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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus comentarios, ¡son muy enriquecedores y me hacen muy feliz, asi que espero a que a quienes lean esto, está historia logre alegrarles aunque sea un ratito! 

 

* Se viene un poco de dramita~

* Toda ciudad, lugar, tienda o anime mencionados son ficticios ~ 

Capitulo III

Bálsamo del tigre

 

— De esas gotas, le recomiendo que agregue 50 en su vaso al despertar, debe ser lo primero que beba. — Explicó Shiryu— Esto ayudará a que absorba mejor los nutrientes de su desayuno.

Una mujer en sus años 40, asentía vehementemente a las instrucciones de Shiryu. — 50, al despertar, si, ok.

La mujer tomó su prescripción en una bolsa de papel y salió por la puerta, la campanilla sonando un poco cuando la puerta se abrió. Shiryu continuó su labor acomodando las hierbas en botes detrás del mostrador.

La campanilla volvió a sonar, haciendo que el pelinegro voltease. De inmediato al ver la figura que acababa de cruzar el arco de la puerta, le hizo sonreír ampliamente.

— ¡Cuánto tiempo!

El hombre, alto, moreno y de cabello salvaje se aproximó al mostrados — Hey —Saludó. ¿Cómo has estado Shiryu?

Y Dragón, decidió entonces tomar su hora del almuerzo para platicar.

 ***************************************************

Seiya sintió un escalofrío, quizás porque haber pasado la noche del jueves corriendo en el deportivo lo había enfrentado a la ventisca y ahora se encontraba resfriado.  Pero Seiya, aunque su instinto perezoso lo dominase a veces, sabía que mantenerse en forma y “terriblemente intenso” como él mismo se describía, requería sacrificios.  Como dejar de comer chatarra, dejar las sodas y hacer ejercicio.

Sólo de vez en cuando, tampoco tenía la más mínima intención de privarse de alimento alguno por siempre.

Seiya se dejó caer en el colchón, fulminado también después de haber ido con Mü a que le explicase detalles sobre las máquinas.  Era Viernes en la tarde-noche y ninguno de sus amigos le había respondido sobre si se reunían para ir a beber algo o no.

Tampoco es que tuviera muchas ganas, pero era viernes, era natural. Miró su teléfono aun sin notificaciones y decidió que entonces se acostaría temprano, quizás a jugar algo o tal vez acomodar su cuarto y ser productivo y…

Nah— Tampoco era para tanto.

Sin embargo una sensación extraña lo dominaba. Decidió entonces salir en Pegaso dar una vuelta a la manzana, pasarse a ver que hacía Shiryu porque nunca era tarde para molestarlo, o visitar a Hyoga quien seguramente, y conociéndolo, se encontraría con Misty.  Y de ser así, le echaría bronca por ocurrírsele ir a ese antro de mala vida en vez de pasarla con él y…

Ya estaba imaginando cosas.  Mejor se contuvo.

Pronto llegó a la manzana donde vivía Shiryu, bajó de su máquina y pasó por la parte del jardín de atrás, como si de su propio hogar se tratase; pero un olor característico le llamó la atención.

— Ah, está con Dohko — dijo para sí mismo. Siendo para él la explicación del porqué su amigo no había cogido el teléfono en toda la tarde. 

Tocó la puerta de la cocina, de igual manera, ya estaba ahí, lo menos que podía ser era saludar, además ya tenía rato que no veía al padrino de su mejor amigo y éste siempre preguntaba por Seiya.

Shiryu reconoció el toque, solamente Seiya tocaba por la puerta de la cocina en lugar de la frontal; nervioso se disculpó con su invitado y abrió la puerta de cristal, corriendo la cortina también. 

Seiya… ¿Qué sucede?

Hubo algo en esa forma de llamarlo, que hizo que el moreno entrecerrara los ojos y ladeara la cabeza, algo se encontraba fuera de lugar.  El olor al bálsamo de tigre se hacía más intenso.

— ¿Shiryu? Llamé a tu teléfono, pensé que algo te había pasado. — Mintió un poco, solo un poco y de manera piadosa a su beneficio.

— ¡Ah!, perdón. No lo he revisado… Pero todo está bien, en serio.

Para otros momentos, para entonces, Shiryu ya le habría invitado a pasar, ya estaría adentro, pero algo le hizo sentir que no era bienvenido. — Ah, ya veo.

— ¿Shiryu? ¿Quién es? — Otra voz sonó detrás del pelinegro, y Seiya entonces, tanto percibió el intenso olor a eucalipto, como reconoció el porte, la altura, la voz y la presencia de Ōko. Seiya alzo la cara, dando a entender que comprendía la situación, un leve wow dejó sus labios.

—No sabía que estabas ocupado jajá, de haber sabido…

— Seiya…

— Shiryu, no pasa nada…pero me hubieras dicho desde el principio, así no te entretenía.

—Seiya…— repitió con insistencia.

—Está bien, Shiryu, perdón por interrumpir.  Nos vemos luego ¿De acuerdo? — Dicho eso, caminó de espaldas despidiéndose con la mano.

Shiryu no pudo siquiera salir a llamarlo de nuevo, cuando Ōko le tomó de los hombros — ¿Todo bien?

— Si, sólo era mi amigo preguntándome algo…

El otro asintió y lo acompañó de regreso, colocando una de sus enormes palmas en su espalda — Ya veo.

Pero por alguna razón Shiryu se sintió sumamente incómodo. ¿Por qué le aterrorizaba tanto que Seiya lo viera con Ōko?  ¿Por qué su partida lo hacía sentir culpable? Bufó intranquilo y por el momento decidió seguir con la velada.

Ignorando la culpa, por el momento, sólo por el momento. 

 *********

Seiya no sabía por qué se frustraba tanto, si se suponía Shiryu había recapacitado, no entendía por qué el hecho de que Ōko estuviera de vuelta le revolvía todos sus adentros; le hacía querer gritar, emberrinchado.

Lo vinculó de inmediato a los acontecimientos del año pasado, cuando aún luchaban por ser los campeones de la pista; después de la primera gran victoria su grupo bien balanceado, se paraba recibiendo no sólo el botín sino alzándose el reconocimiento que la carrera de clubes les otorgaba.

Terminando la jornada, se habían ido a empachar con tarros y botanas con Misty, sin embargo Shiryu se notaba un tanto ausente y más al pendiente de su teléfono.

No llegó a la reunión siguiente, y a la siguiente. Para el fin de semana siguiente, tanto Pegaso como Cygnus se encontraban irritados por la nueva actitud de su compañero, sin embargo ambos sabían la razón.

­— Lo siento muchachos, es que estoy muy ocupado, el trabajo me absorbe y creo que es tiempo de dedicarme más a otras cosas…— Les dijo cuándo lo fueron a visitar.

Ni Hyoga ni Seiya se habían quedado satisfechos con tremenda respuesta. Hyoga había reaccionado un poco más violentamente, tomándole del brazo pero el moreno intervino.

— ¿Es por tu novio? ¿El doctorcito ese?

— Es tiempo de que ustedes dos maduren—les atestó.

Seiya, dejando ese recuerdo atrás, se talló la cara por largos segundos y pateó un árbol.  ¿Por qué justo ahora? Cuando llegaba la más importante competencia ¿Por qué justo ahora? Que tenían el reto de devolverle el polvo a Ikki.

Más importante, y sobre todas las cosas ¿Por qué? Solo ¿por qué? El terrible, soso, bofo y aburrido pasado de Shiryu escalaba y amenazaba con estar de vuelta.

Seiya sintió su sangre hervir, subió a Pegaso y avanzó a toda velocidad por la autopista.  No entendía exactamente su propia ira sobre algo que aún no sucedía, pero pensó que ojalá, tan solo ojalá pudiera quitar a Ōko del camino, de la misma forma que había hecho con Jabu.

 ******************************************************

Hacía el kilómetro 11 se alzaba un concurrido complejo comercial, sencillo pero con lo suficiente para pasar un buen rato; el sol aún no se metía por completo y cuando el rubio miró la heladería “Goodies” indicó a su acompañante para que éste detuviera la máquina.

Su acompañante era Andrómeda; figura maravillosamente cargada de misterio, del que Hyoga había quedado prendado y se encontraba ansioso de saber más.  El peliverde se desemperezó estirándose un poco, sólo un poco y con recato observando el letrero de neón con el nombre del lugar.

— Me gusta éste lugar — habló Hyoga — Cuando era niño y me ponía triste, o me enojaba, mi mamá solía llevarme a una tienda similar allá en casa.  Ese lugar ya no existe pero cuando encontré este sitio, me recordó mucho.

El otro chico sonrió — ¡Entonces entremos!

Adentro, el color rosa pastel adornado con plantas los recibió con un aroma dulce, como a vainilla; había varias personas acaparando casi todos los lugares salvo una barra que se encontraba pegada a la ventana. 

— Si hay tanta gente, es prometedor ­— anotó Andrómeda y Hyoga sonrió, lo que hizo que el chico le devolviera la sonrisa — ¿Qué me recomiendas?

— ¿Qué tanto te gusta el dulce?

— Mucho — Dijo firmemente y Hyoga haciendo un gesto militar partió hacia la barra de despacho. 

No podía creer su suerte, de pronto y como un golpe extraño, se encontraba en uno de sus lugares favoritos, con una persona que podría volverse su favorita. Anhelaba poder charlar a profundidad con él, ya había descubierto un par de detalles pero quería más.

Y de paso salvar su honor por haberlo conocido haciendo un oso embarrándose en el asfalto en aquella carrera.

Pronto, después de hacer la orden, llegó con el ticket a la barra, iluminando un pequeño letrero que decía “B-3” indicando que ahí esperaban una orden.

— Listo. — tomo asiento en el banquillo.

—Qué lugar tan peculiar…parece sacado de una película retro-futurista.

— ¿Tú crees? Me parece que es un lugar práctico y muy bueno para platicar, además es cómodo — Sopesó las palabras del peliverde — Retro-futurista.

El otro asintió — Es un estilo muy interesante, me gusta, el futuro planteado desde tiempos más remotos es mejor que la actualidad, creo.

— ¿Te gustaría conducir una nave individual por los cielos?

El chico abrió sus enormes ojos esmeralda, la sola idea puso una sonrisa en sus labios — Sólo si se me permitiese ver las estrellas…

 —Te gusta la astronomía ­— Hyoga no preguntó, aseveró.

El otro asintió — Mucho…

Tenía una mirada de ensueño.

— ¿Tendrías un auto volador? ¿Una moto voladora?

— ¿En vez de Andrómeda? Nah—Rio — Nada la supera.

Hyoga asintió, se sentía de la misma forma por Cygnus

— Si acaso…una nave.

Alguien se levantó y puso una melodía en una rockola. Ambos voltearon a verla, el acompañante de Hyoga posó fijamente la vista en ella pero no hizo comentario alguno.

Pronto llegó una chica con una enorme copa de helado, con crema, sirope de chocolate, de fresa, galletas, grageas de colores y galletas tubulares de chocolate.  Y una sola cereza hasta arriba.

El peliverde la miró asombrado y rio — ¡Es como la de las caricaturas!

Hyoga no pudo evitar reír — Espero que…no sea demasiado dulce— Para él, de sólo verla ya se había empalagado.

—Oh no, definitivamente no — Dijo encajando la cuchara siendo el primero en atacar, Hyoga sonrió auto complacido y atacó una zona sin sirope. 

La rockola cambió de canción y sonó una canción vieja titulada “Honey, Take A Chance With Me”

— Así que… — Hyoga empezó — Tu corres.

Andrómeda lo miró de reojo, divertido — Así es, pero no siempre. ¿Tu desde cuándo?

— Tres años, pero en este tipo de carreras poco más de uno. ¿Tu?

El chico hizo una pausa y la sonrió — la verdad es que ya perdí la cuenta… Supongo que cuando tenía 14 o 15.  Siempre he estado con Ikki, pudo ser antes la verdad, desde los 11 me enseñaba.

La verdad es que de por si se veía de 14 o 15 en ese mismo momento.  Hyoga no supo si peguntar su edad, sin embargo el peliverde pareció entender el dilema.

— Tengo 17

Oh

— 19 — el rubio se señaló a sí mismo. El otro chico sonrió.

— Te ves mayor.

Hyoga se atragantó — ¿me veo viejo?

El otro rio y alzó las manos — ¡No! ¡No!

Hyoga también rio y continuó con el helado — Haber, entonces si corres pero no siempre… ­— mirando la copa, se detuvo en un detalle. — Debes haber pensado que era un idiota por la manera de embarrarme en el pavimento…

— Fue hilarante, pero de ninguna manera pensé que lo fueras— Sonrió. 

Hyoga sintió su cara ponerse roja y brillante — ¡Gah!

Bueno, pensó Hyoga, técnicamente era culpa de ese chico, así que…

— ¿De dónde vienes? — El peliverde llamó su atención una vez más. Hyoga le miró sorprendido, ¿Quería saber más de él? Sintió una revolución en sus adentros, con el corazón latiendo de prisa.

Ojos azules y cristalinos fijados en dos hermosas esmeraldas. 

Hyoga miró de nuevo al helado, no queriendo flaquear y terminar avergonzándose a sí mismo — Uhm, yo nací en Nizhnerzhinsk. — Alzó la vista para ver divertido la mirada confundida del peliverde.

— ¡¿Eh?!

­— Nizhnerzhinsk — Sonrió divertido —O…sólo Siberia, solo Siberia.

El otro chico empezó a reír de su propia torpeza — ¡Así que ruso!

Hyoga asintió — con ascendencia Japonesa, por cierto.

El otro chico aun sonreía.

— ¿Y tú? ¿Qué los hizo venirse de Narayama?

El otro chico suspiró un poco — El trabajo de mi hermano, verás él es mi tutor legal.

Oh

— No pasa nada, realmente.  Nos hemos acoplado bien, pero vivir con familiares es cansado, decidimos empezar en otro sitio, es todo.

Hyoga asintió — ¿Cómo encuentras Miyanouchi?

El chico sonrió dulcemente ­— ¡Me encanta!

Y Hyoga se derritió más de lo que ese helado amenazaba.  Decidió seguir comiendo para ayudar a su compañero.

­— Bueno, en nombre de Miyanouchi, gracias, y ojalá que te siga gustando. Aquí, un regalo de Miyanouchi para ti—tomó la única cereza de la copa por el tallo con el dedo índice y el pulgar. 

Nada pudo prepararlo para lo que ocurrió a continuación; el peliverde sonrió y se inclinó, cerrando los ojos, tomando la cereza directo con la boca arrancándola de manos de Hyoga.

Y el rubio se quedó boquiabierto. Arqueando una ceja levemente, incapaz de procesar esa escena. Se aclaró la garganta y comió helado de prisa con la esperanza de disminuir la irrigación sanguínea a su cara. Provocarse un espasmo frio y congelarse el cerebro parecía una completa buena idea en el momento.

Andrómeda rio sutilmente antes de regresar al helado, Oh, claro que le estaba gustando estar ahí.

Una vez que el helado se hubo acabado ambos salieron a caminar a los alrededores, aun charlando, conociéndose un poco mejor.  — ¿Qué hay de esa leyenda negra en tu nombre? — Preguntó el rubio finalmente.

El otro se atragantó y rio un poco — ¿Leyenda negra? ¿Tanto ha escalado?

Hyoga rio — Se dicen cosas.

­— ¿Ah sí? ¿Qué clase de cosas?

— Que has dejado llorando a cientos.

Andrómeda no supo si reír por lo descabellado, por lo tonto que sonaba, escandalizarse de que le hubieran dicho eso a Hyoga. 

El rubio prosiguió — Yep.  Me han dicho que han visto cosas, cientos de hombres llorando por tu atención — exageró jugando.

— ¡no son tantos! — dijo riendo, un tanto sonrojado.

Oh, ¿Pero si varios?

El chico se mordió el labio, no precisamente incómodo pero ¿Cómo debía empezar a contar esa historia?

­—Uhm…—   se dio golpecitos en los labios con el dedo índice, Hyoga no pudo evitar fijarse que sus dedos eran delgados, y sus uñas muy bien cuidadas.  El peliverde continuó — Hace un par de años, pasábamos por la ciudad vecina de aquí… se me olvidó el nombre

­— ¿Hasimamoto?

— ¡Esa! Bueno, Ikki corría y yo lo acompañaba. Realmente él va a esa ciudad con cierta regularidad, es bien conocido por ahí, pero sucedió que en cierta ocasión uno de los corredores de ahí, insinuó que el mejor trofeo sería uhm — se apenó un poco — Yo.

Hyoga se atragantó pero para no interrumpir se aguantó la tos, solo un par de lágrimas quedaron en sus ojos, el otro pareció no notarlo.

— Total, ese sujeto se me acercó y me pidió salir, yo iba a decirle que no y que me dejara en paz…pero Ikki lo tomó del cuello y vociferó a los cuatro vientos…— El chico respiró con profundidad y luego, fingiendo una voz más gruesa que la propia, imitó a su hermano mayor — ¡Óyeme bien basura, nadie aquí se acerca a mi hermano, no sin haberme vencido primero!  Quien quiera acercársele tendrá que vérselas conmigo mí ¿ Escucharon? 

Hyoga le miró perplejo, tanto por la imitación como por las palabras — wow

— Uno pensaría que eso los iba a detener, que nos iban a odiar o algo pero…— se llevó las manos al pecho—… después había una fila de sujetos buscando retarlo . Se volvió un reto donde el premio soy yo

— ¡¿Qué?!— Hyoga gritó — ¿Estas de broma?

El chico negó con la cabeza — Así lo interpretaron, así que ante la insistencia tuvimos que añadir un par de reglas…

Hyoga lo miró sorprendido — ¿Reglas? ¿Que simplemente no toman un no por respuesta?

El chico negó — Sin embargo la implementación de las reglas posteriores, seguramente les haría entender eso… pero para saberlo… primero tendrían que vencer a Ikki.

Hyoga comprendió que no le iba a decir en que consistían esas otras reglas, y que básicamente lo invitaba a intentarlo

El chico frunció levemente el cejo — Aunque, te puedo decir una… Si no le ganan a Ikki, les espera una golpiza.

— ¿Qué?

— Es parte de la deshonra. No estoy de acuerdo con eso, pero Ikki sugirió eso y no me deja intervenir cuando pasa…

— Así que…— tragó saliva — Si ha golpeado a unos…

— Como a 7.

— ¿¡SIETE!? 

El otro chico volvió a asentir — Y de hecho estandarizó eso no solo para los retadores, si yo elijo a alguien también tienen que seguir eso o no nos dejaría en paz, Ikki puede ser muy aguerrido.

— SIETE… Dime algo, ¿Alguna vez alguien le ha ganado?

El peliverde sonrió levemente — no… nunca.

Hyoga se sintió un poco desesperanzado, le miró de reojo — ¿Supongo que esas también son las reglas para tu nombre?  …

—No…esas son distintas.…


*****************************************************************************

Después del altercado con Seiya- si se le podría decir así, siquiera- y de la cena con su ex novio, Ōko; Shiryu se dedicó a limpiar minuciosamente su espacio.  Su familia se encontraba de visita a un familiar enfermo, así que el joven intentaba demostrar que era una persona responsable capaz de llevar las riendas…aunque sea un fin de semana.

Aunque para empezar ya había metido a un sujeto su hogar y susodicho se encontraba justo detrás de él observándolo. — ¿necesitas ayuda?  

Shiryu negó con la cabeza — No, ya casi termino. — Miró la hora en el reloj de pared — ¿A dónde iras ahorita?

Ōko se encogió de hombros ­— Alquilé un piso, no vengo nada mas de paso, Shiryu. Vine para quedarme.

El pelinegro sintió que su corazón se perdía de un latido o dos — ¿A quedarte? …¿Lo dices en serio?  — Le miró confundido.

El hombre asintió — Si, me di cuenta que ningún negocio, o proyecto era tan importante como para dejarte atrás… si me das la oportunidad… amaría que lo vivieras a mi lado.

Shiryu se atragantó con su propia saliva, y al mismo tiempo se sofocó con la falta de aire — E… ¡espera!  — Levantó ambas manos — Las cosas han cambiado significativamente desde que te fuiste Ōko. ¡No puedes simplemente llegar y querer continuar todo como si… todo hubiera sido un solo punto y seguido!

— Shiryu — Ōko se pasó las manos por su espeso cabello marrón — Piénsalo, éramos perfectos juntos.

Shiryu hiperventiló, solo Dios y sus amigos sabían lo difícil que había sido para él enfrentarse a la partida de Ōko. — No me digas eso…

— ¿Por qué no?

— Si éramos tan perfectos ¿Por qué te fuiste?

—Por idiota

¡Vaya respuesta! Pensó Shiryu — ¡Sí! Eso no hay duda, pero no puedes, en serio Agh…  Lo siento pero ya no soy el mismo Shiryu que conociste…

Ōko se le acercó, buscando su mano, tomándola con suavidad. — Entonces tendré que volver a conocerte y será un placer hacerlo… ¿O ya tienes a alguien?

Shiryu asintió — Así es, ya salgo con alguien.

El moreno pudo notar la mentira en el más joven — No me mientas, Shiryu, no a mí. — dijo alzando su cara por el mentón y rozando apenas sus labios con los del pelilargo.

Shiryu lo miró con el ceño fruncido y lo empujo levemente, sin rudeza.  — Intentar olvidarte ha sido lo más fuerte que he hecho… mi esfuerzo no será en vano.

— Para mí fue tan difícil… Que por algo estoy aquí, obsérvame, Shiryu; voy a recuperar lo que por derecho me corresponde…

Shiryu se encogió en su lugar, nervioso, ansioso y enojado.  Ōko continuó — Tu corazón.

El pelinegro cerró los ojos frustrado.  — No vengas a poner mi mundo de cabeza…

Ōko lo volvió a sujetar acariciando su mejilla — Me dices eso cuando eres tú quien así ha puesto el mío…

Dicho eso, le plantó un tierno beso en los labios — Debo irme, pero recuerda todo lo que he dicho, regresé por ti, y así tenga que volver a ganarme tu corazón, estaremos juntos.

Shiryu lo miró retirarse en silencio, cuando por fin la puerta se cerró, arrojó un par de cojines a la puerta y se dejó caer en el sofá, iracundo, avergonzado y débil y con el corazón latiendo salvajemente por ese tierno y cálido beso.  — Maldición

 

**********************************************************

 

Pronto llegaron a otro llamativo local, ésta vez un salón de juegos llamado “Pie score-3” Dentro había un enorme poster que captó la atención del peliverde. Sus ojos brillaron, y hasta cierto punto Hyoga envidió al susodicho poster. Hyoga observó la imagen donde se veían 5 chicos con trajes especiales, cada uno con un color distinto, rojo, azul, verde, dorado, rosa; atrás se veía al villano, un hombre con una enorme capa y un cetro que desprendía una luz violácea.  “Danshi Guardian: Revelations” el poster de la película de un popular anime del momento.

— ¿Te gusta? — Preguntó Hyoga.

— Es mi favorito — Asintió, emoción aún en su voz.

Hyoga por un momento de valentía pensó en decirle “¿Qué tal si la vemos juntos?” pero se petrificó, particularmente porque Andrómeda le preguntaría si le gustaba ese anime en particular, y no sabía nada, de absolutamente nada.

Tal vez debería verlo… tal vez.

Pronto la atención del más joven se enfocó en una máquina — ¿Juegas?

Hyoga se encogió, nunca había sido particularmente bueno en los juegos de arcade, pero tampoco era tan malo — ¿Cuál? ¿De peleas?

El chico sonrió — ¿Esperabas que eligiera de carreras? 

Hyoga rio — Para ir practicando…

— Bueno, pero primero derrótame en las peleas…

— ¿Y me darás tu nombre?

Andrómeda lo miró sorprendido pero al final asintió — Hecho.

-

Habían pasado más de 45 minutos jugando y Hyoga perdiendo una asombrosa racha de 25 a 1, que más que emberrincharlo lo hizo reír.  Lo único malo es que significaba que no sabría el nombre de su acompañante.

Eso si era algo realmente entristecedor — ¡Bien! ¡Me rindo! Esto no es lo mío.

Andrómeda giraba divertido una moneda entre sus finos dedos — ¿Quieres intentar con otro juego?

Hyoga entonces sonrió auto complacido por su plan — Arriba tienen una mesa de Billar, ¿Aceptas el reto?

Andrómeda dudó — Nunca lo he jugado

Hyoga tomó su mano — ¡Qué bueno! Siempre hay una primera vez— Y sin más, lo llevó escaleras arriba, en donde pretendió enseñarle los básicos.

Pretendió, o más bien Intentó porque su acompañante resulto ser más piedra para eso que nada. 

Cuando Andrómeda intentó pegarle a la bola blanca, ésta salió volando hasta la mesa contigua.  Ambos rieron, por fortuna la mesa se encontraba desocupada, hubiera sido un lio si otro grupo estuviese jugando ahí.

El chico se acercó a recoger la bola cuando otro sujeto, uno alto y de apariencia fuerte y viril, la tomó. La condenada bola parecía una vil canica en sus enormes manazas. — Yo te enseño — Dijo con voz socarrona — Dile a tu amigo que se aparte y veras lo que es bueno. 

Andrómeda retrocedió — Hoy no, vengo con él — Estiró la mano para recibir la bola, pero el hombre no cedió, y por el contrario lo sujetó del brazo. — S…Suéltame…

— ¿Pero por qué? — Sonrió de forma vulgar — apenas nos empezamos a diver- Se vio interrumpido cuando una tiza lo golpeó en la cabeza. Hyoga se la había lanzado — Que lo sueltes, ¿No estas oyendo?

El peliverde volteó a verlo preocupado — Hyoga

¿Así que quieres pelear? — tronó su cuello soltando al chico.  Pronto otros dos sujetos de su talle se acercaron a rodear a los dos jóvenes.

Mierda pensó Hyoga, intentando pensar cómo librar la situación.  A su lado, Andrómeda se encogió un poco y eso lo llenó de valor, acelerando el paso para soltar un buen puñetazo en el estómago al sujeto que había empezado todo.  El tipo se dobló pero aprovechó para darle un codazo al rubio quien retrocedió y fue agarrado por los otros dos.

¡Déjenlo!  — gritó el peliverde forcejeando con uno de ellos. Pero el otro sujeto, el líder lo jaló por la cintura.

— Tú vienes conmigo.

Hyoga al ver eso, sintió la sangre hervir, como nunca antes. Rechinó los dientes, y apretó los puños, con un fuerte movimiento golpeó al sujeto de la derecha en la cara, dejándolo fuera de combate por un rato, y al otro lo pateó en el pecho aventándolo contra uno de los pilares de la habitación.

Aun con la sangre hirviendo se acercó al otro que seguía forcejeando con el peliverde.  Así que preparó su puño y le pegó en un costado, intentando evitar pegarle al chico, debido a eso, el hombre le pegó con el codo en la cabeza, haciéndolo retroceder.

Andrómeda entonces respiró enojado — ¡No! ¿Cómo te atreves? — propinó un codazo al sujeto en la cara lo que valió para que lo soltase, y agarrando el taco de billar del piso, le dio un golpe en la mandíbula, hacia arriba, luego una patada en la ingle.  — Te dije que ¡No! — Finalizó juntando sus dos puños pegándole en el abdomen.

Hyoga lo miraba desconcertado, aunque extrañamente orgulloso y ¿Por qué no? Extasiado.

— Wow — Dijo al verlo defenderse, antes de dar el puñetazo final en la cara del sujeto. 

Andrómeda miró al sujeto en el piso, y entonces vio que los otros dos comenzaban a incorporarse. — Hyoga.  — Lo llamó, su voz suavemente alterada, un tanto por la euforia del momento pero también con temor. 

— Ven ­— El rubio lo tomó de la mano y se echaron a correr escaleras abajo.

El dueño los miró y rodó los ojos — ¡Esos tres otra vez!  — Subió fúrico las escaleras. 

Hyoga y Andrómeda se vieron unos segundos antes de reír y seguir corriendo hasta llegar a Cygnus y emprender la huida.   La adrenalina a todo lo que daba.

Cuando por fin se detuvieron, lo hicieron en un prado, ya era plenamente de noche, pero necesitaban tranquilizarse un poco, controlar esa euforia y adrenalina.  Hyoga se sentó junto a su compañía en el césped y empezó a reír.

— ¡Tenia tiempo que no peleaba!

— ¡Pensé que nos iba a ir muy mal! ­— dijo Andrómeda, quitándose el suéter, quedando con una ligera camiseta azul cielo.

— ¡no con esa forma de pelear tuya! Wow ¿De dónde aprendiste?

El chico rio tímidamente — Ikki me enseño… ­— Le miró preocupado — Estás sangrando…

El chico presionó su suéter contra la ceja abierta del rubio. Hyoga se quejó un poco.

— Vas a ensuciar tu suéter… ¡Y es color claro! — le detuvo de la muñeca.

­— Nada que el peróxido no quite — Dijo restándole importancia al asunto. —Gracias por defenderme de esa manera tan…vehemente. 

 Hyoga se sonrojó intensamente, con esas palabras y con su cercanía — No…no podía permitir que te hicieran daño…— dijo un tanto nervioso — cerró los ojos al recibir los cuidados del chico.

Andrómeda lo miró con mucha ternura, con sus ojos hermosos y brillantes. Reposó la mirada en ese gesto que Hyoga tenía, su hermosa faz sonrojada, sus largas pestañas de sus ojos apretados, apenados. Y Sus labios gruesos, su respiración agitada, y su esencia tan atrayente.

Se acercó poco a poco, lentamente cerrando los ojos, y finalmente depositó un suave beso en los labios del rubio. Alejándose solo un poco; Hyoga abrió los ojos de golpe para encontrarse con ese radiante par de esmeraldas.  Sonrió levemente, entrecerrando los ojos y pasando una mano por el cabello de Andrómeda lo atrajo en un beso, y de nuevo se volvieron a unir. Ésta vez, por varios segundos.

De pronto ambos sintieron pequeñas gotas frías que en segundo se volvieron más y más. Se separaron sorprendidos pero sonriendo, abriendo los ojos al mismo tiempo. Se observaron unos instantes hasta que la lluvia los cubrió.

— Es Shun. — dijo por fin el peliverde.

Hyoga le miró entre sorprendido y confundido. — ¿Shun…?

El chico le sonrió asintiendo muchas veces — Me llamo Shun.

Y Hyoga sintió su corazón girar a mil revoluciones por segundo, atrayéndolo de nuevo hacia su cuerpo. — Shun…—Pronunció su nombre con total delicadeza, como el tesoro que le significaba, y como si pudiera besar su nombre al pronunciarlo.  Cerró los ojos un instante.

Y Shun, lo abrazo también con fuerza.  Sin importar que la lluvia los estuviese empapando.

— Hyoga…

 

Fin del Capítulo III

Notas finales:

¡Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer!

Perdonen si parecen un tanto OOC tiendo a ... nutrir personalidades jaja. 

En el capitulo pasado mi GF comentó que Misty se parecía al personaje de "Doris" en Shrek 2 y no me pude dejar de reir al imaginarmelo diciendo que Andrómeda es un papucho y su rostro parece tallado por los mismos angeles xD

Gracias de nuevo, y por sus amables comentarios que son la motivación perfecta. 

Cualquier cosa, sugerencia, estoy abierta y ¡toda oidos!

 

Edit:  Saludos a Fliss_lete quien me señaló el error en el sueter de Shun xD que cambiaba de rosa a blanco. jajajaja ¡Gracias! 


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