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Punto final por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Zane tiene un secreto, o varios secretos sería más apropiado:

Primero: Zane es gay. Y no se lo ha dicho a nadie (Pero tampoco es que se lo hayan preguntado antes o él les hubiera dicho la verdad)

Segundo: Zane no quiere ser el padrino de la boda de Thomas.

Tercero: Zane está enamorado de su mejor amigo Thomas.

Cuarto: No tiene intención de decirle la verdad a ninguno de sus conocidos.

Quinto: Yo soy Zane.  

La música del bar es demasiado ruidosa, y yo no estoy de humor para música alegre ni para estar rodeado de personas ¡Pero es el primer lugar que se me cruzo!  Y mientras siga bebiendo puedo ignorar todo lo demás. Los vasos comienzan a acumularse a frente a mí, y por fin comienzo a sentirme más ligero, un poco más alegre pero no lo suficiente para olvidarme de todo. Bah, no es que quiera olvidarme de todo, solo de la última semana.  Mientras sigo bebiendo, pienso en una forma agradable de entender esto: Zane no es más que un chico con un simple empleo en una oficina, recién ha conseguido su propia casa y no le molesta usar el transporte para moverse. Zane tiene muchos amigos, y frecuenta mucho a los tiene y entre ellos podría decirse que Thomas es su mejor amigo y acaba de decirle que va a casarse y  quiere que Zane sea el padrino de la boda. Pero Zane tiene un secreto, o varios secretos sería más apropiado:


Primero: Zane es gay. Y no se lo ha dicho a nadie (Pero tampoco es que se lo hayan preguntado antes o él les hubiera dicho la verdad)


Segundo: Zane no quiere ser el padrino de la boda de Thomas.


Tercero: Zane está enamorado de su mejor amigo Thomas.


Cuarto: No tiene intención de decirle la verdad a ninguno de sus conocidos.


Quinto: Yo soy Zane.  


En ningún momento espere que Thomas y yo tuviéramos algo más que una amistad, desde que me di cuenta que me gustaba (No ha sido tanto tiempo tampoco) sabía que no tenia oportunidad de que mis sentimientos fueran correspondidos, conozco a Thomas desde hace mucho tiempo y sé que está muy enamorado de su novia Claudia. Así que pienso quedarme aquí y beber hasta que amanezca o me sienta mejor, lo primero que pase.  Soy consciente de  que varias personas intentan hablar conmigo y que delante de mi aparecen más vasos y bebidas diferentes  hasta que todo se pone borroso y llega la oscuridad.


 


Demasiado acolchado… la cama es demasiado suave, me molesta ¿Y que con ese olor de perfume? me da más nauseas… aunque también es una olor familiar ¿Dónde lo he olido antes? ¡Thomas! Debo estar en la casa de Thomas, ay, no puede ser, esto está mal ¿Cómo pude encontrar a Thomas anoche? ¿No pude venir yo solo? oh, vamos ¿Vine estando ebrio hasta aquí? no, no, no, que horror. El miedo sube por mi garganta dejándome una sensación acida y desagradable. Quiero morirme ahora mismo ¿Pude haberle dicho algo estando borracho? No, no… yo no… ahora quiero ponerme a llorar. Voy a irme, escapare y jamás volveré a pararme delante de Thomas, jamás… ¿Eso fue la puerta? Hay alguien más…


Me siento de golpe en la cama cuando siento que me tocan.  Cuando logro enfocar bien las cosas, no conozco donde estoy. Pero yo no he entrado nunca a las habitaciones del departamento de Thomas. La sensación amarga en mi garganta se hace peor y me levanto corriendo a vomitar.  De puro milagro llego al baño. Nadie viene mientras vomitó, lo cual es un alivio y a la vez no, porque de seguro me espera un regaño por haber venido en tal estado, o quizá por algo peor… vuelvo a vomitar.  Me enjuago la boca con el agua del lavamanos antes de enderezarme y mirarme en el espejo: mi reflejo me dirige una mirada cansada, unos ojos marrones que apenas pueden contender el miedo y el cabello castaño completamente revuelto. No quiero salir, pero…  aun siento las ganas de vomitar. Si salgo y veo a Thomas de seguro vomitare otra vez.


No hay nadie en la habitación cuando empujo la puerta.  Y el miedo que siento baja un poco y me permito ver bien donde estoy, en busca de una salida. La habitación es muy amplia, pero…  todo desentona en la habitación, los muebles son todos diferentes, de colores brillantes. Hay un armario abierto y con las cosas removidas y tiradas.  En una esquina un librero pequeño también tiene los libros volcados y apilados con descuido. La mesita de noche llena de vasos y cajas de dulces vacías… ¿Está es la habitación de Thomas?  Entiendo que la cama este desordenada si estuve allí anoche, pero lo demás…  mientras observo, comienzo a notar otro malestar, pero en una zona que no tiene nada que ver con mi estómago y la resaca. Veo otra vez la habitación, y comienzo a sospechar que no estoy en la casa de Thomas. 


— ¿Agua?— me volteo, alejándome de la puerta donde escuche la voz.  No es Thomas quien está en la puerta ¡No es Thomas! Ay, qué alivio, no arruine nada, todo sigue igual, no es la casa de Thomas, estoy… ¿En dónde estoy? ¿Quién…? El chico que me extiende un vaso de agua, tiene el cabello castaño muy lacio. Dudo unos momentos, pero tengo tanta sed que termino tomando el vaso.


— Gracias…— quiero decir algo más, pero no sé por cuál de todas las preguntas quiero iniciar ¿Dónde estoy? ¿Quién es? ¿Por qué estoy aquí? ¿Y qué pasa si él es un secuestrador y quiere usarme para vender mis órganos en el mercado negro? ¿Cómo permití que pasara esto? jamás había despertado con alguien sin saber cómo llegue a ese lugar y siempre conocí a la persona con quien dormí.


— no me recuerdas.


— S-supongo que nos conocimos en el bar— el recuerdo de las bebidas regresa, los vasos y la sensación de estar hablando con alguien mientras bebía pero no hay más— ¿Tuvimos sexo anoche?— él  parece sorprendido con mis palabras.


— me ofende que lo olvidaras después de todo lo que hicimos… estuvimos a punto de ir a casarnos a las vegas.


— Oh, por dios ¿Cómo demonios llegue a eso?— ¡Es tan vergonzoso! Tuve sexo con un desconocido, hice… hice cosas con alguien a quien acabo de conocer y estando ebrio además— No puede ser…— la risa que escucho evita que me hunda más en mis miserables pensamientos sobre enfermedades o secuestros para hacer cosas indecentes todas las noches en algún lugar oscuro y de dudosa situación legal.


— Lo siento,  lo siento— le veo limpiarse las lágrimas de risa— no lo hicimos, Zane. Puedes estar tranquilo.


— pero… me duele…


— Te caíste de la silla del bar anoche mientras intentabas alcanzar una bebida— me dan ganas de darle unos buenos golpes.


— no se bromea así con alguien que despierta en una casa que no conoce y con alguien que no conoce. Bien podría estar secuestrado.


— no estás secuestrado, la puerta está bajando las escaleras y a la derecha. Tu teléfono está en la mesita junto a la cama. Soy Erick— el cuerpo se me afloja, quizá por la resaca o por todas las emociones que he sentido en segundos, pero tengo que ir a la cama y sentarme— Anoche estabas muy borracho, no encontré ninguna identificación para enviarte a casa y no recordaste la contraseña de tu teléfono. Dejarte en la calle era un poco peligroso, así que te traje a mi casa.


— lamento causarte problemas. Yo… no hago eso normalmente…


—  eso lo dijiste ayer.


— es solo que mi mejor amigo va a casarse…


— también lo dijiste. Serás el padrino.


— No sé cómo lidiar con todo lo que me dice: invitaciones, casino, música, vestidos… no se supone que yo tenga que estar involucrado con eso.


— ¿Realmente es eso o es porque estás enamorado de él?— le miro, con ganas de salir corriendo gritando que eso no es verdad— también lo dijiste anoche— dice, risueño.


— t-tengo que irme. Gracias por ayudarme.


— Bien— tomo mis cosas y salgo por la puerta. Encentro la salida por donde dijo, bajando las escaleras y a la derecha. No me fijo en más mientras llego a la puerta— aunque Zane, huir de mí no cambia el hecho de que estás enamorado de tu amigo.


— Gracias por ayudarme— le repito. No quiero quedarme más tiempo aquí, pero no sé dónde estoy. Veo un taxi en la calle, y para mi suerte está libre.


Cuando llego a casa finjo que no pasó nada. Jamás hare algo como eso de nuevo, solo porque esta vez no me pasó nada más que una billetera desaparecida no quiere decir que tenga suerte para la próxima vez.  


Es muy fácil pretender que no paso cuando todo sigue con normalidad de lunes a viernes  y cuando tengo otras cosas por las cuales preocuparme, como por ejemplo, acompañar a Thomas a elegir un traje para la boda, verle escoger todos los pequeños detalles de lunes a viernes… aunque es doloroso, estoy muy feliz por Thomas. Cada vez pasa menos tiempo conmigo pero siempre hablamos al menos por teléfono, ocuparse de una fiesta es una tarea muy difícil por lo que veo y me alegra no tener que involucrarme más que lo que ya estoy.


Algunos viernes nos reunimos el mismo grupo de amigos, Thomas nos ha elegido para diferentes funciones de la boda así que el tema de las últimas comidas de amigos ha sido la boda, como si no fuera suficiente.


— Oye, Zane ¿Qué has planeado para la despedida de soltero?— casi me atraganto con la comida— podríamos ayudarte— Collen parece entusiasmado, le sonrió sin saber que decir. Collen es uno de los amigos que conocimos en la universidad. No recordaba que el padrino tuviera que hacer esto también.


— no es necesario, chicos— Thomas me salva de tener que decir algo— Claudia y yo queremos terminar todo  el trabajo pendiente para tomarnos unas vacaciones y estaremos ocupados hasta la boda.


— no podemos no hacer una despedida de soltero— insiste collen y los demás están de acuerdo con él.  Yo no estoy tan entusiasmado, no cuando no he tenido tiempo para asimilar estas nuevas cosas. Me levanto.


— he olvidado algo… regreso pronto, disculpen.


— Zane, hey…— no me detengo mientras salgo.  Ya es malo tener que hablar de la fiesta, como para organizar una despedida de soltero que no me podría interesar menos. Ah ¿Qué hare ahora? podría pedirle ayuda a collen y a los demás si es que Thomas está de acuerdo, no me importaría ir. Si… esto está bien. Estando fuera de allí todo parece mejor, y no tan malo como se escuchó por primera vez. Uy, ahora no tengo una excusa para volver ¿Qué puedo inventar para explicar mi salida?


Termino delante de mi cafetería favorita: Starbucks. Me da pena admitirlo porque siempre escucho quejas y comentarios sobre lo malo que es usar cadenas comerciales, que es mejor comprar en negocios pequeños y que es un desperdicio de dinero porque es más barato comprar en otro lugar.  Pero me encantan las bebidas de temporada, y justo eso vengo a  pedir aunque tenga que sentarme aquí solo y dejar que las cosas pasen tranquilamente ¿Debo comprar un bocadillo también? Aun no lo decido cuando me entregan mi bebida.


— ¡Eres tú!— casi choco con la persona que está por recoger su bebida— ¿Tu amigo ya se casó?— no puedo evitar la mueca de desagrado, pero en lugar de hacer que se vaya, él se ríe.


— Aun no— Paso por su lado y voy a una mesa libre. No esperaba encontrarme otra vez justo con la persona a la que le dije todo estando ebrio. No hago esfuerzo en recordar su nombre, pues aunque fingí olvidarlo lo tengo presente. Erick camina hasta mi mesa con su bebida, y no me pide permiso para sentarse. Debería decirle que espero a alguien para que se vaya— eh… de hecho acabo de huir de la charla sobre la despedida de soltero—  ¡No, no! ¡¿Por qué dije eso?! No es ni de cerca lo que quiero decir, y ni sé porque lo he dicho. 


— oh… al menos esta vez es café— agita su vaso.


— Solo porque es temprano para encontrar un bar abierto… es una broma— añado al ver que esta por decir algo— beber hasta ese punto no es algo que haga, incluso tolero bien el alcohol.


— entiendo. Y entonces ¿Estas planeando la fiesta de despedida de soltero de tu… amigo?


— no… aun no. Thomas dijo que no quería una fiesta, pero normalmente siempre son sorpresa. Me pregunto si debo hacer algo.


— ¿harías algo que no disfrutaras ni te hará feliz?— le frunzo el ceño. Erick se ve tan relajado sentando frente a mí,  como si nos conociéramos desde hace mucho y no fuera la segunda vez que hablamos.  


— Si es por Thomas, sí.


— ¿Y tu felicidad?— me dan ganas de patearlo por debajo de la mesa, o arrojarle mi vaso a la cara. Ah, se sentiría muy bien hacer eso. No lo hago.  


— Sé que Thomas y yo nunca estuvimos ni cerca de tener algo más que no sea amistad. No veo porque él tenga que cargar con los problemas que yo mismo me cree y no creo que tú debas estar preguntando eso, es demasiado indiscreto para alguien que acabo de conocer.


— costumbre, lo siento. Este lugar queda cerca de mi trabajo, vengo seguido pero no te había visto por aquí— Ay ¿en serio? ¿Nos habremos encontrado antes aquí?— ¿quieres hablar de algo más que no sea la boda de tu amigo?— respira profundo, respira…


— ¿podrías dejar de mencionarlo?


— ¿Qué? ¿La boda de tu amigo?


— ¡Lo estás haciendo a propósito!— se ríe, el muy desgraciado se está riendo— realmente eres insoportable— Erick no deja de reír en un rato, y finalmente le da un trago largo a su bebida. Yo me quedo agitando el vaso, sin sonreír siquiera.


— me lo dicen muy seguido. No es mi intención molestarte— pues parece que no lo lamenta mucho aunque diga eso— ¿vives  cerca de aquí o es tu trabajo?


— la oficina donde trabajo. Vengo seguido también— Erick me mira, enderezándose en la silla— me gustan las bebidas que ponen por tiempo limitado además de que el ambiente es agradable.


— no conozco otra cafetería por aquí, así que por eso vengo aquí, y bueno ¿Qué planes tienes tu además de la boda?


— no veo porque te interesaría eso a ti.


— umm, supongo que tienes razón ¿Quieres preguntar tu algo? Te he preguntado muchas cosas, sería justo que también lo hiciera— realmente no me interesa saber nada de él, ni siquiera me interesa que seamos amigos, Erick no es más que la persona que me ayudo cuando ocupaba ayuda, le agradecí y no le debo nada….entonces ¿Por qué sigo aquí?


— ¿Por qué no tuviste sexo conmigo ese día?— contrario a la burla que espero, él no se ríe.


— porque estabas ebrio, aunque lo insinuaste muchas veces. Si voy a hacerlo con alguien tiene que estar sobrio, toma nota— me guiña el ojo.


— Idiota— murmuro, y bebo un trago largo— tampoco voy haciéndolo con cualquiera— esta vez sí se ríe pero ya no dice nada. Yo tampoco digo nada y nos quedamos solo bebiendo de vez en cuando ¿Por qué no se cansa y se va? A este paso el que se cansara seré yo. De vez en cuando le veo, esperando notar alguna señal de que esta por irse, pero él solo está mirando a las personas que entran, quizá algo más fijamente de lo que consideraría educado.


— Bueno ¿estás seguro de que no quieres  hablar sobre tu amigo?— le miro, alzando las cejas sin decir nada aun— creo que necesitas hablar con alguien sobre todo eso.


— No lo necesito— digo al mismo tiempo que suena un teléfono, su teléfono.


— tengo que irme, hay una pequeña crisis que debo resolver, pero en serio, tu deberías hablar con alguien sobre todo o terminaras explotando cuando menos lo esperes y no será agradable. Nos vemos luego— se va, llevándose su café, contestando la llamada y dejándome sin poder responderle.  ¿Quién se cree para decir esas cosas? la única vez que le vi estaba tan ebrio que no lo recuerdo, y ahora apenas y abrí la boca ¿Y termina diciendo cosas como esas? En serio me molesta.


Pero mientras pasa el día y sigo maldiciendo a todo lo que me molesta y en especial a Erick, me doy cuenta de que si me ha molestado tanto es porque sé (Muy en el fondo) que él tiene razón.  


El “nos vemos luego” de Erick significo solo el fin de semana, porque el lunes que entre al Starbucks,  él ya estaba allí sentado en una de las mesas.  Y desde ese día, le encontré esperando en la misma mesa, a la misma hora de lunes a viernes.


 


 


— Desearía que no me hicieras enojar cada que nos vemos— murmuro mientras salgo del café. Erick viene detrás de mí, sonriendo como siempre.


— Tú eres quien te enojas, yo no hago nada en particular para molestarte— ojala fuera así, pero estoy muy seguro de que lo hace a propósito. Desearía que los encuentros con Erick fueran todos agradables, como pocos. Como nos vemos de lunes a viernes,  fue inevitable que comenzáramos a conocernos un poco.


— siempre dices eso.


— ¿Ya tienes tu discurso de padrino de bodas?


— Aun no— la boda está cada vez más cerca, recordar que tengo que hablar delante de todos…— buscare algo en internet, deja de molestarme con eso.


— bien… ¿Alguna vez le has dicho a alguien que eres gay?


— mis padres lo saben… ¿Y tú?


— ¿Por qué asumes que soy gay?


— estabas en un bar gay la noche que nos conocimos— aunque eso no es prueba de nada, bien podría ser bisexual o haber estado en el bar solo por curiosidad— no es tan difícil suponerlo como dices.


— soy gay, y mis amigos lo saben.


— bien por ti.


— no lo digo por ti, solo es… la verdad.


— siempre estas molestándome porque estoy enamorado de Thomas y él va a casarse, y ninguno de mis amigos sabe que soy gay, disculpa si no te creo cuando dices que no quieres molestarme.


— Yo no te molesto porque seas gay, ni porque estés enamorado de tu amigo.


— ¡Estas admitiendo que me molestas!— le señalo con el dedo, y Erick se queda callado, sorprendido. Levanta las manos y se ríe. 


— no es lo que crees… es solo, quizá me guste molestar un poco a los chicos que me gustan— se despide con la mano, y me quedó mirándole mientras se va ¿Qué…? ¿Qué demonios fue eso? realmente me molesta.


Thomas y Claudia me han invitado a su casa, o más bien, Thomas lo hizo.  Es fin de semana y su excusa fue que quería descansar y ver un partido de baloncesto, yo no soy muy fan del baloncesto. Estoy… un poco preocupado. Erick no ha aparecido de lunes a viernes como siempre en el Starbucks. No me preocupa que no vaya, eso es algo hasta bueno porque nadie me molesta, me preocupa que me preocupe.


— Zane.


— ¿Qué?


— ¿Estás bien?


— sí, si… eso debería preguntarles yo ¿Cómo están con los preparativos de la boda?


—  mis padres llegan en unos días y los de Thomas la próxima semana, espero que cuando estén aquí no sea tan complicado organizar todo.


— Mi hermana también está ayudando a elegir cosas como el vestido y las decoraciones— Claudia se ríe. Los dos se ven tan felices juntos, tomados de la mano y sonriéndose. Realmente no puedo desearles que les vaya mal.


— Supongo que los chicos no sabemos mucho sobre vestidos y decoraciones. Hace mucho que no veo a tu hermana— la hermana de Thomas es varios años menor que nosotros, y solía verla cuando se quedaba a esperar a Thomas después de la escuela.


— estuvo estudiando en muchos lugares, hace poco logro terminar y está tomándose un descanso— seguimos platicando un buen rato hasta que considero que es tarde. Cuando llego a casa, comienzo a escribir las primeras líneas del discurso que daré en la boda.  


El lunes, de nuevo en el Starbucks veo a Erick sentado en la misma mesa de siempre. Él no me ve, y cuando llego a la mesa y doy un golpe con las manos pega un brinco en el asiento y voltea a verme con rapidez. Le sonrió con burla y luego voy a pedirme un café, me quedo esperando cerca del mostrador hasta que está listo y luego regreso a la mesa. Erick esta ordenando un montoncito de hojas que no note antes.


— te vez feliz ¿Paso algo  bueno?— aunque sonríe, noto su tono cauteloso cuando hace la pregunta.


— sí, este fin de semana pude confesarle mis sentimientos a Thomas, ahora él rompió su compromiso y cuando termine de solucionar todo nos mudaremos juntos— Erick se queda callado, pero poco a poco su expresión es de incredulidad y sorpresa total e incluso veo que intenta hablar pero solo abre y cierra la boca sin decir nada— es broma. Solo fui a visitarlo y cuando regrese a casa empecé a escribir lo que diré el día de la fiesta.


— ah… eso está bien.


—  ¡Te he dejado sin palabras!


— un poco.


— Si, por fin pude ganarte una vez— estoy riendo tan alegremente, que no me doy cuenta de cuando golpeo la mesa y término tirando los dos vasos que tenemos allí y el café, ya no tan caliente, termina encima de nosotros. Erick se comienza a reír también mientras me pasa las servilletas para intentar secarnos— Lo siento.


— Solo es un poco de café— aun sonríe, sus ojos entrecerrados— ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?


— No, yo solo…— aparto la mirada, sintiendo que las mejillas se ponen rojas. Me salva el timbre de su teléfono ¿Qué demonios estaba haciendo? 


— Tengo que irme, surgió algo inesperado. Nos vemos— otra vez se va tan rápido que ni siquiera noto que ha dejado los papeles que estaba leyendo. Ah, voy a tener que llevármelos y dárselos mañana. Quizá necesitamos seriamente tener los números de teléfono del otro para evitar cosas como estas…


Hay una leve lluvia cuando voy a salir de la oficina. Que mal, ni traje un paraguas y no parece que vaya a parar. Ordeno las cosas en el escritorio, no tengo deseos de mojarme. Ah, los papeles de Erick, ya me había olvidado de ellos… sé que no debo mirarlos, y normalmente no lo haría, porque estoy acostumbrado a recibir documentos, pero es imposible no notar el membrete de las hojas, con el nombre de Erick en letra cursiva junto a una dirección y un logo muy bonito ¿Es una clase broma o algo así?  Miro de nuevo la dirección, el nombre…


 


Bien, tenía que verlo y vine sin pensarlo mucho.  La entrada del domicilio que viene en las hojas es una puerta de cristal con el mismo logo y el nombre plasmados en el mismo tipo de letra. No hay nadie en la entrada cuando deslizo la puerta y veo una pequeña sala de espera con unos sofás de color rojo intenso, una mesa bajita de color negro con un florero de colores chillones.  La luz está encendida, y la otra puerta que no tiene la señal de sanitario tiene un cartel que dice “Ocupado”. Realmente este lugar es como Erick. Me recuerda un poco a la mañana que escape de su casa, solo que aquí las paredes son de un color diferente y tienen cuadros de paisajes y retratos estilo caricatura. Aún estoy observando todo (La alfombra fea con rayas de tigre me deja sin palabras) cuando al fin la puerta se abre y escucho la voz de una mujer y luego la de Erick.


— No olvides llamar para la próxima cita— la mujer no dice nada mientras sale sin voltear a donde estoy. Erick sale, sonriendo con amabilidad y luego voltea a donde estoy. Deja de sonreír al verme  y yo solo agito los papeles que le traje.


— olvidaste esto en el Starbucks. Te lo iba a llevar mañana, pero… tenía que verlo.


—  Eh… gracias— Erick parece un poco avergonzado— me has salvado de tener que hacerlo todo otra vez.


— Me ha sorprendido mucho saber que tienes un consultorio psicólogo. Siempre pensé que trabajabas en una oficina, oye entonces ¿Podría venir aquí a tener terapia?— Erick trae puestos unos anteojos con la montura color naranja, que se quita para mirarme   


— no. lo siento, pero no.


— eh ¿Por qué no? hemos hablado mucho, podría venir aquí y sería más fácil…— Olvidarme de mis sentimientos por Thomas, dejarlos atrás o seguir, lo que sea con tal de que yo también pueda ser   feliz.


— Si lo que quieres es terapias, puedo recomendarte algunos colegas que son muy buenos.


— hey…


— ¿Quieres salir el sábado por la noche?


— ¿Qué?


— Cenar, ir a un bar, al cine… no sé, elige ¿Puedes? Podría ser el domingo si no puedes el sábado— entrecierro los ojos antes de pararme.


— No creas que no sé lo que intentas, no lo dejare pasar. El sábado está bien, a las siete en la entrada del cine que está en la avenida— le extiendo las hojas y me voy. Erick no me sigue, ni me dice nada cuando cierro la puerta.


 


 


— sigo sin creer que seas psicólogo y nunca me lo dijeras.


— Nunca preguntaste— me dice, acabamos de salir de la película que vimos, una película de terror que al final fue muy mala. Erick trae de nuevo sus lentes naranjas— si me hubieras preguntado no te hubieras sorprendido tanto.


— ¿Cómo es que estabas en un bar?— nos dirigimos sin preguntarnos nada hacia las mesas de un local de comida, una mezcla entre restaurant y bar que huele a alcohol y a comida frita y en donde están pasando un partido de futbol en las pantallas.


— ¿no puedo? Sigo siendo un humano, no un robot.


— Suena extraño— aunque quedamos de venir hoy, nos vimos de lunes a viernes como siempre— no logro verte como un psicólogo.


— ¿Y cómo debería  verse un psicólogo?


— ahora entiendo porque siempre haces esas preguntas raras ¿Has estado usando tus trucos psicológicos conmigo? ahora entiendo, has estado jugando con mi cabeza.


— ¿Qué? No— se ríe, tarda un rato en dejar de reírse— siempre escucho cosas como eso ¿Por qué tendría que hacer siempre eso? suficiente tengo con mi trabajo para estar haciéndolo gratis con mis amigos.


— y aun así te negaste a atenderme.


— ya te dije que puedo recomendarte a colegas muy buenos si es lo que quieres.


— pero yo quiero ir contigo, no con alguien más. Me acusas de ser terco, pero tú también lo eres ¿Por qué no quieres? Y no vengas con que solo es porque puedes y quieres negarte— Erick solo suspira, le veo inclinarse hacia mí en la mesa.


— quizá te lo diga algún día.


— ¿Hay algún otro secreto que no me has dicho?


— Wow, ahora estamos hablando de secretos. Pregunta lo que quieras, no tengo nada que ocultar— la forma egocéntrica con que lo dice me hace reír. Últimamente  reímos mucho cuando salimos. ¿Qué debería preguntar?— ¿Nada que decir?


— calla, estoy pensando en una buena pregunta que te haga sudar.


— prefiero que otras cosas me hagan sudar.


— Eres un cerdo— reímos con ganas, y aún estamos riendo cuando viene el mesero. Pierdo la noción del tiempo estando dentro del local, platicando y poniéndonos al día como si no nos viéramos de lunes a viernes.  Afuera esta frio y mojado, aunque no me di cuenta de que llovió. Cruzamos la calle.


— ¿Cómo vas con lo de la boda de Thomas?


— umm… bien, supongo. La otra noche que estuve con ellos les vi tan emocionados y felices, que yo estoy feliz por ellos. Sabes, yo… siempre supe que lo de Thomas era imposible. Me pregunto si realmente es amor o solo confundí mucho mi amistad y temía perderlo.  


— quizás solo estas auto convenciéndote de que no  estuviste enamorado de él como un mecanismo de defensa para aceptar tu nueva situación— me quedo mirando al frente, asimilando lo que acaba de decirme. Erick esta serio, y no parece haberlo dicho con mala intención, pero no me suena muy bien.


— ¿se supone que me estas ayudando a sentirme mejor?— Erick solo se encoje de hombros. Caminamos unas calles más en silencio— ¿Yo te gusto?


— Me gustas.


— ¿estás enamorado de mí?


— Posiblemente desde que te comenzaste a lamentar de la boda de Thomas en el bar completamente ebrio— eso es técnicamente desde que nos conocimos. Desde que supe que Erick es psicólogo me pregunte si tal vez el solo se interesó en mi porque quería ayudarme,  un interés solo profesional por ayudarme. Si pregunto esto es solo porque él se ha negado a darme consultas y seguimos hablando sin que pareciera cambiar nada y no encuentro otra explicación para que pase eso.


— Oh…


— ¿fue muy obvio?


—… Solo una corazonada. Nunca has intentado nada…


— estás enamorado de otra persona. No creo que sea el momento para intentar algo contigo.


—Eso es…— no sé qué pensar de eso. Si ahora yo fuera a enamorarme de otra persona no lo haría con alguien que está enamorado de alguien más, aunque lo de Thomas es igual, yo me sentí atraído por él antes de que comenzara a salir con Claudia— ¿Por qué?


— No sé qué estas preguntando— yo tampoco lo sé— si preguntas porque me enamore, entonces es una pregunta un tanto difícil porque es imposible decir porque me enamoro.


— no, ¿Por qué soportar esto? enamorarte de alguien que…— Erick solo se ríe, una risa baja que  me hace darme cuenta de que estoy preguntando lo mismo que acabo de pensar sobre Thomas— realmente no te entiendo.


— vamos, solo déjalo así hasta que pase algo— no sé si eso es optimista o pesimista— Hay una conferencia la próxima semana, no podré ir al café.


— No tienes que hacerlo— no sé si me refiero a ir al café o a sus sentimientos por mí, bien podría ser cualquiera de las dos, o las dos. Erick se encoje de hombros.


— Me gusta el Starbucks y una buena compañía— dicho eso Erick se despide cuando llegamos a la esquina y el da vuelta mientras yo camino un par de calles más para llegar a encontrar un taxi.  


En la próxima semana, Erick solo va al café el lunes y martes. Los siguientes días me la pasó pensando en que últimamente he pasado más tiempo con él que con Thomas, incluso las cosas importantes que han pasado se las cuento primero a Erick. Intento pensar desde cuando pasa eso, pero no puedo recordarlo.  Él no menciona la plática final que tuvimos el fin de semana y actúa como siempre cada vez que nos encontramos en Starbucks, y yo tampoco pienso hacerlo.


 


Otro viernes más en el café, solo que este es diferente.


— No sé si estoy listo para mañana— mañana es el tan aterrador día de la boda de Thomas.  El traje que usare esta cuidadosamente colgado en el armario— ¡Todavía no termino este maldito discurso!


—  no necesitas tenerlo terminado


— es fácil decirlo cuando no estarás allí.


—solo tienes que decir lo que sientes.


— claro, me parare delante de todos y diré: Thomas, estoy enamorado de ti pero te deseo lo mejor con tu esposa ya que lo de nosotros no funcionaria.


— no está mal, aunque yo le añadirá un poco más al final. Y no te olvides de pedir el brindis al final.


— En serio te odio— le suelto, medio en broma medio en serio. Él se ríe, ajustándose los lentes naranjas, que ahora sé que no necesita pero los usa porque le cansa leer o usar aparatos electrónicos.


— de verdad, no te preocupes, no hay nada que tú puedas hacer que arruine su boda— fácilmente podría decirle algunas cosas que arruinarían una boda, pero no lo hago— Zane, todo estará bien.


— No puedes saber eso.


— si pasa algo malo entonces te aceptare para consulta.


— ¿En serio?


— Si


— Entonces nos vemos el lunes, te contare todo lo que paso, ahora tengo que irme porque quede de ayudar a Thomas, es lo que haría un amigo ¿no?— dudo un momento.


— Lo es— cuando salgo del Starbucks me volteo a verle. Él sigue sentado, comiendo el bocadillo que pidió y leyendo un periódico. No me descubre mirándole.


Thomas es todo un bulto de nervios cuando llego a su casa. Claudia se ha ido a dormir a la casa de la hermana de Thomas  y hay un montón de cosas por todos lados. Me abro paso entre los arreglos florales y lo que parecen cajas con recuerdos de la boda hasta la sala, donde hay un montón de ropas en todos los sofás. La cocina no está mucho mejor, y aun así me las arreglo para calentar la comida y usar un espacio en la mesa para comer.


— no tengo hambre.


— pues tienes que comer algo, si no subiré a internet tu video de cuando te desmayes en medio de la ceremonia. Aunque no comas mucho tampoco que si te llega a dar diarrea Claudia va armar una buena…


— ¡Zane, basta! No estás ayudando.


— bah, estoy seguro de que Claudia te dirá que si aunque estén en la ambulancia o en el baño, así que no tienes por qué estar nervioso— Thomas de queda callado un momento y luego se pone a reír.


— ah, Zane, realmente eres un buen amigo.


— Lo soy, por eso seré el padrino de tu boda— Ya no está nervioso, sonrió al verle comer. En serio espero que él sea feliz.


— ¿Cuándo piensas presentarme a alguna chica? Nunca he conocido a ninguna de las chicas con las que sales— mi plan de poner un montón de películas cómicas sobre bodas se me olvida con eso.  No veo a Thomas, e intento seguir actuando normal.  Recojo los platos y finjo que no le escuche ¿Qué pasaría si digo que no he tenido ninguna novia? Si ahora le dijera que soy gay…  puedo imaginar la escena: Thomas dejaría de comer, me miraría con sorpresa o quizá con incredulidad pensando que estoy bromeando con él luego vería que estoy hablando en serio y después me regañaría por no habérselo dicho antes. De ningún modo le podría decir lo demás. Siempre imagino algo como eso, aunque bien Thomas podría decir que prefiere alejarse de mí… bah, Thomas no haría algo como eso, si él fuera a rechazarme entonces solo dejaría de contactarme y eso es lo que me da más miedo.  No lo soportaría aunque Thomas de pronto estuviera ocupado y no evitándome, yo pensaría que lo hace— Zane, te quedaste en las nubes.


— ah… solo pensaba sobre mañana.


— ¿llevaras a alguien?


— No.


— Pero si te dije que podías invitar a alguien ¿piensas ir solo a la fiesta?— no respondo porque eso es justo lo que hare. Thomas me frunce el ceño— Zane, no sé si podre estar contigo mañana y…


— de ningún modo, mañana es un día especial para ti. No necesito ni quiero que estés conmigo todo el tiempo— ¿eh? ¿Qué acaba de pasar? Siento algo extraño…— no te preocupes por mí, estaré bien, encontrare a alguien con quien pasar el rato allí.


— Si tú lo dices— sé que yo debería estar triste, o sin saber qué hacer, pero… no siento nada de eso. Realmente estoy feliz, no siento esa desesperación que me llevo a un bar la primera semana que supe de la boda. No estoy triste ni pensando en que me Thomas va a alejarse de mí. Supongo que las bodas son una buena forma de terminar con los romances no correspondidos. 


Finalmente el tan temido día de la boda.   Quisiera decir que he tenido tiempo para pensar en que está pasando, pero desde que desperté esta mañana ya tenía varios mensajes y llamadas pérdidas de Thomas y otros amigos con instrucciones y unas listas interminables de cosas pendientes.  Pase toda la mañana yendo de un lado a otro dejando y recogiendo cosas, del lugar de la ceremonia al lugar de la fiesta, de allí a la casa de Thomas, a la de la hermana de Thomas, a la pastelería… 


— alégrate hombre, al menos no protagonizamos la cuarta parte de “Que paso ayer”— le digo a Thomas mientras terminamos de vestirnos.


— Zane…


— Vamos, es casi la hora— si para mí las cosas fueron muy rápidas no imagino cómo debe sentirse Thomas ahora de pie esperando a que aparezca Claudia. Supongo que para quien está esperando de este modo ver aparecer a la persona con quien unirás tu vida es un momento indescriptible, yo pude verlo justo cuando ella apareció, con un lindo vestido y el mundo de Thomas pareció reducirse solo a la chica del vestido blanco que caminaba hacia él. Quizá solo exagero, pero realmente fue una ceremonia bonita. No sé si la felicidad puede doler, o si se puede ser miserable y feliz al mismo tiempo. Supongo que Erick tenía razón al decir que no tenía que preocuparme, realmente no hay nada que  pueda hacer para arruinar esto. En el salón de la fiesta es cuando comienzo a sentirme realmente solo, quizá si debí invitar a alguien.  Todo fue bien al menos hasta el momento del brindis, yo esperaba ponerme nervioso y hablar incoherencias o en el peor de los casos ponerme a llorar mientras hablo, por suerte no pasó nada de eso y el momento paso mucho antes de que tuviera tiempo de pensar con claridad lo que estaba pasando.


Y aquí estoy, viendo como las parejas bailan en la pista al ritmo de las canciones de una pequeña orquesta ¿a qué hora podría irme?  He dado mi discurso y no sé si Thomas va a notar si me voy, es probable que no lo haga estando tan ocupado. Estoy por tomarme mi cuarto vaso de vino cuando siento que alguien me apoya la mano en el hombro.


— ¿Estás seguro de que quieres emborracharte hoy?— casi escupo el vino. Casi. Me giro para encontrar a Erick sonriéndome y moviendo una silla para sentarse.


— ¿Esto es una broma? ¿Me he caído y me golpeado o estoy borracho ya?


— No lo sé ¿Te caíste?—  me sonríe, y algo en mi interior parece inflarse al verle sonreír. Niego con la cabeza.


— no me digas ¿Eres hermano de Claudia? ¿Primo, pariente o amigo? ¿De Thomas?— se ríe, pero apenas alcanzo a escucharle reír— si ibas a venir a la misma boda pudiste haberme dicho y no casi matarme de la sorpresa.


— nada de eso. Vine por mi hermano— señala hacia los chicos que están tocando— es el del violín, terminaran pronto y él no tiene auto y tengo que llevarlo a casa— me rio, de pronto la fiesta es más alegre— ¿Cómo estás?— Bien, no pasa nada, intentando disfrutar de la fiesta.


— mejor de lo que pensaba. Creí que me pondría a llorar o que sería insoportable verlo, pero ellos están tan felices que es imposible sentirme mal.


— eso es muy bueno, nunca me dijiste que les regalaste.


— entradas para el súper bowl.


— Wow…. 


— sí, seguro que de todo lo que les regalaron los dos van a gritar de emoción cuando los vean, no pudieron conseguirlos ni con revendedores.


— ¿Cómo los conseguiste tú?


— un buen mago nunca revela sus secretos— Los dos reímos, y Erick ya no pregunta como conseguí las entradas, que basta con comprarlas con mucho tiempo de antelación. No es que supiera de la boda en ese entonces y de hecho yo pensaba en invitar a Thomas, pero no soy muy fan de los deportes y ahora me salvan de conseguir un regalo soso. Estar con Erick aquí me hace sentir tan feliz, que me olvido que estamos en una boda. Comenzamos a hablar como siempre lo hacemos, saltando de un tema a otro sin darnos cuenta— ¿ahora si me dirás porque no quieres darme una consulta?


— Quizá si me besas— lo dice con calma y algo de arrogancia ¿Piensa que no lo hare? Debe estar confiando en que no me atreveré. Me inclino sobre la mesa para darle un beso en la mejilla, pero de algún modo todo termino besándole más cerca de la boca que en la mejilla.


— Erick— los dos nos enderezamos en las sillas. El chico que está delante de nosotros se parece mucho a Erick. Nos mira solo unos momentos antes de acomodar un estuche en la mesa y comenzar a guardar el violín— Ya he terminado— en lugar de la música suave ahora comienza a sonar algo más electrónico cortesía de un dj.


— claro.


— si quieres podemos quedarnos un rato más.


— no, está bien… ¿Quieres que te llevemos?— miro hacia la mesa donde están Thomas y Claudia, a la gran cantidad de invitados que hay.


— Si— me termino el trago que tengo y me levanto. El auto de Erick está estacionado a la vuelta, y la noche se siente muy tranquila. Su hermano sube en los asientos de atrás sin decir nada, aunque yo estaba por hacer lo mismo. Mientras salimos de la calle, solo hay silencio y cansancio, al menos para mí.


— No me habías dicho que tenías novio— pero que… oh, dios, no, todo menos sonrojarme ahora. El auto se siente caliente.


— nosotros aun no somos novios ¿Qué te he dicho sobre incomodar con esas preguntas?— él chico solo hace un sonido con la boca por respuesta mientras yo bajo el cristal de la ventana. No pasa mucho hasta que el auto se detiene y el hermano de Erick baja del auto— le llamare mañana a mamá.


— Vale… por cierto, soy  Jun— se inclina hacia mí por la ventana— No se lo dejes tan fácil.


— Jun, puedo escucharte.


— Hasta mañana— Erick mueve el auto, dejando atrás a su hermano. Por el espejo alcanzo a verle caminar hacia la casa.


— Lo siento, él es bastante indiscreto.


— Más bien honesto— me burlo. Mientras Erick conduce a quien sabe  dónde porque no le he dado mi dirección, no me cuesta admitir lo que me he estado negando desde hace un tiempo. Siempre que comienzo a pensar en Erick me concentro en lo mucho que me molesta y como se burla de mí, pero nunca quise pensar en porque regresaba al Starbucks de lunes a viernes a la misma hora, ni en porque sigo hablando con él después de todo.


— ¿Hacia dónde?


—  tienes que regresar a la avenida— Erick se ríe y gira en la primera calle que permite hacerlo. Comienzo a darle las indicaciones para llegar a mi casa— es aquí.


— bastante lejos del Starbucks.


— por eso me gusta ir, solo puedo ir a ese, no conozco ninguno más cerca— aunque tampoco me he puesto a buscar uno más cerca— ¿Quieres pasar un momento?


— Claro— se siente un poco extraño traer a alguien a casa— un vaso de agua estaría bien— me dice, haciéndome reír porque yo no le he invitado nada. Cuando regreso de la cocina le encuentro cómodamente sentado en uno de los sofás: Se ha aflojado la corbata y se arremango las mangas de su camisa blanca. Solo le falta quitarse los zapatos— no me gustan las cosas muy formales.


— No necesitas decirlo— comento al recordar su habitación y las veces que nos hemos encontrado.


— Nunca he estado en tu casa— después de dar una mirada alrededor, sus ojos oscuros se fijan en mi— ¿En que estábamos?— sería muy fácil hacerme el desentendido, decirle que ya está bien y puede irse a su casa, y sé que Erick se iría.  En cambio me siento a su lado.


— ibas a decirme porque no quieres darme una consulta.


— oh… pero solo si me dabas un beso.


— te di un beso.


— No lo recuerdo.


— Erick…


— No recuerdo ningún beso en particular— pongo los ojos en blanco, pero me vuelvo a inclinar y le beso, su boca se abre junto a la mía. Ah, mi corazón late tan fuerte que duele.


— ¿ahora sí?


— De pronto tengo problemas de memoria a corto plazo— suelto una carcajada, ay, no puedo evitarlo. Le beso otra vez, esta vez siento que el beso dura más tiempo— sigo sin recordar— entre cada beso, la razón por la que no me da una consulta cada vez importa menos. No sé en qué momento he terminado sentado sobre Erick. Me desespera su ropa, a tirones arrojo la corbata a cualquier lado y luego meto las manos bajo su ropa— Zane…


— umm— sus manos me apartan cuando le muerdo el cuello— espera ¿No quieres?— frunzo el ceño, sintiéndome tonto de pronto, pero solo unos segundos porque la vista de la camisa desbrochada, la forma tan descuidada con que está sentado y el brillo de pasión en sus ojos hacen mi parte baja se ponga dura.


— Este sofá no es cómodo—  me dice, sus manos presionando mis muslos.


— Oh…— ¿Dónde demonios tengo la habitación? ¿Cómo puedes olvidar la disposición de tu casa?— ven— me levanto y le llevo conmigo de la mano. Apenas entramos, Erick me besa  y otra vez, todo desaparece de mi cabeza. Le empujo a la cama, sus manos son cálidas cuando me tocan  y comienza a quitarme con la ropa con lentitud, demasiada para el calor que estoy sintiendo, totalmente diferente a la urgencia con que yo estoy desvistiéndole. Él se toma el tiempo para tocarme mientras retira mis ropas, caricias que me hacen suspirar y soltar quejidos de placer hasta que comienza a acariciar mi entrepierna sobre los pantalones. Ha pasado un tiempo desde la última vez que alguien me toco y con todo lo que ha estado pasando, el orgasmo que siento me sorprende y me avergüenza por igual.


— Eres demasiado lindo— Erick me besa, colgándose de mi cuello para que me incline hacia él. Su mano guía la mía hasta su entrepierna, tan dura como la mía hace unos momentos. De algún modo eso me parece tan sexy… le muerdo el labio cuando nos besamos otra vez, cuando comienzo a meter mi mano en su pantalón. Sus brazos se aprietan alrededor y comienza a gemir en mi oreja hasta que le siento terminar, con un gemido un poco mas ronco. Me levanto para ir al mueble junto a la cama y regresar con algunos pañuelos, condones y lubricante. Erick me sonríe cuando me quedo de pie y me quito los pantalones, él se deja hacer cuando comienzo a quitárselos a él. Cuando le vuelvo a mirar, acostado en la cama, con los brazos extendidos y mirándome, completamente a mi  merced…


— Erick…— medio hablo, medio gimo mientras me arrastro sobre él para besarlo. Estoy tan desesperado que no puedo abrir el empaque del condón. Erick me lo quita y lo abre. Me toma solo unos momentos seguir, Erick no se opone, no dice nada mientras le acaricio, mientras continuamos. Sus manos otra vez me atraen hacia él, a besarme.  Sus piernas rodean mi cadera, dejándonos en una posición que solo termina por ponerme más duro. Me restriego en su trasero, eso hace que sus dedos se claven en mi espalda. Me muerde la oreja, casi al mismo tiempo que un sonido bastante erótico sale de su boca— Ya no… no puedo— me besa al tiempo que entro en él y mi cabeza se llena de los sonidos  eróticos que comenzamos a soltar, del olor de la piel de Erick, de su cuerpo moviéndose junto al mío, de su boca besando la mía mientras intentamos respirar, de su cara de placer mientras empujo contra él una y otra vez, buscando ese lugar que le hará  gritar esos sonidos… el orgasmo le llega primero esta vez, Erick se aferra más a mí, y luego comienzo a sentirlo, el calor a punto de estallar, todo concentrado en una sola parte…


Caemos jadeando en la cama, sudorosos y aun calientes. Siento su cuerpo junto al mío, luego sus besos en mi cara.


—  De verdad eres lindo—  ah… no puedo más…


 


¿Ese es el teléfono?  ¿Por qué está sonando? Quiero dormir ¿Por qué no se calla ese aparato? Abro los ojos justo cuando entra la contestadora.


— Ay, maldición…— ya no podré dormir. Escucho una risita a mi lado. Erick se está despertando también.


— Días— saluda y luego mira alrededor— que desastre— y tiene razón, hay ropa tirada por todos lados, de anoche porque no recuerdo haber dejado esto así—  ¿Cómo estás?— siento que yo debería  preguntar eso.


— Con  hambre— otra risa— iré a preparar algo— Erick me alcanza cuando apenas estoy sacando todo, y entre los dos terminamos de hacer el desayuno y ordenar la mesa. Comenzamos a desayunar en silencio.


—  Hey, Zane ¿Aun quieres saber porque no te doy consulta?— lo pienso unos momentos, masticando ¿Importa? Bah, no creo que importe ahora, pero tengo curiosidad así que le diré que sí.


— ¿Por qué?


— Si fueras mi paciente, sería inapropiado salir contigo, no podríamos hacer cosas como anoche… bueno, podríamos, pero se pondría en juicio mi ética profesional— me quedo agitando el café en la taza.


— ¿en serio? ¿No quieres darme consulta porque no podrías tener sexo conmigo?


— ¿Necesito otra razón?—  comienzo a reírme— y por cierto ¿Qué pasa con Thomas? ¿Tu aun estas…?


— No puedo olvidar todo lo que sentí por tantos años tan pronto. Si me pongo a pensarlo aun siento algo por él, pero ya no estoy seguro de quererlo como pensé…  además no puedo estar tras él toda la vida cuando nunca hubo indicios de que él también me quisiera de la misma forma.


— suena a que hay un pero.


— No tendría sexo con alguien solo por despecho, ni por querer olvidarme de Thomas. Por eso tuve pocas parejas… pero ahora que Thomas se casó, quizá sea una señal también para mí para tener una segunda oportunidad.


— ¿quieres salir conmigo?


— preguntas eso después de tener sexo…


— ¿sí o no?


— sí… oh, rayos, me olvide de lo que me dijo tu hermano, no te lo puse difícil.


— Me la has puesto difícil todo este tiempo, Jun estará feliz con eso— Y yo también lo estoy. Porque nos veremos de lunes a viernes como siempre, beberemos las novedades en el Starbucks de siempre y quizá los fines de semana podamos hacer más cosas. 


 


Veo a Thomas venir desde la silla donde estoy. Le hago una seña para que me vea. Recién llego hace unos días de la luna de miel, que pospusieron unas semanas después de la boda para aprovechar también las vacaciones.


— Es raro que estemos en un Starbucks— es su saludo.


— me gusta.


— ¿en serio? no lo sabía.


— si… ¿Cómo esta Claudia? ¿Cómo les fue?— pasamos un buen rato hablando de sus vacaciones y lo que paso después de la boda, realmente no es mucho considerando que ellos dos ya vivían juntos desde hace unos años.


— ¿y tú, Zane? ¿Qué cosas has estado haciendo? ¿Porque me pediste venir aquí?


— Bueno, sí, hay algunas cosas que contar— me hace una seña para que continúe, pero siento una mano apoyarse en mi hombro y una silla ser arrastrada. Veo a Erick sentándose a mi lado.


— Lo siento, la sesión se alargó ¿me perdí algo?— comenta, y me toma de la mano al mismo tiempo que me besa, como hemos hecho desde que comenzamos a salir. Se me hace normal ahora.


— umm, aun no le decía— Erick me sonríe avergonzado— él es Erick, estamos saliendo, Thomas, mi amigo desde hace años.


— Hola— Erick como siempre, le sonríe amable y le extiende la mano. Thomas sonríe  y le estrecha la mano.


— Me alegro mucho por ti Zane— me alegra que no me pregunte si soy gay o bisexual, que solo acepte sin más que estoy saliendo con un chico— ya era hora de que consiguieras pareja— y sé que Thomas no tiene idea de lo que sentía por él, pero poco a poco esos sentimientos van haciéndose pequeños en comparación con todo lo que Erick me hace sentir. Porque puedo sentirme tan feliz solo con saber que nos veremos en el Starbucks de lunes a viernes.


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