Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los lazos que nos unen. por Seiken

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

La pequeña estaba dormida en una especie de cuna que Kanon ideo, usando el sillón que estaba junto a su cama y varias prendas de ropa, evitando que ella cayera al suelo, o pudiera moverse.
 
Radamanthys había dormido mucho tiempo y Kanon comenzaba a sentir un poco de sueño, así que se acostó junto a su omega, sus brazos rodeando su cintura, con delicadeza para no despertarlo, olvidándose que ese era el segundo día de su celo. 
 
Radamanthys al sentirle a su lado, dió media vuelta en la cama, para sentarse sobre el, sus caderas sobre las suyas, con una sonrisa lujuriosa, sonrojado, cubierto de sudor. 
 
-Quiero hacerlo... ahora que Leviathan está dormida y no despertara en unas horas. 
 
Kanon tragó saliva, relamiendo sus labios, el también deseaba estar en compañía de su omega, poseerle, como planeaba hacerlo antes de que su vida diera un giro de demasiados grados como para poder contarlos. 
 
-Tengo protección en el cajón de mi habitación... 
 
Radamanthys sostuvo las manos de Kanon con las suyas, negando eso, no quería protección, quería sentir la semilla de su alfa llenar su cuerpo, en ese instante y no deseaba esperar para eso. 
 
-Quiero hacerlo así, al natural, además, tu eres el que desea un segundo huevo, no es así... 
 
Kanon tragó saliva de nuevo, sin saber que hacer, observando cómo su omega besaba su pecho, con delicadeza, con esa expresión de completa lujuria adornando sus facciones. 
 
-¿No sé despertara? 
 
Radamanthys iba quitándole la ropa con delicadeza, besando cada parte de su cuerpo, lamiendo la piel descubierta, con una expresión que le decía que si podían hacerlo sin despertar a su pequeña, si guardaban silencio. 
 
-¿Y si mejor hablamos de nuestros sentimientos?
 
Pregunto de nuevo medio en broma, mordiendo sus nudillos cuando su sexo traidor, ya estaba despertando con esas caricias, con la cercanía de su omega, que de pronto, lo chupo, devorando su cuerpo con su boca. 
 
-No Kanon, yo deseo sexo, y lo deseo ahora. 
 
Radamanthys se apartó lo suficiente para decirle aquellas  palabras, así  que Kanon se encogió de hombros, empujando sus caderas contra la boca de Radamanthys, que seguía brindándole placer, gimiendo bajo para que su pequeña no se despertara.
 
-Deberías invitarme a salir al menos...
 
Pero antes de que pudiera terminar en su boca, se sentó sobre Kanon, para que su sexo empujara entre las piernas del omega aún vestido, quien solo se quitó las partes necesarias para ese acto de pasión que pronto realizarían. 
 
-Tu eres quien desea tener un nido repleto de huevos, mi dragón marino. 
 
Kanon para no reírse mordió el hombro de su omega, empujando entre sus piernas, embistiendo su cuerpo con fuerza, cambiando su hombro por uno de sus pezones, el que también empezó a lamer y chupar con ánimos. 
 
-Ahora, se un buen alfa y muerde mi cuello. 
 
No sé lo estaba pidiendo, pero tampoco se lo estaba ordenando, porque eso no podía ser una orden, jamás, porque siempre le habían gustado los omegas poderosos, fuertes y altos, con suficiente cosmos para ponerlo en su lugar, desafiantes, como el wyvern que tenía en su regazo. 
 
-Despues de esto serás mío, mi pequeño wyvern, el dragón marino será tu dueño, y juntos repoblaremos el mundo de dragones y monstruos. 
 
Radamanthys le presento su cuello como en respuesta, anticipando la mordida de su alfa, quien, simplemente hincó sus dientes en su piel suave, delicada, cortandola, para que la cicatriz fuera prueba de su unión, de su lazo eterno. 
 
-Kanon...
 
Susurro un poco más fuerte, pero ella no se despertó, en vez de eso se movió, como si estuviera especialmente cómoda en esa cuna improvisada. 
 
-Al fin eres mío... 
 
Radamanthys se recostó entonces en la cama, para que Kanon pudiera moverse sobre el, delicados empujes para no hacer ruido alguno, besando los labios de su omega, gimiendo en su boca. 
 
-¿Al fin? 
 
Radamanthys pregunto, llevando una mano a la altura de su cabeza, sosteniendose de los barrotes de la cama, gimiendo quesito, para morder después sus nudillos. 
 
-Desde nuestro primer celo quise hincar mis dientes en tu cuello, pero pensé que ya sería demasiado, tomarte en tu celo después de intentar matarte, para morder tu cuello sin tu permiso, haciéndote mío para siempre, tal vez habría sido excesivo para una primera cita. 
 
A Radamanthys le divertía demasiado lo que Kanon decía, la forma en que lo decía, con un dejo de inocencia y picardía, seguro de sus actos, sin vergüenza alguna, porque sabía que en ese momento había dejado de pertenecerle a Hades, para ser de Kanon. 
 
-Lo habría aceptado con gusto.
 
Radamanthys sintió de nuevo como la semilla de Kanon le inundaba, con tanta fuerza que salió una poca de entre sus nalgas, manchando esa cama con su escencia. 
 
-Tu mordida... tu mordida ha sido la única que he deseado en mi vida. 
 
Kanon estaba feliz de escuchar eso, separándose del cuerpo de su omega, para limpiarlo con su camisa, pensando que habían arruinado las sábanas, pero si se las llevaba a su templo, nadie podría adivinar que estaban disfrutando de su celo, sin pudor alguno. 
 
-¿Qué hay de la de Valentine? 
 
Radamanthys puso una mueca de disgusto, era un buen soldado, era leal en ocasiones, pero era demasiado meloso, siempre lo seguía a cualquier parte, pensando que sólo por cumplir su deber, el tenía que aceptar sus afectos, cuando nunca había tratado de seducirle, jamás se había atrevido, porque no podía comprender lo que el deseaba en un compañero. 
 
-Valentine es un soldado poderoso, leal, sus acciones son ejemplares, en algunas vidas nos hemos criado juntos, pero él piensa que únicamente por eso debo entregar mi cuerpo y mi voluntad a su dominio, sin tratar de seducirme, sin comprender lo que yo deseo en un compañero, en cambio tú, tu eres lo que deseo en un compañero. 
 
Kanon esperaba comprender esa razón, porque no sabía exactamente a qué se refería con ser lo que Radamanthys deseaba, era atractivo, era poderoso, pero nada más. 
 
—Soy hermoso, lo sé, y muy listo, además de tener el poder de las galaxias en mi cuerpo, pero, nada más... no soy lo que un omega encontraría como una pareja agradable. 
 
Radamanthys volteo en la cama, acostandose boca abajo, para mirarle fijamente, con una sonrisa divertida, pensando que Kanon podía pasar por un hombre vanidoso, pero no lo era. 
 
—Quitando esos tres puntos, tu, si yo te hubiera pedido que te detuvieras lo hubieras hecho, sin más, aún en medio de nuestros placeres, yo lo recuerdo bien, yo fui quién te salto encima y jamás utilizaste mi celo en mi contra, así no eres tú... 
 
Kanon simplemente pensaba que no se podía aprovechar de un celo para obtener lo que se deseaba de un omega, solo un alfa con muy pocos escrúpulos haría eso, aunque tampoco se negó a recibir el calor de Radamanthys durante ese celo. 
 
—Eres una buena persona que se ha convencido a sí mismo de ser malvada, protegiste a esos mocosos en el Inframundo, gracias a ti llegaron con mi dios Hades, después de eso te sacrificaste para que nos derrotaran, actos que como tú enemigo, admiraba, como un omega mucho más aún, eres un hombre fuerte, valiente, hermoso y bueno, eres muy bueno, Kanon. 
 
Pocas veces le habían dicho que se trataba de un buen hombre, las pocas personas estaban contadas con los dedos de una mano, y escucharlo de su omega le hacía sentir orgulloso. 
 
—Así que... ¿Qué tan hermoso piensas que soy? 
 
Radamanthys comenzó a reírse al escuchar esa pregunta, levantándose unos centímetros, para besar sus labios, suspirando al sentir su calor, el sabor de sus labios, admirar su aroma. 
 
—Mucho más hermoso que la diosa Afrodita, no el idiota que vive en el santuario. 
 
Le dijo, besando sus labios de nuevo, para recargarse sobre su pecho con una expresión de placer y paz, escuchando el latido de Kanon, que acariciaba su cabello. 
 
—Eres un blasfemó... 
 
Una risa sonora fue la respuesta de Radamanthys, que acomodándose de tal forma que podía ver el rostro de su alfa, se relamio los labios, acariciando su mejilla. 
 
—¿Lo dice quién engañó a Poseidón y buscaba la cabeza de Hades? 
 
Eso era cierto, así que supuso que podía ser un blasfemó, aunque aún pensaba la razón por la cual Radamanthys no acepto a ese espectro de la arpía, ese soldado leal y optó por amar a un soldado enemigo, vistiendo una armadura dorada. 
 
—Tienes un punto, pero aún así, porque no corresponder a mi rival de amores y a mi sí. 
 
Radamanthys cerró los ojos, en realidad no lo sabía, lo único que comprendía era que había perdido todo su respeto cuando no acepto su petición, cuando no quiso comprender que no lo amaba.
 
—Valentine es un soldado fiel, pero... no es una buena persona, no como tú, el es orgulloso y dominante, es algo obsesivo, me sigue a cualquier parte, sin que yo se lo pida... 
 
Era mucho más fuerte que Valentine, y podía matarlo con una sola de sus manos, como si fuera invencible, pero, al mismo tiempo, al ser un omega, sufrir el celo, en ocasiones llegaba a preocuparse de no haber cerrado bien la puerta de sus habitaciones, de no tener el control de su cuerpo o de su libido, tal vez, que su fiel soldado podía aprovechar su debilidad, para morderlo y marcarlo para él.
 
—A veces pienso que me hubiera mordido en mis celos de no ser más fuerte que él o en ocasiones, tener protección extra afuera de mis habitaciones... Minos me cuidaba cuando los celos eran demasiado molestos para mí. 
 
Kanon escuchaba su respuesta, tratando de imaginarse a Minos como un hermano sobreprotector que no dejaba que nadie se le acercara al menor, pero no lograba verlo así, además, de que no entendía su recelo hacia Valentine, quien debía ser un soldado leal, un soldado perfecto, pero un mal alfa, supuso. 
 
—En realidad, no habría cambiado mucho el resultado de mi secuestro, de no llegar ese dios, sé que Valentine me habría forzado a compartir su lecho, él me habría mordido a la primera oportunidad y es gracioso, aún a Minos le agradas. 
 
El era un hombre agradable, pero no se atrevió a decirlo, cuando Radamanthys le respondía sus dudas con tanta seguridad. 
 
—¿Y yo no soy así? ¿Yo soy diferente? 
 
Simplemente asintió, porque si era diferente, era una buena persona, un buen chico y un alfa espectacular, poderoso, hermoso, amable. 
 
—No se porque o como llegaste a pensar que no eres una buena persona, pero lo eres, tu eres bueno y gentil, un alfa como siempre me imaginé que debía ser mi compañero, Kanon, eres aquello que siempre espere tener a mi lado, un dragón marino, para un wyvern, de quienes ya nació un Leviathan... 
 
Kanon abrazo el cuerpo de Radamanthys con fuerza, besando su frente, para soplar el área en donde se unían sus cejas, viendo que también le daba cosquillas a su omega, que rió bajito. 
 
—Si tu lo dices, debe ser cierto, mi wyvern... 
 
Kanon beso una última vez a Radamanthys, escuchando unos pasos en esa habitación, viendo a Shion y a Minos, con un Aiacos a sus espaldas con expresión de fastidió. 
 
—¿Es en serio? 
 
Pregunto cruzando sus brazos delante de su pecho, desviando la mirada, completamente sonrojado. 
 
—¡Los dejamos unos minutos a solas y esto es lo que hacen! 
 
Minos negó eso, pensando que se trataban de dos jóvenes saludables, un alfa y un omega, los dos se querían, Kanon era un buen chico, en cambio Radamanthys no era tan bueno en realidad, así que eran como una buena funda para una espada filosa. 
 
—Violate y tú son iguales, al menos, lo fueron los primeros años después de nuestro despertar, ni siquiera se porque no ha resultado embarazada. 
 
Aiacos se sonrojo mucho más, suspirando, a punto de salir corriendo. 
 
—Porque si sabemos cómo funciona la protección... 
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).