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Encadenado por Andromecat

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Notas del capitulo:

¡Hola! 

Debí subir este capítulo hace un par de días, pero me debatía, no sólo por que es medianamente largo, sino por que cubre dos escenas importantes. 

¡Espero que les agrade,  uds hacen mi dia con cada lectura y comentario que hacen, todos son muy valiosos para mi! 

Capitulo VII
M31

— Shiryu…

— Seiya…

Aquellos dos se quedaron viendo por un largo rato hasta que Shun, tomando la mano de Hyoga carraspeó levemente. Los chicos salieron de ese trance y voltearon a verlo. 

Shiryu sonrió y extendió su mano — Supongo que es prudente que ahora si nos presentemos como debe ser. Soy Shiryu…

Shun asintió, el día que se habían topado había grabado sus nombres, pero igual le sonrió, miró de reojo a Hyoga y luego a Ikki, quien se encontraba en una banca lejana empinándose una cerveza. Se sintió inseguro si debía decir su nombre o no.  Apretó los labios un instante y decidió que tal vez y sólo tal vez, podría ser más transparente confiando en ellos.  Eran los amigos de Hyoga después de todo.

Shun. — Dijo en un murmullo.

Hyoga se atragantó — ¡Hey! ¡A mí me costó!

Shun rio levemente — Pero, por favor… Les pido a todos, Seiya, Shiryu… Hyoga — El rubio volvió a protestar —… que lo mantengan en secreto…

La mirada de pena fue suficiente para que los chicos no hicieran mayor cuestionamiento aunque no pudieron evitar mirarse los unos a los otros.  Miraron a Hyoga quien se encogió de hombros. ¿Qué más podrá añadir? Ni siquiera el entendía las razones.

— Está bien Andrómeda, cuentas con nosotros.

Aquello alivió al chico quien sonrió y suspiró.  De nuevo entonces el silencio reinó entre el pequeño grupo. Shun no necesitó que le explicasen el contexto de la situación entre Shiryu y Seiya, después de todo había sido él mismo quien había motivado a Seiya a jugar sus cartas.  Ya lo había hecho y ahora todo debía acomodarse como las cosas se suponía que debieran ser. Deseando darles su espacio, el peliverde, sujetando la mano de Hyoga se lo llevó de ahí para dejarlos a solas.

— ¡Vamos a revisar a Hyoga por si mi hermano le ha dejado moretones en el cuerpo! — Dijo alzando la voz.

Aquello sonó a doble sentido y aunque Shiryu y Seiya sonrieron, Hyoga se atragantó e Ikki había volteado a verlos con los ojos como plato, Shun se mantuvo tranquilo y simplemente se dirigió al interior del bar, jalando a Hyoga consigo.  Una vez adentro, pidieron de beber; Shun se cambió de ropas en el baño tan pronto pudo, aquello extrañó enormemente a Hyoga, pero no hizo comentarios al respecto, sin embargo la duda siguió en su cabeza aunada a las palabras de Ikki.  

**********************************************************************************************

Mientras tanto, Seiya y Shiryu se miraban fijamente después de días de no cruzar palabras.

— Vaya, pensé que no te iban a dejar venir…— Dijo Seiya, con acidez y una evidente intención de fastidiar.

Pero Shiryu, lo sabía, no iba a caer tan fácil en la provocación — No, no necesito pedir permiso…

— ¡Vaya! Así que algo si ha cambiado desde la última vez — respondió el moreno.

—Seiya… ¿Crees que podamos hablar?

El chico asintió de manera apenas visible, se alejó un poco de la gente y se encaminó hacia la zona boscosa, casco del pegaso en brazos. Nervioso y con el cuerpo apenas respondiéndole. Atrás, Shiryu lo seguía de cerca, a sus pasos el único ruido era el de la hojarasca al crujir.  El olor fresco de la hierba le recordó a Seiya tiempos más sencillos.  Como cuando jugaba por horas con Shiryu mismo.

Por fin se detuvo cuando se aseguró que nadie más podría escucharlos. Su amigo Hyoga estaría ocupado celebrando su victoria en brazos de su premio, por lo que sabían no serían buscados en al menos un rato suficiente para charlar detenidamente.

Seiya tomó asiento recargándose en un grueso árbol y palmeó el suelo a su lado. Antes que nada, eran amigos, y aun con las quejas y bromas ácidas, el chico buscaba no causar incomodidad en Shiryu, quien entendió de inmediato y tomó asiento a su lado, fue el primero en hablar.

— A decir verdad lo que dijiste me sorprendió y me descolocó…— Esperó respuesta pero Seiya escuchaba en silencio, abrazando sus rodillas y jugueteando con la cinta de seguridad de su casco.   Por lo que Shiryu prosiguió — No porqué fuera desagradable… sino porque se trataba de ti…

Más silencio.  Entonces continuó.

— Ōko me confunde, porque es quien siempre esperé ¿Sabes? — Seiya soltó un bufido — pero al mismo tiempo, aunque pueda estar teniendo una relación con el… me siento vacío.

Seiya apretó los puños pero aun así, guardó silencio.

— De la misma forma en que pienso en tu declaración, me confunde.

Seiya por fin habló — Eso ya me lo has dicho…

—Entiende — dijo Shiryu con firmeza — Si hubiera sido Hyoga, hubiera sido más fácil, la respuesta hubiera sido más clara.

—Me rechazaste a mí —Seiya arqueó la ceja.

—No, tú me confundes e hice el análisis del por qué me consumía tanto el pensamiento, tus palabras finales…  La importancia de amar, y de hacerlo bien y mejor… 

Seiya se talló la cara — Yeah y te dije que yo te quiero, y lo hago bien.  Deseando tu bien y que seas feliz haciendo lo que te gusta… sin que te estén fastidiando.

El Dragón simplemente sonrió, con el corazón sobrecogido por una tierna calidez, a veces, él sabía, el ser humano piensa en lo que quiere pero no reconoce lo que necesita.   Pero aún continuaba en una disyuntiva.

—No puedo decir que no me gustaría intentarlo… no me eres indiferente, me gusta tu forma de ser por que no te das por vencido, porque eres fuerte y asertivo… y porque eres increíblemente sincero.  

Heh, esas son cualidades de persona, pero no el motivo por el cual alguien te gusta.  Cuando… quieres a alguien ni siquiera eres capaz de explicar el porqué.  Simplemente pasa te sientes atraído a esa persona.  Ve a Hyoga, se acaba de partir la cara por un chico que conoció hace 15 días…

Si pero… — Shiryu negó levemente — Pero lo digo porque te conozco es que me gusta tanto como eres. Sé que en parte es porque admiro tu valentía… pero la idea de refugiarme en tu abrazo tampoco me es ajena… — suspiró. — Lo que quiero decir es que…

— ¿Es que…?

— No me molestaría intentar… y de hecho…suena bien…

— ¿Pero? — Desde luego había un pero.

— ¿Y nuestra amistad? ¿No se arruinaría?

— ¿Por qué habría de pasar? ¿Por qué crees que se arruinaría? ¿No se supone que se haga más fuerte?

— ¿Y si no funciona?

Seiya palmeó sus rodillas de forma sonora — Así no. — dijo vehementemente, ‘Así jamás’ pensó. —…No si desde ahora piensas ya en el fracaso.

— Seiya…

— No vale la pena arriesgar una amistad por algo en lo que no estás poniendo tus apuestas con fe en que funcione. Le tiras a perder. — susurró lo último.

— No lo digas así, quiero que entiendas que hay incertidumbre…

— ¿por qué habría de no funcionar? La única respuesta es que tu no sientes lo mismo, y es aceptable pero ¡al menos dilo con todas sus letras! Mas no intentes… ponerte en un papel donde no te corresponde… — Seiya se talló la cara, frustrado y continuó diciendo las palabras más dolorosas que alguna vez hubiese manifestado — Mejor salvemos nuestra a amistad, Shiryu… creo que vale más que nada en este mundo… mucho más que todo este embrollo.  No mentía cuando dije que te quiero, y eso sigue vigente… ser tu amigo es también otra forma de quererte y quererte bien.

Al final, sólo quería estar a su lado.  Si fuese como su amigo, mientras pudiera cuidarlo y hacerle feliz a su manera…iba a tomarlo.

Ambos se quedaron en silencio, un momento cargado de frustración e irresolución

— Lo siento… — Finalmente dijo Shiryu, derrotado y cubriéndose la cara. Sintiéndose insensato de dejar ir una oportunidad de algo bello por el sueño del pasado.  Lastimando a su mejor amigo y fisurando una amistad de años.

Se sentía tan estúpido pero tampoco podía engañarse a sí mismo y decir “si” cuando no se sentía del todo seguro.

— No pasa nada…— Aseguró Seiya, simples palabras sin un significado verídico, pero quería hacerlo sentir seguridad.  Frotó el cabello del chino despeinándolo — Todo estará bien, ya lo verás y te lo prometo, cuando menos nos demos cuenta…

Seiya se quedó en silencio por unos instantes y Shiryu alzó la vista, sus miradas conectándose por un breve instante. Shiryu perdiéndose en ese vivaz par de ojos marrones, brillantes y conmovidos. 

Seiya apretó los labios y continuó — Cuando menos nos demos cuenta, volveremos a ser cómo éramos, iremos a ver películas para juzgarlas… compraremos palomitas extra y las mezclaremos con chocolate, dormiremos noche viendo series… si todavía tenemos la oportunidad.

Después de otro silencio, Seiya se levantó y se sacudió la ropa — Te lo prometo, en un par de días, volveremos… cuando éste sentimiento evolucione, cuando deje de quererte como algo más que mi amigo…

Cuando este amor se extinga.

Todo será como antes — Afirmó Seiya. ¿Pero quién podría asegurarlo? 

Seiya caminó por donde habían llegado y Shiryu se quedó ahí, viéndolo partir, observando su espalda y su figura que se hacía cada vez más y más pequeña.

El sentimiento de vacío se pronunció aún más y de manera más dolorosa que antes.  De una manera más encajada que cuando pensaba en Ōko. Después de todo, Seiya era quien le había acompañado en tantas aventuras…no pudo evitar derramar gruesas lágrimas al pensar en todo lo que se estaba perdiendo.  Trago saliva pesadamente. Cientos de memorias pasaron por su mente.  Seiya era cada vez más lejano. En su mente intentó alcanzarlo y tocarle nuevamente, estirando la mano sin lograr nunca atrapar siquiera mechón alguno de su cabello castaño. 

¿Alguna vez podrían volver a sentirse tan libres? 

La pérdida de una amistad era algo profundamente amargo.  Y entre espasmos, Shiryu se dio cuenta que ésta vez había perdido algo mucho más grande y que jamás podrá ser reemplazado.

**********************************************************************************************

Shun sentó en una mesa al interior del lugar junto con el rubio y empezó a charlar, haciendo caso omiso de las miradas.   — Tienen mucho de qué hablar… — Dijo con calma — Shiryu y Seiya.

Hyoga asintió, sabía que para ninguno de los dos iba a ser fácil reanudar una amistad después del rechazo, y sabía que tampoco sería fácil si Seiya optaba- tal como el rubio había sugerido- por seguir luchando por ganárselo.

— Cuando hablé con Seiya, me dijo que Shiryu valía la pena… pero me pregunto si Shiryu le permitirá una oportunidad.

Shun sonrió a esas palabras, y Hyoga no pudo evitar notarlo. — Y para mí, tú vales la pena… — comentó el rubio.

— Lo sé —respondió Shun ruborizado, sonrisa en labios, divertido y bebiendo de su vaso, sin despegar la mirada de la de Hyoga, poniéndolo nervioso y haciéndole tragar pesadamente.

“Esa sonrisa” pensó el rubio, una sonrisa cínica, erótica y a la vez tan electrizante disfrazada de inocencia. Una sonrisa que denota que aún con la apariencia y actitudes dulces de Shun, se trataba de un chico sumamente tenaz y provocativo.

No supo cómo tomar eso.

— Claro que lo sabes… acabo de recibir golpes por ti, en público… —no lo dijo en reproche, sino con una elegancia un tanto llena de coqueteo y un toque de burla hacía sí mismo — Mi premio es muy bonito…

Shun seguía sonriéndole, jugueteando con dulce entre sus dedos antes de llévaselo a la boca, presionando sus labios rosados perfectamente trazados.

Las miradas de los presentes de siempre reposaban en ellos dos; para ellos era increíble que alguien como Hyoga hubiera logrado tal hazaña, derrotar a Ikki y obtener la oportunidad de salir con Andrómeda.

Hyoga bien pudo hincharse el ego en ese momento, sujetar a Shun de la cintura y pegarle un beso posesivo frente a todos, uno que le arrancase gemidos y suspiros, uno mucho más intenso e íntimo que el anterior cuando retó a Ikki y a Jabu y sus colegas…pero él sabía la verdad.

Verdad que Shun le confirmó acariciando uno de sus rubios mechones cercanos a la herida en su ceja.

— Mi hermano te dejó ganar…significa que te acepta — sonrió — aunque bien pudiste ser un buen rival para él… sólo te estaba midiendo.

Hyoga frunció el ceño. Ya lo había notado — Tu hermano no peleó en serio, eso es molesto ¿sabes? Humillante.

Shun se cruzó de brazos — Lo principal ya quedo aclarado ¿Cierto? — regresó las manos a la cabeza de Hyoga para dar una última caricia y regresó a juguetear con los dulces y su bebida. — No pienses en eso.

Hyoga no pudo dejar el tema ahí, lo estaba comiendo en vida —… al final, tu hermano me dijo algo raro…

Shun levantó la vista. Dejó de juguetear y le miró fijamente, a ciencia cierta temía, que Ikki hubiese abierto la boca. De manera nerviosa sus manos en puño se apretaron, pero fingió mantener la calma. Ese detalle no pasó desapercibido para Hyoga. Ver a Shun tan alterado lo hizo sentir más dudas.

— ¿Qué te dijo mi hermano? — Preguntó fingiendo calma.

— Que te encuentras en una situación especial. ¿A qué se refería?

— Nada importante, Hyoga — dijo firmemente, y luego movió la mano intentando disipar la duda — Es una idiotez que pronto terminará.

Hyoga le miró sin convencerse de sus palabras, pero tras mirarlo tan tenso, decidió dejar el tema por el momento — Si tú lo dices…

Shun sonrió levemente y se inclinó un poco tocándole la herida en la ceja de nuevo — Perdón… y eso que prometió no pegarte en la cara… porque eres muy guapo.

Hyoga carraspeó bebiendo un largo trago de su cerveza — ¿Ikki dijo que soy guapo?

Guapísimo — Shun rio, y de nuevo todo volvió a ser brillante, ameno y ligero. 

Hyoga rio de solo verlo reír, contagiado por semejante sensación tan cautivadora.  — Bueno…— añadió el rubio — Tampoco está tan mal ¿eh?

— ¡Hey! — Le tomó la mano apretándola con fuerza, pero la risa seguía —si quieres salir con él deberás derrotarme a mí en la pista.

De pronto, Ikki se recargó en la cabeza de Shun y mirando a Hyoga, habló — Si, pero a Andrómeda no le ganarían, ni en 100 años.

Hyoga no pudo evitar sonreír con orgullo. ¿Acaso Shun era tan buen corredor?  El rubio pensó en la primera vez que lo había visto, poco se habían percatado de su agilidad para avanzar por el terreno de obstáculos cuando se les paró de frente.  Ciertamente se veía que el chico de cabellos verdes tenía una suma destreza para manejar la potencia de su máquina.

—Qué bueno que ya te cambiaste…pero de todos modos eliges colores demasiado llamativos.

Shun simplemente sonrió y se encogió de hombros, su amplio suéter azul turquesa se desplazó dejado expuesto uno de sus blancos hombros.  Hyoga se puso de pie y lo re-acomodó. Evitando que Shun enseñase de más. Celoso y muy en su paradigma. Ikki arqueó una ceja pero se quedó satisfecho a sabiendas de que al menos, su hermano iba a estar bien cuidado…

…Al menos, durante el tiempo que esa relación durase.

­Pronto más personas empezaron a llegar poniendo intranquilo al Fénix, quien terminó por dar una palmada en la espalda de su hermano — Andrómeda, hay demasiada gente aquí ¿Por qué no vas a casa? Que tu pato éste, te lleve.

Shun asintió, sabiendo el motivo de la intranquilidad de su hermano, así, tomó de nuevo la mano de Hyoga para dirigirse con él a la salida, pronto llegaron a Cygnus.

Hyoga miró su máquina por unos instantes — ¿sabes? La vez primera que viajamos juntos tú manejaste y cuando te subiste, pensé que no podría haber nada más…sexy que verte montado en Cygnus.

Shun alzó una ceja divertido — ¿Acaso eso fue una insinuación? — La sonrisa divertida volvía a aparecer, y el peliverde se trepó en la motocicleta, sentado de lado, arqueando elegantemente su esbelto cuerpo antes de colocar una pierna a cada lado.  — Montar a Cygnus parece interesante.

Claro que había entendido el doble sentido de ese intercambio.  Hyoga sonrió divertido, y extasiado por esa escena, se acercó atrapando esos suaves y pequeños labios de botón. ­ — Por ahora me portaré bien…— susurró Hyoga. — Por ahora, sigamos nuestro camino…

Y se pusieron el casco; Shun abrazó con fuerza a Hyoga -cuando éste se subió- metiendo sus manos en los bolsillos de la cazadora de piel que traía el rubio.

Ñom — Rio jugueteando en el bolsillo antes de aferrarse a él.

Hyoga también soltó una pequeña risa, más nerviosa que por cosquillas. Cualquier toque, por mínimo que fuera, le hacía erizarse.  Sabía que de alguna manera, día con día iba deseando más y más el contacto con Shun. 

Por fin arrancó y atravesaron la ciudad hasta llegar a la tranquila zona donde el rubio vivía. Una blanca casa se alzó por la zona e los suburbios, era grande y espaciosa, aunque no ostentosa. Elegante y sobria. Algunas partes de la ciudad comenzaban a seguir el patrón de la capital, adoptando un estilo más bien occidental.

— Es muy temprano para llevarte a casa… pensé que tal vez podríamos ver una película.

Shun sonrió con cierta pillería una vez que se quitó el casco y se recargó sobre la máquina, buscando el rostro del rubio, alzó una ceja de manera curiosa. Hyoga también se había quitado el casco.

— ¿Es eso?

— Si —sonrió — ¿pensabas algo más?

— Hay muchas manera se pasar el tiempo, patito…— le miró a los labios.  El rubio no se pudo resistir y terminó por darle un beso lleno de deseo; la posición no era precisamente la más cómoda así que rompieron contacto, y sonrieron levemente.   — ¿Qué película?

— Odisea en el espacio. ¿Te gusta?

Shun sonrió — me encanta.

.

Si vieron la película, comentando las interpretaciones de la misma, la perspectiva de cada uno.  De alguna manera se enriquecían mutuamente, de manera casi como si encajasen a la perfección.

Se encontraban los dos acostados en la cama, recargados el uno en el otro con un tazón de dulces en centro y una caja de pocky de fresa a medio acabar.  Las manos entrelazadas dejaban ver que la relación había avanzado de manera considerable.

Reían de un chiste en común.  Las bromas internas eran cada vez más presentes, después de todo hablaban diario y por horas, como si poco a poco hubieran creado un mundo tan propio y único como exclusivo.  Hyoga podía decir alguna referencia sin contexto, y Shun la entendería a la perfección.

Por eso el rubio consideraba que no podía haber nada mejor que eso.  Algo que jamás había experimentado, esa cercanía y compatibilidad con alguien; lo ameno, lo puro de sentirse tan conectado con alguien, y que ese alguien también se sintiera de la misma forma.

Dos en un mundo tan suyo. Dos para compartirlo mutuamente.

Hyoga observó por la ventana y notó la oscuridad del cielo, pasaban de las 10. Sonrió ampliamente y entonces apretó con suavidad la mano de Shun quien se encontraba viendo en la televisión un programa de reacciones con celebridades.  Realmente no les ponía atención, simplemente se relajaba pensando en casi lo mismo que Hyoga.

Pero temía también en no poder conservar esa situación.

Shun volteó con sorpresa cuando el rubio apretó su mano y le pidió que lo siguiera.  Lo hizo casi de manera ciega.  Salieron al balcón del rubio, en donde había una escalera metálica fija a la pared que llevaba hacía una terraza.  Hyoga subió por ella y ayudó a Shun a hacer lo mismo.

— ¿Qué hacemos? — Preguntó Shun, curioso.

Hyoga solo negó con suavidad, un dedo en sus labios con un Shh y lo tomó de la mano hasta llevarlo a un artefacto cubierto por una manta metálica.  Shun no podía esconder su curiosidad, ladeando la cabeza.

Hyoga le sonrió con seguridad — Cierra los ojos, quiero enseñarte algo.  — Shun obedeció, sonriendo, un tanto nervioso.  — No veas…

—No veo…—aseguró, divertido.

Hyoga entonces le tomó por la cintura atrayéndolo en un beso suave, tierno pero no por ello menos entregado.  El chico lo recibió con dulzura, moviendo los labios de forma lenta, disfrutando de la textura de aquel contacto.  Perdiéndose en esa fricción.

— Perdón—Murmuró Hyoga en medio del beso —Me distraje con tus labios.  Esta no era la sorpresa.

Shun negó levemente — pero no te detengas…

—Quiero enseñarte algo, vuelve a cerrar los ojos — le dio un beso más, uno más breve y lo encaminó tomándolo de la mano, colocándole frente al artefacto.  Lo descubrió y se tomó unos instantes ajustando detalles.

— Bien, bien — Dijo Hyoga por fin — Puedes abrir los ojos.

Frente a él, Shun pudo ver un gran telescopio de casa muy completo en la terraza apenas iluminada por un faro.  Sus ojos se abrieron enormemente, y sonrió curioso. 

Hyoga le devolvió una sonrisa radiante — espera— le dijo ajustando la mirilla una última vez antes de llamarle con la mano para que se acercara. — Mira, ven. ¿Qué ves?

Shun avanzó con cierto nerviosismo ¿Por qué? Sonrió tímido como casi nunca se mostraba, con cuidado puso sus delicados dedos sobre el mango de la mirilla y se fijó en lo que se veía. — ¿Es… es venus?

—Mhm ¿No es genial?

Shun miraba embelesado la imagen en el telescopio —Es increíble…

Hyoga sonrió feliz de verlo tan fascinado — Marte también se puede ver, pero no en ésta época…

— Es una lástima… pero con ver Venus me siento feliz…

Hyoga le miró magnetizado, completamente absorto en las reacciones del chico. Se acercó un poco y volvía a ajustar el telescopio — De acuerdo… ¿Qué ves ahora? — preguntó casi incapaz de contener la emoción de sorprenderlo.

Shun le miró curioso y regresó la vista a la mirilla, quedándose atónito ante lo que veía, frente a sus ojos se alzaba la majestuosa forma –un tanto difusa- del núcleo de lo que parecía ser una nebulosa, la imagen se volvió más nítida cuando Hyoga ajustó el artefacto. No era una nebulosa simplemente.

Shun abrió la boca sorprendido.  — ¿¡Es…!?

Hyoga sonrió, satisfecho de haber provocado esa reacción — M31…

— Andrómeda…— completó Shun, embelesado, incapaz de separarse de aquella visión — Es enorme… dicen que si fuera más brillante se vería más grande que la luna llena. 

— Mhm.  Aquí por fortuna se observa más o menos bien gracias a que no hay tanta luz artificial en nuestra ciudad.

— Somos afortunados…— Comentó Shun, aun observando cada detalle que sus ojos pudieran apreciar — y es preciosa, dudo haber visto algo tan hermoso alguna vez.

El rubio lo observaba, disfrutando del espectáculo que era verlo tan entretenido, tan sorprendido, tan reactivo.  — Lo sé… es fascinante, es… la cosa más bella que han visto mis ojos, no puedo dejar de verle… — Claramente no hablaba de la galaxia en sí, sino de quien compartía su nombre.

Shun lo escuchaba, consciente de que hablaba de él; se sonrojó y siguió observando, aunque su atención se enfocaba en las palabras del ruso.   — ¿Lo es?

— Mhm — Hyoga supo que Shun le entendía, se acercó sujetándole por la cintura, sin pretender que el chico dejase de observar los objetos del universo.  — Me hace feliz verle, porque es tan radiante… con tanto misterio…con tanto que guarda, tanto que aprenderle…

Shun por fin se separó del telescopio y se dio la vuelta, mirándole curiosamente, le sonrió de una manera tal, que Hyoga sintió su corazón acelerarse; el peliverde rodeó el cuello del otro y ladeó la cabeza, entrecerrando los ojos — Hay algo en ti… que me hipnotiza, que hace que el sólo hecho de pensar en verte me haga feliz… ¿Qué me has hecho?

¿Cómo había podido vivir 17 años sin conocerlo?  Su mente le dijo que esos pensamientos iban en direcciones peligrosas.  Pero no hizo caso, decidió no hacer caso.  Aquello que estaba sintiendo, era la respuesta para todo.

Antes de darse cuenta, sus labios estaban ya ocupados besando a profundidad, entregándose y siendo cómplices de los gemidos que escapaban desde el fondo de su garganta; pareciesen salir de su alma misma.

Hyoga rompió el beso, bajando por la barbilla, avanzando con pequeños y suaves besos hasta que empezó por el cuello, logrando que el chico se arqueara temblorosamente, extasiado.  El rubio lo sujetaba por su estrecha cintura, y Shun lo rodeaba aferrándose de él por el cuello y los hombros.  Cerró los ojos.

— ¿Vamos adentro? — Quien preguntó, fue Shun, tomando las mejillas de Hyoga entre sus manos. — ¿Aun estamos solos?

Hyoga asintió levemente, tomando su mano para guiarlo hacía la escalera, primero bajando el rubio para desde abajo ayudarlo, y eso hizo, cuando el peliverde bajó la escalera, Hyoga lo sujetó con cuidado de la cintura, pasando sus manos por debajo del suéter, alzando en su paso la tela de la camiseta de tirantes que el chico traía puesta, sintiendo directamente la suave piel de su abdomen. 

Shun sintió cosquillas, pero no del tipo que le harían reír, sino de aquellas que le hicieron soltar un pequeño jadeo de sorpresa y a la vez, pedir más.  De nuevo se colocó frente a frente y se quitó el suéter pasándolo por encima de su cabeza desordenando sus sedosos cabellos; descartando la prenda sobre una silla del balcón, regresando sus brazos al cuello del otro chico, poniéndose de puntillas para frotar su nariz con la del rubio.   

Hyoga tragó saliva, nervioso, aun sujetándole de la cintura, sus dedos aventurados exploraban un poco más arriba, un poco más abajo, hasta donde las prendas le permitían. 

Terminaron por meterse de nuevo a la habitación del rubio, con la televisión y lámpara de la mesita de noche como  las únicas luces en el lugar; se encontraron a medio cobijo de la oscuridad, Hyoga terminó por quitarle la camiseta, acariciando el suave torso desnudo, besando el cuello y aferrándole. Arrancándole suaves y ahogados jadeos.

Shun sintió una corriente electrizante recorrer su espina, se arqueó como un gato al sensible toque de su las firmes, y fuertes manos del rubio.  Un suspiró escapó de sus labios.

Ansioso, regresó a la búsqueda de más de aquellos besos, húmedos y un tanto desesperados, pasando los dedos entre los mechones dorados, pegándole más hacia su propio cuerpo.  Hyoga sonrió en medio del beso, satisfecho, con su ego hinchado de provocar senda reacción en el chico. Lo alzó sin mayor dificultad, sujetándolo por la cintura y la cadera, depositándolo sobre su cama, y acomodándose sobre él, refugiándose en la elegante curva de su cuello y sus hombros.  Con la tenue luz provista por la lámpara dejando entrever el suave sonrojo de aquella pálida piel.

 

­— Shun… — Le habló, murmurando entre besos, disfrutando de aquella lisa piel — Necesito…— Jadeó — Te necesito…

El peliverde le miró y conectaron miradas, una sonrisa en los labios del menor, dio a entender que el momento no podría ser más perfecto.  Shun lo sujetó por las mejillas y tras peinar los flecos del rubio, asintió — Lo sé… yo también…

Se unieron en un beso más, y tras sentarse brevemente, sus manos trabajaron en el resto, despojándoles de las prendas que estorbaban, buscando la liberadora sensación de encontrarse en contacto directo, sin barreras ni limitaciones.  Shun admiró aquel cuerpo, firme, atlético y varonil.   Aquella piel besada por el sol, tan perfecta, tan deseable.  Sonrió, admirado y expectante.

Quizá era algo pronto, pero se sentía correcto.  Ideal y perfecto.

Hyoga besó aquel cuerpo, deslizándose desde el pecho y bajando hasta el abdomen, deteniéndose a trazar las curvas y líneas con la yema de sus dedos, con delicadeza pero con suma fascinación.

Shun no pudo evitar sentirse apreciado, halagado y cuidado por esos actos.  Sonrió, a pesar de su propia timidez; después vino una divertida risa cuando el rubio, de manera juguetona le había mordido.  Ambos rieron, Hyoga pegó su frente a la del peliverde.  Un beso breve más.

Supieron, que si podían reír juntos en una situación como aquella, estaban con la persona indicada.

El rubio volvió a bajar y Shun se extasió cuando recibió un par de besos en la parte interna de sus muslos.  Sobresaltado, su reacción fue separar las piernas aún más, y aunque no podía evitar sentir pena por sentirse tan expuesto, supo que estaba en buenas manos. Mismas que comenzaban a tocarle en su entrepierna para arrancarle gemidos de placer.

Shun se alzó con trabajo sobre su codo — Quiero hacértelo también.

Hyoga sonrió —Si... pero por ahora es mi turno… no comas ansias— Comentó enfocándose en su labor, logrando arrancar más y más gemidos. Shun terminó por alzarse y dirigir una de sus manos para hacer lo mismo con Hyoga, lográndole hacer jadear, y temblar cuando sus delicados dedos le tomaron y le frotaron de una manera decidida.

Casi conocedora.

De nuevo encimado sobre el peliverde, Hyoga comenzó a preparase y lubricarse para entrar en él. Se recargó un poco mientras estaba listo, y después, cuando por fin se colocó en la entrada, se aseguró de mirarle a los ojos.  Shun respiró profundó, sintiendo el momento en que Hyoga accedía a su interior, y lo abrazaba.  Soltó un profundo quejido, y tembló. Se aferró al rubio, quien le besó la frente; para Hyoga fue fascinante darse cuenta que aquella compatibilidad se reflejaba incluso en el ámbito más íntimo. 

Shun asintió, listo y aquella sensación se transformó paulatina en una mayor necesidad de fricción, y comenzó a mover las caderas por su cuenta, — Me gusta, me gusta mucho…— Jadeó, hablando con dificultad. 

Hyoga, encendido y extasiado por aquella sensación tan embriagadora, asentía una y otra vez.  Tragando saliva, sonriéndole y continuando moviéndose, impulsándose cada vez más de prisa buscando arrancarle más y más jadeos, apretando sus caderas, acariciando su cuerpo, entrelazando los dedos de sus manos.

Los impulsos se incrementaron y con ello los jadeos. Hasta que Shun sintió su cuerpo entero temblar; se arqueó sobre la cama, abriendo los ojos con sorpresa ante la fuerte oleada de placer que se arremolinó en su vientre. Se contrajo, haciendo que el rubio gimiera aún más profundamente dejándose dentro de él, llamando su nombre una y otra vez. — Shun…Shun…Shun…— dejándose caer encima de él, besando su cuello, sus mejillas sus labios.

Y Shun, aun intentando recuperar la respiración, con el cuerpo lánguido, agitado, pero radiante.  Relajó cada parte de sí, dejándose llevar por la sensación. Por el clímax.  Abrazó a Hyoga recargándolo en su pecho y se quedaron en silencio, solamente intentando recuperar el ritmo de sus corazones.

Sintieron una extraña, maravillosa y placentera sensación de paz.

No necesitan nada más que compartir ese momento, esa calma.

Esa debilidad.

Ni siquiera fue necesario que dijesen más.  Las palabras saldrían sobrando.  Habian encontrado,  que si las palabras no podían describir lo que estaban sintiendo, sus cuerpos lo harían, entre besos y caricias.  Una nueva forma de entablar su 'dialogo'

El sueño se fue apoderando de ellos, Hyoga se acomodó para abrazar a Shun por la espalda, y se percató que todo había cambiado para siempre. Todo, desde lo más mínimo hasta lo más complejo.

Ya ni siquiera el toque de las sábanas era tan suave, como el abrazar sus cuerpos desnudos.

Fin del capítulo VII

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Notas finales:

HEH  debía ser romantico~ 

Ok, sé que habia dicho que en el siguiente capitulo se vería mas de la situación de Shun e Ikki, pero el capitulo era enorme y lo he seccionado. Aún falta pulir unos detalles del capitulo 8~ 

¡Muchas Gracias por leer y acompañarme en esto ! 


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