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Dark Flowers por LadyDeltaPhantomhive

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Durante el día, Erik vagó por los rincones más alejados de la mansión, recorriendo salas y pasillos olvidados y polvorientos.


Abrió cerraduras metálicas con su poder, cerciorándose de que nadie hubiera visitado el lugar o que no había ningún enemigo al acecho en cualquier rincón.


O eso era lo que se decía a sí mismo.


Estaba seguro de que la mansión estaba vacía por el momento. Y muy tranquila. Pero Erik necesitaba desesperadamente tener algo que hacer, ya que no podía irse del lugar, y, definitivamente, tampoco quería encarar a Charles. Erik supuso que Charles podía sentir que no se había ido -su enlace aún estaba allí, aunque Erik sólo captaba vagas emociones de Charles.


Se sentía satisfecho con el hecho de que Charles, probablemente, estaba irritado por haberse negado a irse. Charles tendría que, literalmente, expulsarlo si quería que Erik se fuera. Podía no ser la persona más paciente, pero era endemoniadamente terco.


Erik escuchó sus pasos resonando en los corredores.


Conforme las horas y las viejas habitaciones pasaban, Erik se rehusó a dejar que sus olvidados recuerdos le llenaran la mente. Había vivido muchos buenos momentos en ese lugar. Los que estaban entre los más felices que Erik haya tenido -recordaba sentirse seguro, pertenecer a un lugar...el dolor constante y la rabia dentro que lo invadían, y a los jóvenes llenos de esperanza rodeándolo. A Charles rodeándolo. Erik lo orbitaba como a un planeta en aquella época, aunque nunca admitiría eso en voz alta.


¡Oh, cuán jóvenes eran! Jóvenes y brillantes...e ingenuos.


«Estúpidos», Erik se corrigió con amargura.


Intentó apartar todos esos pensamientos, porque la última cosa que necesitaba era hacer aún más confusas sus ya complejas emociones sobre Charles y toda la situación.


Las horas pasaron.


La noche se acercaba cada vez más, y Erik empezó a ponerse nervioso. Sabía que luego las voces volverían, y esta vez no habría modo de bloquearlas.


O quizá todavía quedaban algunas jeringas en la mansión, pero Erik no tenía idea de dónde podrían estar. Y la mansión era tan enorme que no valía la pena intentar buscarlas. Charles podría saber dónde estaban, sin embargo Erik todavía estaba demasiado enojado para preguntar.


Además, eso significaría que tendría que admitir su desprecio y miedo a los poderes de Charles.


Erik era muy orgulloso para eso. Al menos durante las primeras horas.


El crepúsculo empezó a acercarse, y el nerviosismo de Erik se volvió demasiado irritante para ignorarlo.


Lentamente, las voces se hicieron más fuertes, pero el sonido aún no era lo suficientemente alto para enloquecerlo. Erik, sin embargo, comenzó a caminar en círculos, pues sabía que Charles perdería el movimiento de sus piernas en breve y que su telepatía llegaría con su fuerza total. Era sólo cuestión de tiempo.


Erik odiaba admitir que estaba preocupado. Charles había subido las escaleras y él no lo siguió y tampoco lo había visto desde su pelea.


Ahora, sin embargo, estaba oscureciendo rápidamente y las voces se volvían más fuertes, y Erik se puso cada vez más ansioso. Dio un paso hacia la escalera, sólo para retroceder varias veces.


Pero, con el paso de los minutos, Erik sintió la preocupación atravesarlo de dentro hacia fuera, para no poder simplemente ignorarla más.


Entonces, finalmente, subió las escaleras. Primero, despacio, después, apresuradamente. Al menos podría aparentar saber lo que estaba haciendo, así que intentó parecer determinado.


Erik tuvo que caminar por un tiempo para localizar la habitación donde Charles probablemente estaría, sólo para encontrarla vacía. Por un momento, el nerviosismo de Erik se desvaneció, siendo sustituido por la sorpresa. Lo buscó, abriendo las otras puertas, sin encontrar nada.


Erik levantó las cejas, hasta que se quedó sin otro lugar donde buscar.


- ¿Charles? -llamó, y su voz sonó extraña en los pasillos vacíos.


No obtuvo respuesta.


Erik olvidó su frustración, al estar completamente confundido sobre el paradero de Charles. No podría haberse ido, ¿no? No, eso no tendría sentido. Erik intentó pensar en algún lugar a donde Charles pudo haber ido, pero no lo había visto salir de allí y no podía imaginarlo yendo a las bodegas más alejadas de la mansión.


Erik sabía que era algo muy desesperado, pero intentó oír el enlace. Era torpe e inexperto, pero trató de concentrarse en la débil presencia en lo profundo de su mente.


Los segundos se convirtieron en minutos.


Erik se sintió ridículo allí, de pie, completamente inmóvil, y estaba a punto de desistir cuando captó una sensación vertiginosa desde el otro lado del vínculo.


Fue débil y desapareció en segundos, pero Erik definitivamente lo sintió. Abrió los ojos, mirando a la pared, tratando de recordar de dónde ese sentimiento en especial le parecía familiar. Erik había sentido algo idéntico en su vida...


Y lo entendió.


Era la desorientación extraña que se le tiene a las alturas, como mirar hacia abajo de una alta colina o un edificio.


Entonces, Erik sintió una punzada de miedo, sólo había un lugar en la mansión que podría causar tal sentimiento.


Miró hacia arriba, formándose un leve nudo en su garganta.


Después, se puso a correr.


Se dirigió al techo. No tenía ni idea de por qué Charles estaría allí, pero no había otra explicación.


Erik atravesó puertas y corrió por varias escaleras.


Cuando finalmente llegó a la última puerta que lleva al tejado, casi le dio un golpe para abrirla.


La puerta se abrió con tanta fuerza que, prácticamente, azotó fuerte con la pared, pero Erik apenas lo notó. Estaba más sorprendido por la visión que tenía ante sí. El largo y oscuro techo de la mansión surgió frente a él y continuó durante un largo trecho. Pero, incluso bajo esa débil luz, vio una figura en la orilla del techo.


El corazón de Erik saltó dolorosamente ante el horror repentino de lo que estaba presenciando -por la mera implicación de eso.


Charles estaba sentado en el borde del techo, el viento de la noche oscura revolviendo su cabello.


Erik se congeló por un instante, incapaz incluso de respirar, temiendo que cualquier movimiento pudiera hacer que todo se convirtiera en una catástrofe.


Hacía frío -el viento era muy frío e inclemente. Erik tenía escalofríos, pero ni siquiera los notó.


Estaba demasiado sorprendido como para decir algo en voz alta. Dio un paso muy lento hacia adelante. <¿Charles?> Llamó cuidadosamente a través de su enlace, con la esperanza de no asustarlo.


Nada.


A medida que Erik se acercaba lentamente, instintivamente levantaba las manos en el aire como si se acercara a un animal herido. Charles estaba sentado en el borde del techo, inclinado hacia la escalera de incendio. Sus pies colgaban sobre el borde, estaba inmóvil. De hecho, Charles no se movía. La única señal de movimiento era su respiración transformándose en vapor, y luego desapareciendo rápidamente en el aire.


Charles estaba mirando hacia algún punto muy, muy abajo, con ojos perdidos.


Toda la rabia que Erik sentía fue olvidada. Y fue sustituida por una horrible sensación en la boca del estómago, y en su pecho agitado.


- ¿Charles? -Erik llamó, no se atrevió a llegar muy cerca.


No obtuvo reacción.


- Charles...¿Qué...qué estás haciendo? -Erik preguntó con voz cautelosa y oprimida.


El viento soplaba fuerte y, por un momento, Erik temió que pudiera empujar a Charles del borde. Sus sentidos estaban alertas al máximo, la adrenalina corría en sus venas. Intentó encontrar algo de metal, pero sólo estaba la escalera de incendio. Sería inútil.


Dio un paso adelante con cuidado, no quería asustar a Charles.


- T-tú...tú no deberías estar aquí arriba. -Erik intentó.


<No deberías estar aquí>, Charles respondió casi con cansancio, con un tono tan carente de emoción que Erik apenas lo reconoció. Era casi como escuchar a un zombi a través de su enlace.


Charles no parecía estar del todo despierto y consciente, parecía distante.


Erik dio un paso más. Todo ese tiempo se acercaba un poco más, pero sin arriesgarse a correr hasta él.


- Pero todavía estoy aquí, Charles. -Erik dijo despacio. Tragó en seco antes de poder continuar.- Nunca tuve la intención de irme.


<Debiste hacerlo>, Charles respondió, de nuevo extrañamente distante.


Erik negó con la cabeza.


- No, no...No lo haré.


Erik alcanzó a ver al suelo desde donde estaba, y sintió la bilis en su garganta. Estaba muy, muy alto desde el techo. El suelo parecía estar tan lejos, como si la distancia fuera aún mayor de lo que realmente era. La caída sería horrenda.


Pero Erik se obligó a mantener la calma. El viento soplaba con tanta fuerza que le quemaban los ojos.


- No voy a dejarte solo, Charles. Incluso cuando te grité, no tenía la intención de...


Y de repente un viejo recuerdo vino: “¡Tú me abandonaste! Charles le gritó durante la misión por Trask.


Erik escogió sus palabras con cautela.


- No estaba dispuesto a abandonarte, Charles. Yo...no hubiera sido capaz de hacerlo. -Erik se sorprendió al encontrarse diciendo algo así, pero culpó a la alarmante situación que tenía en manos.


<La hierba ha crecido mucho mientras no estaba>, dijo Charles.


Erik parpadeó.


- ¿Qué?


<Hank acostumbraba cortarla.>


Erik hizo una mueca al oír el nombre de Hank. Estaba intentando no ceder al pánico burbujeando en su pecho, en el borde de su mente. Pensó rápido en qué hacer y decir.


- La hierba puede cortarse más tarde. -Erik dijo, sonando estúpido incluso para sus oídos. Dio otro paso cauteloso hacia adelante. Casi estaba allí, tan cerca, pero aún no lo suficiente.


Y fue entonces cuando las manos de Charles soltaron la escalera, que el corazón de Erik se detuvo por un momento.


Charles no movió nada más, sólo dejó caer las manos en su regazo. Como si estuviera casualmente sentado en una silla en la acogedora sala de estar, y no a una altura fatal, al borde del techo, sólo manteniéndose allí por su equilibrio.


Erik no se atrevía a respirar.


Sus ojos se abrieron del pánico que estaba cerca de asumir el control, y su corazón estaba golpeando contra su caja torácica. Erik nunca había querido tanto sostener a alguien en sus brazos y mantenerlo firmemente allí cuanto pudiera. Un movimiento en falso, una milésima de segundo, o una pequeña inclinación, y Charles se habrá ido.


El pensamiento asustó a Erik de tal manera que tuvo que bloquearlo.


- Charles, por favor. -Erik tartamudeó.- No hay nada que no pueda ser tratado o reparado. Nada es irreversible.


Los ojos de Charles nunca se despegaron del suelo.


<Pero lo es, Erik.>


Erik negó ferozmente.


- ¡No no no! ¡No lo es! -susurró desesperadamente, pero no le importaba. Intentó pensar en cualquier cosa que pudiera decir, cualquier cosa para hacer que Charles se quedara por más tiempo. Que estuviera quieto. Que esperara.


Erik tenía mucho miedo de dar otro paso porque temía, más que nada, que Charles simplemente usara sus poderes para paralizarlo donde estaba o le diera una falsa sensación de paz o alguna otra forma de controlarlo. Y si Charles hacía eso, Erik no tendría ninguna oportunidad de intervenir, o de hacer cualquier cosa. Se quedaría ahí parado, tenso como una cuerda de violín.


El viento hizo que sus ojos lloraran -o eso fue lo que Erik se dijo a sí mismo. Tuvo que parpadear varias veces para despejar su visión.


- Nunca planeé usarte como un arma, Charles. Nunca quise eso. -explicó francamente.- Todo lo que quería era salvarte, verte vivo y respirando. Si miras con cuidado en mi mente, verías eso. Pero prefieres quedarte lejos, ¿no? Fuiste educado y te esforzaste para mantenerte fuera de mi cabeza. Yo sé que lo hiciste. Lo entiendo mejor ahora, como funcionan tus poderes.


El cabello de Charles se balanceó con el fuerte viento. Erik quiso cubrirse la boca de puro miedo. Su voz temblaba.


- Podría dejarte, Charles. Estaría dispuesto a dejarte entrar en mi cabeza. ¿Qué piensas de eso, eh? Incluso después de todos estos años en que tuve ese casco, me gustaría invitarte a echar un vistazo.


Erik ya no sabía lo que estaba haciendo -sólo negociaba más tiempo, colocando todo lo que tenía sobre la mesa. Tembló un poco de frío. Intentó dar otro paso, pulgada a pulgada.


- Yo...sé que no...ha sido fácil. Tuvimos nuestras diferencias, Charles. Y...que has pasado por muchas cosas. Pero no hay razón para...que tengas que... -La voz se le quebró y tuvo que tragar en seco. Sólo dos pasos más y estaría lo suficientemente cerca para agarrar el brazo de Charles.


<Hank no volverá. Ni los chicos. Este lugar nunca será una escuela para mutantes. Logan estaba equivocado.>


Erik intentó encontrar algo qué decir, pero no hubo nada. Miró nervioso al suelo, luego a Charles.


<Seré cazado por Quimera por el resto de mi vida, ahora que saben lo que puedo hacer. Me niego a convertirme en una presa para ellos.>


Erik resopló.


- Voy a matarlos a todos, si es necesario. Yo voy...yo y mi Hermandad te protegeremos. No vamos a dejar que te toquen.


<Realmente lo siento mucho, Erik, siento no poder creer en tus promesas.>


Erik sintió una punzada de rabia y de dolor, pero no tenía tiempo para eso ahora. Arrastró un pie hacia adelante de nuevo. Pronto, sería capaz de llegar a Charles. Eligió un tono más suave de voz, más cálido:


- Tú no dejaste que me ahogara, hace años, debido al dolor que sentía. ¿Recuerdas? -La mano de Erik tembló cuando se acercó una vez más.- Habría muerto por Shaw si no fuera por ti. Nunca te lo agradecí. Así que, tal vez ya sea mi turno de devolverte el favor.


Erik podía ver todo el suelo delante de él. La caída sería fatal, no había ninguna duda sobre eso. Charles estaba más cerca ahora, extendió la mano lentamente hacia él.


<¿Por qué? ¿Porque tú?>, preguntó Charles.


- ¿Por qué yo estoy aquí? -Erik susurró. Entonces contuvo la respiración. Los segundos parecieron pasar en cámara lenta cuando saltó hacia adelante, tomando en un agarre de acero el brazo de Charles y tirando de él violentamente hacia atrás. Charles jadeó, sorprendido, y Erik soltó un grito sofocado, inclinándose, hacia atrás, usando el peso de su cuerpo, y tirando a ambos lejos del borde del techo. Perdió el equilibrio cuando las piernas de Charles no reaccionaron al movimiento, y tropezó con ellas. Al final, cayó parcialmente sobre Charles, en el concreto frío del techo.


Por un momento, Erik sólo pudo inspirar y expirar, y percibir que ahora estaban a salvo.


Entonces se volvió hacia Charles, indignado.


- ¿Qué diablos estabas PENSANDO? -gritó, de alivio y rabia. Ahora que ambos estaban de este lado del techo, era como si todas sus emociones hubieran cobrado vida y Erik las sentía a todas más agudas. Eran casi abrumadoras. Erik se esforzó para levantarse, apoyándose en sus brazos, con Charles todavía debajo de él.


- ¿Estás loco? -gritó él, pero sus emociones desbordaron tan impetuosamente que su garganta parecía estar obstruida, impidiéndole proseguir. En su lugar, Erik sólo pudo percibir, impotente, que las lágrimas, de repente, se salían de sus ojos.- ¡Podrías haber muerto, idiota! -Erik gritó después de un tiempo, con voz ronca. Dio un golpe en el duro concreto y miró a Charles, temblando de miedo, alivio y rabia.- ¿Tienes alguna idea de lo alto que es el techo? ¿O de lo arriesgado que era sentarse al borde? ¿Tienes idea? -Erik soltó sin pausas, limpiando, con rabia, las lágrimas calientes de su cara como si fueran insectos irritantes.


Charles no lo miró. Permaneció acostado cuando Erik se puso de rodillas y lo miró.


- ¡No podría haber frenado tu caída! La caída te habría... -Erik golpeó el suelo de la azotea de nuevo. No había sentido ese tipo de rabia hace mucho tiempo.- ¡Por el amor de Dios, detente, Charles! ¡Basta con superarlo! Esta no es una solución. Nunca lo será. ¿Por qué, diablos, tú, de entre todas las personas, creerías que debes hacerlo tu mismo? ¿Cómo te atreves incluso a considerar la idea, después de todo lo que has sobrevivido? ¿CÓMO PUEDES?


- Erik... -Charles dijo con voz débil. Tomando a Erik, una vez más, desprevenido al hablar en voz alta, haciéndolo callarse para oírlo. Charles parpadeó varias veces, como si sólo entonces se diera cuenta de lo que realmente estaba sucediendo. El súbito shock y el temor se reflejaron en su rostro. <Yo no...no...No sabía lo que estaba haciendo. Sólo vine hasta aquí, y...Era un buen lugar para estar solo. De alguna manera, me senté en el borde y entonces empecé a perder la sensación de mis piernas y, no sé qué sucedió...perdí la noción del tiempo...>


Erik sacudió la cabeza furiosamente, aún tratando de parar las lágrimas que seguían fluyendo.


- ¡¿Cómo pudiste arriesgarte?! Si de verdad me hubiera ido, o si no hubiera venido hasta aquí...¿qué habría sucedido? ¿Qué, Charles?


Charles cerró los ojos. < no deberías estar aquí. No deberías haber visto esto.>


Erik tragó en seco y se pasó la mano por el rostro nuevamente. Ni siquiera sabía qué decir.


<Solía venir aquí y sentarme con Hank. Por eso vine hasta aquí.>


- No me digas que no estabas...


<No lo estaba, no, Erik. No puedo explicarlo. Pero nunca me habría tirado del borde.>


- Pero, ¿Y si el maldito viento lo hubiera hecho? ¿O el cansancio? ¿Cualquier cosa? Sólo por el hecho de estar jugando con algo así... -Erik gruñó.


Charles parpadeó sus ojos estaban turbios y parecía vagamente sorprendido de lo fuerte que era la reacción que había producido en Erik.


En cualquier otra situación, Erik nunca habría comentado sobre eso, pero ahora sus emociones estaban descontroladas.


- ¿Qué? ¿En verdad todavía crees que no me importa el hecho de si vives o mueres? ¿Qué necesito hacer, por el amor de Dios, para hacer que lo entiendas? ¿Cuántas veces necesito salvar tu vida, o arrastrarte del borde de un techo, para que comprendas? Tú no eres un objeto, o un arma para mí. Si lo fueras, ya te habría usado. O te hubiera dejado atrás.


Charles lo miró y soltó un suspiro tembloroso.


Fue sólo entonces que Erik notó que sus labios estaban perturbadoramente azules. Alzó una ceja.


- ¿Cómo...cuánto tiempo has estado aquí arriba?


Charles se encogió de hombros débilmente. <No estoy seguro.>


Erik se mordió el labio. Charles pudo haber estado allí durante más de una hora, o incluso dos, y el aire estaba helado.


<No podía levantarme>, Charles dijo, y Erik pudo ver la vergüenza en su rostro. <Mis piernas cedieron más temprano de lo que pensaba.>


Erik suspiró y miró a las piernas inmóviles de Charles. Después, tocó la mano de Charles, su piel estaba muy fría. Erik no quedó ni un poco satisfecho con eso.


- ¿Qué tan indiferente puedes ser con tu propio cuerpo? ¿Cómo puedes ser tan descuidado? Estás congelado.


Charles suspiró y el aire se transformó en vapor. <Entonces, tal vez ¿me podrías ayudar a entrar?>


Erik lo miró por un tiempo.


- Está bien. Pero esto no ha terminado. ¿Me oyes?


Charles sólo asintió con la cabeza. Entonces, Erik suspiró, tratando de calmarse, y lo envolvió en sus brazos, pero esta vez el gesto sucedió de forma natural, ya que lo había hecho tantas otras veces. Erik se puso de pie y se volvió hacia la puerta que los llevaba de vuelta al interior. La cabeza de Charles cayó contra el hombro de Erik en un movimiento demasiado cansado para su gusto.


<Tengo una silla en algún lugar>, Charles murmuró a través de su enlace. <Lo siento, todavía no he roto la conexión.>


- Está bien -Erik respondió firmemente, cuando el ambiente dentro de la mansión los envolvió. Charles dejó escapar un suspiro.


<Está cálido.>


- Sí, a diferencia de ti -Erik resopló, mientras bajaba las escaleras. A través de los pasillos, Erik podía sentir el frío irradiando de su cuerpo. Si la caída no lo había matado, la hipotermia lo haría. Odiaba el pensamiento. Charles era mejor que esto. Mucho mejor.


Pero Erik sabía que ahora no era el momento para discutirlo.


Sus pasos resonaban en la mansión.


Charles se había quedado en silencio durante ese tiempo.


<Tal vez, no la silla...Tal vez, sólo la cama.>


-Bueno, eso es realmente inapropiado. -dijo Erik sin humor. Su broma no salió bien y la mente cansada de Charles envió una ola de confusión.


<Cama.Para.Dormir.Erik>, llegó la respuesta repentina, y eso le recordó en algo a Erik al tiempo que permanecieron en el hospital, despertando una fugaz sensación de nostalgia. Charles rápidamente comenzó a dormirse después de entrar en la acogedora mansión. Era casi ridículo que pudiera actuar como un niño de cinco años, cuando tenía sueño. Por lo general, Erik lo habría encontrado divertido.


<Erik está aquí...Aquí conmigo>, Charles murmuró torpemente, pero consiguió pasar por el enlace. Erik levantó una ceja, pero no hizo ningún comentario. Finalmente, llegó a la puerta de la habitación. Erik depositó a Charles en la cama. Las sábanas estaban un poco polvorientas, pero no le importó. Tomó varias mantas y las colocó sobre Charles, sintiéndose ridículamente como una madre súper protectora o una niñera. Pero no quería que Charles se congelara hasta la muerte.


Charles ya estaba profundamente dormido antes de que Erik se levantara y lo observara. Nunca había visto a Charles tan miserable como en estos últimos días. Erik jamás se había imaginado ver tal dolor y tristeza bajo esa fachada tranquila y educada. Que Charles Xavier, el orgulloso y telépata sabelotodo, podía terminar en ese estado, tan perdido y derrotado.


Erik se asombraba de que, finalmente, comprendiera tan bien a Charles; que aunque estaba molesto por que Charles subiera al techo, no podía culparlo. Él se sentía solo. Hank estaba muerto, Raven, lejos. Alex, Banshee, Angel...todos muertos. Y los segundos de vida de Charles eran llenados por miles de voces desconocidas reverberando en su cabeza, sensaciones invadiendo su cuerpo. Dolor, ocasionado por sus memorias y su propia vida, sumándose el dolor de otras personas. ¿Cómo alguien podía soportar todo eso?


Erik sintió vergüenza por regodearse de su propio pasado y sus tragedias, por pintarlos en las paredes y haberlos utilizado como escudos contra el mundo. ¿Qué era su pasado, comparado con lo que Charles tenía que afrontar todos los días? Al menos, la mayor parte de su dolor se encontraba en el pasado -todavía dolía, pero no era crudo y fresco.


De repente, Erik se sintió solitario y tuvo el más extraño anhelo de sanar todo lo que hacía a Charles sufrir. Llenar las grietas, enmendar las heridas, aliviar el dolor. Y, al mismo tiempo, también temía querer hacerlo. Nunca tuvo la intención de estar tan involucrado con Charles. Sólo había planeado salvarlo de Quimera. Entonces, ¿por qué estaba tan desesperado por hacerlo sentir mejor, por quedarse con él, por querer verlo sonreír nuevamente como solía hacerlo, con tanta facilidad como cuando ambos eran más jóvenes?


Erik ya casi había olvidado el sonido de la risa de Charles, de la manera en la que realmente sonreía.


Y odiaba eso.


Tal vez, por primera vez, Erik se veía a sí mismo en Charles. Y de la misma manera que Charles veía algo bueno en él -y no sólo dolor y rabia- Erik veía en Charles una luz deslumbrante, vibrante y fuerte, llena de cosas buenas, a pesar de sus diferencias. Erik, desesperadamente, quería que pudieran dejar ir el pasado.


Estaba cansado de pelear.


Si sólo pudiera corregirlo con fuerza de voluntad...


Erik apagó las luces y cerró la puerta silenciosamente. Descendió las escaleras hacia la biblioteca y se sirvió un trago.


Miró el oscuro líquido.


Las voces captadas por la telepatía de Charles se volvían más fuertes, pero Erik no quiso despertarlo ahora. Sólo tendría que resistirlo por un tiempo.


Sintió el fuerte olor agridulce del alcohol.


Tuvo que tener coraje para llamar a Charles alcohólico, por buscar ahogar las penas y sus poderes con el fondo de una botella. Por haberse escondido en una mansión durante años, por odiar sus propios poderes. Ahora, Erik descubrió que no podía culparlo ni un poco.


¡Oh, cómo es que el juego se volvió en su contra!, pensó mientras bebía el caro whisky. Sólo para volver a llenar el vaso.


Mientras la habitación se oscurecía, la garganta de Erik quemaba.


Algo profundamente en su interior cambiaba.


A medida que las voces se hacían más fuertes en el extremo opuesto del enlace, el alcohol en sus venas entumecía todas ellas a una distancia soportable.

Notas finales: Ay Charles :"(
Siempre me duele leer esto...

Nos vemos~

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