Encuentro XLVI:
Un sueño para el Futuro
Desde que Eren puede recordar, él siempre ha sido el típico chico demasiado inquieto e impulsivo que acababa metido en problemas un día sí y el otro también. Accidentes y peleas fueron lo habitual en su vida durante su niñez, y aunque ahora se considera alguien más sensato y maduro, comprende que ha hecho pasar a Levi un mal rato por culpa de su arrebato y que por ello se ha arruinado el final de sus vacaciones, lo que no le parece tan divertido. Si pudiera cambiar lo ocurrido, lo haría. Por una vez sería obediente y oiría lo que el otro tiene que decir, sin discusión alguna; sin embargo, las acciones del pasado no pueden cambiarse, y ahora simplemente le queda lidiar con las consecuencias de sus elecciones.
Pero a pesar de la culpa que siente, estar cobijado entre los brazos de Levi después de disculparse no es tan malo; incluso se atrevería a creer que representa un final perfecto para sus pequeños días de felicidad rutinaria y doméstica. No obstante, se recuerda, al día siguiente ya estarán de regreso en sus respectivos hogares. Una vez más luchando por sacar un poco de tiempo entre sus estudios, la familia y sus empleos, para poder pasar unos cuantos momentos juntos y a solas.
Acomodándose mejor para que su pie quede en una posición adecuada y que así le duela un poco menos, Eren respira profundamente y se relaja por completo mientras Levi acaricia su cabello, sintiendo bajo la palma de su mano el regular latido de aquel otro corazón. Todavía quiere disculparse, aun desea decir muchas cosas, pero cierra los ojos y decide que esperará al día siguiente, o al que sigue después de ese, porque no hay prisa y él se siente demasiado cómodo junto a la persona que ama.
—Podría hacerlo —oye decir a Levi en respuesta a su absurda amenaza, tan bajo que por un momento Eren teme haberlo imaginado—. Tan solo tendrías que decir que sí… y venirte a vivir conmigo.
Su corazón se salta unos cuantos latidos y levanta la cabeza lo suficiente para poder mirar al otro a los ojos. Por un instante piensa que Levi debe estar bromeando, o quizás, él confundió lo que este en realidad deseaba decirle; no obstante, al percibir que en su mirada plateada no hay más que verdad y certeza, Eren se emociona un poco.
—Lo dices en serio… —susurra sin poder creérselo del todo, temeroso de que al ponerlo en palabras, se desvanezca en un deseo no cumplido—. Realmente quieres que vivamos juntos…
—¿Por qué mierda lo diría si no lo deseara, mocoso? —inquiere su novio con cierta irritación, como si aquella pregunta fuera algo absurdo; aun así, su expresión fría e imperturbable se ha tornado en una de sutil bochorno, la cual deja claro que se siente tan nervioso como él mismo.
—¡No lo sé! —exclama Eren emocionado, ahogando un gemido a causa del dolor que siente cuando, en su entusiasmo, olvidó por completo su pie lesionado—. ¿Acaso no dices siempre que soy un auténtico desastre, de que te vuelvo loco? —insiste—. Entonces, ¿por qué?
Levi, arrodillado sobre la cama junto a él, guarda silencio durante unos cuantos minutos, contemplándolo muy serio con aquellos insondables ojos claros y el ceño levemente fruncido, como si estuviera debatiéndose consigo mismo.
Entonces Eren alarga una mano y acuna con ella la pálida mejilla de este, deseando poder hallar en su cabeza las palabras exactas para aclarar la turbación de ambos; sin embargo, antes de que pueda decir nada, siente la mano de Levi aprisionar la suya en una suave y cálida caricia, por lo que cuando los ojos de ambos vuelven a encontrarse, la tormenta en ellos ha remitido, trayendo nuevamente la calma.
—Porque siempre es más difícil no tenerte. Porque, aunque seas un puto caos andante, soy mucho mas feliz teniéndote a mi lado. Nunca he querido compartir mi espacio con nadie; que mierda, probablemente sea el peor compañero para convivir debido a mi jodido TOC, pero me gustaría intentarlo. Aunque solo si tú también lo deseas, mocoso.
Incapaz de dar una respuesta inmediata, Eren muerde su labio y mira a Levi sin pestañear siquiera. Está confundido y se siente temeroso, pero al mismo tiempo bulle de emoción ante la perspectiva que representa la petición que el otro acaba de hacerle.
Aunque él ha tenido otras parejas, con ninguna se planteó lo que podría ser el pensar en el futuro y compartir el día a día. Y es por ello que a pesar de desear gritar que acepta, que por supuesto quiere estar con ese hombre para siempre, también sabe que no es algo que deba tomarse a la ligera, ya que es un paso demasiado importante para ambos.
—¿Podría pensarlo? —pregunta con cierto resquemor, odiándose por no tomar aquella oportunidad como tanto desea hacer.
Para su sorpresa, es Levi quien se acerca en esa ocasión, acunando suavemente su rostro entre sus manos para besarlo con ligereza.
—Todo el tiempo que necesites. No es una petición con fecha de caducidad.
Eren ríe y eso hace sonreír al otro, por lo que cuando vuelven a besarse, todo se convierte en un lío de besos, risas, palabras susurradas a medias y algún que otro quejido de su parte a causa del dolor de su pie.
Más tarde aquella noche, mientras es arrullado por la suave respiración de Levi que duerme a su lado, Eren no deja de pensar en lo que sería vivir de ese modo, teniendo a la persona amada cada día a su lado y sin el temor de afrontar que en solo en unas cuantas horas lo estará perdiendo. Compartir una vida, dejando de ser finalmente uno para convertirse en dos.
Sin embargo, se recuerda, debe ser maduro y pensarlo seriamente. Tienen tiempo. No hay prisa.
Y mientras permite que el suave letargo de Levi se convierta en el suyo, sonríe al saber que este acaba de obsequiarle un sueño para el futuro.