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Punto final por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola

 

Feliz navidad, feliz navidad. Como cada año, no podia faltar mi historia navideña. Se me ha dificultado un poco terminarla para hoy (queria terminarla desde ayer) pero en fin, aqui aun es 25 asi que espero les guste este pequeño regalito de mi parte.

 

 

Dentro de la cafetería esta calientito. Intento frotar mi nariz con la bufanda que tengo enredada en el cuello porque no puedo usar mis manos para calentarme.

 

— ¿Qué pasa, Ren?

 

— ¿Por qué alguien querría sentarse afuera, en el frio, cuando aquí esta calientito?— dejo las hojas de los menús que lleve hace unos momentos, sufriendo porque tendré que salir otra vez. Leah da un golpe en el mostrador, cerca de mi mano.

 

— Dame el pedido— le paso el papel donde anote el pedido de las chicas que se sentaron fuera. Es claro que tienen frio pero de algún modo prefieren quedarse fuera de la cafetería, que esta caliento y huele a café. No me gusta mucho el frio, odio que se me congelen los dedos y la nariz. Trabajar en la cafetería es agradable cuando los clientes se sientan dentro, no afuera. Hoy está muy tranquilo todo, aún es temprano. La cafetería es un local amplio, uno de tantos en una pequeña plaza comercial, así que hay muchas mesas. Las paredes de ladrillo rojo, los muebles de madera… tiene un aspecto muy acogedor.

 

Me siento en uno de los bancos de la barra junto al mostrador, y espero, tarareando el villancico que suena en la bocina “Santa Claus llego a la ciudad”. Las vacaciones de invierno están demasiado cerca y puede sentirse el ambiente navideño, más allá del frio.

 

— ¿ya casi?

 

— Se terminaron las servilletas, trae más de la bodega—  me levanto, aun tarareando. La bodega es un cuarto al fondo de la cafetería. Soy el mesero de Muffin, el nombre de la cafetería, solo porque a Leah le queda mucho mejor el café que a mí. Regreso cantando ahora “Rodolfo, el reno” cuando noto que ha llegado alguien más, y no cualquiera persona. Reconocería a Dáire donde sea, aunque use un grueso abrigo y un gorro oculte su cabello rizado.

 

— Y un té chai— está diciendo, y yo me quedo parado a medio paso, sintiendo algo de horror al ir cantando aunque él no parece notarlo. Intento apoyar mi mano en el mueble, sin dejar de mirarlo, y por eso termino golpeando la bandeja de los cubiertos, se levanta y todo termina cayendo, cucharas, tenedores… todo hace un gran escándalo y hace que la vergüenza que sentía se multiplique por algún número enorme y se me pongan las mejillas rojas.  Leah y Dáire me miran.

 

— Lo—lo siento… solo… accidente.

 

— Tu pedido estará en unos momentos— Leah interviene, aprovecho para agacharme y recoger todo rápidamente— Ren, el pedido de la mesa 14 está listo.

 

— Ya voy— Leah me dirige una mirada de advertencia, qué más quisiera yo que nada pasara pero me vuelvo realmente torpe cuando Dáire está aquí y él sería el único sorprendido de ver cómo me vuelco el café encima. No miro a Dáire y me concentro en tomar otra bandeja con los pedidos y salir, haciendo equilibrio con las tres tazas y un vaso alto.  El frio me golpea las mejillas y suspiro, agradeciendo por una vez el clima.  He estado enamorado de Dáire todo el año, o al menos me siento muy atraído por él como para plantearme el pedirle salir conmigo… si no me volviera una cosa torpe apenas lo veo— ¿Necesitan algo más?

 

— Estamos bien— responde una, e inmediatamente sigue hablando con las otras.  Entro de regreso, sentándome algo lejos del mostrador para poder ver si ellas necesitan algo y para no volver a cometer alguna torpeza. Ah, realmente quisiera acercarme a él y hablar normalmente con Dáire. Incluso somos compañeros en la facultad, no tenemos las mismas clases pero lo veo seguido y no sé si eso es bueno o no.  Siento que pasa por mi lado para salir y luego puedo verle cruzar la plaza hasta el otro extremo.

 

— Ren, solo tienes que hablarle.

 

— Lo hago— cuando no termino tirando algo o golpeándome contra algo. Leah se ríe.

 

— te comportas como esas chicas en las series que ve mi hermana— le frunzo el ceño, pero no sé qué decirle. No es que sea como esas chicas graciosas de la televisión porque estoy seguro que lo que les pasa a ellas tiene más gracia. Esta vez fue la bandeja de los cubiertos, la semana pasada tropecé y tire las tazas que llevaba a lavar, antes de eso me estrelle con un muro cuando intentaba saludarle en la facultad. Otra vez de algún modo un balón de soccer termino estrellándose en mi cara…

 

—  El problema no es hablarle,  puedo hablarle, me da terror lo que pasa cuando lo hago— la puerta vuelve a abrirse y casi me ahogo con mis palabras.

 

— disculpa, podrías darme otras cucharas— la cara es la misma, pero sé que quien está aquí ahora es Damien, el hermano gemelo de Dáire— el viento se las tiro a mi hermano— suspiro, intentando calmar mis nervios— Ah, hola, Renaud.

 

— Te he dicho que me llames Ren— Damien sonríe y extiende la mano para tomar las cucharas que Leah le pasa. Damien tiene el cabello,  castaño y rizado, más largo que su hermano, casi hasta el cuello,  y se ha pintado algunas puntas de rojo, siempre me ha parecido más alto que Dáire aunque no estoy seguro de eso, y es fácil diferenciarlos porque nunca se visten igual, además Damien tiene novia. 

 

— veo que no han decorado para la temporada.  Deberían apresurarse, las cosas se terminan muy rápido en estas fechas— agita la mano con las cucharas y sale de la cafetería.

 

— está intentando promocionarse ¿verdad?

 

— Sin ocultarlo— respondo. Y es que la familia de Dáire y Damien tiene una tienda de productos navideños, una tienda de navidad, abierta todo el año. Pero es cierto que no hemos decorado, la señora Olga no nos ha dicho nada sobre eso, también es cierto que no se ha pasado por aquí en semanas. Otros clientes entran y dejamos las conversaciones para otro momento.  

 

Me gusta la navidad, a pesar del frio, siempre me ha emocionado ver las decoraciones, todo lleno de luces y disfrutar de cosas calientes en casa, las películas agradables y poder hacer cosas que normalmente no se pueden hacer. Como usar suéteres feos de navidad porque son calientitos. Tenemos un día libre en la cafetería, y el mío es mañana así que pienso dormir hasta tarde aprovechando que tampoco tengo clases por un festival navideño que organizaron.

 

— Ren, despierta ¡no te quedes ahí!— ¿eh?

 

— deja de arrojarme cosas, Kelly… ¿Qué haces aquí?— ella vive con mis padres, a varias ciudades de distancia. Me mude cuando inicie la universidad, aunque esta casa es de la familia también y no tengo que pagar renta.

 

— Voy de paso— ella arroja otro cojín, que no me da en la cara solo porque lo evito. Kelly se parece mucho a mí, los dos tenemos la misma forma del rostro y los ojos, el mismo lunar en la mejilla, el mismo color castaño oscuro de ojos, y el mismo cabello rubio oscuro, o lo sería si ella no lo tuviera teñido de azul— ¿no recuerdas?— mis padres decidieron pasar las vacaciones viajando, sin nosotros. A mí no me importa, tengo trabajo y además ellos no iban a pagarme. Los dos entendimos que querían un viaje para ellos solos así que mi hermana accedió pasar la navidad en casa de nuestros abuelos.

 

— ¿Por qué llegaste aquí?

 

— ¿no puedo visitar a mi hermano?— me dice, dejándose caer en la cama— sé que dejas una llave en el extinguidor del pasillo— suspiro y me siento en la cama— vi que terminaste tus trabajos, dejaste todo en la sala.

 

— no voy a llevarte hasta la casa de los abuelos.

 

— tengo hambre, vamos a desayunar. Tu invitas— suspiro y señalo la puerta, si vamos a salir necesito vestirme.  Terminamos en un restaurant pequeño y barato cerca de la universidad porque son los que conozco bien. Ella me cuenta los últimos detalles de su curso, que aún no termina pero tuvo que hacer todo por adelantado para poder venir y no quedarse sola en casa. Ella podría quedarse sola unos días pero no quiso.

 

— entonces volverás para enero.

 

— sí, necesito un descanso… deberías venir con los abuelos si tienes tiempo— me encojo de hombros. Kelly me mira, frunciendo el ceño— Bien, no puedo obligarte a venir a casa, pero…— se levanta y deja algunos billetes en la mesa. Me toma tan desprevenido que no me levanto hasta que la veo salir. Cuento el dinero que dejo, le hago una seña a la mesera y salgo corriendo tras ella.

 

— ¡Kelly!— ella no se detiene. Cruza la calle cuando está a punto de cambiar el semáforo a rojo y tengo que esperar a que vuelva a cambiar para correr tras ella— ¿A dónde vas? Espera.

 

— ¿tienes planes para pasar la navidad?

 

— pues…

 

— me da igual si quieres pasarlo solo, pero no dejare que tengas esa casa sin un solo adorno de navidad— ah, eso. Pensaba decorar, claro, pero no he tenido tiempo. Mi hermana sigue caminando hasta que reconozco el camino que sigue. Demasiado tarde, no puedo detenerla cuando entra a la tienda de navidad de Dáire. De un vistazo rápido reconozco a Damien en la caja, y me relajo lo suficiente para entrar.

 

— No tengo mucho dinero para comprar— le advierto a mi hermana. Pasamos un rato escogiendo guirnaldas, esferas y adornos. Aunque logre entrar, estoy mirando hacia todos lados en busca de Dáire, no sé si quiero verle o no. En una de esas distraídas, he perdido a mi hermana. La tienda es grande pero no tanto como para no encontrarla pronto.

 

— Hola, Renaud.

 

— Ren.

 

— mi hermano no está aquí hoy.

 

— ¡No buscaba a tu hermano!— siento que la cara se me pone caliente. No sé en qué momento Damien se dio cuenta de que me gustaba su hermano, pero es claro que lo sabe. Me horrorice cuando me di cuenta de que lo sabía, pensando en mil cosas sobre él contándole a Dáire, pero no parece que le haya dicho algo. Damien suelta algún comentario burlón de vez en cuando, pero tampoco parece que le molesté ese hecho— perdí a mi hermana.

 

— oh ¿la chica con la que entraste es tu hermana? Se fue hacia el papel de envoltura.

 

— Gracias— me doy la vuelta.

 

— Espera, Renaud— Damien hace que me detenga— estábamos planeado ir a patinar sobre el hielo, en la pista.

 

— ¿Qué?

 

— mañana por la tarde, nos encontraremos allá, tenemos pases para entrar.

 

— ¿Quiénes?

 

— Algunos amigos, Celia, mi hermano…— se encoge de hombros— será divertido— no sé qué está pasando, es un poco extraño porque Damien nunca me ha invitado a ningún lado. Pero también quiero decir que si, nunca he salido con ellos y podría ser un buen momento para acercarme mejor a Dáire. Si vamos en grupo no debería ser mucho problema, no me avergüenza conocer gente nueva.

 

— no sé si… tengo turno en la cafetería, así que no…

 

— bueno, si puedes ir estaremos allá. Puedes decirme antes, no estamos tan lejos después de todo— me sonríe y maldición… ¿Por qué tiene que ser el hermano gemelo del chico que me gusta? Él se regresa a la caja, donde hay una fila esperando a que les cobren sus cosas, y yo suspiro.

 

— ¿él te gusta?

 

— ¡Ah, por dios! Kelly, no aparezcas así— ella solo me mira— no me gusta, es un compañero nada más.

 

— deberías decirle. O dejar claras tus intenciones.

 

— Damien tiene novia, y no me gusta— por suerte para mí a Dáire si le gustan los chicos. Nos ponemos en la fila y cuando Damien cobra las cosas, añade una esfera plástica que enciende con baterías y me guiña un ojo.

 

— parece que le gustas. Ren, eres un buen chico— me suena a anciana diciendo eso— pero eres idiota y si no le dices que te gusta nunca pasara nada. No puedes quedarte sentado esperando a que ese chico haga todo.

 

— no es eso— o eso creo. Sería demasiado si de pronto término por gustarle a Damien, hasta donde se está muy bien con su novia, Celia— como sea, llevemos esto a casa que se nota que deseas decorar antes de irte— después de una mirada, parece que llegamos a un acuerdo y caminamos a casa. Pasamos la tarde decorando y luego la acompaño a que tome el autobús.

 

 

 

La cafetería por la mañana es un trabajo pesado, muy temprano viene muchas personas por el primer café del día sin el que no pueden iniciar sus labores. Tengo un par de horas antes de la primera clase así que paso un rato en la cafetería y desayuno aquí antes de irme a mis clases para después pasar un rato a la casa y regresar a la cafetería. He estado pensando todo el día en la invitación de Damien y en lo que dijo mi hermana: Yo no quiero quedarme solo mirando, sin hacer nada. Tal vez sea un buen momento para intentar algo más.

 

 — Ren, Ren ¿me escuchas?

 

— ¿Qué?— Leah me mira mal y pone los ojos en blanco. Apenas llegue y estoy cambiando mi ropa por la del trabajo y pasa esto.

 

— ¿No viste el mensaje?— no he podido tomar mi teléfono, así que lo saco rápido y reviso los últimos mensajes. Hay uno de la señora Olga, — ¿decoraciones? Oh, entonces vamos a decorar hoy ¿Dónde quedaron los adornos del año pasado?

 

— la mayoría estaban viejos, así que no quedan tantos, revisa en la bodega— termino por ponerme el delantal sobre el suéter y me dirijo a la bodega. Sé dónde están las cosas que usamos seguido así que me pongo a buscar en las cajas que no he tocado en meses. Tienen polvo y están algo aplastadas. En la tercera, encuentro algunos adornos.

 

— esto ya no sirve— comento, al sacar otra caja y ver que todo el contenido esta aplastado y deforme. Leah me ayuda a sacar lo que sirve y lo que vamos a tirar y después tengo que subirme a una silla para colgar farolillos y guirnaldas en el techo y los muros. Debo admitir que el lugar se muy navideño cuando terminamos. Nos turnamos para atender a los clientes y decorar, además Leah puso una película navideña bastante cursi pero que no puedo dejar de ver.

 

— Ren, necesitamos luces— las que tenemos aquí ya no encienden, lo comprobé hace un rato— ¿Por qué no vas a la tienda de enfrente?— me toma unos momentos entender lo que me está diciendo, y ella habla de nuevo antes de que yo pueda quejarme— puedo encargarme del café unos momentos y nos dieron permiso para gastar en adornos. Elige algo bonito y regresa rápido— se da la vuelta para seguir con el café, no sin antes dejar algunos billetes en el mostrador. 

 

— Leah, sabes que si voy yo…

 

— solo ve. Vas a comprar luces, no a otra cosa— se voltea lo suficiente para que la vea guiñarme un ojo.  Me quedo como cinco minutos en un silencioso berrinche antes de darme por vencido, agarrar el dinero y salir de la cafetería. Pero que frio… levanto mi chaqueta para cubrirme la nariz hasta que llego a la tienda de Dáire. En la caja esta una mujer,  Uff, que alivio, él no está aquí.  Sé que no puedo ocultarme cada que lo veo y no lo hago, pero a veces no puedo evitar querer mantener algo de mi orgullo intacto. Me toma un par de pasillos encontrar las luces. Hay como tres estanterías llenas de cajas de luces y muestras colgadas.  Tenemos una serie de luces funcionando, así que algo diferente… dos vueltas y reduzco las opciones a una serie de estrellas y otra que simula conos de hielo.

 

— ¿Ren?— se me resbalan las cajas, por más que intento que no caigan al suelo.

 

— lo siento.

 

— No quería asustarte— dice Dáire al mismo tiempo— descuida, no les pasa nada con un golpe así ¿las olvidaron? Damien me dijo que viniste a la tienda.

 

— oh, no, son para la cafetería. En casa… todo está arreglado ya— una pequeña mentira porque no compramos luces. No tiene caso poner luces si casi no estoy allí.

 

— Oh… — les da una mirada a las cajas— las estrellas se verían mejor en la cafetería— me dice— o podrías llevar las dos— no puedo evitar sonreír. No dejan pasar una para intentar vender.

 

— Creo que solo las estrellas— muevo la caja, y como no, me golpeó la cabeza con ella— solo nos falta esto.

 

— bien… ¿Iras con los demás más tarde? ¿Te lo dijo Damien?

 

— ¿a la pista de hielo? Sí, me dijo pero no sé si podré ir. No puedo dejar a Leah con el café sola— aunque si no hay muchas personas podríamos cerrar temprano y tal vez alcance— si cerramos temprano quizá pueda llegar allá— digo, aunque hasta para mis palabras suenan como una amable excusa para cuando no quieres ir a algún lugar.

 

— Pero si pudieras irías— no sé si es pregunta o no.

 

— Sí, será divertido— Dáire sonríe, y eso es un poco raro porque no es de los que sonríe mucho, ese es Damien. Suelto un quejido al ver la fila que hay para pagar— Las compras navideñas van muy bien por lo que parece.

 

— dame el dinero a mí. Lo cobrare después.

 

— ¿en serio? ¡Gracias!— busco en mi cartera la cantidad exacta para no tener que esperar el cambio—  bueno, tengo que volver a la cafetería. Espero alcanzarlos temprano— Dáire parece que dirá algo más, pero hace un gesto de despedida con la mano. Paso entre las personas de la fila a la salida, sintiéndome feliz.  Un pequeño golpecito no va a arruinarme el hecho de que puede tener una conversación más o menos decente sin tragedias.

 

 Terminamos de decorar la cafetería, las películas navideñas siguen una tras otra y antes de darme cuenta estoy tan atento a ellas que es un miagro que no tire nada. Tal vez sea buena idea seguir lo que he visto, es temporada navideña y no se me ocurre algo mejor para poder hablar con Dáire… bueno, sí, podría solo ir y hablar con él pero esto de la navidad podría ser divertido ¿y que no Dáire tiene una tienda de navidad todo el año? ojala no tengamos tantos clientes porque ahora realmente quiero ir a la pista de patinaje pero no quiero dejar a Leah sola  con todo a pesar de que si se lo pido ella dirá que sí. No es la primera vez que hacemos eso de cubrirnos un día de vez en cuando. Hacerlo ahora se siente un poco incorrecto.

 

— Ren ¿a qué hora te iras?

 

— ¿Qué?

 

— ¿No iras a reunirte con tus amigos? me lo dijo uno de ellos— ¿Qué? no vi a nadie venir.  Miro alrededor, además de que estamos casi llenos no veo a nadie conocido— no te preocupes por la cafetería.

 

— pero hay muchos clientes.

 

— Vendrá  ayuda, no te preocupes— no tiene que decírmelo dos veces. Cuando termino la última ronda veo entrar a una chica que conozco, la hermana de los gemelos, Lisa. Parece un poco aburrida pero está hablando con Leah. Cuando me ve, extiende la mano hacia mí.

 

— necesito el uniforme, voy a cubrirte.

 

— ¿Tu?— ella levanta las cejas, su otra mano va a su cintura.

 

— creo que puedo arreglármelas sin tirarle el café a alguien, a menos que quieras quedarte— Leah se ríe. Me rindo, no quiero quedarme realmente. Le paso el delantal y le agradezco antes de ir por mis cosas y salir corriendo para alcanzar el autobús. Es un recorrido largo, al otro extremo de la ciudad. Apenas bajo del autobús el frio me quema las mejillas, patinar en el hielo será una auténtica pesadilla congelada.

 

Hay muchas personas por aquí, me doy varias vueltas buscando a los demás antes de ver a Celia. Esta sola, mirando su teléfono. Ella es mi compañera de clases desde la escuela primaria. Mientras me acerco miro alrededor, y la hora en mi teléfono: es más tarde de lo que me había dicho Damien.

 

— ¿Dónde están los demás?— ella me mira y sonríe.

 

— llegaste, creímos que no vendrías. Dáire y Damien están consiguiendo los patines— intento mantener la sonrisa pero estoy muy confundido.

 

— ¿nadie más vendrá?

 

— no. Damien obtuvo cuatro pases gratis— oh, dios ¿en serio? maldito Damien ¡me mintió!— ¿Ren? ¿Estás bien? ¿Sabes patinar?

 

— estoy bien, y si sé— aunque hace años que no lo hago. No me motiva mucho venir al frio. Celia saluda a alguien a mi espalda, los gemelos vienen. Intento ignorar lo más que puedo el parloteo de Damien, porque de pronto esto me parece mucho a una doble cita. Está claro que no iremos junto a Celia y él.  Y es justo así, apenas nos dejan entrar a la pista, Damien le extiende la mano y ella la toma y se alejan juntos. Aah, esto es… ¿bueno?

 

— ¿tienes algún problema, Ren?

 

— Solo es el frio— avanzo, entrando al hielo. ¿Pero qué…? Wow…

 

— ¡Ren!— joder, que frio esta, mucho frio…  unos patines de detienen junto a mí. Me caí… yo, me caí… apenas pude mantener el equilibrio en una línea recta antes de mover los brazos de forma ridícula y caer sobre mi trasero.

 

— estoy bien, solo… estoy bien— Damien me extiende la mano, pero aun intento mantener mi orgullo… lo que dura solo hasta que me voy de cara al hielo— Me rindo— Dáire sonríe y aun me extiende la mano, que tomo. Con su ayuda puedo ponerme de pie otra vez.

 

— ¿no sabes patinar? Debiste decirnos.

 

— no, si se… o sabia. No sé qué demonios pasa. Creo que solo debo recordar cómo hacerlo— por suerte no soy el único que se cae así que no lo paso tan mal como otras veces. Suelto la mano de Dáire, pero sigo sintiendo mis piernas como fideos. Casi me vuelvo a caer, de no ser por Dáire terminaría en el hielo. Se ríe, aunque no lo siento como una burla hacia mí.

 

— te ayudare, o no saldrás del hielo— oh… bueno, no voy a perder esta oportunidad. Dáire no me toma de la mano,  pero si del brazo y me ayuda a mantener el equilibrio y deslizarme en el hielo.

 

— tenía como ocho años la última vez que patine en hielo,  creí que esto sería como andar en bicicleta.

 

— bueno, ya lo tienes de nuevo. Te soltare—  Dáire anda junto a mí, pero esta vez no pierdo el equilibrio. Ya sabía que no era tan difícil, aunque cada que me cruzo con alguien Dáire tiene que detenerme porque aún se me dificulta no estrellarme con los demás.  Me sorprende lo fácil es que hablar ahora, a pesar de que claramente Damien me mintió— ¿tienes frio? tus mejillas están rojas.

 

— sí, no me gusta mucho el frio.

 

— Debe ser difícil vivir en este lugar— me encojo de hombros. Dáire nos dirige a la salida, de verdad lo agradezco porque mis dedos están congelándose— ah, no puede ser… mi hermano se fue hace un rato.

 

— ¿Qué?— miro entre las personas que siguen en la pista. No me creo que se haya ido— ¿en serio?

 

— no será la primera vez que lo hace ¿quieres quedarte o nos vamos? Es un poco tarde para ir a algún lugar, mañana hay clases.

 

— Aún tengo que terminar algunos trabajos— sabía que debía adelantarlos, he perdido la oportunidad de ir a otro lado con Dáire, los dos solos. Aunque no es lo que yo pensaba debería agradecerle a Damien. Mi tema de los trabajos nos mantiene hablando todo el camino de regreso en el autobús, no es tan tarde para haberlo perdido.  No hace tanto frio cuando bajamos. El autobús se va y quedamos solos. Nos miramos un momento y él hace un gesto de despedida— Dáire…

 

— ¿Sí?— oh, no ¿Qué le digo ahora? ¡No se me ocurre nada!

 

— mañana… podemos… yo no he… comprado los regalos para mi familia— ¿Qué dije? No tengo planeado comprarles nada este año— no estarán aquí, pero si no los compro pronto después no he encontrare nada. 

 

— ah… tienes razón. Tampoco he comprado nada para mi familia. Pero tengo que trabajar en la tienda, y tú tienes turno en la cafetería ¿no?

 

— podemos… ir al centro comercial, tengo una hora y media libre antes de ir a la cafetería. Podemos comer allá.

 

—… bien, también tengo tiempo. Nos vemos mañana en la parada del autobús.

 

— ¿sí? Si, está bien— Dáire se va, yo también comienzo a caminar, siento que estoy sonriendo como bobo pero no me importa, nadie me ve. Parece que si hay algo de magia navideña después de todo.

 

 

 

************

 

 

 

— ¿Qué te parece este?— levanto un chal del montón que hay en una mesa. Dáire lo mira, ladeando la cabeza.

 

— No parece el estilo de mi madre— tampoco veo a mi mamá usando uno. Ya he conseguido una caja de chocolates para mi hermana, pero las tiendas para mujeres están llenas, ya me han dado varios codazos y empujones.  Me muevo hasta otra zona con menos gente. No veo si Dáire me sigue. Hay varios sombreros en el escaparate, y siento ese llamado de que es la decisión correcta. Dáire se para a mi lado, no parece interesado en los sombreros— creo que le comprare ese— señalo uno ancho y floreado.

 

— es bonito. Creo que mejor iré a la librería, no creo poder elegir ropa adecuada— hace una mueca. Me rio, y mientras camino a la caja para pagar, tropiezo con un mueble— ten cuidado.

 

— siempre pasa. Entonces ¿la librería? Creo que hay una tienda de relojes cerca. A mi papá le gusta el buceo, un reloj sumergible es un buen regalo.

 

— yo comprare un bolígrafo.   

 

— ¿y para Damien?

 

— entradas para un parque de diversiones. Las gane en un sorteo pero no me gustan las atracciones y él se divertirá con Celia.

 

— ya veo. Entonces ¿Qué te gusta a ti? No eres tan parecido a Damien en cuestión de intereses— el recorrido que hacemos después, a la librería, a la tienda de relojes y a comprar el bolígrafo, termino por conocer mucho mejor a Dáire. Como pensé, lo único parecido que tiene a su hermano es la apariencia física— Oh, no, mira esa fila.

 

— ¿la de la envoltura de regalos?

 

— sí. Soy muy malo envolviendo regalos, no tengo tiempo para esperar.

 

— ¿No sabes envolver regalos?— me giro hacia él al escuchar el tono de su voz.

 

— ¿tú sí?

 

— mi familia tiene una tienda navideña, se envolver regalos desde que tengo cinco años. Te ayudare, esos lugares cobran demasiado— sonríe.

 

— podrías ayudarme.

 

— ¿estaría bien si voy mañana a tu casa? después de que termines en el café. Cerramos la tienda casi a la misma hora esta temporada— ¿esto es en serio? realmente lo que vi en las películas funciona ¿si digo que pasare solo la navidad se ofrecerá? No estoy seguro de que sea de los que se ofrece a la ligera así que ¿esta… interesado en mí? Oh, no, no me hare ideas como esa— ¿Ren?

 

— sí, está bien. Vayamos a comprar papel y moños.

 

— por favor ¿en serio? yo me encargo de eso. Vayamos a comer, tengo hambre— oh, sí, su tienda. Después de casi tirarme la soda en la comida, creo que esta salida no ha estado nada mal. No puedo esperar a mañana.

 

************

 

Las llaves se atoran en la puerta, pero solo tengo que empujar un poco y la puerta se abre.

 

— Puedes dejar las cosas en el sofá— estoy tan nervioso… es la primera vez que Dáire viene, y estoy demasiado alterado. No sé si podre envolver algo.

 

— no tienes un pino.

 

— ¿Qué?

 

— un pino, decorado.

 

— ah. No paso mucho tiempo aquí, así que no pensé que fuera necesario— Dáire frunce el ceño— bueno ¿nos ponemos con los regalos? Es tarde. O podemos dejarlo para otro día, no tiene que ser hoy y…

 

— Está bien, quería venir— ah…en serio esto es… intento no sonreír, y en cambio, empujo la mesa para tener espacio. Dáire también trajo sus cosas. Ponemos todo el en suelo y nos sentamos. En serio no sé qué hacer con esto— primero, lo que no tiene caja debemos ponerlo en una, a menos que quieras hacerlo del modo difícil.

 

— La caja suena bien— armar las cajas no es difícil, la parte difícil viene con los papeles brillantes. Por más que intento doblarlo y hacer que quede derecho, no puedo. Cuando creo que lo tengo, el otro lado es horrible— no de nuevo—  a este paso arruinare todo el papel que trajo Dáire. Él ya tiene dos regalos envueltos.

 

— Así no— Dáire se acerca a mí, sus manos guían las mías para doblar con cuidado el papel— tienes que seguir los bordes. Presiona aquí, y pon cinta adhesiva ¿lo tienes?

 

— Si— es difícil cuando intento concentrarme en lo que dice y no sus manos tocando las mías. Me ayuda hasta terminar el primero. No quedo como los de él, pero si muchísimo mejor que lo que yo había hecho— oh, así es entonces.   

 

— Inténtalo tú solo— lo hago, más despacio, pero logro. Lo bueno que solo son tres regalos, y cuando termino con él ultimo y alzo las manos, Dáire se ríe—nada mal para ser la primera vez. Pero aún no terminamos.

 

— Los moños— señalo.  Es fácil ponerlos porque ya están hechos y solo tengo que pegarlos— hey, gracias. No pensé que esto fuera entretenido.  De no ser por ti,  hubiera hecho un desastre— bajo el último regalo que Dáire estaba sosteniendo para poder poner el moño justo en el centro. Estamos muy cerca, demasiado.

 

— me gusta ayudar. Es agradable hablar contigo sin que pase algo— oh, dios. Oh dios. Me gusta mucho. Y ahora si me atrevo a decir que también le gusto, si me mira de esa forma. Me siento ridículo por haber estado todo este tiempo dándole vueltas a esto, cuando es tan fácil inclinarnos hacia el otro, más cerca…

 

Un teléfono suena. Dáire cierra los ojos y refunfuña algo. Por una vez, no siento vergüenza, me siento atrevido y bastante aliviado de saber que muy posiblemente le guste a Dáire.

 

— ¿todo bien?

 

— Si... tengo que irme…— hace una mueca— nos vemos mañana en el café.

 

— claro. Muchas gracias por ayudarme con esto. No quisiste que te pagara esto— señalo los regalos. Dáire solo llego a la cafetería con todo y no me dejo pagar nada— así que te daré café gratis a cambio. O te chai.

 

— Eso suena muy bien— me dice antes de irse. Aunque se va, no lo siento como algo malo. Hoy paso algo bueno. 

 

 

 

*******

 

 

 

Faltan pocos días para navidad. Ya no hay clases, así que puedo tener un descanso completo en casa. Estoy viendo de nuevo las películas navideñas y pensando en lo mucho que puede parecerse la vida real a eso, cuando escucho que llaman a la  puerta. 

 

— ¿Qué es eso?— es lo primero que pregunto al ver a Dáire. No me dijo que venía, últimamente hemos hablado mucho, ya puedo hablar normalmente con él sin balbucear.

 

— no tienes un pino. Deberías tener uno para navidad.

 

— tu ¿me trajiste un pino de navidad?

 

— no lo digas como si fuera algo malo. Es parte de la mercancía dañada. No sirve para venta, y pensé que a ti te podría alegrar un poco este lugar.

 

— pero eso es demasiado.

 

— ¿vas a ayudarme a decorarlo o lo regreso a la tienda donde lo van a tirar?

 

— Bien, me rindo— levanto las manos. Usamos una mesa para ponerlo, porque es un pino pequeño. No tiene una de las partes que los sostienen y muchas de las ramas están muy  torcidas o aplastadas.

 

— Ren, sostenlo, Ren…—

 

— Wow, no— no lo alcanzo a sostener y se cae, tirándole todas las esferas que le hemos puesto.  Todas son de colores diferentes y están abolladas o les falta  pintura. No me molesta que todo sea defectuoso, de hecho me gusta mucho más por eso mismo—lo siento, es que no quería…

 

  — ¡Las luces!— me enredo con las luces que estuvimos intentando reparar a base de cambiar los pequeños focos.  Intento no caerme, pero la gravedad hace lo suyo… hasta que Dáire me sostiene— ¿esto es a propósito?

 

— Para nada— sonrió. Él me sonríe de vuelta. Ojala fuera  a propósito, me hubiera ahorrado muchos accidentes bochornosos— vamos,  no dejemos que el pequeño pino nos gane la lucha.

 

— oh, te ganara a ti. Yo soy el experto en esto— y casi puedo jurar que lo es. El pino no se ve mal y aunque es pequeño sí que hace que mi sala se vea mejor.

 

— nada mal. Si me hacía falta un pino.

 

— Ren, eh... sobre  la navidad ¿lo pasaras aquí?

 

— me invitaron a una fiesta. Creo que iré, porque quedarme aquí sera triste— frunzo el ceño.  No me molestaba eso antes, pero no tengo humor para quedarme solo este año— es más un baile de invierno, el que organizan cada año para recaudar fondos.

 

— Ya veo— es todo lo que dice. Nos quedamos mirando el pequeño árbol que luce como el más grande.    

 

*******************

 

 

 

El lugar está lleno de gente.  Es 24 de diciembre y hay mucha más gente de lo que esperaba. Conozco a la mayoría de los que están aquí.  Me la paso hablando entre mis amigos, de un lado a otro, tomando las bebidas calientes, hasta que alguien me detiene.

 

— No respondes tu teléfono— me reprocha Dáire, y me hace recordar que lo deje en silencio desde que salí de la cafetería— Damien me ayudo a encontrarte enviándole mensajes a todos.

 

— ¿en serio?

 

— Mi hermano puede ayudar cuando se lo propone— se encoje de hombros.

 

— ¿Qué haces aquí? creí que no… bueno, tu familia…    

 

— Ren, tenemos una tienda de navidad que abre todo el año. Todo el año es navidad en casa— dios, eso me hace reír— te traje un regalo.

 

— Aun no es hora de abrir regalos— además no traje nada para él. Dáire me extiende una caja pequeña. Es muy ligera.

 

— no importa. Ábrelo— uf, parece demasiado ansioso porque lo haga y yo me siento tan curioso cuando me dan un regalo que no me lo tiene que pedir dos veces. Quito con cuidado las cintas para abrir la tapa. No se siente nada dentro tampoco.

 

— Está vacío— levanto la cabeza para mirarlo— no hay nada aquí…— Dáire se mueve rápido, o quizá solo es el efecto de las luces de la fiesta, porque de pronto me está besando. Me… besa…

 

La caja se me cae al suelo cuando me abrazo a él para besarle mejor. No me importa sentirme mareado o lo que sea, solo quiero esto.  Dáire rompe el beso. A nuestro alrededor la música y la fiesta siguen. Aún falta como una hora para la navidad.

 

—  ¿Qué pasa? ¿Estas… molesto?

 

— aún falta una hora para navidad. Debiste hacer eso en navidad y sería perfecto— el  rostro preocupado de Dáire se relaja y veo que suelta una carcajada aunque apenas puedo oírla porque una canción muy ruidosa está sonando.  Se inclina para hablarme al oído.

 

— también he visto las películas de navidad, Ren. No quería hacerlo igual.

 

— pero es tan cliché que es perfecto— se ríe, y me besa otra vez. Me aparta para que no tropiece con uno de los meseros, pero de igual modo termine volcando un vaso en una mesa. Me encojo de hombros, y él solo niega con la cabeza.

 

— Ven— me toma de la mano.

 

— ¿A dónde?

 

— Esto es un baile ¿no? bailemos— me siento flotar. No nos soltamos ni cuando llegamos a la pista de baile. Seremos los únicos chicos bailando juntos pero eso es lo que menos me importa. La música cambia, comienzan las canciones lentas ¡otro milagro de navidad!  Sonrió y dejo que la música nos guíe en un balanceo lento. — entonces ¿saldrías conmigo? ya sabes, como novios.

 

— ¿tienes que preguntar después de besarme y estar bailando así? bah, como sea, de cualquier modo digo que sí.

 

— Damien dijo que dirías que sí… Aunque no ocupaba decírmelo. No eres discreto,  Ren— es una burla, pero no me importa. No puedo dejar de pensar que esto ha pasado justo como otra historia cliché de navidad, pero no puedo estar más agradecido por eso. Aunque odio el frío, realmente las historias cliché de navidad son mis favoritas.

Notas finales:

Posiblemente esto tenga muchos mas errores que de costumbre porque lo subí apenas termine y no he tenido oportunidad de revisarlo. estaré  dandole una checada los próximos días.

 

Que pasen felices fiestas.


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