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Reto cada dia de la semana. Versión Puppyshipping. por MizaiTan

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Notas del capitulo:

Wow demoré un poco más, al menos ya habia avisado en el grupo que tardaría por estar ocupada en la noche, peor la historia simplemente se seguia extendiendo sin parar.

 

Frase ganadora de hoy: ¡Adoro al hámster lector!

Metodo de escogencia: Escribí todas las frases en diferentes papeles y saqué una.

Ganadora: Hannah


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Esto está ubicado en una AU donde el padre de Joey pierde la custodia del niño cuando tiene 7 años por lo que Joey se encuentra bajo el cuidado del gobierno en el mismo orfanato donde Seto y Mokuba están antes de llegar con Gozaburo

Seto miró a la chica y al hombre que lo recibieron junto a su hermano en la entrada del orfanato. Sus estúpidos parientes creían que podían salirse con la suya robándoles todo lo que dejaron sus padres y dejarlos tirado. Pero él les demostraría que se equivocaron.

Protegería a Mokuba y sería mil veces más millonario que cualquiera de esos bichos y si está de humor tal vez un día en el futuro los visite para que laman sus pies.

Todos los niños en el patio de recreo lo ven con un poco de temor al notar la pequeña sonrisa siniestra que empieza a mostrarse.

Lo cual en realidad es bueno, no quiere que nadie se acerque a Mokuba que tranquilamente juega en la caja de arena.

-¡Hola!

Claro que algunos son idiotas que se acercan al peligro.

-Largo.- Dice sin voltear a ver el portador de la voz porque no le importa ni un poco. Pero al parecer no tuvo nada de eso porque un chico rubio y una gran sonrisa se paran en frente para interrumpir su vista.

-Soy Joey, ¿Y tu? – La sonrisa no desaparece, y Seto no entiende, porque se supone que todos aquí no tienen a nadie, ¿Por qué rayos sonríe asi?

-Dije Largo.- Repite más lento en caso que el niño fuera tan tonto para no entender.

Joey ignora lo que dice simplemente sentándose a su lado.- ¿Por qué no juegas a la pelota con todos?

Seto resopla.- Es tonto e infantil.

El rubio se ríe.- ¡Pero es divertido!

Por un buen tiempo Seto trató de desconectar su cerebro mientras el niño seguía hablando de diferentes temas al azar o lo que pasara por su cabeza. “El cabello de la señorita Flynn es gracioso.” “Esa mariposa tiene mi color favorito en su ala” “Tengo una sábana color roja en mi cama. ¿Quieres verla?” No valía la pena escuchar pero sus intentos de echarlo no sirvieron de nada.

-Creo que mi hermana menor debería tener la edad de tu hermanito.- Dice el chico y Seto al fin lo voltea a ver para notarlo mirando a Mokuba con nostalgia.- Eres muy afortunado.- Y Seto quiere golpearlo porque nada de lo que les ha pasado ha sido bueno. ¿Qué clase de mente cree que…

-Ambos están juntos.

Todas las réplicas francamente groseras de Seto mueren en su garganta con eso. Porque ahora que nota, si realmente hubiese una hermana menor ya andaría dando vuelta con el rubio y sería una molestia doble. Pero nada aparece, a excepción de esa mirada de melancolía.

-Qué suerte tienes de estar con él todos los días.- Continua Joey sin notar las expresiones en la cara de Seto.- Yo no sé dónde está ella y si volveré a verla algún día.- Recoge sus piernas para apoyar su barbilla en sus rodillas.

Antes que cualquier cosa pase una campana suena y Joey frota su manga sobre sus ojos para aparecer una sonrisa como si no hubiese dicho nada desgarrador solo unos segundos antes.- ¡Es la hora del almuerzo! – Grita feliz y se levanta para voltear a ver a Seto.- Será mejor que te apures porque hoy son albóndigas y se acaban.- Y así se fue corriendo sin más en la misma dirección que los demás niños.

Algo de la mente siniestra y rencorosa de Seto se ablanda al voltear a ver a su hermano reír mientras ve su deforme castillo de Arena. Porque solo ha sido fuerte por tener a Mokuba a su lado.

Se levanta y llama a su hermano, mientras espera que las albóndigas que den se parezcan a las que hacia su madre.

 

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Todos los días Joey toma de costumbre sentarse con Seto bajo el árbol de cerezo. Es fastidioso para el castaño porque el chico no se aburre de hablarle al aire al nunca responderle.

Simplemente ambos se sientan mientras Joey habla sin parar hasta que llega la hora del almuerzo y después el chico juega con los demás.

Pasan casi seis semanas y la rutina nunca cambia. Todos los días Joey le termina haciendo compañía y ya se volvió una costumbre.

Así que le pareció raro al no verlo llegar en todo el día. Fue una mañana silenciosa de la que pensó que amaría por al fin tener paz pero fue extrañamente demasiado solitaria.

En la tarde tampoco lo vio jugar con los demás.

Posiblemente esté en una entrevista de adopción.

Al irse a lavar los dientes después de la merienda escucha una conversación.

-¿Pero por qué está encerrado todo el día? ¿Está enfermo?

-No, tonto. Hoy es noviembre 20.

-¿Y qué?

Se escucha un golpe, posiblemente en la cabeza por el sonido y el quejido de la víctima.- Hoy cumple la hermana de Joey. Debemos dejarlo solo.

Ambas voces se retiran.

Seto todo el tiempo piensa cómo ser poderoso y conquistar a todos los que se burlaron de los hermanos, buscando vías satisfactorias para cumplir su meta en un corto tiempo.

No tiene tiempo de jugar con otros niños, debe proteger a Mokuba. Y los otros se han alejado lo suficiente sabiendo que no deben meterse con él por el bien de todos.

Pero aun así sus piernas se mueven solas en dirección a una de las muchas habitaciones de niños donde Joey duerme junto a otros diez niños. Entra y lo ve sentado en su cama con una oveja de peluche en sus manos, con esa mirada nostálgico que tenía cuando se conocieron el primer día.

Joey no lo voltea a ver, sino que simplemente dice.- Largo

Es un interesante cambio de roles.

En lugar de encogerse de hombros como usualmente haría, camina hasta sentarse a su lado. Ambos quedan en silencio por un tiempo, Joey no levantando la vista del peluche en ningún momento.

-No sabía que eran una niñita que le gustaran los peluches.- Fue lo primero que Kaiba le dijo además de “largo” y posiblemente sonó muy grosero peor Joey ni se removió.

Al cabo de unos minutos largos Joey suspira.- Lo conseguí para ella en la caja de objetos perdidos. Quería darle algo este año.- Aprieta el peluche mientras algunas lágrimas empiezan a salir.-  Quería verla este año.- Termina con un sollozo.

A parte de Mokuba, que es prácticamente un llorón a tiempo completo, Seto no sabe cómo tratar con niños que lloran. Pero algo estaba muy mal en el cuadro cuando el típico niño feliz está llorando y por alguna razón quiere solucionarlo.

-¿No puedes mandarlo por correo?

Joey niega aun sollozando.- No sé dónde vive mamá.

Eso desconcierta a Seto sin duda.- ¿Tu mamá está viva? ¿Y qué haces aquí entonces? – Su curiosidad no lo hace pensar en la privacidad de las personas.

Joey aprieta su labio inferior.- Mamá y papá se separaron y cada uno se llevó a uno de nosotros. Luego unos hombres me quitaron de papá porque nunca me cuidaba.

Eso estaba retorcido. La imagen de Seto de los padres era calidad con una madre con una cocina excelente llena de amor junto a su padre trabajador que siempre llegaba a tiempo para la cena.

No esta distorsión de padres que separan a hermanos y luego abandonan.

Joey vuelve a soltar un sollozo.- E-Estoy solo. No tengo a nadie.- Sus labios hacen un puchero y las lágrimas no dejan de caer.

Y Seto lo sabe, no son familia porque ese es Mokuba. Pero Se ha sentido solo sin sus padres pero su hermano está con él. Que le arrebaten eso lo destruiría. Así que hace algo de lo que sabe su madre soltaría una risita entre sus manos.

Abraza al rubio.- No estás solo, me tienes a mí.

Joey se sobresalta y hace aún más adorable y grande el puchero.- Pero nunca me hablas.

-Desde ahora podemos hablar. Te protegeré y no dejaré que estés solo.- Dice con la misma firme resolución sobre proteger a Mokuba.

Joey vuelve a llorar para abrazar devuelta a Seto con una mano mientras aún se aferra a la oveja.

 

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Ya luego Seto se entera que Joey escogió la oveja porque tenía los mismos ojos que su hermana, así que simplemente la conservó para entregarla la próxima vez que la vea.

No es que anduviera con la oveja por todos lados, porque es un niño de 7 años de no juega con peluches de niña. Pero aun así para Seto era adorable verlo dormir apretando la oveja cuando se invitaba a sí mismo a la cama del castaño.

Es que a partir de ese momento ambos se volvieron muy unidos. Joey era un rayo de sol andante que increíblemente se metía en muchos problemas pero Seto empezó a aparecer en escena para tratar de solucionar.

Las primeras semanas pensó en las charlas y risas como algo molesto, ahora las considera simplemente adorable y no entiende como dos horribles padres despreciaron a un niño así.

Seto haría lo que sea para mantener esa sonrisa que empezaba a alegrar su frio corazón.

E incluso Joey ya se llevaba cien con Mokuba. El pequeño y tímido pelinegro ya le hablaba sin problemas, lo cual era un logro ejemplar.

Y al parecer también era muy querido en el orfanato, porque mañana era 25 de enero y cumpliría 8 años, por lo que varias niñas cocinaban galletas mientras los niños escribían letreros grandes que decían cumpleaños.

Incluso Mokuba había amarrado sus crayones favoritos en una pequeña cinta para poder darlos de regalo.

Seto odiaba la idea de no poder salir a comprarle algo al chico. No solo porque no podía salir sino porque no tenía dinero. Pero juró que en cuanto tuviera dinero y poder le compraría mil cosas.

Esta vez, sin embargo, decidió conformarse con la caja de objetos perdidos, pero no encontraba nada bueno o en un estado aceptable para regalar.

Sacó toda la caja en su frustración hasta que un peluche final salió. Tenía polvo pero al levantarlo y ver unos lindos ojos miel con un pelaje dorado enseguida sintió que encontró el regalo. Claro que tenía que limpiarlo, por lo que corrió a la zona de levado para echarle agua y jabón y ponerlo en el sol todo el día.

El día de cumpleaños ver a Joey todo sonrisas alegró el corazón de todos y las niñas se emocionaron al verlo comer sus galletas y su torta.

Más tarde, ambos en el patio sentados bajo el mismo árbol de cerezo Seto mostró su obsequio, que tenía tras de su espalda todo el tiempo para que Joey no pudiera verla.

-Me recordó a ti.- Le dijo sacando el peluche. Joey podría tener diferentes reacciones al recibir un peluche entre todas las cosas.

El rubio miró el peluche y mostró una gran sonrisa para llevar el peluche a su pecho y abrazarlo.- ¡Es tan suave!

Seto ríe mientras pasa una mano por el cabello de Joey.- ¿Te gusta?

Joey asiente varias veces con la cabeza.- ¡Adoro al hámster lector!

Lo cual era una linda frase que no Seto no pudo evitar hacerlo reír. El peluche es de hecho un hámster del tamaño casi de dos cabezas suyas, y tenía unos pequeños lentes cosidos en la parte trasera.

-¿Por qué lector?

Joey apoya su mejilla en el peluche con una sonrisa.- ¡Porque tiene lentes! ¡Todos los que leen tienen lentes!

Seto sonríe.- ¿Estás bien con un peluche de regalo?

Joey vuelve a sonreír esta vez aplastando a Seto en un abrazo.- ¡Sí! ¡Porque me lo dio Seto!

Seto se muerde su labio inferior pensando que debe volverse poderoso rápido para comprarle mil cosas a este chico.

 

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Seto ya tiene claro su plan. Se enteró hoy que en un par de semanas un magnate vendrá al orfanato. Al parecer buscaba al chico ideal para ser su heredero y ya había ido a varios orfanatos sin resultados.

Esa era la oportunidad que buscaba. Lo desafiaría y lo obligaría a adoptar también a Mokuba y Joey. Porque él no necesita amor de un padre, ya su propio padre se lo dio y no quiere reemplazarlo. Lo que él necesita es una forma de llegar al poder y una garantía de protección para Joey y Mokuba.

Era el plan perfecto.

Al menos hasta que una pareja de padres jóvenes entraron a ver a los niños y quedaron simplemente encantados con Joey.

El director del orfanato dio la noticia en la noche que la pareja había firmado los papeles para llevarse a Joey y que aun debían hacer algo de papeleo para finalmente llevarlo en unos días.

Usualmente una adopción es una noticia feliz para cualquier niño del orfanato pero Joey comenzó a llorar mientras apretaba su hámster entre sus brazos.

Desde el regalo de Seto no parecía despegarse del hámster, y le daban igual los comentarios, decía que era regalo de Seto y no le daba vergüenza.

Mokuba también lloraba y Seto estaba enojado. Porque dos extraños creen que pueden llevarse a Joey como si nada cuando era su misión protegerlo.

Siente su mano apretado y voltea para ver su mano entrelazada con Joey que sorbía sus mocos mientras lo miraba.- P-Prometiste que no me quedaría solo.

Seto lo abraza para consolarlo.- Nunca estará solo. No pueden simplemente llevarte así como así.

Dos días después la mujer que adoptó a Joey vino a visitarlo para poder entrar un poco en confianza con él. Aunque Seto y Mokuba pelearon, los trabajadores lograron llevar a Joey a una de las salas de entrevista para hablar con la mujer.

Seto se escabulló por los arbustos para escuchar la conversación.

-¿Cómo has estado, cariño? – Dice la mujer.- Me han contado que has estado llorando. ¿No te gustamos?

-Me g-gustas, eres mu-uy amable y el señor es muy di-divertido.- Dice Joey entre sollozos.

-Oh, corazón, por favor no llores.- Se escucha una silla que rueda para que luego Seto escuchara la voz más cerca, implicando que se acercó a Joey.- ¿Entonces qué ocurre?

Joey sorbe su nariz algunas veces.- Quiero estar con mis amigos.

-¿Te cuento algo? Amo los niños pero no puedo tener mis propios. Por eso pensé en adoptar cuando mi esposo estuvo de acuerdo. Amaría también poder llevar a tus amigos, pero mis recursos no son suficientes para más de un niño.

Joey volvió a sorber por la nariz.- S-Seto dijo que nunca estaría solo.- Y el corazón de Seto casi se rompe por esa voz quebrada.

-Y te prometo que nunca lo estarás, estaré contigo por toda mi vida. Además te diré algo, nos mudaremos de ciudad.- Se escuchó un jadeo horrorizado de la implicación de más lejanía.- No pongas esa cara, cariño. Es algo bueno, porque mi esposo consiguió un mejor trabajo donde le pagan mucho más, así que en cuanto tengamos lo suficiente traeremos a tus amigos. ¿Qué tal suena?

-¿¡D-De verdad?!

-Cualquier cosa por ti, porque te veo y ya quiero empezar a consentirte como mi bebé. Entonces, ¿Cuántos amigos son?

-Dos. Mokuba que es como mi hermanito, se parece mucho a Serenity.- Un silencio prosiga la frase, posiblemente por el tema en cuestión.

-No te preocupes, buscaré por cielo, mar y tierra a Serenity para que puedas verla y jugar con ella, lo prometo.

Un sollozo le sigue.- Y luego está Seto. Él…- Hay una pausa y Seto no puede evitar pegarse más para escuchar.- Él es muy especial, me dijo que nunca estaría solo.

La mujer suelta una pequeña risa.- Suena como un chico amable.

Joey ríe.- ¡Sólo conmigo y Mokuba! ¡Y mira! Me dio este hámster lector de cumpleaños.

-Aww, eso es muy dulce.

La mujer en realidad no parecía mala, desprendía amor tal como la propia madre de Seto, nada como la madre de Joey y en realidad estaba feliz que el rubio notara un lado bueno de las madres.

Escucharla decir que haría todo por Joey lo hizo pensar que Joey merecía tener una familia que lo amara. Aunque aún es deber de Seto protegerlo.

Mientras se aleja caminando por el patio de recreo decide cambiar su plan.

Joey va con la familia y le dice que esperará a que ambos padres puedan adoptarlos a él y Mokuba, para tranquilizar al rubio y que se vaya feliz a la otra ciudad, cuando ya se haya mudado le pedirá que envié una carta al orfanato con la nueva dirección. Seto se encontrará con el magnate y lo obligará a llevarlo a él junto a Mokuba. Con la dirección de Joey podrá localizarlo sin problema con ayuda del nuevo dinero que empezaría a tener.

Se asiente así mismo, con este plan aun sería poderoso, Joey conocería lo que es tener una familia y aun podría proteger a Joey y Mokuba.

Era un plan perfecto.

… Al menos hasta fallar en uno de los pasos

 

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Entre lágrimas y gimoteos de Mokuba Joey se va no sin antes abrazarlos con fuerza.- Volveré pronto, solo esperen.- Aunque el efecto de fuerza se pierde un poco por las lágrimas.

Ambos padres lo toman de la mano y lo dirigen a un automóvil azul de un modelo de hace unos años, cuando Joey se suelta y corre a abrazar a Seto otra vez. Seto no duce en envolver sus brazos.- Nos veremos pronto tonto, pero no olvides la carta.- Le recuerda a lo que Joey asiente y se aparta para poner un pequeño llavero en las manos.

-Quería dártelo de cumpleaños. Pero mejor te lo doy ahora por si demoro un poquito más en buscarte.- Le sonríe y señala el llavero.- Se parece a ti.

Seto sonríe tiernamente al ver el pequeño llavero con un gato de plástico color café con ojos azules. Abre la boca pero el director del orfanato se adelantó.

-Joey, no hagas esperar a los Señores Wheeler. Corre con tus nuevos padres.

Joey asiente pero no antes de dar un beso en la mejilla del castaño y salir corriendo.

Mientras se despide desde la ventana del auto Seto se pregunta se es posible querer aún más a este chico.

La siguiente parte del plan se completó a la perfección. Consiguió que el magnate, Gozaburo Kaiba, fuera derrotado por él en el ajedrez y cumplió la promesa de llevarse a ambos hermanos.

Peor nunca contó con que su libertad sería limitada y no podía salir más allá de la mansión, además de ni siquiera poder ver a Mokuba.

La mansión quedaba en otra ciudad así que no había forma de escapar para llegar al orfanato y tomar la carta con la dirección. Estaba fuertemente custodiado y no se le permitía nada más que formarse para ser el heredero perfecto.

Lo odió.

Odió todo.

Odió no poder ver a Mokuba, no tener la libertad y el poder que tanto había esperado. Pero sobre todo, odió no poder recibir la carta y poder comunicarse con Joey.

Todo contacto con Joey se perdió.

Por lo que las ganas de derrotar a Gozaburo y quedarse con su fortuna fueron aún más grandes.

Pasaría por este infierno y sobreviviría para ver a Joey de nuevo.

 

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A los 16 años Seto Kaiba alista su uniforme en frente del espejo. Un CEO de su estatus debía siempre lucir impecable, incluso para el primer día en la preparatoria.

Aunque ya tenía cursos universitarios que había realizado en línea con universidades extranjeras, el gobierno japonés le exigía presentarse a la escuela, por lo que debe asistir esos tres años.

Preferiría quedarse en su empresa para avanzar incluso más en sus nuevos prototipos, pero no tenía elección, incluso alguien como él debía ajustarse a las reglas de vez en cuando. Aunque solo cumpliría la asistencia reglamentaria del 20%

Contento con su apariencia, tomó su maleta y empacó su celular, su computadora portátil y sus llaves.

Las llaves no tenían sentido porque Roland lo lleva en la limosina y su mayordomo abre la puerta de su casa. Nunca usa las llaves pero siempre las lleva con él. Porque ahí está el llavero de gato del chico que juró encontrar.

Ir hace tres años al orfanato, después de finalmente librarse de Gozaburo, fue insatisfactorio cuando dijeron que hace mucho se habían deshecho de la carta pro la cantidad de tiempo que llevaba.

Encontrar a Joey se había convertido en toda una odisea, pero lo encontraría. Mokuba también siempre habla de él. Debían encontrarlo, saber si había sido bien tratado como se merecía o debía mandar a matar a alguien.

Sale de su habitación y se dirige a su limosina. Siendo hoy solo un simple día de clases sin nada interesante para llamar su atención.

 

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En otro lado de la ciudad Domino, un chico de cabello rubio se apura porque no escuchó las siete veces que su mamá lo llamó para que se levantara a su primer día de clases de la preparatoria.

No tiene tiempo de arreglar nada, solo mete todas las prendas a su cuerpo, rogando porque estén en el orden correcto.

Le encantaría desayunar la gloriosa comida de mamá pero solo tiene tiempo de tomar lo que sea que haya en la mesa y llevarlo comiendo de camino.

Aunque antes de irse a toda prisa se detiene y se apresura a abrazar un lindo hámster lector que ha tenido varios nuevos cosidos porque lo ha roto en algunas ocasiones, pero sigue siendo el mismo hámster con lentes que ama tanto.

Lo abraza porque sus padres nunca pudieron adoptar a los dos hermanos.

Cuando cumplió diez le sorprendieron diciendo que volverían al mismo orfanato por ambos chicos. Pero al ir no estaban, habiendo sido adoptados antes.

Nunca pudo verlos, porque la carta nunca fue leída así que no saben dónde está.

Suelta el peluche y lo pone con ceremonia en la repisa donde va. Un segundo después vuelve la prisa casi cayendo por las escaleras.

No quiere tener una notificación de retraso tan pronto, pero aparte de eso no siente nada especial al ser el primer día de preparatoria. Siendo hoy solo un simple día de clases sin nada interesante para llamar su atención.

 

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Sólo unas horas más tarde descubrirían que no era un simple día normal de clases.

Notas finales:

Y terminó siendo algo un poco más largo y serio de lo que pensé.

Mizai! Y ese final abierto? Escribí 4 finales y ninguno se ajustaba, porque todo era posible asi que mejor lo dejé para que los lectores pensaran que habrá pasado ese primer dia de clases.

Espero que te guste Hannah! Porque por alguna razón al pensar el hamster lector pensé en un peluche con lentes XD

Besos! Nos vemos mañana!


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