Steve:
– Entonces... Tony. Me gusta como suena y me emociona mucho conocerte. –Tantas atenciones por parte del castaño le hicieron sonrojar un poco de nuevo. Bajó del auto, agradeciéndole por ayudar con la puerta y esperó junto a él a que llegara su chofer. Después de haberlo entregado, le guió por las escaleras al segundo piso, intentando no hacer mucho ruido por los pasillos debido a la hora.
– Debe ser mucho más pequeño que tu Penthouse pero te gustará el café. – Encendió las luces de la sala al pasar, dirigiéndose directamente a la cocina dónde preparó la cafetera. Esperaba que Tony se pusiera cómodo en la sala mientras regresaba con dos tazas humeantes para ambos. – ¿Y sueles invitar a muchas personas para salir? – No pudo evitar preguntar, una vez que se acercó a ofrecerle la taza.
Tony:
Le siguió por las escaleras y pasillos. Observaba al rededor, curioso.
– Adoro el café, lo tomo todos los días. – Confesó al entrar a su departamento. Era pequeño y acogedor. Le siguió a la cocina. Se sentó en una de las sillas mientras observaba cómo preparaba el café, olía delicioso.
– Normalmente me invitan a mí a salir. – Tomó la taza y le sonrió.– Gracias. También deben invitarte con frecuencia.
Steve:
Negó suavemente aún con la sonrisa. – Por lo general es a las chicas a quiénes invitan más a salir. Conmigo...Mm... suelen pedir mi número. Sólo les digo que está prohibido cuando pasa eso. – Tomó asiento en una de las sillas, bebiendo de su café también.
Tony:
– Y... ¿También está prohibido para mí? – Recargó la mejilla en su mano, observándole con atención.
Steve:
– Desvió la mirada, pues el gesto de Tony le había parecido muy cautivador. – Tal vez... Todo depende. – Sonrió, dando otro sorbo a su taza.
Tony:
– ¿De qué depende? – Bebió de su taza sin perder el contacto entre sus ojos.
Steve:
– De... Cómo quieras conocerme. – Balanceó un poco su taza, mirando como se dibujaba un remolino. Después se incorporó a dejarla en la barra de la cocina.
Tony:
– Bueno... Para ser sincero, he ido a ese restaurante sólo para verte. Eres muy amable, tu voz me encanta, tu rostro... – Sonrió como bobo a pesar de tenerle en frente. – Me gustas y quisiera saber más de ti. Lo que te gusta, tu vida, cosas así.
Steve:
– ¿Cómo lo logras..? – Llevó ambas manos a su rostro, cubriéndose pues gracias a todas las palabras del castaño había subido el calor a su cara. Seguramente estaría completamente rojo, podía sentir el ardor incluso en sus orejas. – Yo... Adoro atenderlos siempre que llegan. A pesar de que todos ustedes son muy amables...a quién más quería impresionar era a ti. – Respondió, llevando las manos a su propio cabello con una sonrisa. Aún estaba sonrojado pero el color iba cediendo. – Tony...Ahm... ¿Puedo preguntarte algo?
Tony:
Le parecía adorable ver cómo se cubría el rostro por el sonrojo. Se sorprendió por lo que decía. ¿Impresionarlo? ¿A él?
Se incorporó de la silla, acercándose unos pasos a Steve. – Dime.
Murmuró, complacido por el leve rubor en sus pómulos.
Steve:
La proximidad de Tony después de saber que le gustaba, provocaba que su corazón palpitara emocionado una vez más. Trató de sonreírle y mostrarse tranquilo, aunque estaba seguro de que el castaño podría notar cómo su proximidad le afectaba.
– Siempre sueles ir a Hooters acompañado de la Señorita Potts. Ésta ocasión... También fue el Sr. Rhodes. Pero antes te he visto sólo con ella... Yo... quería saber si ella es tu novia o estás saliendo con ella. – Le miró a los ojos, esperando no haber arruinado todo tras hacerle saber lo que tanto le inquietaba.
Tony:
Continuaba sonriéndole. Acercó lentamente la diestra para acariciar su mejilla izquierda, esperaba no asustarle.
– No voy a negarte que le gusto. – Frotó el pulgar en su piel blanca. – Pero yo sólo la veo como una amiga.
Se inclinó, rozando los labios en la comisura de su boca. Susurró sin apartarse. – Tú eres de quien estoy enamorado.
Steve:
El tono de su voz fue hipnotizándolo, poco a poco hasta que el castaño tuvo los labios sobre los de él y le había inspirado a cerrar los ojos para disfrutar del delicado roce. Suavemente deslizó ambos brazos alrededor de la cintura del empresario y ladeó el rostro, prolongando el contacto. Tembló ligeramente gracias a la cálida sensación y terminó formando una sonrisa al guardar centímetros entre ambos.
– Tony... – Rió suavemente, aún abrazándolo. No comprendía el porqué, pero su compañía la sentía muy natural. – Mm...¿Cómo sabes que estás enamorado de mi..?
Tony:
Deslizó la mano que acariciaba su mejilla hacia su cuca, sus rostros permanecían próximos. Acarició la nariz con la suya, sus alientos se entremezclaban. Le encantaba que Steve le rodeara por la cintura.
– Lo sé... porque me importas. No quiero algo de una noche contigo, tampoco quiero una relación de apariencia. Además... eres el primer y único hombre que me ha cautivado. No me importa si alguien se opone. Sería muy fácil aceptar a Pepper, pero no me hace sentir cómo lo habías hecho tú sin siquiera tocarnos.
Le tomó por los hombros, acercándolo un poco más. – Sólo creo que deberíamos arriesgarnos y ver qué pasa... pero me fascinaría si funciona...
Steve:
– Tony... – Le estremeció la tonalidad de su voz, cada palabra le cautivó hasta terminar muy próximo a su cuerpo. Deslizó ambas manos alrededor de su cuello, permitiendo con ello que sus respiraciones cálidas se entre mezclaran. – Yo... No suelo aceptar a personas que me dicen que lo intentemos para ver qué pasa... Pero qué tú me digas qué no me quieres sólo para pasar una noche, me gusta mucho... – Sonrió, besándolo en los labios nuevamente. Se sorprendió de sí mismo al tomar aquella actitud tan atrevida con el castaño, pues se había adentrado a su boca en un beso más apasionado. Le gustaba su calor y la sensación electrizante cada vez que tocaba sus labios, era adictivo. Lo hizo retroceder hasta el sofá, dónde le empujó suavemente por el pecho para que pudiera sentarse. Sintiendo un poco de calor, rió, retirándose la chaqueta deportiva mientras continuó parado frente a él. – Ya debería haberme cambiado el uniforme.– Dobló la prenda, colocándola en el descansa manos del sofá.
Tony:
Conforme hablaba, necesitaba más de sus labios, ese anterior roce no era suficiente. – Sólo quiero que también estés cómodo con esto, conmigo... – Cerró los ojos en cuanto sintió su boca de nuevo, esta vez abriéndose paso con su lengua para explorar ambas cavidades. Su sabor era indescriptible, sumamente adictivo. Deslizó las manos por su espalda y cintura, quería tocar más, pero Steve le guió hacia atrás para sentarse sobre el sofá.
Observó embelesado cómo se retiraba la chaqueta. Su playera se levantó un poco, mostrando su firme abdomen. Se mordió el labio inferior mientras doblaba la prenda, su cuerpo escultural moviéndose era un deleite.
– Adoro ese uniforme en ti. – Comenzó a retirarse su saco y corbata.– No es justo que seas el único quitándose la ropa. Hace un poco de calor.
Steve:
No pudo evitar observar embelesado cómo Tony se retiraba el saco y la corbata. Los movimientos de sus manos eran increíblemente sensuales y de alguna manera los imaginó sobre su cuerpo. Se sonrojó, apretando los párpados mientras sintió un escalofrío en la espalda baja y en otra zona más vulnerable. Mentiría si dijera que no se estaba excitando... Y el ajustado short de turno no ayudaba en nada. Se inclinó enseguida a tomar la chaqueta para cubrirse, con el pretexto de dejarla en su habitación.
– Si... Hace calor ya. – Haló aire para normalizar su respiración, pues se dió cuenta que su pecho estaba subiendo y bajando un poco más rápido que antes. – Yo voy a...poner esto en su lugar, mientras te puedes poner cómodo.