Cortaba la porción de bife de res con una precisión impresionante, era increíble como sus manos estaban automatizadas para la cocina cuando su mente ni siquiera estaba presente en el restaurante. No podía dejar de pensar en la llamada que le hizo a su hermano hace un par de horas preguntando por la cita que tuvo con el medico de su hermana – Estoy llegando al trabajo, me espera una gran putiza así que mejor hablamos en casa trata de volver temprano. – Uno de los pocos beneficios de trabajar en un bar era tener descansos los primeros días de la semana por lo que si se apuraba con los pedidos podría salir a las diez de la noche del restaurante. Solo le quedaba esperar a que las noticias de Ichiji fueran positivas ¿Como habían llegado hasta allí? Esa era una de las preguntas que más se hacía Vinsmoke Sanji. Jamás se hubiera imaginado que las cosas llegarían al punto en el que estaban, seguía divagando en sus pensamientos hasta que una voz lo hizo reaccionar.
–¡Por Dios, Sanji! La estufa se está quemando – dijo exaltada una voluptuosa mujer, vestida en un traje de mesera con larga cabellera color celeste y de sus más queridas amigas.
– ¡Maldición! – corrió hacia la columna en donde se encontraba el extintor y apunto directo a la cocina – Adiós a la idea de salir temprano del trabajo, pensó – gracias Vivi.
– De eso nada ¿Estas bien? – exclamo la joven viéndolo con ojos llenos de preocupación.
– Si no te preocu – un fuerte grito seguido de un golpe los interrumpió – ¡Sanji! estúpido idiota mira lo que le hiciste a mi cocina, hare que limpies todo con un maldito cepillo de dientes – exclamo el hombre que se acababa de asomar por la puerta lateral, vestía con ropas de Chef y tenia un copete muy llamativo de color café.
– Por favor señor Thatch cálmese, espantara a los clientes con sus alaridos – dijo ingresando al lugar una joven de cabellos marrones; pequeña, muy pequeña.
De repente el hombre comenzó a reírse como si de una broma se tratase – Mi querida Rika, si tú me lo pides no me puedo enojar – mientras tomaba rumbo a su oficina volvió a hablar – Apropósito Sanji no estaba bromeando, en verdad te quedaras a limpiar y sin más cerró la puerta.
– Te debo una Rika, si hubiera continuado gritando le habría lanzado el extintor también.
–¿Y arriesgarte a que te eche de aquí? No juegues Sanji. No te preocupes por esto, yo y Rika nos quedaremos a limpiar, tu ve a casa – hablo con seguridad Vivi. Era muy consciente de la situación actual de la familia Vinsmoke, ya que conocía al rubio desde que eran pequeños, cuando no todo estaba tan mal, pensó para sus adentros.
– Vivi tiene razón, vuelve a casa. Olvida al Señor Thatch, tu mejor que nadie sabe que el sería incapaz de echarnos.
Rika tenía razón, por mas que su jefe actuara como un idiota la mitad del tiempo y estuviera borracho la otra mitad. Thatch era una persona muy comprensiva que valoraba mucho a sus empleados. Nunca lo obligo a quedarse cuando su hermana tenía una recaída. Es más, él era el primero en tirar sus cosas a la calle para que el rubio saliera corriendo a ver a la pequeña. Pero por mas que su jefe lo apoyara en todo lo que podía, el dinero aun no era suficiente, a pesar de trabajar en las mañanas para su abuelo tampoco podía abusar de los ingresos que este le daba. Por tal motivo tuvo que buscar un empleo nocturno en un bar, no es que fuera su lugar favorito en el mundo, pero al menos con eso podían juntar suficiente para los medicamentos de Reiju.
– No sé qué haría sin ustedes chicas – ambas le devolvieron la sonrisa. Sanji era de los hombres mas valientes que habían conocido, lo mínimo que podían hacer por el era darle tiempo de calidad con su hermana.
–¡Hey! No les pago para que se miren con lastima ¡Tenemos clientes que atender, corran! – grito el hombre con una copa de vino en mano desde su oficina.
–¡Ya quisieras Thatch! – le respondió el rubio.
– Mejor volvamos a trabajar antes de que esta vez si nos eche a la calle – dijo Rika y con eso las chicas volvieron a atender a los clientes y Sanji se puso a buscar otra estufa.
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– … el reporte deIngresos de la firma y tenemos que presentar todo eso antes del viernes o de lo contr- ¡Me estas escuchando! Exclamo con un fuerte alarido su castaño jefe – para ser franco no le había prestado atención a Drake, ni a nadie, desde que llego al trabajo. No podía pensar ni siquiera, las palabras de Law lo habían dejado como un cascaron vacío.
– Deberías estar agradecido de ser el hijo de Judge, de lo contrario hace mucho te hubiera echado a patadas de aquí.
La sola mención de ese nombre hizo que Ichiji le dirigiera unas miradas más oscuras que Drake recuerde en sus 36 años de vida y con una voz vacía el pelirrojo respondió:
– ¿Solo eso? La próxima vez que te vayas a exaltar que sea por algo realmente importante. Todos los documentos estarán mañana en tu oficina – dijo con seguridad y dando por finalizada la conversación el pelirrojo salió de la oficina de X Drake, jefe del Departamento de contabilidad financiera de la gran firma de abogados “Emperors”.
Aunque nunca lo admitirá el muy desgraciado tenía razón, odiaba usar el nombre de ese maldito para conseguir algo, pero no le quedaba de otra; necesitaba el empleo e ingresar a trabajar en ese bufete fue quizás de las mejores cosas que le pudieron pasar. Sabia bastante bien que al ser un economista recién graduado no iba a poder encontrar un buen trabajo fácilmente y en su situación actual no se podía dar el lujo de esperar a que toquen su puerta por empleo. Por lo que tuvo que hacer unas cuantas llamadas y porque no decirlo tuvo mucha suerte, por una vez en mucho tiempo quizá.
Sin duda la noticia de que la Firma Emperors, quizá el más exitoso estudio de abogados de los Estados Unidos, que había logrado eclipsar a firmas de renombre como Cravath, WLRK, Iceburg y hasta incluso Tenryuubitos, haya decido trasladar sus oficinas centrales desde el bullicio de Nueva York remplazándolo por la gris y también cosmopolita Londres, estremeciendo así la bolsa de valores de Wall St. desde sus cimientos. Muchos analistas consideraron esta decisión muy arriesgada y disparatada, pero eso no impidió que la firma hiciera las maletas despidiéndose del sueño americano. Lo demás es historia, pero esta de más decir que Emperors no solo había duplicado sino triplicado sus ingresos desde su llegada al país anglosajón. ¿Quién sabe? Por lo visto sí que se podía sacar un gran provecho del Brexit.
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Dejo de teclear por un segundo, necesitaba un café y uno muy cargado – froto su entrecejo – sus hermanos lo iban a desollar vivo. Prácticamente los amenazo para que llegaran a casa temprano y él se encontraba pegado a la maldita silla de su escritorio cumpliendo horas extras que debía por haberse largado sin mas a ver a Reiju, debido a una deshidratación que tuvo la semana anterior. Lo que le costó a la pequeña pasar tres noches en UCI y a sus hermanos, mejor ni recordarlo. Niji casi de desmalla cuando recibió la cuenta del hospital.
Sin duda se sorprendió cuando giro la mirada, percatándose que el sol se ya se estaba ocultando. Salió de la oficina saludando en el camino a Jewelry Bonney, su compañera de oficina, la cual según los del área de Marketing y muchos otros, era la amante de Drake. Eso explicaba porque a pesar de siempre comer sin parar en la oficina, a pesar de estar prohibido y olvidar por completo hacer sus reportes semanales, Drake nunca le decía nada. Todo lo opuesto a él. Le restó importancia al asunto, la persona con la que su jefe saciaba sus bajos instintos no le importaba en lo mas mínimo, mas bien estaba seguro de que Bonney debía estar haciendo una muy mala performance ya que su jefe seguía con los nervios de punta.
Sin mas llamo al ascensor y fue dispuesto a tomar un pequeño descanso.
La cafetería era enorme y estaba ubicada en la décima planta del gran edificio de 50 pisos. Se dirigió al Starbucks del lugar con lentitud. Odiaba ese café, hubiera preferido que pusieran un Brickwood Coffee pero teniendo en cuenta que más de la mitad del personal era Yankee no le quedaba de otra. Mientras hacia la cola para hacer su pedido las personas a su alrededor hablaban; el oía mas no prestaba atención a nada más que la fila.
–…Vamos a Xoyo esta noche…
–... ¡Esta ciudad es horrible! Como extraño el bullicio de Manhattan…
–y que lo digas, los ingleses son muy aburridos…
–…Escuche que el Sr. Queen llegará en estos días a la firma y no vendrá solo por lo visto – dijo con alegría una chica – ¿Señor Queen? ¿Qué persona en sus cinco sentidos pondría a su hijo Queen? Bueno Ichiji no podía decir mucho, su nombre también era especial.
–¿Enserio? Que falta nos hace el señor Queen, ojalá ponga una cancha de beisbol en la terraza como lo hizo en la sucursal de San Francisco – le respondió su acompañante.
–…Espero que el Arsenal gane el partido de esta noche, le aposte 100 libras al jefe pensando que valía lo mismo que 100 dólares…
–Eres un idiota Blueno– dijo un hombre con una peculiar nariz…
–…Me gustaría saber de quien fue la idea de que terminemos tomando él te con la Reina…– hablo tranquilamente una chica de medias largas con encaje.
–Estoy seguro de que fue un imbécil que le hizo brujería al Sr. King y al Sr. Queen... – le respondió un corpulento hombre de largos bigotes y melena espesa.
Apenas recibió su café salió de allí. Sarta de idiotas si tanto odian esta ciudad porque aceptaron venir en primer lugar.
Volvió a la oficina para continuar con su tortuoso balance, pero una voz en su espalda lo detuvo.
– Ichiji, el área de Recursos Humanos te estuvo llamando, pero como no estabas yo respondí, dicen que recibieron tu solicitud y te darán una respuesta los próximos días – decía Bonney mientras engullía una pizza.
¿A dónde se iba toda esa comida? Se preguntaba internamente. La mujer era delgada como un tallo y de buen porte, sin duda la palabra mesura era desconocida en su vocabulario.
–Gracias Bonney –se fue dando una respuesta rápida rumbo a su prisión.
Si el mundo tenía el más mínimo grado de piedad con sus hermanos y con él por todas las cosas que les hicieron pasar esperaba que esa carta pudiera ayudarlo en algo, ya que si las cosas estaban de por si muy mal estaban a punto de ponerse peor.
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Apago el IMac.
Por fin había terminado el balance de rentabilidad, no entendía por qué le estaban pidiendo a todas las áreas presentar los avances completos de toda su gestión. Tal vez su jefe se lo menciono, pero como casi siempre no le prestó atención – Jodete Drake – dijo feliz, además ya había cumplido las horas extra de la semana pasada. Finalmente podría salir temprano de ese maldito edificio.
El que dijo que la esclavitud había terminado en el siglo XIX estaba muy equivocado.
Mientras guardaba sus cosas se fijó en la hora –¡No puede ser! ya casi va a ser media noche – exclamo colérico.
Salió corriendo de la oficina, cuando el ascensor del primer piso se abrió, fue corriendo hasta la puerta, pero nada lo preparo para lo siguiente. Cayo al piso como si de un estropajo se tratara, se había golpeado con algo duro, muy duro. De no ser porque estaba seguro de que era el Hall del edificio apostaba su mano derecha a que había impactado contra un muro de concreto.
Seguía sobándose la cabeza hasta que sintió que le estaban dando la mano – De seguro era alguien del personal de seguridad haciendo sus rondas. Maldición ¿Por qué siempre tenían que contratar a gorilas para cuidar las puertas? No es como si alguien fuera a disparar a quema ropa dentro del lugar.
– ¡Idiota! La próxima enciende las luces, si se roban algo los de arriba te destruirán y estarás endeudado hasta las pelotas – Rechazo el gesto del desconocido delante suyo y salió del edificio, tenía que llegar a su casa rápido…pero la verdad es que lo último que deseaba era cruzar esa puerta.
El hombre se quedo observando al impertinente pelirrojo correr y soltó una risa. Hacía mucho tiempo que alguien se atrevía a hablarle así, de repente su teléfono empezó a sonar. Saco el Iphone XS Max de su bolsillo y contesto tranquilamente.
–¿Que ocurre? – dijo mientras entraba por el mismo ascensor por el que el mocoso había salido hace minutos.
–¿Que ocurre? – le remedo con burla su interlocutor – ¿Dónde te metiste? El gordo y el flaco están hechas unas fieras preguntando por ti y no me dejan en paz. Además, el de bigote me esta viendo muy raro, me esta poniendo nervioso.
No podía negar que los socios de su padre eran particulares, por no decir otra palabra – Vine a conocer mi nueva oficina– dijo con una sonrisa muy orgullosa que se tapaba muy bien bajo su espesa bufanda. Mientras camina por un muy amplio pasadizo.
–Jajajaja ¡Hermano eres el mejor! Paso por ti en veinte.
–Que sean diez… Cracker – Corto la llamada y observo el cielo nocturno de Londres desde el piso más alto del edificio, finalmente lo había logrado.
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–Oye Reiju no prefieres ver La princesa y el sapo o esas películas estúpidas que ven las niñas no se ¿Normales? – Dijo Niji sin un ápice de tacto a su hermana mientras veían La Naranja Mecánica – No es que a el le gustaran las películas de Disney, de hecho, era mucho más entretenido ver a Malcolm Mcdowell actuar como un psicópata mientras cantaba Singin' in the Rain pero la verdad es que ya iba sentado mas de dos horas y necesitaba urgentemente ir al baño desgraciadamente no podía levantarse porque Reiju estaba encima de él.
–No Ni, la historia es increíble y tampoco no soy una niña normal; tengo cáncer – dijo la ojiazul muy seriamente mientras lo veía fijamente. Si iba a pasar todo el día con su segundo hermano le sacaría provecho, ya que él era el único de los cuatro al que le daba igual lo que hiciera la niña para entretenerse siempre y cuando no terminara en una camilla.
–Mocosa eso es muy obvio – respondió con visible molestia – terminemos de ver esta cosa de una buena vez tengo hambre y supongo que tú también.
La niña empezó a reír – conocía muy bien al ojiazul y sabía que esa era su forma de decir que estaba preocupado por su alimentación – para Niji ese gesto de Reiju justificaba el tener ambas piernas entumecidas hasta el punto dudar que estuvieran allí y el no haber ido al baño desde la mañana, pero claramente no se lo iba a decir – gracias Ni.
De repente la puerta principal se abrió dando paso al tercero de los hermanos, haciendo que la niña se levantara del pecho del peliazul para ir a saludar a Sanji con una gran sonrisa en el rostro.
–¡Sanji! Bienvenido a casa hermano, te extrañe – dijo Reiju mientras extendía sus brazos para que su hermano la levantaba hasta quedar a la misma altura.
–Gracias princesa yo también te extrañe mucho – le respondió el rubio con la misma sonrisa mientras la llenaba de besos.
¿Así que con el si eres una princesa? Niña engreída – pensó el ojiazul haciendo una mueca
–No te pongas celoso Ni – la pequeña se dio cuenta de la molestia de su segundo hermano al instante, causándole mucha ternura el gesto.
Niji estaba a punto de refutarle a la ojiazul cuando el rubio le alzo la voz – ¡Niji! Cuantas veces tengo que decírtelo ¡No quiero que Reiju vea esta clase de películas! – Dijo el amarillo visiblemente molesto mientras apagaba el televisor.
Bueno al menos de desahogaría insultando al rubio–Escucha imbécil antes de qu–
–Yo le pedí que pusiera esa película Sanji – respondió su hermana, tratando de evitar una discusión entre sus hermanos.
–Tsk demonios Niji a veces en verdad me pregunto quien es el adulto de entre ustedes dos – dijo contrariado Sanji.
–En vez de estar jodiendo Sanji, haz algo útil y prepara la cena, mientras Rei y yo terminamos de ver como Alex se lanza por la ventana – respondió Niji mientras le quitaba la niña a su hermano y se dirigía a la sala a encender el televisor nuevamente.
–Si serás hijo de–
–Si yo fuera tu no terminaría ese insulto Sanji, recuerda que compartimos la misma madre y Reiju ¿Qué haces despierta a esta hora? – dijo un cansado pelirrojo mientras cruzaba la puerta de su casa. Aun tenía un fuerte dolor de cabeza por culpa del idiota del Hall y regresaba a casa; siendo casi la una de la mañana para encontrarse a su hermana aun despierta, sin comer y a sus hermanos discutiendo por una estúpida película. Valla que sería una noche muy larga – Reiju ve a tu habitación, en un momento Sanji te llevara la cena – ordeno rápidamente el mayor de los hermanos.
–Per–
–¡Arriba Reiju!
–¡Bien! De acuerdo– respondió la niña con un tono molestia mientras subía las escaleras.
El pelirrojo miraba serio a sus hermanos, odiaba que su hermanita los viera discutir – ¿Qué les pasa? Quedamos en que no pelearíamos frente a Reiju, si tienen que agarrarse a golpes háganlo afuera.
–¡Sanji se comporta como una nena con Reiju! Está enferma sí, pero no es una limitada mental– respondió un colérico Niji.
– ¡Tiene nueve años!
–¿Y que más da? Yo vi esa película con mucho menos.
–Entonces entiendes por qué no quiero que la exp–
Ignoro la discusión sin sentido y empezó a subir las escaleras, necesitaba una ducha – Cuando terminen su plática, Sanji vas a la cocina a ver si hay algo para comer y Niji llama a Yonji, pregúntale a qué hora llega – los interrumpió y sin más se fue rumbo a su habitación.
–¿Qué le pasa? – pensó en vos alta el rubio. Sabía que el pelirrojo estaba bajo un constante estrés por su trabajo, pero se le notaba diferente, como ido.
–Nah no es para tanto, de seguro necesita que le den y ya– respondió con una media sonrisa el peliazul.
–En verdad a veces dudo que seamos familia– le contesto con gracia el rubio y sin mas fue a la cocina a preparar algo para sus queridos hermanos.
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Sentía las gotas de agua caer sobre él, recorriendo todo su cuerpo mientras se abrazaba a si mismo sentado en el frio piso del baño. Podía escuchar las risas de Reiju en la otra habitación, de seguro sus hermanos estaban haciendo otra de sus típicas escenas mientras le daban la comida.
Como le gustaría estar en esa habitación también y poder compartir un momento con su familia, pero si veía a la pequeña nuevamente se rompería y no podía darse el lujo de que su hermana lo vea llorar.
Al menos no a él.
El mayor,
El más fuerte,
aunque ni él se lo creía.
Se sentía roto, pero no lloraba, era un lujo que él no podía darse. Reiju estaba luchando por su vida día tras día. Tomando su enfermedad con una gran valentía.
Pero las palabras de Law habían dejado un agujero muy profundo en su alma.
Se encontraban en el consultorio de Trafalgar, era algo extraño que alguien tan sombrío como el tuviera un consultorio tan alegre, lleno de corazones y renos por doquier.
– Cuando Reiju fue traída la semana pasada, hicimos un recuento de células T y la proporción esta de–
–Law no empieces con tus explicaciones de dos horas, sabes que no entiendo nada de lo que dices, anda al grano ¿Por qué me llamaste? – Estaba desesperado, albergaba una pequeña esperanza de que fueran buenas noticias.
Hizo una prolongada pausa, se miraban fijamente y el pelirrojo volvía a sentir esa presión sobre su cuerpo nuevamente. Como la primera vez que piso ese consultorio en busca de respuestas por las constantes fiebres de su hermana.
–Bien, quieres que sea claro perfecto, a Reiju se le está acabando el tiempo – dijo seriamente – tras veintitrés sesiones de quimioterapia su cáncer parece no ceder y su diagnóstico no es para nada alentador. Supongo que sabes lo que sigue, tenemos dos opciones seguir con el tratamiento de qui–
–Ni hablar Law, no expondré a mi hermana a pasar por ese infierno nuevamente – Recordaba muy bien lo doloroso que había sido para todos las sesiones de quimio. El llanto de Reiju rogándole no llevarla al hospital, pidiéndole que no le pusieran más agujas, los vómitos, constantes dolores de cabeza y su hermoso cabello. No, no le haría eso a su hermana.
No otra vez.
La decisión fue unánime, lo decidieron los 4 cuando Reiju por fin recibió la tan esperada ultima dosis.
–Bien, entonces solo nos queda la opción del trasplante. Seré rápido, encontramos un donante compatible con tu hermana – De no ser por estar sentado el pelirrojo hubiera caído de bruces contra el piso – ¿Es enserio? ¡Porque si es una broma juro que te matare! – dijo con aparente molestia. Tenía la piel de gallina, había deseado escuchar esas palabras desde hace tanto tiempo y ahora que finalmente se lo decían. No lo creía posible.
Tenia que llamar a sus hermanos, decirles que finalmente..
–Escucha, si queremos empezar el tratamiento. ¡Tiene que ser ya! De lo contrario ni el mismísimo Dr. House podrá salvar a tu hermana.
–Perfecto, llamare a Niji le diré que traig– estaba en la cúspide de la alegría, pero como todo en su vida, siempre terminaba en la mierda. – Ichiji – Law lo volvió a interrumpir y sus siguientes palabras lo llevaron de estar en la punta del cielo a caer directo al infierno.
– Con un demonio Ichiji ¡Ya dinos qué rayos dijo ese idiota! – grito Niji.
–Se supone que ya encontraron a alguien ¿No es así? Entonces ¿Por qué sigues tan callado? Ichiji ¡Reiju se va a recuperar! – Remarco Sanji irradiando felicidad, no podía creerlo finalmente su hermanita, su princesa se libraría del cáncer.
Se encontraban en su pequeña sala, la ojiazul estaba dormida en su pieza mientras sus hermanos discutían sobre la cita que tuvo el mayor con su oncólogo. Tanto amarillo como azul estaban expectantes pero lo que salió de boca de Ichiji hizo que se les fuera el alma del cuerpo.
–En-encontraron a un donante pe-pero ese no es el verdadero problema – comenzó a tartamudear – El problema es la ci-cirugía en sí. Law intento ser positivo p-pero en el mejor de los casos y con ayuda del seguro – hizo una pausa, necesitaba respirar – nos va a costar un aproximado d-de dos millones de libras – exclamo temblando.
Sanji perdió el color del rostro ¿Pero…Que? ni vendiendo todas sus pertenecías llegarían si quiera a la cuarta parte…. ¿Qué iban a hacer?
Niji estaba mudo – Era consciente de que la cirugía de su hermana iba a ser muy costosa pero jamás imagino que fuera tanto dinero – eso e-es imposible – estaba temblando también, pero del coraje.
– Y hay más – ¿Mas? ¿Podía ser incluso peor? Pensaba el rubio – tenemos que pagar en diez días como máximo – el pelirrojo seguía con los ojos cerrados – de lo contrario le darán el trasplante a otra persona y Reiju.. – se detuvo, no se atrevía a decirlo.
Niji intuyo lo que quería decir su hermano e hizo la interrogante que ninguno jamás antes se había pensado si quiera.
–¿Cuánto tiempo Ichiji? – pregunto mirando al suelo.
Sanji encendió un cigarro, necesitaba dar una gran calada para lo que vendría.
Rojo miro hacia amarillo y azul nuevamente, sus palabras marcarían el inicio de una lucha contra el tiempo.
–…Dos meses.