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EXPERIMENTO 27 por Xzafira

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Notas del capitulo:

no tenía pensado subir este capítulo hasta el próximo miércoles pero lo inscribí en un concurso así que necesito tener dos capítulos como mínimo ¡Gracias por leerlo!

 


Los meses pasaron muy rápido, entre los planes de la boda, mandar las invitaciones y controlar la prensa pues ya se había filtrado la noticia del matrimonio, Yuri se arrepintió de fijar la fecha para Enero ¡Y solo faltaban dos meses!


Por otra parte se sentía agradecido pues aquello no le dejaba posibilidad a seguir encontrando “fallas en el sistema”, aunque de vez en cuando aparecía una pero él se esforzaba por tratar de ignorarla. Ese día en particular iban a enviar las invitaciones a los familiares lejanos, Yura se ofreció para hacerlo solo pues Otabek tenía mucha carga en el trabajo con el tema de presentar informes para aumentar el presupuesto de ciertas investigaciones, sobre todo en la que estaba trabajando con JJ, más la programación de la evaluación de salud que se tenían que hacer todos aquellos que estén bajo su cargo; pero su prometido, testarudo como era (o más bien, como lo aprendió del rubio) insistió en acompañarlo, según dijo él, para pasar más tiempo juntos.


Así fue como el miércoles en la tarde se encaminaron a la oficina de correos en el auto lleno de una atmósfera dulce y relajada como la que acostumbraban entre ellos.  Yuri decidió poner algo de música, un poco de David Bowie y Green Day les hizo el camino más ameno. Entre cantos desafinados y Yuri sacudiendo la cabeza al ritmo de las guitarras llegaron al lugar, Otabek insistió en ir primero a comer algo (de hecho lo sobornó con darle su tarjeta de crédito para que aceptara) y luego de un delicioso almuerzo y unos cuantos besos para marcar su territorio ante la camarera-perra-loca-quita-hombres por fin llegaron a su destino inicial, donde Yuri prácticamente vació el contenido de su bolso lleno de invitaciones excusándose en que la familia Altin era muy numerosa.


— Estas se envían hacia el extranjero —  rebuscó en su bolso y sacó un pequeño conjunto de sobres — Este a Japón, mi mamá quiere que Víctor  y su cerdo también la reciban aunque ellos ya confirmaron que vendrán — Yuri le dio el sobre a la señorita de la oficina y luego le tendió otra — Esta es para Pichit, es un buen fotógrafo, estoy seguro que estará encantado de ser parte del staff de la boda — nuevamente Yuri le dio el sobre a la mujer que parecía perder la paciencia, Beka vio que lo que parecía ser el montón de cartas realmente eran tres, la última era muy gruesa — Esta es para mi abuelito, espero que pueda venir aquí, no le gustan los aviones — el rubio miró con añoranza el sobre y se lo entregó a la recepcionista; giró hacia su novio     que se veía pálido y estupefacto — ¿Beka...?


El pelinegro salió de su estado para mirar con arrepentimiento a su novio, o eso creyó ver Yuri, pues Otabek se volteó rápidamente hacia el área de entrega para evitar a su prometido.


—Mamá me encargó ver como iba el tema de las telas y la alfombra, deberían llegar este mes — fue todo lo que le dijo antes de centrar su atención en otras cosas relacionadas a la ceremonia.


Pasaron la tarde viendo una película en el cine y Beka se quejó mucho porque llamaba la atención con su uniforme aunque no era ni de lejos el más elegante que tenía. Porque el más elegante Yuri lo había ocultado bajo el sofá para que su suegra no lo obligara a llevarlo el día de su boda, felizmente había funcionado.


Para la tarde cuando regresaban a su casa, esta vez con Yuri al volante, surgió el tema del exámen médico, que era obligatorio para los militares y familiares más cercanos en caso de la élite.


— Beka… estuve pensando … como nos vamos a casar… supongo que también me haré el examen médico el año que viene ¿verdad? Es una mierda, seguro tomarán muestras de sangre para buscar ETS — pero Yuri estaba tranquilo, nunca había tenido una infección de transmisión sexual y probablemente nunca la tendría; porque desde el inicio de su relación ambos decidieron hacerse exámenes antes de pasar al ámbito sexual y él nunca fue infiel… aunque por parte de Otabek, esa era otra historia que prefería no recordar.


Pero su copiloto se dio cuenta de inmediato de lo que pasaba. Sobre todo al notar como el agarre en el timón se hacía más fuerte y los nudillos se le ponían blancos. El militar solo soltó un suspiro y con su mano recorrió el muslo de su novio de forma distraída.


— Sí Yura, de hecho este año comenzarás, pero a diferencia de los demás programé nuestras citas en el departamento de genética — Y Yuri frenó en seco, tan violentamente que  Otabek agradeció llevar el cinturón puesto porque de no ser por ello habría atravesado el parabrisas con facilidad. Sin embargo, la preocupación se hizo presente cuando miró que su novio estaba totalmente blanco como una hoja, con la ropa algo revuelta por el movimiento pero no había nada delante de ellos, ni un coche o una persona a punto de ser atropellada, mas el rostro del rubio parecía de absoluto pánico — ¿Yura?


“Experimento 27… experimento 27… experimento 27…”


Se repetía en su mente una y otra vez, sus ojos seguían fijos en el asfalto frente a él  y una sensación de pánico empezó a invadirlo. Su respiración se volvió irregular, su mente y emociones empezaron a jugar en su contra, confundiendolo más y más, recordándole cada pequeño detalle que estaba mal y de los cuales se había percatado ¿Habrían más? Probablemente sí y él estaba tratando de evadirlos para concentrarse en ser Yuri Plisetsky.


Un delicado roce en su rostro lo hizo sobresaltar.


—Yura…. ¿Estás bien? — la dulce y preocupada voz del moreno lo devolvieron a la realidad y lograron calmarlo ligeramente. Se obligó a sí mismo  a dedicarle una ligera sonrisa antes de emprender otra vez la marcha.


— Lo siento Beka, se atravesó un gato — fue todo lo que dijo para cerrar el tema, pero sabía que su novio no se quedaría a gusto con esa excusa, aunque no dijo nada más.


*


Yuri era muy sano, casi nunca enfermaba y si lo hacía se recuperaba rápidamente; su gran tolerancia al dolor (incluso superior a la de su novio) había sido una gran ventaja durante sus años como Principal Dancer; odiaba los hospitales y odiaba más todavía a JJ, y Beka había mezclado ambos (aunque no estaban realmente en un hospital, pues era una base militar). A pesar de eso, Yuri había ido una que otra vez a chequeos médicos obligatorios, pero nunca había estado en uno tan inusual como aquel.


Llegaron al edificio en la mañana, en ayunas como demandaba la notificación que Beka le había entregado, donde por primera vez veía su nombre como Yuri Plisetsky-Altin oficialmente. A pesar de ser una notificación de la milicia, la guardó en su cofre de cosas valiosas pues aunque no lo expresara, ver su nombre de casado lo había emocionado a morir.


Para mala suerte suya, el Mayor Leroy los esperaba en la puerta, con su bata totalmente blanca y su estúpida sonrisa pintada en su cara de idiota con enormes ojeras por haber despertado a las 4 de la mañana, porque Otabek no había tenido mejor idea que programar el examen del rubio a las 5 a.m.; obviamente esta transgresión a los derechos humanos iba a tener una pena de una semana sin sexo, aunque el verdugo también sufriría por ello.


— ¡Mis tortolitos! — dijo antes de bostezar — los estaba esperando, me temía que llegaran tarde porque hay mucha gente trabajando aquí desde las 7.


Yuri refunfuñó, había ido en pijama como símbolo de protesta y se había negado a caminar también, así que estaba en brazos del moreno muy cómodo pero no iba a demostrarlo.


— ¿Por qué diablos tenemos que venir a las 5? ¿Qué problema hay en que más gente esté o no? No es como si fuera a desnudarme en un auditorio.


El jefe de la subdivisión de investigación les abrió la puerta de un consultorio privado, de esos que tienen una pared de espejo en la que no confiaba, había visto suficientes películas como para saber que eso era realmente una ventana de observación para los científicos.


— Prácticamente esto es ilegal, deberías ir a un hospital pero tu novio te consciente demasiado, si otros trabajadores te ven, podemos meternos en problemas – el Mayor volvió a bostezar.


— Será rápido Yura, podrás volver a casa cuando acabe y descanzar lo que resta del día — Otabek le dio un beso en la frente antes de sentarse junto a él.


La parte del examen físico la pasó rápidamente junto a Beka aunque fue un examen particularmente riguroso pues tomaron muestras de sangre en el laboratorio (más de lo que él pensaba como normal pues habían terminado con tres tubos repletos de color escarlata) y luego pasó a la sala del departamento de psiquiatría, departamento que no sabía que existía pero su novio le explicó que era parte de un proyecto nuevo que estaban haciendo. Ahí, una mujer de rostro serio y coleta bien firme lo recibió, Yuri pensó que aquello podía afectar a la gente más que ayudarle, pero no lo dijo...no al menos en ese momento, se lo haría saber a Beka luego.


— Yuri Plisetsky — dijo la mujer, mirando una carpeta con el escudo del país y las fuerzas armadas impreso en el lugar visible — ...proximamente se agregará Altin, por lo que veo — la mujer le dio una rápida mirada con leve, casi imperceptible, gesto de desagrado que el rubio se grabó a fuego.


“¡Oh, otra homofóbica!” sonrió malévolamente para sí mismo. Beka le advirtió de no causar problemas y él no era problemático a menos que le buscaran excusas para serlo.


—En dos meses — sonrió dulcemente antes de mover su cabello de manera llamativa y peinarlo con sus dedos, la mujer solo anotó algunas cosas en la carpeta, Yuri aprovechó para jugar con su anillo de compromiso, ese que era tan de su estilo pero no dejaba de ser refinado — Le diré a Beka para que ponga su nombre en la lista de invitados — la mujer hizo un intento de sonrisa incómoda que Yuri vio divertido.


— Bien … cuénteme un poco sobre su vida.


— Pues, practicaba ballet, pero tuve una lesión hace casi un año —  ella asintió para que hablara más sobre aquel incidente, el rubio prefirió pasar de eso — nos tomamos este tiempo para planear la boda antes de volver a las prácticas… — Yuri quiso decir más pero no supo qué más debía contar sobre él, es decir ¿podía decirle acaso que se estaba volviendo loco? Además notó que aquella molestia que solía tener en la pierna derecha no la había sentido desde hace mucho tiempo; es más no recordaba cómo era realmente aquel dolorcito en el tobillo que según sus recuerdos le hacían cojear a veces.


— ¿Cómo se siente al ser pareja de un militar? — Yuri hizo una pausa y apoyó su barbilla en su mano en un gesto pensativo, la mujer desvió su mirada al anillo que decoraba su dedo anular.


— Pues… es extraño ¿sabe?, hasta hace un tiempo Beka solo era un médico más que trabajaba en el hospital militar y terminó por agradarle este mundo luego de hacer su servicio — se encogió de hombros y miró sus uñas — supongo que está bien mientras no lo lleven lejos, lo prefiero sano y completo … agradezco que sea un nerd con inclinación a las investigaciones científicas.


Yuri estaba seguro que esas preguntas terminarían en algo que ver con su orientación sexual, a pesar que no eran incómodas. Pero se sorprendió cuando las preguntas no se dirigieron a ese tema.


— Entiendo, ¿cómo va el tema de la boda? ¿no es estresante para ti? — el rubio asintió lentamente como dudando.


— Un poco, nuestras madres se encargan de casi todo. Yo solo superviso que quede tal cual quiero. Será un baile de máscaras, como en la época victoriana — “Genial” así se definiría su boda y probablemente sea la mejor boda del año y de la década.


— Cuénteme un poco sobre sus años en el ballet — la mirada de la mujer solo estaba fija en sus ojos esmeralda, aun cuando escribía y solo la desviaba en algunos segundos muy cortos.


— Pues...  — rodó los ojos buscando entre sus recuerdos los cuales se mostraban extrañamente muy claros para ser él, el más olvidadizo ser vivo en la tierra, tanto así que Beka solía compararlo con Dory — comencé cuando era niño, tal vez 5 años, no lo sé muy bien. Soy muy flexible desde  siempre, mamá solía llevarme a las clases y el abuelo me recogía — sonrió con ternura — cuando fui creciendo algunos niños solían burlarse de mí por bailar ballet, pero a golpes les hice entender que no por eso era menos hombre — ¿Estaba bien alardear de ser un abusivo con problemas de control de la ira en un examen con una psiquiatra? — de hecho conocí a Beka en una pelea, el creyó que estaban golpeando a una chica y vino a ayudarme, yo creí que era otro que venía a meterse conmigo  y terminé golpeándolo también — la mujer sonrió al igual que él. Ya no le caía tan mal esa mujer, al menos sabía sonreír.


Algunas preguntas más siguieron, nada importante, fáciles de contestar. Poco después la mujer le agradeció por contestar y dio por terminada la entrevista. Yuri salió del consultorio encontrándose con su prometido.


— ¿Y? ¿Te dijo que estás loco? — el rubio alzó una ceja mirándolo fijamente.


— Vaya, deberían arrestarte por tratar de hacer bromas Beka, eres malísimo en ello — su novio no le prestó atención y salieron del recinto hacia las oficinas administrativas — ¿Por qué la psiquiatra vino tan temprano?  Pudiste programar la cita con ella un poco más tarde me muero de sueño — bostezó sonoramente, ya casi daban las 7 y podía ver más gente llendo de un lado a otro. Ya más despierto por la vergüenza, se sintió estúpido por aparecer en el trabajo de su futuro  esposo en su pijama con estampado de gatitos.


Otabek, por su parte, siguió con su cara de nada a pesar de ir junto a su rubio aniñado que llamaba la atención de todos los soldados que ya estaban llegando a sus puestos. Su teléfono vibró, Yuri solo vio de reojo que el nombre JJ se mostraba en la pantalla.


— Yura mi amor, haré que alguien te lleve a casa, surgió algo urgente y debo quedarme a resolverlo — besó su frente para buscar después a uno de los oficiales que terminaban su guardia nocturna para pedirle como favor que acercaran al menor a su departamento, uno de ellos se ofreció a llevar a Yuri a casa y se despidieron en la puerta del enorme edificio.


Todo el camino, el chico que manejaba no dijo nada y eso no era problema para él, pero con su boda cerca y las preguntas tontas de la psiquiatra necesitaba soltar su lengua.


— Oye, ¿No eres muy joven para estar en la división de investigación? ¿Acaso están experimentando contigo?—- quiso bromear, pero el hombre no le respondió — hey… te estoy hablando.


— Lo siento señor, no se nos permite hablar con usted — fue la respuesta monótona que recibió. Yuri trató de ignorarlo, ya hablaría con Beka sobre eso luego. Pero no pudo aguantar.


— ¿Por qué? ¿Quién dio esa orden? — porque si era Beka… oh los dioses se apiaden de él.


—No puedo contestar, señor. No podemos hablar con los que  salen de los laboratorios, señor.


Su respuesta dejó un poco trastornado a Yuri; es decir, acababa de salir del laboratorio sí, pero era por puros exámenes rutinarios.


— ¿De qué hablas? Sólo fue un examen de rutina, que idiota. Tu jefe, el General Altin, también se hará los exámenes ahí ¿Acaso hay alguna diferencia? ¿Tampoco hablarás con él? — dijo ofuscado.


—El general Altin se hizo los exámenes en el hospital militar, señor. Fue junto a los cadetes nuevos y fue el primero en entrar. No se permite hacerse los exámenes en los laboratorios de investigación… son sólo para investigación — dijo como si fuera lo más obvio.


Yuri solo desvió la mirada por la ventana, quería gritarle al idiota de Altin por mentirle. Pero no podía hacerlo porque ¿Qué excusa le daría? ¿Que a su oficial-chofer se le había ido la lengua?


Se bajó del auto cuando llegaron a su edificio y ni se molestó en despedirse. Subió a su departamento, pero esta vez por las escaleras, para poner a prueba su resistencia y sobre todo su tobillo, ese que le dolía cuando hacía mucho esfuerzo. Subió los 15 pisos a pie por las escaleras. Descubrió que tenía una buena condición física aún, pero su tobillo ni siquiera resintió tal caminata.“Es como si fuera otro” pensó.


Llegó a casa sorprendiendose por un enorme sobre blanco que estaba frente a su puerta, era tan gordo que no cabía por debajo. Estaba a nombre de Otabek, como todo el correo que recibían. Generalmente, él no husmeaba en la correspondencia, porque Beka era militar y a veces bromeaba con que podían enviarle antrax o que podía ser asesinado por revisar correo ultrasecreto, que generalmente eran cuentas del banco y ofertas del super de la esquina.


Por primera vez en sus años de novio, decidió ir por agua hervida para despegar delicadamente el sello del sobre que tenía como remitente la oficina de correos.


Dentro del sobre encontró un pequeño mensaje que decía:


“No se pudo hacer entrega del siguiente paquete con destino a : Rusia emitido por : Yuri Plisetsky. Debido a asuntos que escapan de nuestras manos”


Yuri sacó, entonces, de dentro del paquete, otro sobre con el nombre de su abuelo escrito en él.

Notas finales:

Espero les haya gustado de ser asi seria muy lindo que me dejen un comentario sobre que tal les pareció 


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