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Dark Flowers por LadyDeltaPhantomhive

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Erik jadeó cuando la desorientación lo golpeo como una ola, y tardó un poco antes de que pudiera recordar quién era y dónde estaba.


Sólo que no sabía dónde estaba. Su visión estaba un poco borrosa.


Parpadeó y echó una mirada alrededor, buscando cualquier señal de peligro, aún jadeante, y encontrando sólo muebles. «Nada. No hay nada aquí», pensó agradecido. Una vez que la sensación inmediata de peligro cesó, Erik tuvo tiempo para respirar y relajar su postura rígida, aunque la adrenalina aún lo tenía nervioso. Se incorporó un poco más, ajustando a Charles en sus brazos. Leap sonrió y dio un paso hacia la habitación a la que acababan de llegar.


- ¡Tadá! Aquí está, Magneto. -dijo con orgullo. Erik tardó un poco en darse cuenta de que Leap estaba hablando con él. Magneto. Sonaba extraño. Desconocido. Leap era como un remolino, era tan joven, tan lleno de energía. Erik dio un buen vistazo al lugar. Parecía una casa pequeña y acogedora, con una chimenea en la esquina y un montón de mantas tiradas sobre los sofás y las sillas. Había una gran cama al lado del salón, y Erik divisó unas puertas que probablemente llevaban al exterior, al baño y a otro cuarto.


- ¿Qué lugar es éste? -preguntó Erik, desconfiado.Todavía demasiado reticente en soltar a Charles -en caso de que alguien, de alguna manera, hubiera sido capaz de seguirlos, o de haber algún intruso en la casa.


Leap se encogió de hombros. El color le volvió a la cara.


- No sé. Algo que Emma arregló. Es una pequeña cabaña, hay una chimenea y otras cosas. Y mucha comida, probablemente la necesaria para poder quedarte aquí durante tres años y alimentar a un ejército con ella.


Erik todavía estaba insatisfecho.


- Sí, pero ¿dónde estamos? -preguntó, esta vez un poco menos paciente. Leap rió.


- No sé, ¡esa es la mejor parte! Emma me envió aquí y borró el nombre y la ubicación de mi mente. Dijo que si era atrapado, no sería capaz de contarle a nadie dónde estamos ahora, aunque pueda teletransportarme aquí fácilmente. Eso sólo lo hago. -explicó.


«Inteligente», Erik lo reconocía. Odiaba tener que pedir la ayuda de Frost y Leap, pero realmente no tenía otra opción. Era muy consciente de que, sin el jóven teletransportador, él y Charles ya estarían muertos.


- ¿Te dijo algo más? -preguntó, mirando a Leap caminar descuidado por la habitación. El joven teletransportador tomó una manzana de la mesa y le dio una mordida.


- Sí, sí lo hizo. Espera un minuto. -masticó un pedazo de la manzana. Erik alzó una ceja, irritado. ¿Cuántos años tenía este chico? ¿Dieciséis?- Que complicado lo que pasó allá en el hospital... -Leap dijo en tono de conversación. Intentando claramente ocultar lo asustado que había estado, y aunque Erik lo sabía, no dijo nada. Leap se teletransportó al sofá, aún comiendo su manzana. Algo en él le hacía recordar a Pietro -o Quicksilver, o como quiera que se llame. Ambos tenían el mismo entusiasmo infantil.


Erik vió a Leap comer su manzana por un tiempo, hasta que se le agotó la paciencia.


- ¡Leap! ¿Acaso...tienes idea de lo peligrosa que es ésta situación? Realmente necesito saber lo que ella dijo. -El muchacho rodó los ojos.


- Relájate, está bien, los chicos malos vinieron detrás de nosotros. Pero no lastimaron a ninguno. -dijo él, como si fuera la cosa más obvia del mundo.


Erik sólo lo miró por un tiempo, exhalando por la nariz. Inclinó la cabeza.


- ¿Realmente eres tan...estúpido? Los agentes de Quimera te siguieron. ¿O crees que fue mera coincidencia el hecho de que se hayan infiltrado en el edificio al mismo tiempo que tú?


Leap se congeló. Abrió la boca para decir algo, pero la cerró de nuevo.


Erik sacudió la cabeza furiosamente.


- ¿Entraste al hospital caminando, tú imbécil?


Leap abrió los brazos.


- Por supuesto, Magneto. No podía simplemente aparecer de la nada. Lo he hecho demasiado últimamente, y aunque sea divertido asustar a la gente, tú mismo dijiste que no debemos correr el riesgo de ser atrapados o llamar mucho la atención. Por eso, sí, entré caminando al hospital.


Erik esperó a que el cerebro de Leap captara la gravedad de la situación. Hubo un largo silencio. Erik dejó escapar un gemido frustrado.


- ¡Ellos te siguieron, idiota! Estaban buscándonos a mí y a Charles durante semanas, e intentaron seguir nuestra pista. Por eso te siguieron hasta allí. ¡Sólo debiste haberte teletransportado adentro y afuera!


Leap cruzó los brazos. Se veía como un perro apaleado.


- Bueno, perdón, Magneto. Sólo salve nuestras vidas, no es que eso cuente para nada, ¿no? Arriesgué mi propia vida para que tú y él -sea quién sea- pudieran salir de allí. -Leap dijo, a la defensiva, parecía herido e indignado.


Erik estaba a punto de sermonearlo de nuevo, cuando fue interrumpido por Charles quien tiró de su enlace y envió una ola de calma en su dirección. Erik lo miró. ¿Cómo es que Charles podía ser tan gentil y paciente con el adolescente -incluso cuando el error de Leap podría haberles costado la vida? Charles lo miró, pero no dijo nada. Erik suspiró y se calmó. Intentó mantener su rabia bajo control. Sabía que no le debió gritar a Leap y que el chico estaba en lo cierto -él los había salvado, a pesar de haber entrado caminando al hospital como un idiota. Los hombres de Quimera probablemente habían recibido órdenes de esperar por algo así, para que pudieran eliminar a más de un mutante a la vez. Frío y sistemático, como todo lo que la organización hacía. Erik intentó concentrarse.


- Está bien... -murmuró y respiró tranquilamente.- Ahora. Dijiste que Frost arregló todo esto. ¿Qué te dijo ella?


Leap continuó comiendo su manzana.


- Leap. ¿Qué diablos te dijo Frost? -insistió Erik.


El joven teletransportador volvió a rodar los ojos.


- Tranquilo. Ya estoy terminando. -dijo, tragando varias veces. Miró a Charles.- ¿Por qué lo estás cargando como si fuera una princesa? -preguntó confundido.


Erik sintió la rabia desencadenándose por la culpa, la reciente situación que arriesgó sus vidas y por la falta de paciencia.


- Porque está lisiado, idiota... -gruñó, y esta vez el rostro de Leap cambió. Hizo una mueca y lo miró apenado.


- Lo siento, no lo sabía. -le dijo a Charles, pero él -como era de esperar- no respondió. Leap frunció el ceño.- ¿Es mudo también?


Erik realmente empezó a enfadarse, justo cuando estaba a punto de calmarse.


- ¡Temporalmente, sí! -rugió y Leap se asustó, teletransportándose hacia el fondo de la sala, levantando las manos en son de paz.- Y no es de tu incumbencia. -agregó Erik. Se dio cuenta de que estaba muy exaltado, pero no pudo evitarlo.- Ahora, por favor, ¿te puedes callar y decirme lo que dijo Frost?


Leap asintió melodramáticamente y bajó las manos.


- Está bien, Magneto. Sólo...relájate hombre. Emma...Ella, uh...Ella me dijo que había comprado esta cabaña con el dinero de un profesor.


Erik analizó eso. «¿De un profesor?» Rió amargamente. Claro, Frost utilizó su control mental para acceder a una parte del dinero de Charles, desde algún banco o algo, y compró la cabaña. Debió haberlo adivinado. No es que realmente importe, Charles probablemente tenía tanto dinero que podría comprarse Canadá si quisiera. Y, sin embargo, a Charles nunca le había importado esa riqueza.


- Creo que dijo algo sobre haber limpiado algunas mentes y cosas así. Por lo que, nadie puede ser capaz de rastrear este lugar, ni la Hermandad, o cualquier otro. -Leap explicó. Erik asintió, con aprobación. Al menos Frost parecía saber lo que estaba haciendo.


Leap pasó una pierna por encima del sofá, balanceándola en el aire.


- También hay unas cosas que ella recogió de una mansión o escuela, algo así y las dejó aquí. Están en la otra habitación. Ella dijo que había visto a unos...enfermeros. Dijo que les había hecho algo con su telepatía, y que ellos no serían capaces de recordar ninguna de sus visitas. Tampoco van a hablar. Literalmente, no dirán nada. Entonces, creo que tú y tu amigo lisiado van a estar muy bien. -Leap dijo, riéndose de su propia broma, pero cuando los ojos de Erik brillaron peligrosos rápidamente se puso serio de nuevo.


- Bueno...Uh...Sólo una cosa más. Emma dijo que estará fuera por un tiempo y que después me pedirá que la traiga aquí. -Leap explicó, su sonrisa soñadora mostrando lo ansioso que estaba por hacerlo. Erik rodó los ojos.


- ¿Por qué quiere venir aquí? -preguntó.


Leap se encogió de hombros.


- No sé. No me lo dijo. Pero sí dijo que no será por ahora, porque sería muy peligroso. Parecía realmente importante para ella que este lugar se ubicara en medio de la nada, y que no hubiera nadie cerca. Se tarda unos horas en llegar de aquí en auto hasta la ciudad más cercana.


Erik inclinó la cabeza con suspicacia.


- ¿Por qué sería muy peligroso para ella venir aquí? -preguntó. Leap se miró nervioso de repente, y echó una ojeada rápida a Charles.


- Yo...Uh...no estoy seguro...


- Leap -dijo Erik demandante. Hubo un silencio pesado en la sala, Leap se movió nerviosamente.


- Bueno, Emma...Emma dio a entender que podría ser peligroso. -Leap dijo y apuntó a Charles con la cabeza. El joven teletransportador pareció un poco incómodo.- Emma parece temerle un poco a él, es todo lo que sé. No es que yo te esté juzgando Magneto, por estar con él, ni nada, pero...


- Cállate -dijo Erik, en tono cortante. Estaba pensando rápido. ¿Peligroso? ¿Frost tenía miedo de lo peligroso que fuera Charles? Esa telépata arrogante no admitiría nada como eso tan fácilmente, debió haber sido muy obvia para que incluso Leap lo hubiera notado. Erik podía adivinar el motivo. Por supuesto que Charles todavía se estaba recuperando y sus memorias con relación a Quimera podrían literalmente matar si se salían de control, pero...Frost no era alguien que se asustara tan fácilmente. ¿Por qué el distanciamiento? ¿Por qué la ausencia repentina?


Erik sintió un poco de inquietud. «No, es de Charles de quién estamos hablando. Apenas se está recuperando, y sus poderes están débiles ahora. De lo contrario, habría causado muchos problemas en el hospital. No es un peligro para nadie, excepto para sí mismo....»


«...y tal vez para mí», una pequeña voz le recordó a Erik, pero se negó a creerle. Charles no lo lastimaría a propósito. Erik estaba seguro de ello. Después de todo, Charles acababa de salvarle la vida, haciendo que un hombre se suicidara.


Erik asintió.


- Está bien -dijo en voz baja. Leap lo miró con expectación, sin saber qué hacer a continuación. Erik hizo un gran esfuerzo, porque sabía que tenia que agradecerle, pero para él era increíblemente difícil agradecerle a alguien. Siempre fue así, incluso ponía excusas. Odiaba equivocarse y odiaba deberle favores a alguien o dar las gracias.


- Tú, uh...tú hiciste un buen trabajo -Erik dijo apenas e intentó sonreír, pero el gesto se vió falso y probablemente un poco terrorífico. Leap pareció incómodo.


- Sí, sí, lo que sea. El placer es mío y todo eso, Magneto. Eres el jefe. Ahora sólo voy...uh...me voy, ¿ok?


Erik asintió, aliviado.


- Sí, puedes retirar...Puff. Leap ya había partido.


Erik estuvo satisfecho de encontrarse solo. Dejó de pensar en Leap. En vez de eso, Erik miró la cama grande en la esquina de la habitación y caminó hacia ella.


- Bien, Charles, vamos a quedarnos aquí por un tiempo. Estaremos seguros. Sólo tú y yo ¿está bien? -dijo en voz alta cuando llegó a la cama.- Voy a bajarte ahora -explicó y se inclinó para depositar a Charles sobre las mantas. Erik rápidamente lo apoyó en las almohadas, para que estuviera semi sentado. Acomodó las piernas de Charles en una mejor posición, se sintió un entrometido al tocarlas. El pensamiento era naturalmente ridículo -de todos modos, Charles no sería capaz de sentirlo, y no era como si Erik no lo hubiera tocado todo ese tiempo que se quedaron en el hospital.


Apartó esos pensamientos.


Charles estaba quieto desde hace un buen rato. Erik lo miró, al instante captó el pequeño hilo de sangre en el rostro de Charles. Erik tuvo que morderse el labio para contener la rabia que despertó en él. Un día de estos, él destruiría a Quimera. Ellos vendrían; o Erik iría detrás de ellos, tarde o temprano. Ahora esto era algo personal. «Engáñame una vez y la culpa es tuya. Engáñame dos veces y...»


- ¿Te duele? -Erik preguntó en voz baja, y se inclinó un poco más cerca para observar la herida de Charles. No era un corte profundo, pero había sangrado por largo tiempo. Uno de los hombres probablemente había golpeado a Charles con la empuñadura de un arma. La rabia mal contenida de Erik ardía debajo de su piel con el sólo pensamiento.


Charles no respondió. Por un momento, Erik temió que el ataque hubiera causado más daño del que había pensado ¿Y si Charles había perdido la capacidad de hablar de nuevo, incluso telepáticamente?


<Charles, por favor respóndeme.>


Charles parpadeó. Alzó los ojos hacia Erik. Estaba pálido y parecía cansado. Hubo silencio, y luego Erik sintió su propia mano moverse por su cuenta. Ésta se levantó hasta llegar a la herida de Charles y se puso encima de ella. Todo lo que Erik podía hacer era ver, como una vez más, Charles estaba moviendo su brazo sin parpadear o esforzarse en ello. <Me duele más aquí>, la voz de Charles finalmente respondió.


Entonces, Erik sintió su mano bajar un poco y asomarse sobre la mancha de sangre en el rostro de Charles.- <Pero no aquí.>


Finalmente, Charles soltó la mano de Erik y ésta casi chocó en el colchón de la cama, cuando él retomó el control y lo evitó. <Está bien. Lo arreglaremos>, dijo Erik.


Debería de estar más asustado con el hecho de que Charles tomara al azar el control de su cuerpo, pero Erik ni siquiera pensó en eso. Simplemente Charles había respondido a su pregunta. Erik se levantó y empezó a buscar un botiquín en la casa. Abrió cajones y armarios, pero todos estaban llenos de comida o mantas. Entonces Erik recordó que Leap dijo algo sobre unas cosas que fueron traídas por Frost de la mansión Xavier. Caminó hasta el otro cuarto y casi tropezó con tres grandes bolsas arrojadas en el suelo. Se arrodilló para abrirlas.


Había mucha ropa de Charles, revistas, libros y trabajos completos, con una letra fina y delicada. Erik revisó hasta encontrar una pequeña caja con una cruz roja, pero sus ojos captaron otra caja negra y pequeña. La curiosidad fue mayor y Erik la levantó para abrirla. En su interior habían cuatro jeringas llenas de un líquido desconocido, y también algo que parecía ser una liga. Erik se detuvo por un momento, incapaz de entender lo que estaba sosteniendo. ¿Por qué Charles tendría algo como esto? Debía ser algún tipo de droga, o un medicamento...O podrían ser, algún experimento de Hank.


Entonces, algo hizo click en su mente. De repente, Erik pudo ver a Charles en sus memorias, volviéndose hacia él con rabia, empapado, y dándole un puñetazo en el Pentágono. Erik pudo recordar haber visto marcas de agujas en la piel de Charles, dentro de su avión privado, y también recordó su tensa conversación.


Erik había preguntado: “¿Cómo los perdiste?


Hubo un brillo peligroso en los ojos de Charles al responder: “El tratamiento para mi columna afecta mi ADN.


Erik podía recordar su propio rostro hacer una mueca y su voz diciendo: “¿Sacrificaste tus poderes para caminar?


Charles se vió enfurecido y se puso a la defensiva: “Sacrifiqué mis poderes para dormir, no lo entenderías.


Erik dejó de recordar, súbitamente molesto por la tensión del momento y el odio no resuelto en su memoria. Eso había ocurrido no hace mucho tiempo. Las cosas ya habían cambiado. Erik odiaba recordar a Charles así, tan enfadado, traicionado. Erik no quería que volviera a verse ni a escucharse de esa manera nunca más. Detestaba la posibilidad de que ellos perdieran todo esto, todo lo que tenía con Charles ahora, porque significaría que perdería a su mejor amigo otra vez.


El pensamiento lo sorprendió. ¿Mejor amigo?


¿Desde cuándo pensaba en Charles como su mejor amigo?


Erik cerró los ojos. ¿Qué diablos estaba mal con él? ¿Por qué, de repente, era tan sobreprotector con Charles y andaba orbitando a su alrededor? ¿Por qué Erik ya no podía recordar lo que se sentía ser Magneto? ¿Por qué no se sintió de la misma forma al darle órdenes a Leap? ¿Por qué no podía recordar cuán distantes eran su punto de vista y el de Charles, cuán infantiles eran sus estrategias? ¿No valía recordar el hecho de que Charles lo abandonara y a todos los mutantes durante más de diez años? Erik súbitamente decidió no seguirse preocupando por el destino de la humanidad.


Erik apretó un puño por un momento. El no pidió nada de esto. Era más fácil ser Magneto, movido por la venganza y alimentado por la rabia. Eficaz. Él no tenía idea de por qué, de repente, estaba sintiendo todas esas cosas o cómo deshacerse de ellas. Simplemente estaban allí nada más. Nada de eso tenía sentido.


«Contrólate. Esto es estúpido.»


Erik se obligó a obedecer su propia orden. Lentamente, consiguió apartar esas emociones y pensamientos perturbadores. Como siempre hacía con ellos, ignorándolos y sofocándolos.


Se concentró en la otra cuestión. Las jeringas debían ser el suero que Hank había creado para devolverle sus piernas a Charles. Y dormir sus poderes.


Erik sintió tanto asco y curiosidad. No debería tener que usarlas, ningún mutante debía usarlas. Sus poderes eran un regalo.


En eso, Erik pudo recordar muy bien el rostro triste de Charles en el hospital.


¿No caminar?


No, no puedes caminar.


Pero, Erik no podía aceptarlo. Este rechazo a sus poderes, eso... esconderse...siempre fue el problema de su separación. Charles quería ser como los seres humanos, conformarse e integrarse con ellos. Vivir pacíficamente lado a lado. Erik simplemente no lo podía imaginar. Para él, eso era lo que Charles siempre desearía.


Cansado, Erik cerró la caja negra y la colocó en la bolsa. Tomó el botiquín y salió de la habitación.


Limpió la herida en la sien de Charles y el corte que la aguja intravenosa dejó en su brazo. Después se atendió a sí mismo. Tuvo algunas contusiones y un gran chichón en la parte trasera de su cabeza, pero nada que no sanara pronto. Erik preparó comida para ambos, mientras que Charles se quedó, obviamente, en su lugar, cansado y quieto la mayor parte del tiempo.


El agotamiento causado por la lucha que tuvieron antes claramente les estaba cobrando factura. Pero, al final, Erik sabía que al menos estaban seguros. Sus noches en vela, que duraron demasiado tiempo, comenzaron a hacerle recordar su existencia. Después de unas horas, Erik se sentía como un muerto en vida. Charles ya se había dormido, tenia una manta cubriéndolo, y sus largos cabellos estaban esparcidos sobre la almohada.


Erik arrastró los pies a la habitación extra donde había encontrado el botiquín, pero al abrir la puerta descubrió que dentro no había una cama. Erik sólo se quedó parado, sintiéndose apenas sorprendido. Giró lentamente sobre sus talones. El sofá era muy estrecho y pequeño para él, y Erik sabía que despertaría con todo tipo de dolores si dormía allí.


Los ojos de Erik se deslizaron de vuelta a Charles, acostado en la enorme cama. Se veía tan pequeño acurrucado en ella.


Al principio, Erik rechazó la idea pareciéndole estúpida y ridícula. Pero cuanto más miraba la cama, más acogedora le parecía. «¡Oh, qué demonios!» No era como si no hubiera cruzado ya todo tipo de límites con Charles.


Erik simplemente caminó hasta la cama y se recostó sobre ella. Charles no despertó. Erik pudo acostarse a su lado sin tocarlo. Lanzó una última mirada a la habitación, todo aparentemente estaba tranquilo. Su conexión telepática con Charles estaba calmada, sólo enviaba algunas proyecciones ocasionales de voces, aromas e imágenes de sus sueños, pero eran vagos, nada que Erik no pudiera ignorar.


Por un momento, Erik se detuvo a pensar. Charles siempre había dicho lo horrible que era tener telepatía, lo enloquecedor y doloroso que es. ¿Pero, y esto? Si esto era lo que realmente se sentía, entonces era casi como un dolor de cabeza.


Tal vez estaba pasando algo por alto. Y el pensamiento incomodaba constantemente su mente.


Erik sabía que había algo que no estaba viendo, pero no podía saber qué era.


Tenía el presentimiento de que algo malo estaba por suceder, y aún no sabía por qué.


No importaba lo que hiciera, no podía apartar esa sensación. Estaba escondida en las sombras, lista para atacar.


Pero ahora Erik estaba demasiado cansado como para preocuparse.


Se cercioró que la manta que tenía Charles lo calentara lo suficiente -y lo hacía- pero aun así puso otra en caso de que a Charles le diera frío durante la noche. Finalmente suspiró de alivio, la cama era como el paraíso después de esas noches interminables en la incómoda silla del hospital. Erik acomodó la manta sobre sí mismo, ya medio dormido. Agradeció a los cielos que la lámpara de al lado tuviera una cuerda metálica. Erik tiró de ella con su poder y la cómoda oscuridad cubrió la habitación.


Erik cayó dormido antes de que pudiera darse cuenta.

Notas finales: Gracias por sus comentarios, me alegra saber que les guste :3
Que tengan un buen fin de semana :D/

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