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Dark Flowers por LadyDeltaPhantomhive

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Cuanto más se acercaba a la última puerta, Erik se hacía más y más dolorosamente consciente de algo caliente y pegajoso manchando su pecho. El codo de Charles estaba sangrando rápido - la sangre había atravesado la tela del amarre improvisado y ya se estaba poniendo de un rojo muy oscuro.


Erik miró nervioso la herida. ¿Una de las agujas habría perforado una arteria? Era lo más probable, aunque odiara admitirlo. «Maldición.»


Erik maldijo en voz baja.


Después de todo, él no dejaría a Charles desangrarse hasta morir. Erik cambió un poco la posición del telépata en sus brazos, apretándolo con fuerza contra sí, esperando que la presión adicional retuviera un poco el sangrado.


Los ojos de Charles seguían viendo a la nada. Su piel perdía lentamente color mientras la hemorragia hacía su cruel trabajo. Erik maldijo y maldijo un poco más. Charles se veía absolutamente horrible. Él nunca se había visto tan mal, tan frágil, tan...muerto.


Incluso en Cuba, había estado despierto. Adolorido y angustiado, pero...muy vivo. «Y se verá bien de nuevo.Concéntrate.»


Erik forzosamente tuvo que alejar los ojos de Charles y apresurar sus pasos, tanto como podía.


El resto de los corredores detrás de sí se colapsaron en un fuerte crujido.


Tan pronto Erik llegó a la última puerta, la abrió con su poder y caminó hacia la luz del día nublado. Casi todos los miembros de su equipo ya estaban allí, claramente esperando por él.


- ¡Magneto! -Una mujer alta, rubia, de nombre Fireball, lo llamó. Sus ojos cayeron en Charles.- ¿Es el telépata que buscabas?


Erik se congeló por un momento antes de asentir afirmativamente con la cabeza. El cambio repentino de convertirse en Magneto el líder del equipo fue algo confuso. Fue como tener un mareo. Erik trató de enfocarse, como si le fuera difícil encontrar su lugar. Era como si el corto viaje al interior del edificio lo hubiera transformado, como si el sólo haber visto a Charles hubiera borrado a Magneto. Era como si, de repente, Magneto fuera un personaje que él tuviera que actuar. La sensación era preocupante, pero Erik no tenía tiempo para reflexionar sobre eso.


- ¡Magneto! Nuestro jet ya fue movido por Hydro y Lock. Revisamos todas las alas de la sede y liberamos a todos los mutantes que pudimos encontrar. Bee y Witch están muertos.


Erik parpadeó, tratando de calmar su respiración y mantener bajo control el pánico creciente. Apenas podía encarar a los miembros de su equipo, tratando de recordar sus nombres y su finalidad. Erik vagamente asumía que todos esperaban que él les hiciera preguntas, ya que los miembros de su Hermandad fueron instruidos a sólo hablar cuando era necesario. Pero Erik sólo podía mirar a Charles y sentir su sangre empapándole el pecho, dándose cuenta con horror que los segundos pasaban y estaba perdiendo tiempo.


Todo lo que Erik podía pensar era en lo inmóvil que Charles estaba en sus brazos, la rapidez con que se estaba debilitando y que ellos necesitaban salir de allí ahora.


Hubo un pesado e incierto silencio. Los miembros de la Hermandad miraban con expectación a Erik, y Erik los miraba de vuelta.


Emma Frost fue la única que se acercó a él, alzando la barbilla.


- Bueno, ¿cuáles son sus órdenes, señor? -preguntó. Ella nunca le agradó a Erik, pero trabajaba en la nueva Hermandad porque, por ahora, le servía para sus propios fines desconocidos. Ella miró a Charles. Al instante, su expresión confiada flaqueó.- Vaya, ellos realmente lo maltrataron. -murmuró y dio un paso atrás, como si sólo el hecho de estar cerca de Charles significara que Quimera podría perjudicarla también. Su sonrisa murió y ella parecía más seria.


Ella posó los ojos en el rostro de Charles e inclinó la cabeza, como si estuviera escuchando.


Repentinamente, el cerebro de Erik comenzó a funcionar de nuevo, al recordar que Frost podía ser de alguna utilidad. Erik tragó en seco e ignoró los golpes de su corazón así como el nudo en su estómago. Miró rápidamente a su alrededor. Se esforzó por recordar lo que le habían dicho. ¿Qué era? ¿Algo sobre el avión? ¿Las bajas? Sí, dos mutantes habían muerto. A Erik realmente no le importaba. Ni siquiera recordaba quiénes eran. Todo lo que le importa ahora era sacar a Charles de allí.


- El Jet. Cierto. -dijo, con la voz ronca.


Erik pensó rápido. Su plan consistía en que su equipo se llevara el jet privado lejos justo después de su llegada, no iban a usarlo para huir. Leap, su propio teletransportador, recientemente reclutado, es quien debía sacarlos.


Erik se aclaró la voz.


- Yo...Necesito que salgan de aquí. Todos ustedes. Pero quiero que Leap me lleve primero a...


- ¡No! -Frost dijo de repente, y algo en el tono de su voz hizo que todos pararan y se volvieran para mirarla. Todo su cuerpo estaba tenso y sus ojos se abrieron de repente.


- No, no podemos...No serviría. - empezó a respirar agitada, mirando a Charles, levantando la mano hacia su frente como si la estuviera lastimando. Parecía cautelosa, y su mirada era de inconfundible miedo e incredulidad en su rostro.- Puedo verlo dentro de la mente de Xavier. Esto...todo fue una trampa. El círculo interno de Quimera sabía que llegaríamos. Dejaron las instalaciones minutos antes de que llegáramos. Escaparon. Ellos dejaron parte de su personal aquí sacrificándolos por nosotros, porque creían que con eso nos harían pensar que ganamos.


Todos la observaron.


Frost parpadeó y sacudió la cabeza. Su rostro se contorsionó en rabia.


- ¡Por el amor de Dios! Ellos saben nuestros nombres y caras, nuestras habilidades, historias. Puedo verlos en las memorias de Xavier. Lo forzaron a encontrarnos con sus poderes, nos han fichado e incluido en su lista de exterminio. Magneto es el único que está incierto, probablemente debido a su casco. Ellos sabían de nuestro plan, ellos descubrieron cuando Magneto nos contó del ataque, a solo unas horas antes de llegar aquí. Es todo un panorama. También saben lo que planeábamos hacer después de este ataque. Ellos vieron nuestro escondite en nuestras mentes. ¡No podemos volver allí! ¡Nunca más podremos volver! Tenemos que separarnos o nos van a asesinar a todos.


Esto provocó que la Hermandad comenzara a inquietarse y murmurar nerviosos. Erik se tomó un tiempo tratando de asimilar el discurso de Frost.


- Espera, entonces...si seguimos nuestro plan original, ¿moriremos? -Fireball susurró.


- Sí. Sí, eso es exactamente lo que va a suceder -dijo Frost, arrojando los brazos al aire, impotente.- Nos permitieron liberar a todos estos mutantes sólo porque no tuvieron tiempo para eliminarlos y también para dejarnos pensar que son débiles. Que los habíamos destruido, aunque los líderes más importantes de la organización siguen por ahí. - Frost explicó.


Erik maldijo. Él sabía que necesitaba darles una orden rápidamente a los mutantes o la situación se convertiría en un caos. Erik dio un suspiro tembloroso.


- ¡Leap! Deja a todos en los lugares más al azar que puedas imaginar y luego vuelve aquí. Este equipo se reunirá después, les enviaré un mensaje a todos. Hasta entonces, no llamen mucho la atención y escóndanse si es preciso. ¡Ahora vayan! -Erik gruñó con voz firme, y, afortunadamente, todos se pusieron en acción.


Leap reunió a todos los mutantes más cercanos en un grupo. Erik quería que el teletransportador los llevara a él y a Charles primero, pero sus mutantes estaban al borde del pánico y el intento de Erik para llamar la atención de Leap fue interrumpido por una repentina sensación extraña y siniestra que hizo a Erik olvidar todo lo demás. Miró a Charles y se sorprendió por lo muy pálido que se veía. Se estaba debilitando rápidamente.


- Charles...- murmuró, cuando su corazón se estrujó y su mente empezó a entrar en pánico. Lentamente, Erik empezó a bajar, depositando, parte del cuerpo de Charles en el suelo, a fin de usar la otra mano libre para presionar lo más posible la herida que sangraba en demasía. La posición en la que estaban le trajo recuerdos de hace años, los acontecimientos de Cuba; Erik sostenía a Charles en sus brazos, la cabeza del telépata estaba contra su hombro, sus piernas insensibles extendidas en la arena. Pero esta vez los penetrantes y brillantes ojos azules de Charles no lo miraban con su esperanza. Ahora no veían nada.


Una vez más, Erik no pudo evitar pensar que era como sostener un cadáver. Tan frágil, tan pálido...habia tanta sangre. Sin embargo, no podía siquiera considerar la idea de que Charles muriera. No era un escenario que Erik estaba dispuesto a aceptar. «Necesita ayuda. Un hospital. Cualquier cosa.»


Erik percibió que estaba respirando con dificultad, casi sofocado.


- Charles. Charles. Necesitas despertar, ¿de acuerdo?¿O sólo...sólo demuéstrame que todavía estás conmigo?


En el fondo, Erik sabía que estaba siendo ilógico y que el pánico se había apoderado de él, pero no podía concentrarse en nada apropiadamente. Ni siquiera temía por sus mutantes o por su propia vida. Su atención se reducía a Charles y sólo a Charles. Era como si él instintivamente supiera que a Charles no le quedaba mucho tiempo.


Erik miró hacia arriba, la desesperación irradiando de él. Ni siquiera le importó lo débil y vulnerable que probablemente se veía, todo lo que podía pensar era en sacar a Charles de ese lugar. Para su horror, Leap ya había desaparecido con todos, excepto Frost. Tomaría segundos, minutos, antes de que Leap estuviera de vuelta. ¿Por qué lo dejó ir? ¿Por qué no detuvo al teletransportador a tiempo? «Si Charles muere por este retraso...»


«Detente. ¡Para!»


«No va a morir. Haz algo. Planifica con anticipación.Concéntrate.»


Frost estaba a pocos metros de distancia, mirando a Charles con una expresión de shock en su rostro generalmente indiferente. Erik la miró con ojos suplicantes.


- Haz algo. Ayúdalo.


Era como si Erik estuviera suplicando y ya había jurado que nunca suplicaría por cualquier cosa. Pero, francamente, no le importaba. Su boca estaba seca, su respiración salía en suspiros muy cortos y sus manos estaban temblando incontrolablemente. No se había sentído tan impotente en años.


Frost sacudió la cabeza.


- Yo...No puedo. Está fuera de mi alcance, Magneto. Ellos abusaron de su mente por meses. Lo torturaron, de un modo que no puedo...no creo que Xavier siquiera podría reconocerse como un telépata. Su mente está turbada, lastimada...mezclada con la de otros. No tiene sentido. Es un caos. No puedo...no puedo realmente encontrar cualquier lógica allí. Intentaron borrar sus memorias, pero realmente se aferró a ellas. No sé qué pasó con ellas al final, si todavía están allí o no. Es como una biblioteca después de un huracán. Un desorden completo.


Frost pareció enojada. Por un momento, sólo un viento frío sopló en el lugar ahora vacío.


- Esto no se lo haría ni a mi peor enemigo. A mí nunca me agradó Xavier y su estúpida escuela, pero no merecía esto. -Ella sacudió la cabeza tristemente.- Xavier le dio a Quimera una buena pelea, lo reconozco. Él intentó blindar su mente, pero Quimera tenía otro telépata que destruyó su trabajo. En las condiciones físicas en las que está Xavier, es un milagro que haya logrado resistir mucho tiempo. No debería haber sobrevivido, estrictamente hablando.


Erik soltó una respiración rápida. Los nudos en su estómago se apretaron, y como último recurso, él confió en su rabia.


- ¡Tienes que hacer algo! -dijo Erik, alzando la voz, estrechando sus ojos. Él intentó parecer intimidante; había funcionado bien antes, incluso si había un tono histérico en su voz ahora. La ira de Erik tendría más poder si no estuviera temblando, pálido, desesperado y arrodillado, cuando normalmente era tan frío e inaccesible, ahora se veía patético. Ella suspiró.


- No me gusta decirlo, Erik, pero Charles también se rindió. Su último instinto de auto-protección acaba de empezar, su propia mente está apagando su cuerpo. Su poder se volvió en contra suya, extendiéndose hacia las profundidades de los sistemas neurológicos. Forzará a su propia respiración a detenerse. Xavier no sabe dónde está ni quién es, porque no reconoce sus propios pensamientos ni su voluntad de vivir. No sé cómo explicar esto mejor. Es como un mecanismo instintivo de destrucción que tenemos los telépatas, aunque nunca he visto a alguien usarlo antes. Los latidos de su corazón ya están disminuyendo. Es sólo cuestión de tiempo hasta que deje de respirar y muera, Erik.


«NO.»


- ¡No! ¡Hazlo detenerse! -Erik gritó, con los ojos abiertos que de repente estuvieron borrosos y sintió un hormigueo caliente en ellos.


¿Lágrimas? ¿En verdad estaba llorando? La sombría diversión inundó los pensamientos de Erik. Él no había llorado en mucho, mucho tiempo.


Sécate los ojos, Erik.” Eso es lo que Charles le había dicho en el avión, durante el asunto de Trask. Ahora, Erik habría dado cualquier cosa para tener a ese Charles de vuelta, feroz y acusador. Él prefiere tener una buena pelea con Charles a esto. Cualquier cosa. Él podría pelear durante toda la semana, si se le propusiera. «Pero por los dioses, sólo déjenlo vivir.»


Erik no sabría qué hacer en un mundo sin Charles. Ni siquiera había considerado eso como una posibilidad. «Y no vas a hacerlo ahora. Detente.»


Erik restregó su rostro rápidamente, encontrándolo ya mojado.


- Tu...tu tienes que hacer algo, Emma. Por favor. Debe haber algo que se pueda intentar. Deténlo. Vamos a llevarlo a un hospital y...


- ¿Y entonces qué? -Frost dijo, alzando una ceja.- Si él no sangra hasta la muerte, terminará como un vegetal. No sabe quién es, Erik. No recuerda que es un telépata. Aunque despertara de nuevo, se consideraría un loco. Él no reconoce su propio cuerpo, o su voz, o su rostro...Quimera tomó todo eso de él. Pensaría que todas las voces que oye están dentro de su cabeza, y no sería capaz de filtrarlas. Tendría muerte cerebral, Erik.


Ahora las lágrimas corrían libremente de los ojos de Erik. Perder a Charles lo sentiría como un fracaso personal. La desesperación punzante hizo que Erik sintiera que no podía respirar mientras las palabras de Emma calaban profundamente. Erik no respiró y casi sollozó miserablemente. Él intentó tragar, endurecer sus facciones, aparentar estar inalterado ante la crueldad que él acababa de testificar en el interior del edificio, pero su auto control había comenzado a deslizarse de sus manos.


Erik apretó los dientes.


-No, Charles no se rendiría así. Debe haber algo...algo que no pudieron haber sacado de él. Tú dijiste que Charles podría tener recuerdos que no fueron tocados por ellos. -dijo Erik, con una voz temblorosa. Se aferraba a cualquier cosa que podía, hasta la última gota de esperanza que lograra reunir.


Frost tenía una mirada de lástima en su cara, como si fuera un médico que acababa de decirle a alguien que la persona que amaba morirá pronto.


Erik tragó en seco y miró a Charles. El sangrado había comenzado a detenerse, Erik podía sentir eso. La respiración de Charles se estaba haciendo más débil e irregular. Su corazón empezaba a detenerse.


Erik acarició el pálido rostro de Charles, su cabello largo y desordenado. «No te atrevas a destruirte, tú idiota ingenuo.»


La mente de Erik estaba obnubilada, vacilante. Intentó pensar rápido. Las palabras de Emma repitiéndose en su cabeza. De repente, se dio cuenta, como si las piezas más complicadas de un rompecabezas se hubiesen unido, y él volvió a subir su cabeza hacia Emma, ​​con los ojos brillantes. Los engranajes de su mente girando en su cabeza rápidamente.


- Tú...tú dijiste que no podía reconocer su propia mente, ¿verdad? Por lo que hicieron con él. Pero ¿podría reconocer la mente de otra persona? -Erik susurró.


Frost parecía dudar.


- Bueno, en teoría, tal vez. Pero eso sólo podría ser con una mente que él ya conozca, que ya haya visitado. Él intentó entrar en mi cabeza una vez, pero no lo consiguió, por lo que no habría dejado ningún rastro adecuado. No hay nada de mí allí que pueda intentar usar. Erik, tienes que aceptar que no va...


- ¿Y qué hay de mí? -Erik soltó, con una esperanza desesperada encendiéndose en su pecho.- ¿Qué hay de mi mente? Estuvo allí muchas veces. Incluso llegó a las regiones más profundas, donde están mis memorias. ¡Debe reconocerla!


Frost parecía de repente cansada.


- No creo que funcione, Erik. Incluso si lo hiciera, él podría muy bien matarte dentro de tu propia cabeza. Él podría aferrarse a tu mente como a un salvavidas sólo para ahogarte a tí también. -dijo, cruzando los brazos. Ella hizo una pausa, hasta añadir cautelosamente:- Nosotros lo sacamos de las manos de Quimera, Erik. Xavier no representa ninguna amenaza para nosotros. Deberías estar feliz, esta fue una misión exitosa...


Erik sólo la miró, parpadeando, incrédulo.


«¿Una misión exitosa?»


«...Una...»


Para Magneto, tal vez, lo fuera. Pero Erik no podía encontrar la fuerza y ​​la indiferencia de su alter ego en ningún lugar. Estaba perdido, inalcanzable. Erik volvió a mirar a Charles, la agonía empezando a roer su pecho dejando un hueco. Miró esos ojos sin vida, la respiración dificultosa. No podía dejar que esto suceda. En silencio y rápido, Erik tomó su decisión. Si años atrás alguien le hubiera dicho que llegaría un día en que él haría esto por voluntad propia, se habría reído.


Pero no ahora.


La mano de Erik temblaba febrilmente cuando la llevó a su propia cabeza y agarró el borde de su casco. Sus dedos estaban resbaladizos debido a la sangre de Charles, pero dio un apretón firme, y sacó con rabia el casco, y al hacerlo Erik lo empujó tan duramente en el suelo que la superficie se agrietó. Se sentía extraño sin el peso familiar del metal alrededor de su cabeza, vulnerable. Pero ahora, Erik ni siquiera se preocupó por el hecho de que Emma pudiera oír sus pensamientos, no le importaba en absoluto. En cambio, Erik tomó la mano laxa de Charles, la levantó y la presionó desesperadamente contra su propia sien. En una pobre imitación del gesto característico de Charles, pero Erik recordó que el telépata había dicho una vez que lo ayudaba a concentrarse.


La mano de Charles ya estaba muy fría, pero Erik la sostuvo firme contra su piel.


- Charles, estoy aquí. -Erik susurró con una voz demasiado alegre.- Puedes encontrarme. Puedes encontrar el camino de vuelta desde donde quiera que estés. Soy yo, Erik.


Silencio.


Nada pasó.


El viento sopló tranquilamente, haciendo que el pelo de Frost bailara lentamente.


Pero Charles continuó inmóvil.


Erik no podía sentir nada de la mente de Charles. Ni emociones, ni pensamientos proyectados. Ni siquiera un ruido de estática. Sólo había silencio.


- ¿Charles? -Erik intentó de nuevo, más suave.


Nada.


Sentía como si estuviera sosteniendo una muñeca de tela, deseando que tuviese vida.


Erik respiró calmándose.


- Charles. Sé que todavía estás ahí. ¡Vamos! Aún hay tiempo. Eres un telépata. Esto ya lo hicimos antes, ¿recuerdas? Tú solías visitar mi mente todo el tiempo. Durante nuestros largos viajes por carretera. ¿Recuerdas a Logan? ¿O de aquella vez que me hiciste ver a todos como pollos en ese bar?


En cualquier otra situación, Erik se habría sentido ridículo, pero ahora él buscaba en sus memorias las situaciones que estaba describiendo e intentó proyectarlas a Charles. Incluso la estúpida memoria de los pollos. No había pensado en ello desde hace años. Erik sabía que era un inexperto en el asunto y no era ningún telépata, pero eso no le impidió intentar proyectar las memorias mutuas a la mente de Charles. Cualquier cosa que pudiera servir para ayudar. Cualquier cosa que Charles pudiera reconocer.


Erik cerró los ojos, tragandose un sollozo. Parecía que tenía un nudo atrapado en la garganta. <Charles. Despierta. No me hagas esto.>


Erik apretó la mano de Charles firmemente en la suya, como si eso pudiera obligar a Charles a llegar a su mente.


¿Así es como todo acabaría? ¿Charles iba a morir frente a la sede destruida de Quimera? Charles Xavier moriría en los brazos de Erik, aquí y ahora. Erik sintió su corazón encogerse ante el pensamiento. Si este mundo le quitaba a Charles, Erik lo haría arder en llamas. Él transformaría todo en un infierno. Estaba cansado de perder personas, de presenciar a su especie siendo atormentada, cazada y torturada. Erik estaba cansado de todos los abusos, los encarcelamientos, el odio. Él no había formado lazos afectivos con nadie por mucho, mucho tiempo, para evitar tener el corazón roto. Era más fácil ser intocable, frío. Como Magneto. Él quería ser indiferente, frío. Hasta con Raven él fue así.


Erik tuvo un repentino destello de Shaw riéndose de él. De su propia madre cayendo al suelo, muerta. Era como si todos se burlaran de él, apuntándole con sus dedos huesudos.


Erik intentó protegerse de esos pensamientos y alcanzar esas oscuras emociones que siempre estaban nadando bajo su conciencia: la ira. La amargura. El gusto por la venganza. Las cartas con las que Magneto jugaba.


Una misión exitosa. Mentalmente, Erik intentó hacer de esto una misión exitosa de la Hermandad, pero ¿cómo podría ser considerada una victoria si Charles estaba muriendo? Erik intentó hacer de Charles un accidente más, otra víctima de esta guerra sin fin, pero su mente no aceptó la idea.


Charles había sido su único amigo. Charles había creído en él, había visto algo bueno en él. Erik había suplicado por esa aceptación, por esa calidez, que rara vez habían sido dirigidos a él en toda su condenada vida.


<Charles, por favor, te lo estoy implorando. no puedes morir hoy. debes vivir hasta volverte viejo y amargado.>


Erik no se atrevió a abrir los ojos. Tenía miedo. Se concentró en sus propios dedos apretando la muñeca de Charles. En ese débil pulso que aún latía contra sus dedos, pero que ya estaba desapareciendo.


<Charles. Mírame. Quizás tú no puedas recordar quién eres, pero yo sí. Eres Charles Xavier. Un telépata. Y necesitas despertar.>


De repente, Erik sintió un pequeño tirón en su cabeza. Fue tan vago que casi pensó que se había tratado de su imaginación.


Los ojos de Erik se abrieron de par en par y miró a Charles.


<¿Charles? ¡Charles! Hey. Sí, encuéntrame.> La mente de Erik corría por la adrenalina. ¿Había sido Charles?¿Había respondido a algo que él había dicho? Erik comenzó inmediatamente a repitir sus palabras anteriores, tratando de encontrar el detonante de la respuesta de Charles...<Recuerdo quién eres. Eres Charles Xavier. Un telépata. Y necesitas despertar.>


Erik sintió el mismo tirón dentro de su propia cabeza. Erik casi gritó de puro alivio. Observó con expectación a Charles.


- Charles, soy Erik. Estoy aquí. -susurró.


<Recuerdo quién eres, Charles. nombre es Charles Xavier. Eres un telépata y necesitas despertar.>


Ahora, Erik sintió un tirón más fuerte. Él lo acogió, lo abrazó. Intentó agarrarlo como si mentalmente sostuviera la mano de Charles. Si realmente era la mente de Charles, él no la dejaría ir. De repente, Erik sintió una ola débil en su cabeza, como una respuesta a sus repetidos mensajes mentales. Una voz vaga, irreconocible, de repente dijo:


<Mi nombre es Charles.>


El corazón de Erik golpeó fuerte y se congeló completamente. Miró a Charles, cuya forma física permanecía completamente inalterada. Lentamente, la agonía comenzaba a disiparse, al mismo tiempo en que Erik sentía la llama de la esperanza encenderse.


- ¡Sí, sí! Sí, ese es tu nombre. Tu nombre es Charles. -Erik repitió instantáneamente, en voz alta algo alterada.


<Mi nombre es Charles>, la voz tranquila, dijo a Erik de nuevo.


Erik cerró los ojos y una lágrima de alivio cayó sobre el inmóvil y pálido rostro de Charles.


<Tu nombre es Charles>, dijo Erik.


Una pausa corta. Erik esperó, conteniendo la respiración.


<Mi nombre es Charles.>


Erik sintió que podría continuar con esa simple conversación por siempre. La voz no era exactamente la de Charles, ya que esa voz era extraña y lejana, pero definitivamente venía de Charles.


<Tu nombre es Charles>, Erik repite.


<Mi nombre es Charles.>


Erik lo acomodó mejor en su agarre y le dio un suave apretón a Charles.


<Hola, Charles. Mi nombre es Erik.>


Esta vez, tomó tiempo, pero la respuesta llegó.


<Mi nombre es Charles.>


Erik tragó en seco aliviado, y continuó asintiendo con la cabeza. <Sí sí. Tu nombre es Charles. Tienes que resistir. Quédate en mi mente, ¿está bien? Quédate.>


Algunos segundos pasaron, hasta que la misma voz habló de nuevo, esta vez más débil.


<Mi nombre es Charles.>


Erik sintió como la preocupación llegó sobre él como una ola tan pronto como percibió que Charles se le escapaba de nuevo. Erik apresuradamente intentó imaginar largas cuerdas mentales, como lazos que se enrollaban alrededor de la débil presencia dentro de su mente. Intentó recordar todos los trucos mentales que Charles le había enseñado antes, hace tantos años, pero no podía recordar nada sólido. En vez de eso, Erik tuvo que depositar su confianza en su imaginación. Afortunadamente, los lazos mentales se estrecharon cuando Erik trató tirar de ellos, y, como último recurso, imaginó que estos eran de metal. Los abstractos lazos mentales -que ahora eran de acero- se convirtieron en un vínculo que unía sus mentes, Erik los alcanzaba con su poder y los aseguraba tan firmemente cuanto podía. <No voy a dejar que te vayas. Quédate conmigo, Charles.>


Erik parpadeó unos segundos, sabiendo que no había más tiempo que perder. Él miró hacia arriba, rompiendo el trance en el que había caído, para encontrarse con el sorprendido, casi impresionado, rostro de Frost.


- Necesitamos llevarlo a un hospital, ¡AHORA! -Erik gritó.


Afortunadamente, fue el momento exacto en el que Leap se materializó al lado de Frost.


- Creo que es hora de irnos. -Leap dijo, alegre como siempre, como si no hubiera ni una preocupación en el mundo.


Erik sintió la necesidad repentina de borrarle la sonrisa de la cara. Pero lo dejó pasar, Erik, muy celosamente, envolvió a Charles nuevamente en sus brazos y se puso de pie. Antes de que él tuviera oportunidad de levantar la mirada o incluso de tomar aliento, Leap había tomado su hombro y habían desaparecido.


El lugar quedo vacío ahora.


El casco de Erik yacía en el suelo, con una larga fractura en uno de los costados.

Notas finales:

Espero que les haya gustado este capitulo :3
Gracias por leer~ :D
Hasta el Lunes (´?`)


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