieron directamente a los ojos del otro.

-James...-alcanzó a decir Severus antes de volver a ser atacado por James, que ahora se atrevió a más metiendo su lengua y acariciando la suya. Para entonces, el pelinegro tenía sus puños cerrados arrugando el suéter del león, y por reflejo, cerró los ojos fuertemente.

....Había caído...

Una semana pasó y Severus sentía que estaba en una extraña relación con James, pues éste lo llenaba de mimos y besaba cada vez que podía. El Año Nuevo estaba cerca, faltaba una semana más y en tres semanas la escuela volvería a albergar a todos los estudiantes. Ahora mismo la serpiente estaba viendo los patios de Hogwarts, los vidrios se habían empañado y, al no encontrar que más hacer, empezó hacer líneas y círculos que poco a poco tomaron forma. Unos brazos lo rodaron por la cintura y la barbilla del que sabía que era James se recargó en su hombro.

-¿Qué haces?- preguntó el castaño con una cariñosa sonrisa antes de plantarle un beso en la mejilla.

-Nada, solo garabatos- respondió Severus algo sonrojado.

-Eso o más bien un niño- respondió James con una sonrisa. Severus volteó a ver su dibujo sorprendido. En el vidrio pudo notar el cuerpo de una personita alegre.

-Hum- fue lo único que expresó. James lo vio extrañado.

-¿Quieres quedarte dentro del castillo? Hace mucho frío fuera.

-Ah...sí- dijo.

-No es divertido- se quejó James- Aquí no hay nada qué hacer.

-Podemos ir a la biblioteca.

- No me gusta estudiar en tiempos de vacaciones- unos pasos se hicieron presentes cerca de donde estaban- Vienen hacia acá- y después de decir aquello tomó a Severus de la mano y lo jaló lejos de ahí. Los alumnos que se acercaban resultaron de Ravenclaw. Uno de ellos señaló el dibujo que había hecho Severus, era un niño que parecía tener cabello largo y varita en mano.

-James, ya nos alejamos demasiado- dijo Severus tratando de detener al león que lo arrastró cerca de la entrada de los terrenos de Hogwarts.

-Uff, que carrera- respondió James- ¿Qué decías, Severus?

-Nada- Severus apartó su mirada de la de James, cuando pararon, la serpiente no pudo evitar inspeccionar rápidamente a James. La marcada espalda que resaltaba aun cuando tenía un suéter aparte del colegio, las fuertes piernas y las grandes manos.

-Hum, estás extraño- James se acercó a Severus y se inclinó un poco para verlo a los ojos- ¿Estás enfermo?

-Ah...no- aún no se acostumbraba a la cercanía del león, no era que lo incomodara...solo que era raro, como cuando lo besaba.

-No me convences- y una de las manos del otro tocó su frente- estás totalmente "caliente", Severus.

-¡James, no digas eso!

-¿Qué? Yo solo decía como se encontraba tu temperatura- la sonrisa de falsa inocencia deleitó a Severus- ¿Será que la serpiente es una pervertida?- jugando fue que tomó por la cintura al más bajo y acorraló en una pared- ¿Será que debo satisfacerla?

-¡Basta, James!- el slytherin cerró con fuerza sus ojos y ladeó la cabeza.

-Solo bromeaba- mentira, realmente no lo hacía. Acarició la mejilla de Severus haciendo que éste lo volteara a ver, le sonrió con ternura y besó lentamente. Degustaba los labios del otro hasta que el pelinegro entreabrió sus labios y pudo meter su lengua para danzar con la contraria. El castaño no quería quedarse con solo eso, quería más. La mano que sujetaba la delicada cintura de la serpiente empezó a subir por debajo de la ropa, acariciando la desnuda espalda. Severus se estremeció ante el toque contrario, no debía dejar que James llegara más lejos; como pudo, lo empujó de sus hombros para alejarlo.

-Esto es ir demasiado lejos...yo no...-fue interrumpido por otro beso. James no iba a permitir que se negara, volvió acariciar la espalda y con la otra mano levantó una de las piernas de Severus para pegar más sus cuerpos y, por ende, caderas. Los miembros hicieron fricción provocando que saliera un gemido de la serpiente.

-No...James...-decía entre gemidos, pues el león empezó a mover más sus caderas y descendió hasta el cuello del otro para besar y succionar, primero pasando la lengua para lamer las zonas que marcaría- James...ah...- gemía y jadeaba el pelinegro, que inconscientemente movía las caderas al ritmo de las de James, ambos buscando más contacto. Severus jadeaba y lanzaba suspiros, el placer que embargaba los dos cuerpos provocó que jalara los cabellos de James así como levantar el rostro permitiendo que el castaño tuviera más acceso a su cuello. Llegó un punto en el que Severus había enredado su pierna en la cadera de James mientras que con la otra trabaja de mantener el equilibrio. Fuera del lugar se podían observar ambas sombras moviéndose frenéticamente, buscando desesperadamente el éxtasis que no tardó en llegar. Pues con su gemido sonoro de ambos, se corrieron manchando sus pantalones y provocando que arquearan sus espaldas, juntando en el último momento aún más sus caderas.

Los días pasaron y la relación entre James y Severus era cada vez más íntima, llegando al punto de incluso juntar sus virilidades directamente, después de los encuentros el castaño besaba al otro tiernamente y lo abrazaba como si tuviera miedo que el moreno se fuera de sus brazos. Severus por su parte empezaba a considerar entregarle lo último que debía ofrecerse a la persona amada: su virginidad. Pues en el tiempo en que duraron las vacaciones, el castaño había mostrado una faceta completamente diferente al cuidarlo y mimarlo, así como ser un gran apasionado a la hora de la intimidad. Aunque, claro, Severus quería que fuera único, entregarse a James en cuerpo y alma, viéndolo como un escenario romántico. Sería la noche en que se celebraba Año Nuevo, qué mejor manera de empezar un nuevo año. Sus sentimientos eran puros e inocentes, estaba totalmente enamorado del león.

-¡Severus!- lo llamó James, el moreno se volteó con una sonrisa hacia el león que iba corriendo- ¿Te parece si salimos a comprar dulces?- preguntó en cuanto llegó con él.

-¿Ahora? ¿No estarán cerradas las tiendas?

-Falta un día para Año Nuevo, hoy todavía estarán abiertas- Severus lo pensó un momento y al final cedió.


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