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JUNJOU SEKAI ONE SHOTS por Big Rabbit

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Notas del capitulo:

NOSTÁLGICOS 

¡Porque el cambio de roles es posible! 

Viernes por la noche, ya un poco tarde. Un animado Ritsu se dirigía hacia el apartamento que hace unos meses compartía con Masamune.

-Estoy en casa, amor...
-Ritsu, llegas tarde. ¿Dónde estabas? Me tenías preocupado...
-Ah, no fue nada, simplemente salí a tomar algo con Takafumi, ya que tú ibas a ver a una autora.
-¿Takafumi? Así que ahora lo llamas por su nombre... dime, ¿desde cuándo sois tan amigos?
-Eso... es un secreto. -Contestó Ritsu mientras le guiñaba el ojo al mayor a la vez que sonreía. A Masamune, al ver aquello, se le caía la baba, literalmente. A partir de la confesión de Ritsu, todo fue a mejor. Empezaron una relación que se volvió tán sólida en tan poco tiempo que decidieron abandonar sus pisos para buscar un piso un poco más grande para vivir juntos. Y la convivencia había sido genial. Claro que, como toda pareja, tenían sus discusiones. Pero los momentos buenos superaban con creces a los malos.
Incluso los padres de Ritsu lo habían aceptado... (bueno, la madre un poco menos)

Ritsu se veía muy animado. Normalmente los viernes por la noche lo único que quería era meterse en la cama y dormir diez o doce horas del tirón, pero ese día no. Estaba contento, más de lo normal, y ¿ansioso? Para saber por qué debemos remontarnos a unos días antes...

Es un día normal de trabajo en la editorial Marukawa. Es bastante tarde y en la sección Emerald sólo quedan dos personas. Sí, Onodera y Takano. Éste último se levanta y dice:

-Onodera, vamos a casa. Mañana seguimos.

-Está bien. Ah, espera... voy un momento al baño.

-De acuerdo, te espero.

Ritsu se dirigió al baño tan enfrascado en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que había entrado alguien más. Salió del cubículo y se encontró con lo inesperado.

Allí estaba, nada más y nada menos que Yokozawa Takafumi, el oso gruñón de ventas, sentado encima del lavabo, semidesnudo, con el editor en jefe de la sección de manga shonen, Kirishima Zen, atendiéndolo de todas las formas posibles...

-Mi osito...

-¡Bájame, idiota! Alguien podría entrar...

-Es demasiado tarde, osito. Nadie vendrá a estas horas, relájate y disfruta...

-Ah... ¡¡AAAAAAAAH!! ¿¿¿O... Ono... Dera???

Al ver la escena Ritsu salió huyendo de allí, no paró de correr hasta que llegó donde lo esperaba Masamune.

-Vamos a casa, amor.

-S... Sí... -Ritsu aún no lograba borrar la imagen mental de lo que había visto de su cabeza.

-Te noto algo extraño, ¿ha pasado algo?

-No, no es nada. Simplemente tengo sueño. -Takano prefirió no preguntar más. No era bueno presionar a Ritsu, cuando se sintiera preparado le contaría lo que le inquietaba.

Al día siguiente, en el trabajo todo transcurría normalmente, como todos los días llegó Yokozawa a gritarle a Takano... no, esta vez no.

-Onodera, ven conmigo.

Ritsu se sentía como si estuviera en el banquillo de los acusados. Obediente, siguió al jefe de ventas hasta una sala de juntas vacía.

-Oye Onodera, respecto a lo que viste ayer...

-N-no se preocupe, Yokozawa-san, no le dije nada a nadie si eso es lo que le inquieta.

-Eso es lo que quiero. Que no le digas a nadie lo que viste, y que lo olvides.

Una idea traviesa empezó a rondar por la mente de Ritsu. Después de todo, Yokozawa y Takano seguían siendo amigos, y había una parte de éste último que aún no sabía y que le daba muchísima curiosi. Tal vez Yokozawa pudiera ayudarlo, ahora que le debía un favor.

-Sí... pero quiero algo a cambio.

-¿Qué demonios pretendes...?

-Es sencillo. Quiero que me conteste una pregunta.

-¿Qué demonios...?

-No puedo preguntarle eso aquí, ¿no podríamos salir algún día usted y yo a tomar algo?

Yokozawa, a su pesar, debía admitir que Onodera era un trabajador competente, no parecía mala persona y lo más importante, realmente amaba a Masamune y lo había demostrado con sus hechos.

-Lo pensaré... aunque no parece mala idea. Además, desde que sales en serio con Masamune me caes "un poco menos mal" que antes.

-En eso influye también que usted se encuentra... bien acompañado. -Yokozawa no lo podía creer... ¿desde cuándo hace Onodera este tipo de comentarios?

-Como sea, aquí tienes mi número de teléfono. Llámame cuando tengas tiempo. Ahora vuelve al trabajo antes de que Masamune mande una patrulla a buscarte. -Yokozawa sabía muy bien lo explotador, celoso y sobreprotector que podía ser Takano a veces.

Onodera volvió a su puesto y el resto del día transcurrió como si nada.

Unas horas después, casi al final de la jornada...

-Tengo que ir a ver a una autora. -Decía Takano. -No está cumpliendo con el plazo y debo "animarla". No hace falta que me acompañes Onodera, la visita será corta, espero. Nos vemos en casa. -Le dio un beso en la mejilla antes de irse, cosa que aún dejaba al pobre Ritsu sin poder reaccionar en varios minutos.

Cuando Ritsu se disponía a marcharse se encontró con Takafumi en la entrada de la editorial.

-Onodera, qué raro verte sin tu perro guardián al lado.

-Y a usted sin el suyo, Yokozawa-san.

-Tienes agallas, chico. Bueno, ya que estamos solos, ¿por qué no vamos hoy al bar?

De camino al bar empezaron a hablar y descubrieron que tenían varios gustos en común. Tal vez no fueran los mejores amigos pero sí que podían llegar a tener una buena relación. Hubo un momento en que Ritsu no pudo contenerse más y le soltó sin miramientos:

-Bueno... A mí me gustaría saber... Es decir, si no le molesta... Y Takano-san, Masamune, esteee... Nunca me ha querido decir nada sobre esto... En fin... En la universidad, ¿quién de los dos fue el de abajo? 

-¿Cómo te atreves a preguntarme esto? -Yokozawa no podía creerlo, Onodera quería saber el secreto mejor guardado de Takano... pero de todas maneras, ya no importaba demasiado saberlo, a esas alturas. -Recuerde, que usted me debe un favor... -Al oso gruñón no le quedó otra opción, así que se dirigió a Onodera y le susurró algo al oído, que provocó una expresión de sorpresa y felicidad en la cara de Ritsu.

Éste miró el reloj y al ver la hora repuso:

-Tengo que irme, Masamune ya debe estar en casa. Gracias por acompañarme hoy, Yokozawa-san. Por cierto, hoy invito yo. -Ritsu pagó y se fue apresuradamente del bar. Yokozawa estaba sorprendido, ¿con qué clase de persona estaba tratando?

Y por esa razón Ritsu estaba tan animado. Todo el camino hacia casa se había repetido lo mismo:

"Entonces, yo también podría..."

Sin pensarlo dos veces se acercó a Masamune y lo besó, al principio de forma tierna, después cambió a más apasionada. Estuvieron así un rato hasta que la falta de aire los obligó a separarse, entonces Ritsu se dirigió al cuello del mayor, que besaba mientras le desabotonaba la camisa y se la quitaba. Una vez la camisa estuvo fuera, Ritsu seguía besando y mordiendo el cuello de Masamune, pero con sus manos acariciaba su torso y abdomen, haciendo un especial énfasis en los pezones. Masamune, encantado, sólo se dejaba hacer.

Ritsu siguió con lo que estaba haciendo. Ahora era su boca la que mordía suavemente uno de los pezones del mayor, mientras el otro era estimulado por su mano. Cuando se pusieron suficientemente duros y rojos, la mano de Ritsu bajó hasta el pantalón de Masamune, palpando el bulto que había allí dentro, pidiendo atención. Ritsu desabrochó el pantalón de Masamune y se lo quitó junto con la ropa interior, acto seguido tiró al mayor encima de la cama y tomó su hinchado miembro con la mano para comenzar a atenderlo.

Masamune seguía dejándose querer, aún después de tanto tiempo pensaba a veces que el comportamiento de su castaño era un sueño, así que no quería hacer nada para arruinarlo, sólo gemía suavemente ante las atenciones.

Ritsu se quitó su camisa y siguió atendiendo el miembro del mayor, pero esta vez con la boca. Lamía la punta, luego se lo metía en la boca y simulaba embestidas. El mayor a su vez, intentaba marcar el ritmo. Cuando Ritsu se dio cuenta de que a Masamune no le faltaba mucho para correrse, empezó a acariciar suavemente sus glúteos, abriéndolos y tanteando la entrada que escondían. Masamune estaba algo intranquilo, pero a la vez encantado porque desde que había aceptado sus sentimientos su castaño cada vez era menos tímido en la cama. Y eso... le gustaba.

"No esperaba esto de Ritsu. Aunque... me gusta. No, me encanta. Y, la verdad, hace tiempo que tengo la curiosidad de saber cómo sería de activo...Mejor voy a dejarme hacer. Dios, esto es demasiado bueno..."

-Ritsu, voy... a...

Antes de acabar la frase se había corrido en su boca. Ritsu tragó parte del líquido, reservó la otra parte para lubricar sus dedos y así prepararlo a conciencia. Masamune hacía muchos años que no hacía esto, por lo que le dolería mucho si no lo preparaba... al igual que a Ritsu también le dolía cierta parte de su cuerpo... pero ahora, no importaba, debía tener paciencia.

Un dedo... luego otro... luego otro.

Los dedos de Ritsu ya giraban con bastante facilidad en el interior de Masamune. El primero levantó la cabeza, recibió una señal afirmativa por parte del mayor, y empezó a introducirse en su cuerpo.

-Ah... Rit... su...

-No voy a moverme hasta que tú lo pidas. -Debía darle tiempo, sabía lo doloroso que era para alguien que no estaba acostumbrado.

Ritsu y Masamune se volvieron a mirar a los ojos. Este último volvió a mandarle una señal al menor para empezar a moverse.

Ritsu se movía en embestidas suaves. Al mismo tiempo, besaba a Masamune en los labios para distraerlo un poco y a la vez acariciaba su miembro, nuevamente erguido. Poco a poco las embestidas fueron aumentando de velocidad y en una de ellas Ritsu tocó cierto punto que hizo que Masamune soltara un largo y placentero gemido.

-Ahhhhh... Ritsu... ahí, más fuerte, más rápido...

-Como ordenes...

El sudor ya empezaba a cubrir sus cuerpos, ambos estaban ya en su límite. Masamune ya no podía soportar tantas atenciones y anunció:

-Ritsu... me voy a correr... me corro...

-Yo también, Masamune... juntos...

El mayor no pudo soportarlo más y se corrió entre los dos cuerpos, ocasionando que el menor se corriera casi al instante dentro de él. Ritsu salió de su cuerpo y ambos se acostaron en la cama, muy juntos, intentando calmar sus agitadas respiraciones.

-Increíble, Ritsu... te amo. Buenas noches.

-Buenas noches, amor...

Al día siguiente, Masamune despertó primero. Al ir a levantarse, un fuerte dolor en las caderas lo inmovilizó, obligándolo a soltar diversas maldiciones.

-Buenos días, amor. ¿Que no puedes levantarte? -Ritsu lo miraba entre compasivo y divertido, se había despertado gracias a las maldiciones, que si bien fueron dichas en voz baja, era lo suficientemente audible para que Ritsu despertase.

-¡¿Esto es lo que tu sufres todos los días?! -Takano no lo podía creer.

-Al final uno se acostumbra... ¿Te llevo el desayuno a la cama? Ah no, mejor te veo andar cómo los patos... -Ritsu seguía con sus bromitas y Masamune, si hubiera podido, le habría dado una buena lección. Pero Ritsu aún no había terminado de hablar. -Aunque fue increíble, creo que prefiero lo de siempre.
-No me digas... 


FIN 

Notas finales:

ESTO SÍ ES AMOR 


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