-Ryuichiro-sama, merece un castigo.
-¿Eh? ¿Qué? Castigo... ¿De qué hablas? ¡Asahina!
-¿De verdad no te acuerdas... O quieres que te haga memoria?
Ese viernes habían terminado pronto el trabajo, algo perfecto ya que tenían una reserva en un restaurante de lujo , del que ya eran clientes habituales.
Isaka Ryuichiro y su pareja, Asahina Kaoru, se encontraban sentados uno enfrente del otro, disfrutando del ambiente romántico de la cena, de la buena comida y del buen vino...
Sí, en especial del buen vino. Isaka ya había tomado demasiadas copas y se encontraba bastante borracho, por lo que Asahina decidió dejar de beber y mantenerse alerta para cuidarlo, a fin de cuentas eso es lo que ha hecho siempre...
-Voy al baño.
-¿Estás seguro de que puedes caminar? ¿No quieres que te acompañe?
-¡Déjame, Asahina! Estoy bien... No soy un niño pequeño.
Asahina se quedó en la mesa, pero no muy convencido. Su preocupación aumentó cuando notó que Isaka tardaba demasiado en salir del baño.
Decidió salir a buscarlo. Se dirigió al baño de hombres y lo encontró vacío. Rayos, se lo temía. Isaka no tenía mucha resistencia al alcohol y lo más probable es que se hubiera equivocado de reservado.
Así que Asahina se encontraba dando vueltas por las distintas zonas reservadas del restaurante, con la esperanza de encontrarlo pronto y llevárselo a casa para evitar que hiciera más el ridículo.
De repente oyó una voz conocida.
-¿Por qué no lo aceptas... Y eres mío de una vez?
Esto es intolerable. Tú eres mío...
Isaka se había metido en un reservado donde estaba cenando el famoso escritor Usami Akihiko con un joven desconocido de cabellos castaños y ojos verdes, y se dedicaba a hacer pasar vergüenza al pobre jovencito, que deseaba que la tierra se lo tragara, y a insinuársele al escritor, que tenía pinta de querer romper algo... O mejor, de estampar el puño en toda la cara de Isaka.
Asahina actuó rápido. Antes de que Usami-sensei reaccionara, ya había cogido a su Isaka del traje y se disponía a llevárselo. Pero antes de irse, se disculpó.
-Lo siento, Usami-sensei. Vendré otro día para disculparme adecuadamente...
Así que ahora se encontraban en el apartamento de Asahina, después de un incómodo viaje en coche, donde ninguno de los dos había dicho nada ya que uno estaba aún bajo los efectos del alcohol y el otro, aunque pareciera inexpresivo, estaba intentando calmar su ira, y otros instintos... que al final no pudo.
-¿Castigo...?
-Sí... ¿Crees que no te escuché hablar, o insinuarte a Usami-sensei? ¿Crees que soy tonto?
...
-Recuerda esto: Tú eres mio, Ryu.
Isaka se sobresaltó. Los efectos del alcohol se habían disipado al oír la última palabra de su amante... Lo había llamado Ryu, y cuando lo llamaba de esa forma, era porque estaba muy enfadado... O muy excitado.
-Bien, empecemos con el castigo. -Decía Asahina mientras se quitaba la corbata de forma sexy. Isaka lo miraba, ya convencido y mentalizado de lo que iban a hacer.
-Recuerda, Ryu... Puede que seas mi superior en la oficina, pero tú eres mío. Así que hoy, vas a llamarme Kaoru-sama y vas a hacer todo lo que yo diga... -Asahina había abandonado su habitual semblante inexpresivo y mostraba una sonrisa perversa.
-Sí...
-Sí, ¿qué más?
-Sí... Amo.
-Muy bien. Ahora, desnúdate.
Isaka no se hizo de rogar, en poco tiempo se encontraba desnudo y a la espera de más ordenes.
-¿Desea algo más, amo?
-Túmbate en la cama.
Asahina cogió la corbata que se había quitado Isaka y la usó para atarle las manos al cabecero de la cama. Acto seguido, se quitó su propia corbata y vendó los ojos de su amante con esta.
En el momento del acto sexual, Isaka tendía a impacientarse, casi siempre acababa pidiéndole a Asahina que lo hiciera suyo de una vez antes de terminar con los preliminares. Asahina solía complacerlo, pero a él en realidad le gustaba tomarse las cosas con calma. El trabajo los absorbía demasiado, y cuando podía estar un rato con su pareja, le gustaba mirarlo, tocarlo, besarlo... Disfrutar de su cuerpo centímetro a centímetro.
Y eso es lo que iba a hacer. Subió a la cama y se posicionó encima del cuerpo de Isaka, que temblaba anticipando la caliente noche que tendrían por delante...
Asahina también estaba deseoso, empezó por besar a Isaka en los labios, metiendo la lengua dentro de su boca y empezando a dar suaves mordiscos.
Continuó con su cuello, le encantaba besarlo ahí, pero no lo hacía demasiado ya que no quería dejar marcas... Pero les esperaba un largo fin de semana por delante donde podrían borrarse, así que no se contuvo. Besó, lamió, mordió... Los gemidos que lanzaba Isaka sólo servían para motivarlo más a seguir...
Bajó hasta sus pezones, primero empezó a estimularlos con los dedos, cuando éstos se pusieron rojos y erguidos, lo hizo con la boca, causando que su amante emitiera más gemidos y empezase a desesperarse. No sin razón, ya que encontrarse con los ojos vendados y las manos atadas, totalmente a merced de su amante... Era demasiado. Casi imposible de soportar.
Asahina lamió desde los pezones de Isaka hasta su ombligo. Ahí se entretuvo otro rato, tenía todo el tiempo del mundo e iba a aprovecharlo bien.
El miembro de Isaka ya se encontraba en su máximo esplendor, incluso empezaba a gotear por la punta, pero cuando parecía que Asahina por fin iba a atenderlo, se desvió de dicho lugar para empezar a morderlo en sus ingles y muslos.
-A... sahi... na... -Isaka ya no podía soportarlo más.
-Hoy estás a mi merced. Además, ¿cómo debes llamarme?
-Amo... Por favor...
Asahina no lo hizo esperar más y empezó a lamer la punta del miembro de su amante como si se tratase de un helado. Estuvo un rato así, y cuando Isaka pensó que por fin se metería todo el miembro en la boca y lo atendería como a él le gustaba...
Asahina se separó. Se incorporó y desató a Isaka, también le quitó la venda de los ojos.
-¿Pero... qué?
-Ese es tu castigo. No te correrás hasta que yo lo decida... O hasta que tú me lo pidas. -Decía Asahina con una sonrisa perversa. -Ahora te toca atenderme.
-Sí...
-Sí, ¿qué más?
-Sí... Amo.
Isaka se acercó a su amante, que aún estaba vestido, y empezó a desvestirlo lentamente. Le quitó la camisa, el pantalón y por último la ropa interior.
Cuando Asahina estuvo totalmente desnudo, se sentó en el borde de la cama y le hizo una señal a Isaka, diciéndole:
-Atiéndeme.
Isaka se arrodilló entre las piernas de su amante, empezó lamiendo la punta como había hecho éste último antes, pero no tardó en meterlo entero en su boca, al ritmo que Asahina quería. Estuvo unos minutos intentando darle el máximo placer, hasta que de repente lo separó de su cuerpo.
-No tan rápido... Ahora falta lo mejor. Ponte de espaldas a mí y apoya las manos en la cama.
-Como usted ordene, amo.
Asahina entró en él de una sola embestida, sin preparación alguna. Isaka sentía placer y dolor a partes iguales, otro día le habría pedido a su amante que fuese un poco más considerado con él, pero hoy no resultaría. Además, ese juego del castigo lo excitaba demasiado.
Asahina continuó con embestidas lentas, quería hacer sufrir un poco más a su pareja, pero incluso él mismo se estaba impacientando.
El ritmo subía de intensidad, en la habitación lo único que se oía eran los gemidos de ambos hombres y el sonido de sus dos cuerpos chocando.
-Creo... que ya... has aprendido... la lección.
Acto seguido Asahina empezó a masturbar a Isaka, los dos hombres estaban a punto de alcanzar el orgasmo y esto le garantizaba que lo hicieran juntos...
Que lo hicieron, instantes después. Se acostaron juntos, abrazados, intentando recuperarse de tan magnífica sesión.
-Ryuichiro, te amo.
-También te amo, Kaoru.
-¿Otra ronda? -Asahina abrazaba a su pareja por detrás, la noche era larga y él volvía a estar deseoso... Y por lo que veía su amante también.
-Sí, pero ahora mando yo.
-Eso lo veremos...
Al día siguiente...
Isaka se removió en la cama, buscando a Asahina, sin querer despertar del todo. La noche había sido agotadora, habían hecho el amor unas cinco veces...
El lado vacío de la cama y el dolor en su trasero acabaron por despertar a Isaka. Se levantó de mala gana y sintió como algo escurría de su trasero... Qué molesto.
-Buenos días, Ryuichiro-sama. Deberías tomar un baño... -Asahina se encontraba a los pies de la cama, completamente vestido y con su habitual semblante imperturbable.
-Buenos días... -Masculló Isaka dirigiéndose a la bañera.
Mientras se bañaba, pensaba en la noche anterior. Había terminado bastante dolorido... Pero había valido la pena.
De repente alguien quitó el tapón del desagüe.
-¡Asahina!
-Ya es hora de salir de la bañera, Ryuichiro-sama. Vístete y ven a desayunar.
-De acuerdo, pero antes...
-¿Qué quieres?
-Asahina, sécame...
-Sí.
FIN