Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Error que Cometí por AniBecker

[Reviews - 90]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Holis, preciosidades! 

Primero, mil perdones por haber tardado una semana en actualizar, quisiera poder hacerlo más rápido y espero para la próoxima actualización conseguirlo. 

Segundo, nuevamente un millón de gracias por todos vuestros preciosos comentarios, que no sabéis lo feliz que me hacen leerlos y contestarlos toditos. 

Y tercero, aquí traigo por fin la actualización, que espero que guste, aunque no haya quedado como verdaderamente quise. 

 

Capítulo IV: Encuentros

—s

Se sentía cansado, apenas había podido dormir en toda la noche. Que Naruto haya regresado a Japón y que además viniera a quedarse, lo hacía sentirse intranquilo. Puso todo su empeño en olvidarlo, más no odiarlo. Después de todo el daño que le hizo, no podía odiarlo, pero lo que le molestaba, era que no podía aún sacarlo de su corazón.

Le dolía, le dolía bastante que no quisiera saber nada de su hijo, enterarse ayer que estuvieron celebrando el cumpleaños del hijo que tuvo con esa mujer, pero ni se acordaba ni quería saber nada de su hijo.

Se apoyó un poco en el mostrador del gabinete de urgencias, y al hacerlo tiró sin querer unos informes al suelo.

—¿Estás bien? —preguntó con preocupación Sakura.

—Sí, sólo no he dormido bien esta noche.

—No, hay algo más. Algo te preocupa, ¿verdad? —Sasuke suspiró.

—Naruto regresó, y para quedarse…

—¿Cómo lo sabes? ¿Lo viste? ¿Se puso en contacto contigo?

—Lo vi por casualidad, cuando fuimos a cenar, nos tuvimos que encontrar en el mismo restaurante a sus padres y a Naruto, con esa mujer y su hijo —la peli rosa se sorprendió.

—¿Te dijo algo?

—No. Y por su mirada, muy contento por verme, y precisamente con Menma. Pero, ¿a que no sabes por qué estaba ahí? Celebrando el cumpleaños de su hijo —el rostro de la fémina se tornó completamente de molestia.

—¡Shanaroo!, es impresionante lo imbécil que puede llegar a ser —si lo hubiera tenido presente, lo hubiera golpeado—. Ni que ese fuera el único hijo que tiene, qué hipócrita.

—Déjalo, tranquila, si es así, sólo tiene un hijo, porque Mamoru, nunca será su hijo, total, no quiere cuentas con él, nos echó de su vida, pues entonces no es ni será su hijo.

—Pero es que no es justo.

—Mejor sigamos, hay trabajo por hacer, estamos en urgencias, ¿recuerdas?

—¡Eso ya lo sé! Pero no quieras poner eso como excusa. Pero tienes razón, tenemos trabajo por hacer. Fueron hasta la recepción de urgencias, dónde ambos médicos se llevaron una gran sorpresa—. ¿Quieres que vaya yo?

—Tranquila, tú encárgate mejor de otro paciente más grave. Nada debe interferir en algo tan serio como este trabajo, todos los pacientes son iguales. Fue hasta las dos personas que acababan de entrar a urgencias, no sin antes respirar hondo—. ¿Qué es lo que le ha pasado?

—Entre todos los médicos que habrá en este hospital, ¿tienes que ser precisamente tú el que atienda a mi hijo?

—Esto son urgencias, yo soy médico de urgencias —se encogió de hombros—. Y creo que lo último que le debe de preocupar es quién es quién atiende a su hijo, sino que lo atiendan. ¿Qué te pasó, pequeño? —le preguntó al niño, en vez de a la madre.

—Me caí en el colegio y me hice daño al caer sobre la mano. ¡Auch! —hizo una mueca de dolor, al sentir como el médico tocaba la zona adolorida.

—No te preocupes, verás qué pronto está esto curado —dijo con dulzura—. Usted debe ir al mostrador, para dar los datos del niño —le indicó a la mujer.

—¿Y que te lleves a mi hijo por ahí?

—Sólo voy a llevarlo a hacerle unas radiografías, para ver la afección, usted puede esperar a que regresemos —sin más, se llevó al niño, tras las protestas de la pelirroja. Después de ello, la mujer ya pudo ir junto a su hijo—. Tiene una fisura en el cúbito, con una férula durante un mes y nada de hacer esfuerzo con el brazo, se curará sin problemas.

—¿Tengo que llevar esto? —cuestionó el niño con algo de preocupación—. Es que me apunté al equipo de fútbol de la escuela, y así no podré jugar.

—Pues mientras lleves esto, no. Pero no te preocupes porque después, quedarás como nuevo y podrás jugar sin problemas —lo trató de animar.

—Eso te pasa por ser un torpe. Si hicieras las cosas bien, no te hubieras caído —respondió de manera severa Kurama—. Eres un inútil, ya que entraste al equipo de fútbol y puedes ser un gran jugador en un futro, vas tú y te caes, eres un completo patoso —el pequeño sólo agachó la cabeza, aceptando el regaño de su madre.  

—No hace falta que le hable así —intervino molesto Sasuke—, es sólo un niño, y una caída le podría haber pasado a cualquiera. Además, influenciar así a los hijos obligándolos a ser mejores en algo sólo porque los padres quieran, no está bien.

—Tú dedícate a cuidar de tu hijo, y deja que yo eduque al mío como a mí me dé la gana. Limítate a hacer tu trabajo para poder irnos de aquí lo más pronto posible, me está haciendo perder mi tiempo aquí en el hospital por culpa de su torpeza, en vez de gastar mi tiempo en algo más útil.

—Lo siento, mami —se disculpó el pequeño, con los ojos vidriosos al verse regañado.

—Si va a seguir así, le pediría que esperara en la sala de espera —la mujer sólo le echó una furiosa mirada, mientras sacó de su bolso su móvil y revisarlo. Sasuke prosiguió con su tarea, y le remangó la manga al niño lo más que podía para poder colocarle la férula, llevándose una sorpresa—. ¿Cómo te hiciste esto? —preguntó al ver unos moratones en su brazo.

—Sólo me golpeé sin querer.

—Ya te lo dije, es un inútil, siempre anda tropezándose, golpeándose o cayéndose —habló Kurama con rapidez.

—Esto no es de un golpe, sino de un agarre —afirmó el azabache.

—¿Estás insinuando que lo maltratamos?

—Yo no estoy insinuando nada, puede pensar lo que quiera, yo sólo estoy preguntando.

—Pues cualquiera diría lo contrario. Se lo habrá hecho en alguna pelea con algún compañero de clases —dijo de forma desinteresada. En ese momento, sonó su móvil, y la mujer se alejó para atender la llamada.

—¿Te peleaste con algún amiguito y te sujetó con fuerza en el brazo? —quiso seguir indagando, pero el niño negó.

—Me golpeé sin querer, de verdad, al igual que me caí hoy —Sasuke no quiso insistir más, se trataba de un niño, y podía haber sido jugando, quizá ni se acuerde de eso, por lo que lo dejó pasar, y prosiguió a finalizar su trabajo—, ya lo dijo mi mamá, soy muy torpe.

—No eres torpe —frunció el entrecejo con malestar—, eres un niño, y como tal, es normal tener pequeños accidentes, caídas o golpes. No te creas esas palabras de que eres un torpe, porque no lo eres.

—Bueno, ¿y bien? ¿ya terminaste? —la pelirroja volvió a aparecer.

—Ya está terminado. Recuerda, tienes que llevarlo en alto, de vez en cuando mueve los deditos, y no hagas esfuerzos con este brazo, ¿de acuerdo? —el niño asintió, y el de ojos oscuros lo ayudó a bajarse de la camilla—. Verás que pronto estarás curado y podrás jugar de nuevo al fútbol.

—Vamos mientras a la cafetería, a tu estúpido padre no se le ocurrió otra cosa que venir hasta aquí a recogernos, así que tendré que seguir aquí perdiendo el tiempo —refunfuñó, cogiendo con algo de fuerza, desde el punto de vista de Sasuke, la muñeca del rubio y alejarse de él, sin ni si quiera despedirse de él o darle las gracias.

—¿Qué tal con ésa? —preguntó a sus espaldas Sakura, sin quitarle los ojos de encima hasta que desapareció.

—Es una mujer despreciable, y como madre deja mucho que desear. ¿Cómo puede decirle a su hijo que es un inútil y un torpe? Y que está perdiendo su tiempo por su culpa, y muchas cosas más.

—¿De qué va esa mujer? Si así trata a su propio hijo, ni me quiero imaginar cómo trataría al de los demás. ¿Y qué tenía el niño?

—Nada grave, sólo una fisura —siguieron hablando un poco más, para después cada uno seguir con su trabajo.

Tiempo después, un rubio completamente preocupado, entró con rapidez y se acercó al mostrador de recepción, preguntando por su hijo.

—Pregunto por Namikaze Keiichi, ¿cómo se encuentra? ¿Está bien? ¿Es grave?

—Entró hace un tiempo a urgencias, pero ya fue dado de alta —respondió la mujer de recepción, sin ni siquiera mirarle, escribiendo en el ordenador los datos que un hombre le estaba indicando de un paciente que acababa de entrar.

—Pero ¿y dónde está? Y ¿qué fue lo que tenía? —la mujer se quitó sus gafas, algo molesta por la insistencia y que le interrumpieran, iba a responder que se encontraba ocupada con una persona, y que al menos esperara su turno, pero alguien se le adelantó.

—Por si no lo ves, la muchacha se encuentra ocupada con los datos de otro paciente, ¿o es que no se te enseñó el respetar el turno? Tu hijo sólo tiene una fisura, ya se le atendió y está junto a tu esposa esperándote en la cafetería.

—Sakura-chan —quiso saludarla con efusividad, pero la peli rosa evitó que la abrazara—. Sakura-chan, soy yo, Naruto, ¿es que ya no me reconoces?

—Claro que te reconozco, por eso mismo no quiero ni que te me acerques —el Namikaze frunció el ceño, molesto por el rechazo.

—Vaya, ¿así es como me recibe mi mejor amiga?

—No quisiera seguir teniendo ese título contigo, Naruto. No después de descubrir qué clase de persona eres.

—¿Perdona? ¿Qué le pasa a todo el mundo? Primero Sasuke hace que mi hermano se ponga en mi contra, y ahora mi mejor amiga.

—No le eches la culpa a él, tú te lo buscaste tú solo con tu comportamiento —en ese momento, apareció Sasuke en su campo de visión, que se acercaba a la fémina para entregarle unos informes.

—Te gusta hacerte la víctima, ¿no? No tuviste suficiente con irle llorando a mi hermano, si no también a todo el mundo aquí, por lo que se ve.

—Ni me hago la víctima, ni voy llorándole a nadie, no te sientas tan importante.

—Claro, es cierto, si no fui importante para ti cuando me fuiste infiel y tuviste un hijo con vete tú a saber con quién —contratacó, molesto.

—Primero, aquí el único que fue infiel y tuvo un hijo con otra persona, fuiste tú, no seas hipócrita. Y segundo, esto es un hospital, y no es ni el lugar ni el momento para hablar de cosas del pasado.

—Vete a la cafetería a buscar a tu esposa e hijo y déjanos seguir con nuestro trabajo —dijo Sakura. El rubio no tuvo más remedio que dejar por zanjada la conversación, y se marchó—. Es que es un idiota, no puedo creer que haya cambiado tanto y se comporte de esa forma.

—Déjalo, todo lo malo se pega, se le habrá pegado la forma de ser de esa tipa. Lo que me preocupa, es el niño, no tiene culpa de nada y pareciera que no sólo tiene maltrato psicológico, sino también físico.

—Sasuke-kun, eso que dices es una acusación muy grave. ¿Estás seguro de todo eso? Por mucho que me caiga mal esa mujer, no puedes acusarla sin pruebas y sin estar seguro, podría demandarte por falsa acusación.

—Si por pruebas valen que le esté menospreciando y haciéndole que se infravalore y le culpe de todo y además, encontrar que tiene moratones en el brazo por fuertes agarres.

—Pero puede que sean pruebas, pero no sólo bastarían —se cruzó de brazos, pensando—. Si a Naruto le dijéramos, nos acusaría de mentirosos, así que sólo nos quedaría que Menma-kun investigue.

—Él no se lleva bien con Naruto, y no tiene roce con el niño.

—Pero me dijiste que tendrá que trabajar contigo y dirigir la empresa que llevas con él, ¿no? Puede sacar información, si la relación con esa tipa es buena, cómo trata al niño, y demás —propuso la peli rosa.

—No sería mala idea… Se lo diré entonces a Menma, porque la verdad que me preocupa que ese niño sufra algún tipo de maltrato por parte de ella.

—¡Oye! Y hablando de Menma-kun… ¿qué tal con él ayer? Antes de que fuerais interrumpidos por el encuentro con Naruto —sonrió traviesamente.

—Pues… bien, fuimos al parque de atracciones con Mamoru, y después a cenar.

—¿No pasó nada más? —insistió, sabiendo de los sentimientos que el pelinegro tenía por su amigo, por lo que se intuía de que ayer, hubiera tenido algún acercamiento con él—. ¿Seguro?

—¿Y qué más quieres que pasara? —dijo desviando su mirada, con algo de vergüenza.

—¡Oh, vamos! Con esa actitud me das a entender que pasó algo. Venga ya, Sasuke-kun, cuéntame. ¿Se te declaró?

—No se me declaró. Sólo fue… un beso. ¿Contenta?

—¡Lo sabía! Sabía que algo había pasado. ¿Y qué tal? ¿Piensas corresponderle?

—Te dije que sólo fue un beso, no se me declaró. Además, eso es ir muy rápido, nos estamos conociendo.

—¿Rápido? Cinco años —suspiró. Su amigo era un poco lento.

—Ya, déjame, hay trabajo qué hacer para seguir hablando de estas cosas —sin más, se marchó, dejando por zanjada la conversación.

.

.

Naruto fue hasta la cafetería, dónde lo estaban esperando su mujer y su hijo, que al ver al pequeño con sólo un brazo enyesado pudo respirar con tranquilidad. No era que desconfiara de los médicos o que creyera que le mintieron, pero no te quedas tranquilo hasta ver con tus propios ojos que tu hijo está bien.

—Keiichi, ¿qué fue lo que te pasó? ¿Cómo te caíste? —el niño levantó su mirada hasta cruzarla con la roja de su madre, y después contestó—. ¿Estás bien?

—Sí, sólo me caí en la escuela.

—Claro que está bien, sólo es un poco exagerado, no tiene ni rotura.

—Y si se cayó en la escuela, ¿por qué no lo trajiste antes?

—Porque parecía que no era algo grave, y que si se estaba quejando era porque es un exagerado, ya sabes cómo son los niños para llamar la atención —respondió la mujer, con síntomas de enojo en su rostro.

—Exagere o no, es un niño, y como su madre, debes anteponer su salud a cualquier duda, así que deberías haberlo traído antes.

—Bueno ya, está bien, ¿no? Sólo fue una fisura, tiene que estar un mes así y ya. Si hubiera sido algo más grave, pues sí lo hubiera traído rápidamente —se defendió.

—Por favor, papi, no le grites a mi mamá —intervino el niño con ojos llorosos.

—Hey, no le estoy gritando, sólo estamos… ¿hablando con un tono elevado? Todo está bien, mejor ahora nos volvemos a casa —dicho esto, el matrimonio se marchó del hospital rumbo a su casa.

.

.

Sasuke iba junto con Menma por el centro comercial haciendo las compras necesarias para la fiesta de cumpleaños de Mamoru en el fin de semana, quién se había ofrecido para acompañarlo, y así de paso, pasaba tiempo con el azabache y su hijo.

—Vaya, mira a quiénes me encuentro juntitos —oyeron una voz a sus espaldas, y al girarse se encontraron a Naruto, también acompañado de su hijo.

—Keiichi-kun, ¿qué fue lo que te pasó? —preguntó Mamoru a su nuevo amigo de escuela en cuanto lo vio con su brazo enyesado, sin saber que esa simple pregunta iba a desencadenar un gran desconcierto.

—¿No estabas cuando le pasó? Si se cayó en la escuela —habló el Uchiha hacia su hijo.

—¿Te caíste en la escuela? ¿Cuándo? —trataba de recordar ese suceso el pelinegro menor.

—Fue a la salida, después de despedirnos. Tropecé con el bordillo y me caí sobre mi brazo —explicó el rubio. Sasuke frunció el ceño, mirando hacia Menma, mientras que Naruto pareciera que los niños no estuvieran hablando, ya que no dejaba de observar a su hermano y a su ex pareja, que venían juntos.

—Espero que ya no te duela. Así no podrás jugar en el equipo, pero cuándo te recuperes volverás, ¿verdad?

—¡Sí! En cuanto me recupere volveré —le sonrió.

—¡Qué bien! —dijo con alegría.

—Oye, ¿y qué se supone qué hacéis juntitos? —preguntó otra vez el Namikaze.

—Eso es algo que a ti no te debe importar, querido hermanito —respondió Menma.

—¡Já! Como si me importara.

—Y entonces ¿para qué preguntas?

—Porque veo que, como buen hermano, te gusta usar lo que desecha el otro.

—No te voy a consentir que le faltes el respeto a Sasuke, y mucho menos delante de los niños. Si tú lo engañaste, y lo echaste de tu vida, ahora no vengas criticándolo ni echándole nada en cara, ignóralo y preocúpate únicamente por tu esposa y tu hijo.

—Déjalo, no tiene caso, más bien lo que le pasa es que le jode que vea que después de todo lo que hizo, no me quedé llorando en un rincón. Lástima, porque es lo que te hubiera gustado, ¿verdad? —tomó la mano de Mamoru, quién no quiso caminar porque se encontraba con su amigo—. Vámonos, Mamoru. Keiichi-kun, cuídate ese brazo, ¿sí? Para que así se cure bien —le pasó con suavidad su mano por los cabellos rubios.

—Nos vemos en la empresa, querido hermanito —se acercó a él, con una sonrisa—. Y que sepas, que conmigo Sasuke será más feliz de lo que en su día, lo fue contigo. Y ya que tú no quieres a tu hijo, ¿qué te parece si me convierto yo en su padre? Yo sabré tratarlo y quererlo mil veces mejor que tú —ahora observó al niño, a fin de cuentas era su sobrino—. Y mañana dejaré en la empresa tu regalo de cumpleaños para que tu padre te lo lleve, ¿vale? No te creas que se me ha olvidado —le guiña el ojo y sigue a los dos Uchiha, que se habían alejado caminando.

—Tks, eres un maldito, Menma. Pero no te voy a consentir que sea inferior a ti. Podrás tener a Sasuke, pero nunca te amará más que a mí, eso tenlo por seguro.

Menma alcanzó a Sasuke, y después de tener todas las compras listas, se pararon en una heladería, ya que al pequeño Mamoru se le había antojado un helado.

—¿Qué es lo que te preocupa? ¿Estás así por mi hermano? Si quieres mañana mismo le parto la cara por todo lo que dijo.

—No te preocupes, no es por él, sino por Keiichi-kun. Vino junto con esa mujer al hospital, sólo tiene una fisura, pero él dijo que se cayó en la escuela, y Mamoru dice que en la escuela no fue.

—Dijo que fue a la salida, que Mamoru ya no estaba —respondió, con simpleza.

—Es que cuando yo fui a recoger a Mamoru, Keiichi-kun ya no estaba, ya se había ido a casa —recordó—. Además, me parece algo sospechoso. Cuando lo estuve curando tenía unos moratones en su brazo, y el niño dijo que se golpeó porque era muy torpe, pero esos moratones se notaban que eran de un agarre fuerte.

—¿Insinúas que Naruto golpea a su hijo?

—No digo golpear, y no me refiero a Naruto, sino a su mujer. Ella estuvo quejándose de él diciendo que era un niño exagerado, torpe e incluso lo llamaba inútil. Hasta cuando me respondía, primero miraba a su madre, como pidiéndole aprobación o comprobando que lo que decía, lo estaba diciendo bien. Podrá ser el hijo de esa tipa, pero no me gustaría pensar que el niño sufre algún tipo de maltrato.

—No estoy justificando nada, pero sabes que acusar a una persona sin pruebas, puede ser algo muy grave e incluso te pueden denunciar, ¿verdad? Porque puede que sean solo suposiciones tuyas.

—Eso mismo me dijo Sakura, y no es que esté acusando sin pruebas, sólo deseando que sólo sea una idea mía y no de verdad —miró por unos segundos al pelinegro—. Tú que vas a empezar a trabajar con tu hermano, ¿no podrías sacarle algo? Cómo el trato que tiene él y su mujer con el niño.

—Será algo difícil conseguir lo que me pides, pero lo intentaré, tampoco me gustaría pensar que mi sobrino es maltratado, o que incluso esa fisura se la hiciera alguno de sus padres.

—Puede que Naruto se hubiera comportado conmigo de una forma miserable, pero lo veo incapaz de ponerle una mano encima a su hijo. Yo pienso que si hubiera algún tipo de maltrato, viene de parte de la madre, y no lo digo precisamente porque no tolere a esa mujer. Aunque también se me hace descartar esa opción, ya que, ¿qué madre le haría daño a su propio hijo?

—Una a la que no le importe en lo más mínimo —susurró, moviendo su café con la cucharilla.

—¿Qué dijiste? —preguntó, ya que no había llegado a oír bien lo que el moreno dijo.

—Nada, no te preocupes, intentaré averiguar algo.

Menma, después de esa confesión, se quedó muy pensativo. La idea de que su sobrino pudiera ser blanco de maltrato, lo desquiciaba. Pero… algo le hacía sospechar también de Kurama. Conocía a esa mujer, la había tratado, y era una mujer capaz de cualquier cosa por tal de conseguir sus propósitos.

Pero… su propósito ya era conseguir casarse con su hermano y, aunque pensó que ese hijo no sería de Naruto, resultó que sí lo fue, llevándose una sorpresa. ¿Cómo podía ni tan si quiera pensar que maltrataba a su propio hijo?

No paraba de rondarle en la cabeza una única duda, y estaba claro que tenía que averiguarla como diera lugar, ya que ahora, se encontraba con la mosca detrás de la oreja. Tenía que hablar con su abuela Tsunade.

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer :) ¡Saludos! ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).