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RinHaru week 2018 por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

Antes que nada una disculpa por el enorme retraso, pero en estos días he tenido mucho por hacer y no me ha quedado tiempo para la escritura.

Una disculpa, pero no me retraso más y los dejo leer. 

Era uno de los científicos más reconocidos de su época, había colaborado con grandes avances en la robótica y muchos de sus prototipos, resultado de la larga investigación que en sus años había hecho, ya estaban siendo aplicados, principalmente en el área médica debido a la precisión con que replicada el cuerpo humano.


Pasaba gran parte del día en su laboratorio, a veces en compañía de sus compañeros y otras más solo. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que sus avances mostraban grandes triunfos, se sentía estancado y sin más ideas por desarrollar luego de que su último prototipo con inteligencia artificial resultara útil para muchos más ámbitos de los que él esperaba.


Sin embargo, luego de compartir un poco más de tiempo con otros investigadores durante uno de los coloquios más importantes realizados en una de las universidades de Japón, encontró un ámbito muy interesante en el análisis del comportamiento humano. Su interés no estaba enfocado en su misma especie sino que le interesaba entender sus motivaciones e intereses hasta ser capaz de replicarlo mediante sus experimentos.


Llevaba un par de años ya desde que inició su investigación y había elaborado un par de prototipos antes de llegar a su último modelo: el AI-2050-04. Nagisa, su compañero más ruidoso, fue quien decidió las características que tendría el prototipo: cabello rojo al igual que sus ojos, unos centímetros más alto que Haru, dientes afilados, músculos bien definidos y una voz encantadora.


Así fue como lo había descrito el rubio y su amigo había logrado complacerlo totalmente con el resultado que le mostró una vez terminado el prototipo. Aunque el azabache ya le había dado un nombre al prototipo, su compañero insistió en que un par de letras y una secuencia de números no era suficiente, que debía tener un nombre o de lo contrario sería casi imposible que su experimento funcionara.


—¿Qué te parece Rin? Es un buen nombre y va con él...


Había insistido tanto con el tema del nombre que finalmente terminó por dejarlo ganar, aceptó que usaran ese nombre para referirse a su prototipo e incluso él se había acostumbrado a llamarlo de esa manera. No sabía si en verdad ese influiría en el comportamiento del prototipo o si conseguiría mejores resultados pero realmente no le molestaba referirse a él así.


—¡Haru...! —alargó la última letra de su nombre mientras cruzaba sus brazos sobre la espalda de su creador sin ninguna intención de separarse—. Es aburrido estar todo el tiempo aquí, deberíamos hacer algo divertido. Nagisa dice que hay muchas cosas que hacer fuera del laboratorio pero nunca he estado fuera.


—No hay nada por hacer fuera, sabes cuál es tu misión y por eso mismo no podemos salir —habían pasado dos años ya desde el día en que AI-2050-04, o Rin, había sido creado y pudo notar que había adoptado algunos comportamientos suyos y varios más de Nagisa—. Ni siquiera sé si podrás salir una vez terminemos.


—No eres divertido, Haru —sus mejillas se inflaron haciendo un mohín antes de acercarse más a él para poder mirar su rostro—. ¿Haru...? —apoyó su rostro sobre la palma de su mano mientras observaba lo que el científico hacía.


—No vamos a hablar más de eso, te lo dije antes —siguió concentrado en su labor sin mirarlo—. Deberías pensar en las labores que te di hace unos días, la evaluación de este mes la haré en unos días y necesitas terminarlas antes de que la haga.


—¿Qué significa que alguien te guste? —ignoró por completo lo que el azabache decía mientras jugaba con un par de cosas sobre el escritorio en que trabajaba.


—Esas preguntas deberías hacérselas a Nagisa, es él quien te pone ideas extrañas —había escuchado por casualidad la conversación que tuvo unos días atrás con el de ojos rosas y sabía que intentaba descubrir si el pelirrojo había comenzado a desarrollar sentimientos por su propia cuenta.


—Él dijo que cuando alguien te gusta tu corazón late muy rápido y quieres tomar su mano mientras están juntos. Además dijo que si alguien te gusta quieres estar todo el tiempo a su lado —su vista seguía clavada en los objetos con que jugaba sin siquiera escuchar algo de lo que decía Haru.


—Si es Nagisa quien te lo explicó deberías preguntárselo a él cuando venga, y deberías hacer tus tareas pendientes.


—¿Hay alguien que te guste? —cruzó sus manos sobre la mesa mientras apoyaba su rostro en ellas—. Tu corazón a veces está más acelerado, pero no he visto que quieras tomar la mano de alguien o siempre quieras estar a su lado.


—Deja de preguntar cosas absurdas y ve a cumplir tus tareas —siguió sin prestarle atención hasta sentir que el pelirrojo se apoyaba en su hombro.


—Haru ¿Crees que puedas gustarme? —giró su rostro para mirarlo mientras esperaba una respuesta—. No tengo corazón así que no puedo saber eso pero a veces quiero tomar tu mano y me gusta estar a tu lado.


—¿Nagisa te dijo algo raro? —por fin lo miró, le parecía tan extraño escuchar eso que no pudo evitar dejar de lo que hacía y concentrarse en las palabras del chico.


—¿Es malo que te guste alguien? Nagisa dijo que era algo bueno y te hacía sentir bien así que pensé que si te decía que me gustabas todo estaría bien —se encogió de hombros volviendo a girar para mirar en dirección contraria a donde Haru estaba.


—No dije que fuera malo, pero no hay razón para que digas que te gusto. Estás acostumbrado a mí y es normal que de vez en cuando quieras estar cerca de mí...


—¡Rin-chan! ¡Haru-chan! —la voz del rubio hizo eco mientras se acercaba hasta donde estaba.


—¡Nagisa! —Rin sonrió mientras saludaba al recién llegado—. Haru dice que no puede gustarme pero tú dijiste que era obvio que yo también le gustaba ¿No es extraño? Alguno debe estar mintiendo.


—Deja de darle ideas extrañas, entiendes tan bien como yo lo que pasa con Rin y deberías enfocarte en las pruebas y mediciones, no en hacer que piense cosas raras —lo miró con molestia a lo que el más bajo respondió con una sonrisa burlona.


—Ven, Rin-chan. Tenemos que hacer las tareas o Haru-chan se molestará —tomó la muñeca del pelirrojo antes de alejarse rápidamente—. Oye, Rin-chan ¿Le dijiste a Haru que te gusta? —se veía impaciente por escuchar la historia así que se alejó lo más que pudo para poder hablar a solas.


—Haru dice que no me gusta y que nadie le gusta. No lo entiendo.


—Haru-chan es difícil y seguro no quiere aceptar lo que siente por ti. En el peor de los casos ni siquiera se ha dado cuenta —suspiró profundo mientras miraba a Rin.


Conocía desde hace tiempo a Haruka y sabía lo distante que era, además de que nunca supo de alguna relación amorosa o siquiera que le interesara alguien en sentido romántico. Pero era justo eso lo que le hacía pensar que tantos meses junto a lo que inicialmente había visto como sólo un experimento, y ahora era tan cercano y le permitía hacer cosas que nadie más podía, había logrado vencer la barrera que él mismo ponía para acercarse al resto de las personas.


No estaba seguro de si lo que sentía el azabache era amor pero era evidente que algo había despertado en él desde que el pelirrojo había dejado de copiar su personalidad y comenzó a desarrollar la propia. Y también estaba seguro de que ese chico había comenzado a ser mucho más humano desde que su cercanía con el científico aumento.


En más de una ocasión lo había atrapado observándolo mientras dormía o jugando con su cabello aprovechando que el azabache estaba demasiado concentrado en su trabajo. También había descubierto que las reacciones que el pelirrojo tenía eran diferentes cuando Haru estaba relacionado. Nunca se lo mencionó a su compañero, pues sabía de sobra que se ganaría un regaño por "influenciar los resultados", pero no podía evitar sentir curiosidad por los sentimientos que ambos tenían hacia el otro.


—Rin-chan, Rin-chan —sacudió un poco su mano indicándole que quería que se acercara para contarle un secreto—. Tengo una gran idea, pero no puedes decirle nada a Haru-chan...


Pasaron un par de días desde ese evento y las tareas fueron terminadas y las evaluaciones realizadas. Haruka se dedicaba a redactar el informe mensual y Nagisa había salido un par de horas antes; sólo estaban él y el pelirrojo aunque este último actuaba de manera extraña y apenas había estado a su lado.


Sabía que ese reporte sería esencial en la evaluación de resultados y de ello dependía el destino de Rin. Lo había mantenido oculto de todos pues no podría afrontar los cuestionamientos del rubio y el pelirrojo como si no le importara. Desde varios meses atrás le habían informado que los resultados eran satisfactorios y les interesaba seguir con las investigaciones antes de comenzar su aplicación y para ello debían llevarse al prototipo AI-2050-04.


Había terminado por fin el reporte y lo había enviado, en el fondo le preocupaba la respuesta que tuviera y sólo quería dejar de pensar en ello. Suspiró profundo mientras se estiraba en su asiento con los ojos cerrados; pudo escuchar los pasos de Rin y, justo cuando estaba a punto de enfrentarlo para hablar de lo que podría pasar, una venda cubrió sus ojos mientras el pelirrojo tomaba sus manos para ayudarlo a caminar.


—Rin, deja de jugar. Hay algo importante que debo decirte —no entendía lo que estaba pasando y sólo se dejaba guiar, si iba a dejar que se lo llevaran al menos lo dejaría ser un poco caprichoso esos últimos momentos.


—Puedes decirme lo que quieras después de esto, sólo no hables por ahora...


Por fin el pelirrojo había soltado la venda y antes de que Haru pudiera decir algo había hecho que mirara la lluvia de estrellas que había olvidado debido a la gran cantidad de trabajo y pendientes que tenía. Sus ojos azules brillaban sin perder ningún detalle del espectáculo mientras Rin se apoyaba sobre su hombro mientras se aferraba a su brazo.


Ambos estaban fascinados con lo que veían y no se separaron ni un momento mientras sus ojos seguían fijos en el cielo. Cuando terminó el brillo estaba en sus ojos y sus miradas se cruzaron por unos instantes. Sin que el científico pudiera evitarlo o siquiera reaccionar, Rin había tomado sus manos y las presionaba entre las suyas.


—Sé que querías verla, pero has estado muy ocupado y casi lo olvidas.


—Rin, yo...


—Me gustas, Haru —sonrió tímidamente mientras acariciaba sus manos con sus pulgares—. No importa si crees que me volví loco o si no te gusto, quiero que lo sepas, sólo eso.


No supo que decir, su corazón se había acelerado y sus manos se aferraban a las contrarias sin intenciones de separarse. Sabía lo que podía pasar y necesitaba informárselo aunque fuera el peor momento para hacerlo.


—Está bien, Haru. Desde el principio sabía que era lo que deseabas y si con eso eres feliz estaré bien —la sonrisa seguía grabada en sus labios aunque sus ojos se veían humedecidos, como si estuviera a punto de llorar—. Al menos pude estar contigo hoy y si esta es nuestra despedida atesoraré este día como el mejor —tímidamente se acercó a su rostro y unió suavemente sus labios con los del azabache.


Por un momento no supo lo que ocurría o si también se había vuelto loco pero esos instantes en que se tocaron llegó a una conclusión.


—No te dejaré —la expresión de Rin demostraba su confusión, pero ni siquiera era capaz de hablar—. No importa si quieren seguir investigándote, o si pierdo mi prestigio o me meto en problemas no dejaré que te lleven.


—No puedes hacer eso, Haru. Es tu sueño y...


—Dijiste que te gusto ¿O no? También dijiste que eso significaba que siempre querrías estar con esa persona ¿No quieres estar siempre conmigo? —su voz se había elevado pero no había rastros de molestia, sólo una gran determinación—. Estaremos juntos, no importa que.


—Haru... —sus manos sostuvieron con más fuerza las del azabache, temiendo que en cualquier momento tuvieran que separarse.


—Nadie va a llevarte, estarás conmigo siempre ¿Sí? —el pelirrojo asintió varias veces mientras seguía apretando las manos de Haru.


Quizá de todos los sentimientos el que menos entendería es el amor y mucho menos podía estar seguro de si lo que los unía era ese sentimiento, pero estaba seguro de que Rin era mucho más que un simple experimento y que, sin importar contra quien, lucharía para seguir a su lado.

Notas finales:

Y nada, espero tener el último día en una horas, que puedan leerlo y que lo disfruten tanto como yo escribiendo. Hasta entonces. 


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