Encuentro LI:
Hojas de Otoño
Octubre llega vestido con los colores del otoño. El dorado y marrón anaranjado de las hojas cubriendo las calles, mientras el cielo se tiñe de pálido para dar la bienvenida a la estación fría.
El otoño es una estación que a Levi le gusta, siempre agradable y apacible, perfecta para largas jornadas en casa junto a una taza de té y un buen libro; no obstante, aquella tarde aquel atractivo no le resulta tan entretenido, porque el motivo que le ha llevado hasta la universidad del mocoso lo tiene aterrado.
Pedir disculpas y rectificar errores siempre es una mierda.
Sin embargo, es la pareja de amigos de Eren la que hace primeramente aparición ante sus ojos. Armin, tomado de la mano de Annie, se haya sentado junto a esta fuera del establecimiento, como si esperasen por la llegada de alguien. Es la rubia chica quien nota primero su presencia, abriendo enormes los ojos al reconocerlo y apretando de inmediato la mano de su novio para llamar su atención.
—Levi —le dice Armin cuando llega a su lado, regalándole una sonrisa educada que él responde con un asentimiento de reconocimiento—. ¿Buscas a Eren?
—Sí, le dije que vendría. ¿Sigue en clases?
Durante unos segundos este parece debatirse consigo mismo, como si se sintiese culpable por algo y no se atreviera a hablar; sin embargo es su novia, mucho más valiente y decidida, la que acaba tomando la palabra:
—Se encuentra en la enfermería porque tuvo una pelea con Jean. Nuevamente se ha torcido el tobillo derecho, así que su padre vendrá a buscarlo. Quiere llevarlo a la clínica para un chequeo. Nosotros estamos esperando aquí a que llegue.
La explicación de la muchacha se entrecruza en su cerebro, haciendo cortocircuito. Lo único en lo que Levi puede enfocarse con claridad, es en que Eren está herido y en que matará al tal Jean en cuanto tenga la más mínima oportunidad.
Murmura algo de forma atropellada, probablemente una petición para que lo lleven a donde el mocoso se encuentra, pero estos solo intercambian azules miradas dubitativas durante unos segundos, hasta que Annie, finalmente, suelta la mano de su novio y le indica con un gesto de la cabeza que la siga.
A Levi el recorrido por los largos senderos de la universidad se le hace eterno a causa de la preocupación, aunque también puede deberse a lo silenciosa que está resultando la compañía de la chica. Annie siempre ha sido callada y taciturna; las pocas veces que se han encontrado, ella siempre se ha limitado a observarlo con la cabeza gacha y aquella actitud distante, jamás siendo descortés, pero tampoco siendo cercana; reservando su buen ánimo y sus bromas para Armin y Eren, respetando la elección del mocoso de mantenerlo a su lado. Aun así, ese día ella parece distinta, casi tan molesta como él mismo se siente, y cuando se miran, Levi comprende que hay mucho que esta desea decirle.
—Jean es un idiota todo el tiempo, pero hacía mucho que Eren no se dejaba provocar tan fácilmente por él. Hoy, sin embargo, ha estado raro todo el día y en cuanto este ha hecho un comentario despectivo, Eren perdió la cabeza y se le echó encima. Arregla este desastre, Ackerman; porque es tu culpa, ¿no?
El cómo ha descubierto Annie que el malhumor del chico es su responsabilidad no le queda claro a Levi, pero ella tiene razón. La discusión que tuvo con Eren el día anterior fue simplemente una tontería, algo que en ese momento ya ni siquiera importa realmente, pero la cual hizo que el mocoso se marchase furioso de su casa la pasada noche, mientras él se quedó rumiando su disgusto y dejando que este lo controlara.
Aun así, y a pesar de lo tozudo que Levi a veces puede llegar a ser, sobre todo si está enfadado, acabó llamando a Eren esa tarde, arrepentido; acordando con este ir a buscarle a la universidad para que pudiesen hablar y resolver finalmente ese tonto malentendido.
La enfermería de la universidad le parece como cualquier otra: demasiado blanca, demasiado impoluta; demasiado silenciosa; un lugar que en cualquier otra circunstancia le resultaría fantástico con su ausencia de gérmenes y su limpieza extrema; pero hoy no, al igual que el otoño. No hoy cuando siente que el corazón se le va a salir del pecho a causa de la ansiedad y el miedo generado por el accidente del mocoso.
Tras explicarle a la enfermera quien es él y el por qué está allí, Annie se despide con unas rápidas palabras y una mirada que le dice que ahora es su turno de hacer lo correcto.
Nada más llegar donde el mocoso está esperando, lo primero que nota es que este parece terriblemente malhumorado y enfurruñado mientras juguetea con el móvil entre sus manos. Sus verdes ojos lucen oscurecidos, casi tormentosos, o puede que solo sea efecto del feo cardenal que tiene en el pómulo derecho, de seguro por culpa del famoso Jean.
Levi no sabe si es por el ruido que hace al caminar, o tal vez simplemente porque la presencia de cada uno genera una inmediata respuesta en el otro, pero Eren levanta el rostro en cuanto da apenas dos pasos en su dirección, logrando que su mirada vuelva a brillar con calma nada más verlo, a pesar de que un leve sonrojo inunda sus morenas mejillas, delatando cierta culpa.
Levi, que ha estado molesto por una tontería, que nuevamente ha sentido el alma abandonar su cuerpo a causa del miedo que siempre le produce el malestar de Eren, se acerca lo suficiente para envolverlo entre sus brazos, dejando un beso en su frente antes de reprenderlo con suavidad:
—Que mocoso más tonto eres al lastimarte así. —La queda risa de este reverberando contra su pecho es respuesta suficiente para él. Lo único que necesita para saber que todo vuelve a estar bien—. Oi, Eren, tengamos una cita, ¿quieres? Yo también deseo ver las hojas de otoño contigo.