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Dark Flowers por LadyDeltaPhantomhive

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Notas del capitulo: Ya sé, ya sé. En verdad siento haber tardado, esta vez no fue porque se me olvidara y hoy, tuve ciertos inconvenientes con la página de AY (;-.-)

En fin! Aquí tienen el capítulo, que lo disfruten, hasta el siguiente ?^?^?

Erik despertó con los gritos de Charles.


Espantó al sueño, se apresuró a sentarse, sus poderes listos para atraer cualquier metal que pudiera usar contra un atacante. Parpadeó y examinó el cuarto frenéticamente, mientras encendía la lámpara. La luz le pareció muy brillante y Erik tuvo que entrecerrar sus ojos debido al cambio brusco. Pero no vio a nadie en la cabaña, y se volvió apresurado a Charles.


Fue sólo así que percibió que Charles aún no había despertado.


Charles estaba acostado en la cama, con el rostro casi enterrado en las mantas, retorciéndose y gruñendo como si estuviera dolorido. Erik lo miró y luego a la habitación, su estado alarmado comenzó a calmarse. Se dio cuenta de que Charles estaba gritando dentro de su mente, a través de su enlace, en sus sueños.


Erik se acostó de nuevo, cansado. Se volvió hacia Charles, sacudiéndolo un poco, agradecido por el hecho de que Charles no pudiera paralizarlo ahora o cualquier otra cosa.


- Charles -Erik murmuró con voz ronca-, es sólo una pesadilla.


Sacudió a Charles un poco más y, lentamente, los ojos agitados se abrieron un poco. Los gritos desaparecieron de la mente de Erik, dejando sólo un eco atrás. Charles parpadeó y lo miró, luego cerró los ojos nuevamente, apresurándose a evitar los ojos de Erik.


Tardó varios minutos antes de que su respiración volviera a la normalidad.


Erik esperó.


No dijo ni una palabra.


Erik se dejó caer en la cama. Un tiempo después, apagó la lámpara con un simple tirón en su interruptor de metal.


Miró al oscuro techo durante mucho tiempo.


Antes de que la mañana llegara, Charles despertó a Erik otras dos veces, gritando e irradiando aflicción a través de su enlace.


Erik lo despertó esas dos veces, silenciosamente.


Fue casi un alivio despertar -para variar -debido a los sonidos que Charles hacía al moverse.


Erik se levantó y, al buscar una botella de agua, algo en su visión periférica le llamó la atención.


Charles estaba caminando por la habitación y Erik se turbó al verlo más lento y tambaleante que antes, como si sus piernas no estuvieran funcionando tan bien como deberían.


<Ya estás despierto>, Charles dijo, neutral.


Erik alzó una ceja -parecía que Charles no lo había visto despertar antes.


- Lo estoy -dijo.


Algo en Charles irradiaba ansiedad y preocupación, y eso alertó a la mente de Erik aún más. Charles continuaba tocando varias cosas con sus dedos al caminar a lo largo de la habitación, no parecía estar buscando algo, solo paseando alrededor. Erik lo observó por un momento en silencio, y sintió leves tirones en su enlace.


- ¿Qué estás haciendo? -preguntó.


<Tratando de entender la conexión entre nuestras mentes> ,dijo Charles.


Erik estiró los brazos y optó por no decir nada más. Al mismo tiempo, Charles casi tropezó con sus propios pies, pero evitó caer agarrándose del borde de un mueble.


Erik levantó su mirada hacia él, estuvo a punto de preguntar cuando Charles lo interrumpió.


<Estoy bien.>


El rostro de Erik se contorsionó. Odiaba decirlo en voz alta, pero sentía que no tenia otra opción:


- Tu equilibrio no parece estar bien.


Sólo entonces Charles se volvió y le arrojó una mirada sombría. Erik sintió la tensión empezar a arrastrarse dentro de la habitación.


- Quiero decir...que no me di cuenta. -Erik masculló a regañadientes.


<Mi tolerancia al suero aumenta todo el tiempo. El periodo de su efecto es cada vez menor.>


Erik sintió una ola desagradable de rechazo hacia ese pensamiento.


- Entonces, ¿tu telepatía ya se está haciendo más fuerte?


<Sí>, dijo Charles.


Erik tragó en seco.


- ¿Cuánto tiempo más?


<Tenemos algunas horas. Quizá hasta la tarde.>


Hubo otro silencio tenso. Erik escogió sus palabras cuidadosamente:


- Sólo tenemos una jeringa.


Charles dejó de caminar. Lentamente, giró sobre sus talones y encaró a Erik. Había algo peligroso en la manera como sus ojos brillaron. Se veía exhausto por la falta de sueño y las pesadillas, toda la amargura, el sufrimiento y el dolor se reflejaban en su sombrío rostro. Parecía más pálido, y había algo oscureciendo sus ojos.


<Sí, así es, Erik. Sólo una jeringa. Entonces tendré mis poderes de nuevo>, dijo Charles. Erik tendría que ser ciego y sordo para ignorar la frustración mal contenida en el tono de Charles. <Permanentemente. Dime, ¿cómo te sientes al saber eso?>


Erik se negó a desviar la mirada. Mantuvo el rostro impasible.


- No importa lo que piense. Va a suceder de todas formas, dijo.


Charles bufó.


<No vamos hacer esto, Erik. No hay manera de que te quedes conmigo en esta cabaña por días o semanas, soportando el dolor y cubriendo tus oídos día y noche.>


El rostro de Erik se endureció.


- ¿Qué te hace estar tan seguro de que no seré capaz de lidiar con eso? -gruñó de nuevo con rabia, orgulloso, aunque estuviera dolorosamente consciente de cuanta razón tenía Charles.


Charles negó con vergüenza.


<Porque tuviste una muestra de lo que es ser un telépata, Erik, y no te gustó lo que sentiste. El suero puede haber surtido efecto la mayor parte del tiempo, pero tu desagrado hacia mis poderes es muy difícil de no percibir.>


Erik apretó los dientes. Sabía que esta era su oportunidad de admitir que había estado equivocado sobre Charles y sus poderes todos estos años, pero de alguna manera su rabia y orgullo habían soltado su carcajada y se apoderaron de él. No podía soportar el tono condescendiente de Charles, eso sólo alimentaba su irritación.


Erik se mantuvo tranquilo, porque no podía encontrar qué decir. Intentó no ceder al deseo de pelear, no importa cuánto éste acechara bajo la superficie.


Charles bufó, agridulce. <Eso es adorable. Siempre tuviste el coraje de juzgar y actuar arrogantemente, pero ahora mírate. Debe ser difícil hacerle frente a la realidad de las cosas, Erik>, dijo, como si estuviera hablando con un niño ingenuo.


- ¿Estás buscando pelear ahora? preguntó Erik, su voz sonó ahogada.


<¿Estás tratando de darme una excusa para no decirme lo que planeas hacer conmigo?>


Erik levantó ambas cejas.


- Hacer...Por qué haría...¿Qué, diablos, te hace pensar que esta es una situación enferma de secuestro? -Erik preguntó, ahora tomando impulso para ponerse de pie.


El silencio de Charles fue aún peor que cualquier respuesta desagradable.


La rabia comenzó a hervir bajo la piel de Erik.


- Salvé tu vida, Charles. Eras un maldito desastre cuando te saqué de allí. Ni siquiera podías recordar quién eras. La única razón por la que todavía estás de pie es por el hecho de que te dejé dentro de mi cabeza, para hacer que te aferraras a mí como a un maldito salvavidas.


Charles lo miró.


<Sí, bueno, estoy tratando de averiguar cómo se formó la conexión, considerando que no recuerdo el momento en que se hizo. Pero tan pronto como lo descubra, ten la certeza de que la romperé. Entonces, podrás deshacerte de mí otra vez y huir con tu Hermandad.>


Erik estrechó los ojos, todo el dolor oculto haciendo que su rabia saliera a la superficie. Fue por Charles para salvarlo, se había quitado el casco y le había permitido que usara su mente como un escondite, lo había vigilado y protegido, le enseñó su nombre y rostro, cuidó de él...mientras él veía y aprendía de la misma manera. ¿Y todo lo que recibía en retribución era rechazo, acusaciones y frialdad? Erik sabía que Charles estaba sufriendo todo el dolor y la pérdida que Quimera le había causado, pero no tenía derecho de desquitarse con él. Especialmente de esa forma tan cruel. Erik no era bueno en ser comprensivo y paciente por mucho tiempo. Ahora su estabilidad estaba pendiendo de un hilo y su rabia tenía el pésimo hábito de descontrolarse una vez se desencadenaba.


El ambiente en la cabaña, de repente, se había vuelto frío como el hielo.


- Parece que no importa lo que haga, nunca es lo suficientemente bueno para ti, Charles. -Erik escupió.- Actúas como si fueras algún tipo de santo, o salvador, pero nunca levantaste un dedo ni siquiera para ayudar a nuestra causa. Sólo te quedaste allí, bebiendo whisky, mientras luchábamos en la guerra.


Charles soltó un suspiro de burla. <Tu causa, Erik. No nuestra. Y tu guerra, no la de los mutantes.>


Erik se acercó más, la hostilidad reflejada en su cara ahora.


- ¿Quién eres tú para decirme eso? ¿Quién eres para determinar lo que es correcto y lo incorrecto? Sólo te involucraste cuando no tuviste ninguna otra opción, cuando Logan te obligó a intervenir ya que el futuro estaba en peligro.


Charles lo observó, con varias emociones dibujadas en su rostro.


Erik tragó en seco varias veces, tratando de frenar su rabia. Algunos segundos pasaron. Entonces miró a Charles, con una mirada casi indefensa, suplicante.


- Tu poder...tú podrías hacer mucho con él. Podrías detener todos nuestros sufrimientos sólo cambiando la opinión de las personas sobre nosotros, haciéndoles ver la verdad. Podrías simplemente chascar los dedos y esta guerra estaría terminada. Tú podrías hacerlo sin violencia o sangre derramada -como siempre quisiste- porque Charles, tu alcance telepático es increíble. Podrías tan sólo tocar la mente de todos y...


La forma en la que el rostro de Charles se llenó de enorme espanto y disgusto hizo que Erik dejara de hablar.


<¿Quisieras que jugara a ser Dios? ¿Es eso? ¿Quisieras que me convirtiera en un dictador, en un maldito tirano? ¿Qué te diferencia de Quimera, Erik, por querer usarme como un instrumento para conseguir lo que quieres? ¿Realmente crees que la esclavitud es la respuesta?>


Erik empezó a ver rojo, estaba tan ofendido e indignado.


- ¡No te atrevas a compararme con esos monstruos, Charles! Tú eres sólo un cobarde que se niega a ver el cuadro general. Pensé que pasar algún tiempo en esos laboratorios te habría abierto los ojos, pero, al parecer, estaba equivocado. La paz nunca será una opción. Siempre habrán personas que nos odien, que nos quieran destruir. Siempre habrán más Quimeras o gobiernos que quieran cazarnos como animales. ¡Podrías cambiarlo todo, Charles, si sólo abandonaras tu maldita aureola y dejaras de actuar como un santo!


Charles negó con la cabeza furiosamente.


<¡Eso nunca va a suceder, Erik! Manipular y controlar a los seres humanos sólo generaría más miedo y odio hacia nosotros. Se volverían en nuestra contra, tarde o temprano, y querrán destruirnos si comenzáramos a controlarlos como a un rebaño. No somos diferentes de ellos; no somos más preciados o mejores. Tú quisieras que los seres humanos nos temieran y adoraran, como quieres que hagan contigo, en vez de hacer que los seres humanos vean la verdad y nos acepten cómo somos -porque somos exactamente como ellos, simplemente tenemos una ligera mutación genética.>


Erik sacudió las manos en el aire, temblando de frustración y rabia infinita.


- ¡Eres un maldito estúpido, Charles! ¿Cómo puedes...Cómo puedes aún aferrarte a esa creencia infantil? ¿No te torturaron lo suficiente? ¿Acaso el que te pusieran esas agujas o que cortaran la piel de Hank no fue suficiente para hacer que lo vieras? ¡Estás defendiendo a tus propios captores, por el amor de Dios! Tienes un Síndrome de Estocolmo continuo y severo con relación a la raza humana, Charles, y simplemente no lo puedes evitar. No son iguales a nosotros. Tienen razón en temernos, porque somos mejores. Más evolucionados. Más poderosos. Mejores en todos los sentidos. Nosotros somos el futuro. Es una regla de la evolución, los más fuertes se sobreponen a los débiles.


La barbilla de Charles cayó y jadeó, en shock.


<¿No te das cuenta de lo que estás diciendo? , de entre todas las personas. , Erik, deberías ser capaz de recordar y entender lo que estás sugiriendo. , que has visto lo que la "evolución" puede hacer.>


Erik casi perdió completamente el autocontrol.


- ¡No tengas la osadía de irte por ese camino, Charles! -dijo, y se acercó tanto a Charles que podía sentir sus respiraciones chocando. Ahora estaba casi sobre Charles, pero el otro no retrocedía. Por un momento, Charles desvió la mirada y luego encaró a Erik de nuevo.


Charles alzó una ceja.


<¿Y ahora qué? ¿Me vas a golpear? ¿Es eso? ¿Tu solución para todo?>


Erik percibió que, instintivamente, había erguido el brazo en un puño, y rápidamente lo bajó. En cualquier otra situación, podría haberse sentido mal por volverse violento, pero ahora estaba demasiado perdido en su furia para sentir remordimiento. Erik respiró, larga y pesadamente.


Sintió una punzada de decepción, de años de dolor y nostalgia en su pecho. Miró a Charles, casi triste.


- Podríamos ser invencibles juntos, Charles. Podríamos poner fin a todo esto.


Charles parpadeó y la misma tristeza brilló en su rostro.


<No, Erik. Eso puede haber sido una opción, pero te negaste a tomarla. Tomaste todo lo que yo amaba y te lo llevaste.>


- ¡Tú fuiste el que le dio la espalda a mí! -gritó Erik, odiando la puñalada de dolor que punzaba dolorosa en su pecho, casi haciendo a sus ojos arder.


Charles lo miró, entrecerrando los ojos.


< me dejaste en una playa, Erik, paralizado y sangrando. Alejaste de mí a mi hermana y la transformaste en una de tus herramientas, e intentaste matarla en el momento en que ya no fue útil para ti. Sólo porque dijiste estar arrepentido por haberle apuntado un arma a la cabeza no va a resolverlo todo. Y mataste a todas esas personas y lo llamaste justicia. Nunca me visitaste, cuando estuve en el hospital por meses, pasando por varias cirugías, sin siquiera poder sentarme sin ayuda. Fuiste tú, Erik. , no yo.>


Erik luchó contra el impulso de darle un golpe porque por más que intentara enfadarse, se sentía culpable por cada cosa que Charles había dicho. Después de todo, había visto flashes del dolor y rabia que pasó en sus memorias de la época a la que acababa de referirse. Erik contuvo la respiración por un tiempo, sintiendo la sangre hervir.


Charles lo miró, triste y compasivo.


<Así que, por favor, dime: ¿por qué debería creer en ti sólo por haberme sacado de los laboratorios por mi bien? ¿Por qué sería diferente de lo que Raven fue en tu vida -insignificante, desechable, pero útil? Incluso ahora, sólo me ves como a un instrumento, Erik. Un instrumento para convertirte en un dios. Una vez que deje de ser útil para ti o me niegue a ayudarte, ¿qué pasará entonces? ¿Por qué crees que algo entre nosotros ha cambiado?>


- ¡YO SALVÉ TU VIDA! -Erik rugió, con voz ahogada.


Charles levantó una ceja. <¿Por qué?>


Erik lo miró, incrédulo.


- ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Estás realmente preguntándome por qué? -gruñó. Toda la calidez y proteccionismo que había, hasta entonces, demostrado a Charles parecían haber sido en vano, y Erik sólo podía temblar de rabia.


<Sí, Erik, realmente estoy preguntando por qué. ¿O no es verdad que sólo fuiste por mí porque sabías que era peligroso en manos de Quimera? ¿Por qué no podías dejarlos tenerme?>


Las lágrimas calientes intentaron huir de los ojos de Erik, pero las contuvo por pura fuerza de voluntad. Quería gritarle por que Charles no veía, no comprendía, pero no pudo formar una palabra por lo enojado que estaba.


Charles sacudió la cabeza tristemente.


<Yo sé por qué, Erik. Porque no salvaste mi vida por mi bienestar. Me salvaste por ti.>


Erik estaba sin palabras. No podía poner en palabras su decepción y su pena -para expresar cuán profundamente hiriente era oír tales palabras venenosas de Charles, por percibir cuán monstruoso y frío lo consideraba. Un insensible, un monstruo egoísta. Que Charles realmente pensaba que Erik sólo lo veía como un objeto...Que Erik no tenía ningún sentimiento hacia él, que se trataba de un plan y manipulación.


Erik jadeó, no teniendo otra opción que no mirarlo con total incredulidad. Estaba seguro de que algunas de sus emociones habían pasado a través de su enlace, pero no le importaba.


- Tal vez, debería haberte dejado allí. -dijo Erik venenosamente, mientras daba un paso atrás. Se volvió para apreciar el destello de sorpresa en el rostro de Charles. Erik lo devoró, porque era bueno herirlo al menos en parte, como las palabras de Charles lo lastimaron.


- Tal vez sólo te rescaté porque quería tener un arma poderosa para mí. -Erik escupió, sintiendo como el ambiente entre ellos se hacía más frío y la distancia, mayor.- Tal vez pensé que tú podrías hacer que el mundo cayera de rodillas mientras bebías tu té de la tarde. Tal vez yo quisiera eso. ¿Te gustaría eso, no es así Charles? Quieres que yo sea el asesino con sed de poder que ya me consideras ser, porque eso, entonces, significaría que podrías quedarte en las sombras y relajarte en tu santa gloria. Podrías ser el mártir, un maldito mesías, sin nunca levantar un dedo ni siquiera por nuestra causa.


Un pesado silencio siguió.


Erik sintió un nudo en la garganta. El metal en la cabaña vibró a su alrededor, en respuesta a su tempestad emocional, pero Erik rechazó escucharlo. Miró a Charles mientras daba algunos pasos lentos hacia atrás. Erik sintió la proximidad del miedo por su ira desbordante, porque realmente podría herir a Charles si lo quisiera, y no importa que tan enojado Erik estuviera, él no quería eso. De verdad no lo quería. Y eso era lo que hacía todo aún más difícil.


Charles no dijo nada y su rostro era ilegible.


Erik pensaba en la idea de interpretar su papel -de convertirse en el villano que quería Charles. Pero, al final, Erik había visto y experimentado mucho, había aprendido mucho de Charles a través de sus memorias y de su tiempo juntos, al punto de que algo en él le impedía probarle al otro eso. Casi quiso ser Magneto, en la peor de sus formas, pero, de algún modo, había algo infantil y desesperado que lo hacía extender la mano a Charles en busca de su aceptación. Algo que nunca había tenido. Así que, casi con reticencia, Erik tragó en seco y habló una vez más. Esta vez, su voz era tranquila.


- Tú no eres Raven, Charles. Nunca lo has sido y nunca lo serás. Siempre te he considerado más importante para mí. Más cercano, más preciado que cualquier otra persona. Nunca pasó por mi cabeza la idea o el deseo de matarte, ni siquiera en los laboratorios de Quimera, donde podía fácilmente haberte dejado desangrarte o ver a tu mente perderse para siempre. O haberte dejado en el hospital como un amnésico para el resto de tu vida. Me doy cuenta de que he sido un tonto, siempre pensé que podríamos trabajar juntos. Que no me odiarías por siempre por lo que sucedió en Cuba. Teniendo en cuenta que no soy peor que los seres humanos. Fui estúpido, ingenuo, tuve esperanza, vi algo grandioso en ti, en vez del cobarde asustado que realmente eres.


Y con esas palabras, Erik se volvió hacia la puerta de la cabaña. Pero entonces...


...puff.


De repente, Erik fue detenido por Leap que apareció de la nada delante de él.


- ¡Woah! -Leap exclamó, sorprendido también.- Lo siento, Magneto. Casi me teletransporté en tu cara. -dijo y se rió.- A veces me pregunto si podría teletransportarme accidentalmente dentro del cuerpo de alguien, al confundirme de lugar. Me pregunto qué sucedería. ¿Nos convertiremos en mermelada, en un pulpo o qué? No quiero que eso suceda, pero, de todos modos... -Leap charlaba simpáticamente.


Sólo entonces notó a Charles.


- ¡Eh, amigo, estás caminando! ¡Pensé que eras lisiado! -Dijo y se volvió hacia Erik. Cuando notó que la única cosa que Erik irradiaba era rabia mal contenida, Leap pareció percibir que la atmósfera en la cabaña estaba lejos de ser agradable.


- Hmm...Lo siento si interrumpí algo. -dijo, incómodo, y ​​se apoyó en el otro pie.


Erik cerró los ojos por un momento.


- ¿Qué es lo que quieres? -preguntó, no muy gentilmente, tratando de contener todo su remolino emocional.


Leap dio un pequeño salto del susto debido al tono de su voz.


- Bueno, uh... -empezó despacio, mirando a Charles.- Puede entender lo que estoy diciendo, ¿verdad? -Leap le preguntó a Erik, mirándolo desconfiado.


- Sí, puede entenderte. Ahora habla. -Erik estalló.


Leap levantó las manos en el aire.


- Ok, sólo me aseguraba. Lo siento. -dijo, rápidamente. Después, pareció buscar las palabras correctas. Su rostro se volvió sombrío.- En verdad, Emma me envió aquí. Aparentemente, ayer por la noche, todas las personas de la ciudad más cercana simplemente se PARALIZARON por unos minutos. ¡No estoy jugando!...ellos solo...dejaron totalmente de hacer todo lo que estaban haciendo, como en las películas.


Erik necesitó de un tiempo para procesar lo que le decía, hasta que, lentamente, las cosas fueron claras para él.


Leap sólo sacudió la cabeza, sorprendido.


- Sí, sí, eso mismo. En ese momento, hubieron cientos de accidentes de auto y personas fueron atropelladas, cosas así. ¡Algunas murieron! -El teletransportador exclamó, animadamente, como si fuera el mejor chisme que había oído desde hace tiempo.


Pero entonces, algo hizo click en la cabeza de Erik. Recordó la voz soñolienta de Charles, “¡Dije que te DETENGAS!


Podía recordar que Charles estaba durmiendo en el sofá, y cómo había enviado, accidentalmente, una explosión de su poder con la simple orden 'DETENTE' a través de su telepatía. Erik apenas le prestó atención en esa ocasión, aún así se hacía una buena idea de lo fácil que Charles podía paralizar a las personas. Pero paralizar a una ciudad entera a una milla de distancia, mientras estaba medio dormido, era algo que nunca había imaginado que pudiera hacer. Al parecer, estuvo equivocado.


Leap asintió animadamente.


- Sólo se quedaron así por un tiempo, pero, hombre, debió ser genial. Bueno, con la excepción de las muertes.


Erik no quería mirar a Charles, pero lo hizo aun así.


Charles estaba apretando el borde del mostrador con mucha fuerza y estaba tan pálido que, en verdad, Erik llegó a preguntarse si iba a desmayarse allí en ese momento.


Charles apenas respiraba, mirando a Leap, como esperando a que todo fuera un chiste de mal gusto.


El joven teletransportador no parecía entender lo que estaba pasando. En cambio, se sintió alentado por el silencio.


- Sí, hombre, ¡lo sé! Quiero decir, ¿no es genial? Quiero decir, es una pena que las personas hayan muerto y todo lo demás, pero, vamos, si pudiera paralizar a la gente así...lo usaría totalmente, sólo para paralizarlas como estatuas...


- Para. -Erik dijo simplemente.- Leap, cállate.


La forma en que el extremo del enlace de Charles, de repente, se transformó en un estático ruido estridente le advirtió a Erik de que esa sería la última cosa que necesitaban -Charles realmente paró a toda una ciudad, causando la muerte de innumerables personas. Además de toda la tragedia y la pérdida, sumar esa culpa a la pila de trauma emocional de Charles no podría hacerle ningún bien. Charles tomó varios respiros, parecía que iba a hiperventilar. Un destello de preocupación cruzó la cara de Leap también.


- ¿Él está bien? -preguntó a Erik, desconfiado. Erik no quería mentirle, por lo que no respondió, pero Leap continuó:- ...Porque Emma me envió aquí para decirte que este lugar, esta cabaña -donde quiera que se encuentre- fue comprometida. Emma dijo que los chicos de Quimera que vinieron detrás de nosotros llegarían cerca de la ciudad y podrían rastrearnos, entonces ella sugirió...


Pero antes de que Leap tuviera la oportunidad de terminar, Charles caminó con una velocidad impresionante, incluso cuando sus pasos eran inestables. Atravesó la sala hasta Leap con movimientos bruscos, y luego colocó las manos a ambos lados de la cabeza del teletransportador. El toque súbito hizo que las palabras de Leap murieran en sus labios y miró a Charles, confuso.


- Charles -Erik soltó en un tono de advertencia.- Sea lo que estés pensando...


<Sácame de este lugar, ahora>, Charles ordenó a Leap y Erik sólo escuchó la orden porque el tono de Charles fue muy alto y fuerte, a través del enlace. Erik estaba a punto de burlarse y decirle a Charles que su telepatía no podía funcionar bien, y que por eso no podía controlar las mentes, pero entonces el rostro de Leap se volvió sumiso y obediente, y accedió.


Erik agradeció a los cielos el hecho de estar lo suficientemente cerca para lanzarse hacia adelante y agarrar la camisa de Charles, sosteniéndose de ella a tiempo. Gruñó, listo para gritar, pero antes de que tuviera la oportunidad, ya habían partido.


La cabaña quedó vacía.


¡Plop!


Un cuarto se formó alrededor de ellos, y Erik parpadeó por un momento para deshacerse de la desorientación.


Después de unos segundos, soltó un silbido irritado cuando vio dónde estaban. La mansión Xavier lo recibía en toda su gloria. Charles soltó a Leap y el joven teletransportador pareció no tener ni la mínima idea de lo que había sucedido. Charles empezó a alejarse.


- ¡Charles! -Erik rugió y pasó de Leap.


La mansión estaba sombría y solemne como siempre, pero Erik apenas lo notó.


- ¡Charles! -Erik gritó de nuevo. Pero Charles no se detuvo. Erik corrió para explorar el pasillo frente a ellos. Todos sus sentidos estaban en alerta.


- ¿Estás completamente LOCO? -Erik gritó ahora, ansioso e irritado al mismo tiempo.- ¡Charles! ¡Este lugar podría estar repleto de enemigos! -Erik dijo mientras intentaba sentir la presencia del metal en armas de fuego o de armas más grandes, en cualquier lugar cercano.


Pero Charles ni siquiera miró hacia atrás; simplemente continuó caminando. Erik luchó contra el impulso de gritar de la frustración.


- ¡Charles Xavier! ¡Detente ahora! -gritó más alto esta vez, sin preocuparse de mantener la voz baja.- ¿Me estás escuchando? ¡Es una maravilla si no me oyes, considerando que estoy alertando a cada maldito ser vivo de nuestra presencia aquí! -Erik escupió con frío sarcasmo, aún siguiéndolo con pasos apresurados.


Erik se negó a correr detrás de Charles. Simplemente se negaba.


Charles llegó a las escaleras, y empezó a subir como si Erik no existiera. Éste sólo podía mirarlo con asombro.


- ¿A dónde vas? -dijo y abrió los brazos en el aire, aunque Charles no pudiera verlo.


Erik rechinó los dientes.


- ¡Charles! ¿De todos los lugares tenía que ser éste, en serio? ¿Tu propia casa? Estar aquí es suicidio. Quimera conoce todos nuestros escondites y probablemente tienen a todos bajo vigilancia. Podrían estar aquí ahora. O podrían haber preparado una trampa para nosotros, o llegar en cualquier momento. Nos están buscando, por ti, en todas partes y no podemos permitirnos cualquier error. Incluso la Hermandad no tiene...


Charles actuaba como si fuera sordo. Erik lo siguió, temblando de rabia, golpeando los pies innecesariamente en las escaleras de madera, irritado, apenas mirando brevemente la mansión -no había estado ahí desde hace años. Pero estaba demasiado distraído para concentrarse en la nostalgia. Erik apresuró sus pasos, quedando a pocas escaleras de Charles.


- ¡Charles, detente ahora! Hazlo o...


<¿O qué?> Charles lanzó la respuesta tan repentinamente mientras giraba, que Erik tuvo que sostenerse del pasamanos.


La mirada en el rostro de Charles era tan extraña que lo hizo vacilar.


<¿Si no me detengo, Erik, entonces qué? ¡¿Que vas a hacer?! Dijiste que no estaba en condición de prisionero.Entonces puedo ir a donde quiera.>


Erik lo miró. El polvo bailaba en el espacio entre ambos, enmarcando el rostro de Charles casi como si fuera una pintura.


Erik vaciló.


- Sé que estás molesto, pero esto...esto es una locura. No podemos quedarnos aquí. Es muy peligroso. -explicó lentamente, con énfasis.


Charles levantó una ceja. Su rostro era frío. <¿Quién habló de un "nosotros"?>


Charles bajó un escalón, quedando más cerca de la cara de Erik.


<No hay "nosotros", Erik. Nunca lo hubo. Nuestros caminos se cruzaron por un corto tiempo en el pasado. Es todo. Te estoy agradecido por haber salvado mi vida, pero tu trabajo está hecho. Estoy vivo, pero no iré a ninguna parte contigo. No voy a convertirme en tu herramienta. No necesito ser parte de tus planes, Erik. No necesito ser salvado. No necesito tu orientación. No necesito tu ayuda. Y, ciertamente, no te necesito.>


Las palabras parecían un puñal clavándose en el pecho de Erik, apuntando a todos los puntos de dolor. Sólo se le quedó viendo, sintiendo un nudo formándose en su garganta. Si Charles le hubiera gritado, habría sido más fácil. Pero esa fría indiferencia...era peor de lo que Erik podía imaginar.


Las facciones de Erik se endurecieron, aunque su pecho parecía estar sufriendo en lo profundo.


Charles sólo lo miró, cansado.


<Ya puedes volver a tu propia guerra ahora, Erik. Haz todas las cosas que quieras con las personas que te siguen.>


Erik intentó respirar y abrir la boca para responder, pero no lo logró. Estaba muy sorprendido; como si hubiera sido noqueado.


Charles empezó a girarse.


<Cuando mis poderes vuelvan más fuertes, voy a romper la conexión. No tienes que preocuparte por ello. En breve, tu mente estará tranquila.>


Erik estiró su mano hacia adelante y agarró la muñeca de Charles, parándolo. Charles se detuvo, y se volvió para mirar hacia Erik, suspirando.


<No hagas esto. Sólo no lo hagas.>


Erik bufó.


- ¡No podemos quedarnos aquí! - consiguió murmurar furiosamente, repitiendo las palabras como un disco rayado.


<No, Erik. no tienes que quedarte>, Charles dijo, mientras lentamente se soltó del agarre.


- ¡No voy a dejarte aquí, idiota! -Erik dijo entre dientes.- No voy a permitir que te quedes aquí y te maten.


<Dejarme no fue un problema antes. ¿Por qué lo sería ahora?> -Charles dijo, con algo bajo ese tono sin emoción. Erik se inclinó, acercándose, sus caras estaban a pulgadas de distancia.


- No -dijo, firme.


Charles lo miró como si fuera un niño haciendo un berrinche. <Sólo tienes que irte, Erik.>


Erik estaba a punto de discutir, cuando Charles lo tomó desprevenido, abriendo la boca y, hablando en voz alta por primera vez después de tanto tiempo:


- Vete -dijo con voz ronca. Escucharlo hablar en voz alta hizo que se sorprendiera, y lo sintiera como un verdadero insulto. Sus mentes habían estado conectadas por meses y, Charles había hablado con él naturalmente, instintivo. Había sido íntimo a su propia manera, así que, el que usara palabras reales cuando no eran necesarias parecía como si una barrera se hubiera levantado entre ellos. Como si el enlace ya estuviera roto y Erik a millas de distancia.


Charles se volvió y subió los escalones restantes. Erik se quedó congelado donde estaba, observando a Charles alejarse cada vez más. Sus piernas no se movían, no importaba cuánto Erik quería avanzar.


Erik sintió como su pecho colapsaba, y odiaba la sensación.


No quería nada más que gritar y decirle a Charles que hiciera lo que quisiera y entonces irse; que Charles podría quedarse y darse de alimento a los lobos, si así lo quería, pero ninguna palabra salió de su boca. Erik quería acabar con todo esto aquí y ahora, y estaba tan tentado de terminar con esa conexión para siempre, pero su cuerpo simplemente no respondía a su rabia.


En vez de eso, Erik giró sobre sus talones con las manos aún temblando de ira y las emociones reprimidas, bajó por las escaleras. Sus pasos resonaban muy alto en la vacía mansión. Leap estaba de pie al borde de las escaleras, con los ojos abiertos.


- ¿Que vas a hacer? -preguntó, confundido.- ¿Debo llevarte a algún lugar, Magneto?


Erik se limitó a negar con la cabeza con tanta fuerza que casi le dolió.


- No iré a ninguna parte. Me quedaré aquí, aquí enesta estúpida mansión durante el tiempo que sea necesario para que el idiota entre en razón. -susurró casi frenético.


Leap tuvo mucho miedo de cuestionarlo.


- Pero, lo que dijo...


Erik sólo levantó la mano en el aire, en advertencia. Leap se calló por un momento.


- Podría hacerlo venir con nosotros. Ya sabes...a la fuerza. Soy rápido. -Leap sugirió.


Erik suspiró.


- No. Sería inútil. -murmuró. A pesar de que sacaran a Charles de ahí, él podría simplemente repetir el truco de antes con la mente de Leap. Sin mencionar que quitarle su precioso libre albedrío dejaría a Charles aún más enojado...no importara que no quisiera ver la gravedad de la situación.


Leap intentó aliviar la tensión.


- Realmente no sé que fue todo eso, pero parece que ustedes dos o deberían tener una buena pelea o casarse. Fue exactamente como ver a mis viejos... -Leap dijo, riendo, hasta que la mirada asesina de Erik lo calló.


- Trata de concentrarte en la tarea que tienes en las manos, Leap. Esta es una situación grave. Encuentra a Frost y dile a ella que la cabaña ha sido expuesta. Los poderes de Charles no están totalmente bajo su control ahora, es muy probable que él paralizara aquella ciudad. No tardará mucho para que Quimera descubra que aún está vivo y que es muy poderoso. Van a enviar a sus perros detrás de nosotros. No tenemos tiempo que perder. Dile a Frost que estoy aquí con Charles y que Quimera puede estar preparada para caer sobre nosotros. Quimera no puede tener a Charles otra vez, no importa el costo. Tenemos que reunir a la Hermandad de nuevo, pronto. -dijo Erik. Dar órdenes adormecía su dolor interior. Era bueno, al menos tener esa aparente calma y racionalidad.


Leap soltó un lento silbido.


- Wow. Bueno, parece que eso es malo.


La mirada de Erik lanzó un brillo intenso hacia el teletransportador.


- Esto puede convertirse pronto en una guerra, Leap. Es mejor destruirlos antes de que ellos nos destruyan.


Leap alzó las cejas y miró hacia el suelo.


- Huh -golpeó con el pie el suelo.- ¿Todo por él? -preguntó, e hizo un vago gesto hacia las escaleras.


Erik se acercó.


- No -gruñó.- No por él. Por todos nosotros.


Leap apenas asintió con la cabeza, levemente intimidado por Erik, alejándose. Eso se sintió bien después de un largo tiempo -Erik se regocijó con la sensación de ser temido. Charles nunca había sentido miedo de él, ni siquiera un poco. Por eso, recordar lo que es ser Magneto era casi intoxicante. Erik soltó una irónica sonrisa oscura.


- Vete, entonces.


Leap asintió.


- Sí. Voy a decírselo a Emma. Regresaré más tarde. -después desapareció con una ráfaga de viento.


Cuando Erik finalmente se quedó solo, permaneció de pie en medio de la enorme sala.


Por un momento, se sintió bien al hacer planes adecuados, ser el líder. Ser quien daba las órdenes.


Pero luego su semblante y su humor volvieron a decaer.


Estaba atrapado en aquella mansión. No quería hacer nada, excepto salir de allí y reunirse con la Hermandad. Luchar. Bañar sus manos en sangre, tener su venganza.


Pero no existía un escenario en el que Erik pudiera dejar a Charles detrás. Simplemente no podía. Si algo le sucediera a Charles por su ausencia, no sabría qué hacer.


Así que, no tenía otra opción que quedarse.


En ese momento, Erik se odiaba a sí mismo por ser un patético cobarde, por sentirse necesitado y muy protector. Todo lo que pasó en su vida debería haberlo hecho más fuerte que esto. Debería ser capaz de irse, de no sentir nada, porque el apego era destructivo y podría matarlo. No era bueno.


Pero no importa lo mucho que Erik lo intentara, ni siquiera fue capaz de considerar la posibilidad de irse de allí.


Pateó una silla con tanta fuerza que ésta golpeó la pared y se rompió en pedazos.


Se sintió sombríamente satisfecho con su acto.


El eco que dejó la silla resonó en los pasillos largos y vacíos de la mansión.


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