Una cita es algo que Joey y Kaiba no hacen realmente seguido, porque lo usual es que después de la escuela Kaiba vaya a su empresa y Joey vaya con él a veces para acompañarlo, los fines de semanas que tiene libre Joey los gasta en la mansión robando la cocina de los empleados para preparar sus recetas caseras a los hermanos Kaiba.
En las noches simplemente se acurrucan entre sí para luego tener un poco de buen sexo, porque el de la azotea o el de la limosina sólo los dejó con más ganas.
Joey ama salir a pasear, odia el encierro prolongado, pero no le importa tener un poco de éste cuando puede acompañar a su novio que tiene poco tiempo libre para ser un adolescente.
Así que a veces, Joey gana la discusión, usualmente involucrando ojos de cachorro abandonado, y logra sacar a su novio a una cita.
La misión es hacer que se divierta, para ver si logra quitarle la cara de amargado porque su prototipo aun no sale.
¿El plan? El parque de diversiones. Eso alegra a cualquiera, un poco de adrenalina, felicidad, escuchar risas e incluso a un idiota vomitando por culpa de la montaña rusa.
-¿Cuándo nos vamos? Estoy ocupado - …. A menos que seas Seto Kaiba, claro está.
Joey arranca el celular para guardarlo en su propio bolsillo.- ¡No! ¡Hoy es día de cita, ricachón! ¡Vamos a divertirnos! – Le apunta con el dedo índice.
-Si querías tanto una cita pude haberte llevado a Bourbon, esto es...- Mira hacia el parque que está después de pasar la taquilla donde hacen fila para entrar. Ni siquiera se molesta en esconder la mueca en su rostro.-… Ordinario.
Joey golpea su novio.- No olvides con quien hablas, señor elitista. Una cena lujosa no es mi significado de diversión.
Kaiba le alza la ceja, sobando su hombro ligeramente.- ¿Esto sí?
Joey suelta todo el aire para poder calmarse porque esto no llegaría a nada si siguen así. Por lo que cambia de táctica y esta vez abraza a su novio, sobando su tensa espalda con movimientos circulares suaves.
-Vamos, es mi forma de relajarme. Compártela conmigo.
Joey casi hace un baile de victoria cuando siente los brazos de su novio ajustarse a su cuerpo.- Bien, sólo una hora, Joey. Así que lo mejor es salir rápido de aquí.- Se separa y camina como si nada al mostrador, ignorando a todos los demás delante de ellos.
Sólo un par de palabras y en un par de minutos ya estaban de la mano caminando por el parque con un mapa en la mano.
Joey siente que una vena en su frente se crespa.- Si podíamos entrar tan rápido, ¿Por qué demonios no lo hiciste antes?
Y el cabrón solo se alza de hombros.- Tenía la esperanza que te aburrieras de esperar en la fila y nos fuéramos.
-¡Seto Kaiba!
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Cuarenta minutos después y la labor de relajar a Seto y disfrutar la cita está siendo más complicado de lo que pensó en un principio.
La mitad de los juegos que Joey propone montarse Kaiba los rechaza con su mierda lógica sobre la ley gravitacional o algo así. La otra mitad a la que acepta montarse es sólo él estoico y de brazos cruzados.
No es Kaiba esté tratando deliberadamente de ser un patán completo. Está enojado y concentrado pensando en las mil y una maneras ideales para mejorar el prototipo.
Joey resopla mientras jala a su novio de la mano, buscando más atracciones, peor ya casi a paso firme.- Por favor, algo debe gustarte.
Kaiba suspira.- Hago esto por ti. Los juegos con recorridos predecibles desde un principio los considero sin sentido.
-El punto no es que lo analices, sino que disfrutes.
Caminan hasta que Joey ve una fila corta para la casa de los espejos.- ¿Qué tal por allá? – Señala la carpa blanca.
Kaiba alza la ceja.- ¿Y eso es?
-Un laberinto de espejos, algunos dan siluetas extrañas.- Ve a su novio haciendo una mueca al no ver el punto, por lo que rueda los ojos.- Sólo vamos a reírnos un poco y quizás seamos los primeros en llegar porque entramos con un grupo.- Oculta la sonrisa al decir lo último, porque es una artimaña en la que está seguro que su novio caerá.
-¿Oh? Por supuesto que puedo atravesar un simple laberinto más rápido que cualquiera.
Joey ríe y se apresura.- ¡Ese es el espíritu!
Hacen la fila y pueden ingresar, aunque casi de inmediato Joey siente que algo está mal. Todas las luces están apagadas, no puede distinguir espejos ni nada a la vista. Y la oscuridad ya lo está empezando a poner nervioso.
Aprieta la mano de Seto.- Espero que enciendan las luces rápido.- Se pega un poco más.
Kaiba suelta la mano para pasar su brazo por el hombro y así pegarlo más.- Quédate cerca de mí, pequeño gato miedoso.
Joey suelta una risa.- ¿Ahora soy un gato? ¿Y todos los chistes de perro?
-¿Oh? ¿Así que te gustan tanto?
-Yo no…
UGHHH
Joey siente que algo toca su pierna y hace un ruido horrible, casi sintiéndose en una película de terror mira hacia abajo y ve un maldito fantasma jalando su pierna.
-¡AAAHHHH!
No lo piensa y patea con fuerza al maldito fantasma para después saltar en brazos de su novio.- Sácame de aquí.- El castaño lo abraza y asiente para empezar a caminar rápida por un sendero donde más y más cosas terroríficas empiezan a aparecer, haciendo a Joey ocultar su cara en el hombro de Kaiba mientras este avanzaba sin perturbarse.
Y sin que Joey lo vea, avanzaba con una sonrisa
.
Kaiba en un principio se alertó por el grito de su cachorro, estando preparado para matar al bastardo que haya hecho algo, pero cuando se dio cuenta con un sujeto pobremente disfrazado de fantasma con una simple sábana y sangre falsa era quien tocaba la pierna de Joey, estaba dividido entre reírse de lo ridículo del disfraz o de la reacción de su novio que se creyó el disfraz.
El pobre sujeto al que le deben pagar poco por día, tendrá que ir al ortopedista por la patada que recibió. Su novio realmente triunfaría de futbolista.
Iba a empezar a reírse con fuerza pero Joey simplemente se colgó a él del cuello, amarrando sus piernas a la cintura y no queriéndose soltar.
Kaiba puede sentir el estremecimiento así como la cara aplastada en el hombro, pero sabiendo que no está en un riesgo real y solo está asustado por todo lo referente a lo terrorífico, decide disfrutar y hacerse del valiente y apretar a su cachorro.
No hay nada que le haga más feliz que sentir que Joey lo ama, y estar tan apretado en un lugar que le asusta le hace ver la confianza que le tiene y que lo necesita.
Joey es independiente, en mil formas. Seto siempre quiere ayudarlo para que no se esfuerce tanto, asi que ver que acepta su ayuda le hace olvidar del dichoso prototipo que lo tiene carcomiendo el cerebro.
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Pasan toda el lugar, y Joey luego descubre que era la puta casa del terror y que se habia equivocado. Francamente era más vergonzoso bajarse de su novio y caminar como si nada, asi que decidió quedarse ahí mientras Seto los dirige a la camioneta donde los espera Roland.
Absolutamente no tiene miedo aún, sino que simplemente es para ahorrarse la vergüenza, por supuesto que sí.
Una vez en el estacionamiento Roland abre la puerta y Seto sienta a Joey en el puesto con una sonrisa de suficiencia mientras el rubio mira hacia otro lado con un sonrojo.
-Tenías razón, cachorro.- Joey lo mira de reojo, anchando la sonrisa del castaño.- El parque de atracciones me relajó bastante.
-… Sólo súbete a la camioneta – Su sonrojo es incluso más grande.
Pero a Kaiba no le importa y simplemente se agacha a su nivel para besarle la frente.- Gracias por la cita pequeño miedoso, deberíamos repetir la próxima semana, sabes que no me importa cargarte ni menos delante de todos para que sepan.
Joey se sonroja aún más.- ¡Que te subas a la camioneta!
Kaiba sólo ríe mientras le asiente a Roland para que cierre la puerta y él pueda entrar al otro lado.
Una vez dentro, aunque Joey seguía mirando hacia otro lado, Seto logró jalar su cabeza para que se apoyara en su regazo y asi acostado empezó a sobar su espalda.
Ya a mitad de camino, Joey susurra.- Me alegra que disfrutaras la cita.
Kaiba sólo sonríe mientras sigue el masaje. Tal vez de regalo por esta pequeña vergüenza debería comprar el parque de diversiones y regalarlo a Joey de cumpleaños.
Joey se voltea lentamente para ver a su novio a los ojos, se miran un rato y Joey, aun con su sonrojo por la vergüenza, sólo sonríe y abraza a Kaiba por la cintura, enterrando su rostro en el abdomen ajeno.
Y Kaiba cambia de opinión, le regalará el parque de diversiones junto a su restaurante favorito. Es lo mínimo que merece su Joey.