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Ese algo llamado Amor (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Encuentro LVI:

Una vez en la Vida

 

 

 

Ocultando lo nervioso que se siente tras risas y sonrisas mientras camina junto a Levi por las calles de la ciudad, Eren piensa una vez más en si su decisión de llevar a este allí será la correcta.

Lo cierto es que hasta el día anterior aquella pospuesta cita otoñal había salido de su mente por completo, oculta bajo capas de obligaciones hasta quedar relegada al olvido; sin embargo, mientras la pasada tarde recorría las calles comprando sus últimos obsequios y pensando en como abordar con su novio el tema de vivir juntos, sus pasos, caprichosos, de seguro, predestinados, probablemente, le llevaron a ese pequeño parque en invierno que le recordó su promesa. Y fue entonces que él supo que aquel era el lugar perfecto. Si iba a dar ese paso tan importante con Levi, tenía que ser allí.

O por lo menos es lo que pensó en ese momento, se dice Eren mientras guía a su novio. Ahora mismo, en cambio, a cada paso que da más dudas invaden su mente y más inseguro se siente; no obstante, una vez llegan al tranquilo y solitario parque, él vuelve a convencerse de que ha elegido bien, que su decisión es la correcta. Sabe que a Levi le gustará.

Al ver como su novio otea a su alrededor todo cuanto los rodea, absorbiendo con detenimiento cada detalle, Eren espera paciente porque este descubra el motivo de su elección. Para él sería muy fácil hacer una broma al respecto y recordarle así su cita fallida, pero de forma un tanto infantil y bastante egoísta, quiere que sea Levi quien recuerde. Quiere verlo enloquecer a causa de la incertidumbre y convertirse así en el completo dueño de sus pensamientos, aunque sea durante un momento.

El tiempo, como siempre que están juntos, transcurre de forma misteriosa y sin un patrón establecido. No han pasado ni cinco minutos desde su llegada allí, pero para Eren la espera por la reacción de su novio se alarga de forma considerable.

Atento a cada cambio, a cada mínimo detalle, él observa como el ceño de Levi se frunce ligeramente, haciendo que sus delgadas cejas oscuras se junten de forma sutil, como las alas de un ave a punto de emprender el vuelo, y sus ojos grises, siempre tan pálidos, siempre indescifrables, adquieran el tono más oscuro del cielo de tormenta; porque este ha comprendido y se siente un poco culpable, deduce Eren, quizá tanto como él mismo se siente en ese momento por haber tenido aquella idea absurda.

—Lamento que no haya podido ser este año, Eren —le dice su novio profundamente compungido. Cada una de sus palabras cargadas con absoluto arrepentimiento—; pero te prometo que será el siguiente, y el siguiente después de ese. Será cada año mientras tú decidas que así sea.

Aunque su idea de llevar allí a Levi jamás tuvo como razón recibir ese tipo de promesa de su parte, sino todo lo contrario, él no puede evitar emocionarse hasta el infinito al oírle decir aquello, por la profundidad de lo que implica. Ese hombre de modos cortantes y palabras escasas, de largos silencios y miradas de luna, jamás hace promesas vacías nacidas por la emoción del momento; si Levi le ha dicho que irán allí al año siguiente, es que lo harán, y luego otro y otro y otro; indefinidamente hasta que el tiempo frente a ellos se difumine y ya no puedan recordar como era su vida sin el otro a su lado.

Tan lleno de felicidad que teme estallar en cualquier momento, Eren siente la necesidad de echarle los brazos al cuello y besarlo hasta que ambos queden sin aliento y no puedan pensar en nada más; pero, recordando donde están y lo fácilmente que pueden ser vistos por cualquiera, se contiene un poco, conformándose tan solo con sonreírle coquetamente antes de preguntar con estudiada inocencia:

—¿No hay una pregunta que desees hacerme, Levi? Si no aprovechas hoy, que me siento especialmente generoso, creo que tendrás que esperar hasta el próximo año.

Rápido como siempre, sin darle siquiera un respiro para prepararse, su novio se apodera de su mejilla y la pellizca sin piedad, arrancándole un gemido a causa del dolor. Él de inmediato protesta por su poca delicadeza, pero las quejas mueren en sus labios cuando los dedos de Levi acarician su rostro con una suavidad dulce y devota que hace que su corazón se agite emocionado dentro de su pecho, porque la mirada de uno no se aparta de la del otro, y ambos saben que aquello que los une es mucho más fuerte y complejo de lo que puede apreciarse a simple vista. Un amor para toda la vida.

—Oi, Eren, ¿quieres vivir conmigo? —le dice Levi de golpe, todo temerosa seriedad y sin ningún tipo de tacto o cursilería; y aunque él lleva más de un mes preparándose para ese momento, esperando por ese momento, no puede más que sentir que morirá a causa de tanta felicidad acumulada. Sí, definitivamente lo hará.

Tirando toda la precaución por la borda, así como el miedo a que Levi lo regañe por su arrebato como otras veces, sujeta el rostro de este entre sus manos y lo besa suavemente, desesperado por trasmitirle de algún modo toda aquella vorágine de emociones que lo invaden por dentro y amenazan con desatarse en cualquier momento si no hace algo con ellas.

Intentando controlar su emoción, su amor desbordante, Eren, con un nudo en la garganta que casi no le deja respirar, finalmente le responde:

—No me negaría por nada del mundo, Levi. Arriesguémonos. Hagamos que esto funcione.

Y mientras vuelve a besarlo, sin importarle nada el que estén en un sitio donde cualquiera puede verlos o que deben darse prisa porque sus padres los esperan para cenar, Eren solo puede pensar en lo muy afortunado que es. Ha conocido a Levi y se ha arriesgado a amarlo, ganando así un premio de aquellos que solo se obtienen una vez en la vida.


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