Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Punto final por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola~

Ayer se me paso subir esto por acá.

Es otro one shot de regalo para mi amiga ArcticFireLips que me pidio este tema en un pequeño concurso que hice.  Espero lo disfruten.

Una mano me toca el hombro. Tengo que contener un suspiro y aflojar mis dedos. Me enderezo y giro. Mi líder de escuadrón esta tras de mí. Me hace una señal para que le siga, no podemos hablar en la sala de práctica de tiros. Dejo el arma en el espacio libre y camino a la salida, dejando mis orejeras en la mesa cuando salgo.


— ¿pasa algo?— pregunto apenas el sonido de las balas queda atrás— ¿alguna emergencia?


— no exactamente. Hay una situación en la finca norte…


— ¿de nuevo?— me quejo. Hay una expresión de disculpa en su cara— está bien, yo me encargo— porque no hay nada que pueda hacer. Una orden es una orden, y siempre que venga de un superior tengo pocas opciones.


— Gracias, Lowell— levanto la mano para despedirme. Esto está volviéndose un poco fastidioso. Es la tercera vez en la semana que tengo que ocuparme de “una situación”, y apenas es miércoles. Uso uno de los vehículos asignados. Ojalá pudiera dejar todo el equipo pesado también. La dichosa finca norte está a unos cuarenta y cinco minutos, tampoco hay mucho tráfico, aun no es la hora pico de la tarde, así que no hay problemas en llegar. Los enormes muros de la finca son muy visibles, ladrillos rojos, cámaras de seguridad. Por eso no me sorprende que las puertas se estén abriendo cuando encamino el vehículo. Este lugar es enorme, magnifico: un enorme jardín bien cuidado, mesas y bancas, fuentes… y la casa. Esa enorme mansión de dos plantas y quien sabe cuántos metros.   Ya hay alguien esperando en la entrada.


— me sorprende la rapidez de los servicios de emergencia.


— ¿Qué emergencia tienes hoy, Velkan?— no puedo evitar el sarcasmo. Quiero añadir algo más, pero no quiero alargar esta visita. Él señala al pasillo, por la poca visibilidad del equipo que traigo, recién veo al hombre atado y algo golpeado que está en las sombras de la entrada.


— intento robar en mi propiedad— ¿bromeas? Estas en servicio, Lowell, estas en servicio…. ¡pero es imposible que alguien quiera robar en la casa de este tipo!


— si es así pudiste llamar a la línea de emergencia, y los oficiales pueden encargarse de estos asuntos menores— recalco la última palabra— no necesitas a un miembro de S.W.A.T para esto. Te lo he dicho muchas veces, no tiene sentido llamar a un solo hombre cuando trabajamos en escuadrones.


— pero yo sé que tú puedes encargarte, además esto podría convertirse en algo riesgoso y requerir la presencia de un S.WA.T— Si, de seguro convenciste a todos de eso para que me enviaran aquí sin nadie más. Velkan no es un simple civil que juega al héroe, oh, no. El maldito es el líder de la organización criminal de la zona norte, o uno de los líderes, la verdad no estoy muy   interesado en como hagan las cosas, solo se cosas que todo el mundo sabe, como que la ciudad está técnicamente dividida en dos, y que en ocasiones hay peleas entre los dos bandos. Y que Velkan es alguien importante en ese mundo. Las fuerzas policiales somos un chiste, un peón más que mueven a su gusto. Si no fuera así, yo no estaría aquí cumpliendo sus caprichos.


— ¿eso es verdad? ¿Entraste a robar?— el hombre solo mueve la cabeza para decir que sí, no dirá nada más. A saber porque asunto Velkan lo está castigando— bien, ya conoces el protocolo— escribo una versión bastante resumida de los “hechos “a nadie le importará. Le paso el formato a Velkan. Velkan, el hombre es alto y delgado aunque no flacucho. Cabello castaño oscuro al igual que el color de sus ojos, y siempre lo he visto en ropas elegantes. Extiende su mano para que le pase la supuesta declaración y firmarla. Cuando me extiende de regreso, no suelta el papel.


— ¿Por qué no te quedas un rato? Estoy seguro de que esto no pasaría si me explicaras bien cómo funciona el hacer llamadas a las líneas de emergencia— tonterías. Sé muy bien lo que Velkan quiere.


— lo siento, tú mismo dijiste que esto puede volverse riesgoso. Debo llevarlo a la estación para que lo procesen. Gracias por tu colaboración— Velkan sonríe.


— hasta pronto, oficial— hasta el supuesto ladrón parece tener prisa por irse. No sé en qué momento comenzó a interesarse en mí, yo no lo conocí hasta que apareció de pronto en la estación, y luego un par de veces más durante algunas operaciones de rescate. Después me llamaron y me dijeron que tenía que venir, el hecho de que todo se haya puesto más tranquilo que en años hace que me envíen aquí cada que llama. Velkan no me conoce, o eso espero, pues el equipo que usamos apenas deja ver algo de mí. Todos los días espero que de pronto me sigan o aparezca en la puerta de mi casa. Sospecho que no pasara mucho para que eso pase si él se cansa del juego que está jugando conmigo.


La ciudad ha sido así desde de recuerdo, una lucha constante en la que es mejor no intervenir. Siempre me gustaron las armas, y mi buena puntería me facilito mucho las cosas.


— ¿Cómo fue hoy?


— lo mismo de siempre… se supone que intentaron robarle— nadie lo cree y nadie hará nada, así que es mejor dejar las cosas así: igualmente tendrá antecedentes por los que deba estar encerrado.


— debes relajarte. Hay un nuevo lugar, iremos todos está noche, todos los que tenemos descanso y hasta donde sé tú lo tienes.


— me gusta la idea— he tenido turnos largos estos días. Así que apenas da la hora de salida, dejamos los uniformes y nos dirigimos al nuevo lugar siguiéndonos entre nosotros para no perdernos en el camino: el lugar es un casino, relucientes letras doradas en la entrada nos dicen el nombre, Arcanum— esto es un casino.


— tiene un bar increíble. Vine el otro día. Vamos— podrán gustarme muchas cosas pero los juegos de azar no son lo mío. El recibidor del lugar es enorme, bastante elegante. Una mujer nos sonríe y nos señala una de las puertas. Aun antes de entrar escucho la música. La puerta se abre, dentro esta oscuro, luces de colores encendiendo al ritmo de la música, y la única zona iluminada es la barra. Es increíble. Ya hay un número considerable de personas bailando en la pista y en la barra. Alguien señala una de las mesas vacías, nos dirigimos allí pero apenas duramos diez minutos observando todo antes de que cada quien se vaya por su lado. Yo me dirijo a la barra, no puedo ver donde están todos mis compañeros y lo cierto es que en este momento no me importa. Dios, el ambiente es realmente bueno. Voy por mi cuarto vaso cuando noto que hay alguien a mi lado. Mueve los labios pero por la música no le entiendo, hasta que se acerca y habla en mi oreja.


— ¿vienes solo?— le miro, el chico es rubio, no distingo el color de sus ojos ni importa mucho. Es bastante atractivo y claramente busca un ligue de una noche. Le sonrió, yo busco exactamente lo mismo. 


— mis compañeros me dejaron—le hablo igual en la oreja. Tonteamos mientras bebemos, luego él se levanta y me toma de la mano, guiándome a la pista de baile. La música a pesar de ser electrónica y movida, tiene un ritmo que incita a bailar cuerpo a cuerpo. Su cuerpo se pega al mío, en movimientos tan sugerentes… ¿habrá un lugar más privado por aquí? debe de haber algo más por aquí.  Me distraigo lo suficiente para buscar la salida y si hay alguna señal de privacidad, o quizá preguntarle a uno de los trabajadores, ellos siempre saben.  No puedo ni preguntarle a él cuando alguien se acerca, con las luces apenas lo reconozco, pero luego se gira a verme y estoy a nada de reclamarle: Es Velkan. Y si no digo nada es porque no me conoce ¿cierto? ¿Podría reconocerme? Velkan le dice algo a mi acompañante, quien no tarda en mirarme y colgarse de mi cuello.


— lo siento, tengo que irme— me da un beso en los labios. No sé qué decir. Velkan se queda mirándome un momento que se me hace largo, y luego se va. Ah, se me han quitado las ganas de tener acción hoy. Por más que intento vigilar a donde va Velkan lo pierdo rápidamente en la multitud ¿Qué se supone que hace aquí? Esta es zona neutral hasta donde sé pero ya me puse un poco paranoico. No busco a nadie y camino a la salida. El aire fresco me recibe cuando llego a la puerta. Supongo que al ser una zona neutral cualquiera puede venir. No hay seguridad excesiva ni autos sospechosos… ah, ya basta. Camino hasta mi auto sin problemas, y también logro irme sin ningún contratiempo. Sin duda solo ha sido mi imaginación jugándome una mala pasada.


O eso pensaba hasta que llegue a la estación y todos se me han quedado mirando ¿estoy tarde? siempre llego a buen tiempo y si hubiera alguna emergencia ya me hubieran llamado. Nadie me dice nada, así que me dirijo a los vestidores.     


— Lowell, espera.


— ¿señor?— me sorprende al hacerme caminar hasta uno de los salones de conferencias.


— Han estado llamando,  preguntando por ti.


— ¿por mí? ¿Quién…? Oh…— no necesita decirlo— pero llamo ayer, por favor. No puede estar jugando de este modo— es suficiente, simplemente voy a negarme. No puedo seguir perdiendo entrenamientos y trabajo de verdad solo porque a alguien con dinero se le ocurrió— sabe algo, no iré.


— ¿disculpa?


—me canse de eso. No voy, ignore sus llamadas, dígale que renuncie, lo que sea, pero no salgo de aquí— abro la puerta y ahora si me dirijo a los vestidores. Solo alcanzo a ponerme el uniforme cuando me alcanza de nuevo. Suspiro.


— es mejor tener a las personas problemáticas bajo control.


— ¿sacrificándome a mí? me canse de eso, esta será la última vez que iré, si insistes en que vaya de nuevo presentare mi renuncia— puedo mudarme a otra ciudad y conseguir un trabajo de nuevo. Ahora tengo que ponerme todo el pesado equipo para irme— le diré eso también a Velkan, no te preocupes— en algún momento tiene que detenerse, yo deseo tener un día de trabajo sin tener que preocuparme por que me llamen. De nuevo conduzco hasta la mansión de Velkan. Esta vez la puerta no se abre cuando llego, espero unos dos minutos antes de ver alguien acercarse. Parece un jardinero, no uno de los usuales guardaespaldas de Velkan.   


— me dieron un mensaje para ti— me extiende un papel con una dirección ¿Quién se cree? Por favor. Esto no mejora mi humor ¿Por qué tengo que ir a donde sea? La dirección no está lejos de aquí, y resulta ser un hotel.


— no puedo creerlo, este idiota…  ¿un hotel?— me quedo estacionado, sin bajarme o moverme. No ayuda para nada a mi mal humor. Velkan sale por la puerta apenas unos momentos después, y yo me bajo del auto.


— oficial.


— ¿a qué estás jugando?— suelto apenas nos detenemos frente a frente— no puedes estar haciendo esto, controlando todo a tu gusto.


— ¿Por qué no? lo hago todo el tiempo.


— eres tan irritante. No me gusta que me ordenen venir todo el tiempo solo porque tú lo pides. Tienes que parar de hacer esto, no soporto…— de reojo veo un auto pasando lento, el destello de un arma, así que mis reflejos actúan: salto sobre Velkan, derribándolo y cubriéndolo con mi cuerpo. Cuando escucho el disparo ya estamos muy cerca del suelo.  Caemos, no pierdo tiempo y saco mi arma, pero hay tanto caos en la calle que no me atrevo a disparar ¿Dónde están los guardaespaldas de este idiota?— ¿estás bien?


 — sí.


— ¿Por qué demonios estas solo? para alguien como tu un acto como este debe ser tan común…


— cierra la boca— me interrumpe— estas sangrando— algunas personas se nos acercan, no sé si conocen o no a Velkan, no les pongo atención. Tengo una herida en el brazo, no duele y no parece profunda aunque la adrenalina juega chueco con estas cosas.


— también te disparan cuando eres policía— pongo los ojos en blanco. Es una jodida suerte haber traído el equipo siempre. Uso mi radio para informar de lo que paso. Esto va a dar un montón problemas, problemas en los que no quiero involucrarme— ¿sabes quiénes eran? ¿Quién quiere matarte? Ah, olvídalo, la pregunta sería quien no quiere hacerlo.


— oficial, estas herido y puedes decir cosas como esas… déjame ver tu herida— no es una petición. Quiero seguir hablando, decirle que hasta donde sé él no es médico y no sabe qué hacer. Pero suspiro y no digo nada. Para mi sorpresa saca un pañuelo e intenta limpiar, la sangre sale casi de inmediato— solo es un rasguño, mantelo presionado ¿Qué? Tu dijiste que es común para alguien como yo— se burla. El ruido de las sirenas se comienza a escuchar,  y no pasan más de cinco minutos antes de que llegue una ambulancia y tres unidades más. El brazo ha comenzado a arderme, termino en la ambulancia y respondiendo preguntas. Respondo como puedo y a juzgar por las expresiones de los paramédicos la herida no es grave, pero escucho la palabra suturas. Lo que sigue es simple: Una visita al hospital, llamadas a la estación y un permiso de algunos días debido al tiroteo después una visita al terapeuta.


El descanso no me viene mal, necesito un respiro de estar dando vueltas por todos lados sin hacer nada. El trabajo que tengo es interesante aunque no siempre hay trabajo, tener emergencias lo bastante serias para pedir al equipo especial no es para enorgullecerse así que tenemos muchas horas de práctica.  Debería tenerlas y no andar paseando por allí. Y para mejorar esto, la herida era más larga y profunda de lo que pensé y hubo más puntadas de las que creí. Entonces no puedo mover mi brazo cómodamente.


Estoy medio dormido mientras intento ver una película cuando me despiertan tocando la puerta. Rayos, la televisión tiene ruido suficiente para que noten que estoy aquí. Dejo que toquen tres veces más antes de levantarme y caminar para abrir.


— ¿Qué?— me quedo mirando a Velkan. Él tampoco dice nada. Me toma un momento eterno darme cuenta de lo que está pasando, de lo que implica. En un gesto nervioso me froto el brazo, en la herida.   


— entonces ¿oficial?


— ¿Qué haces aquí?— Velkan sonríe.


— sabía que eras tú, no podría equivocarme— su mano se estira y toca mi mejilla, cerca del ojo— esta pequeña marca ayuda— tengo un lunar allí— ¿Puedo pasar?— aprieto los labios. Dejarle pasar… como siempre él toma la decisión por mí, empujándome un poco para entrar. No veo a nadie más con él— debo admitir que este lugar no está mal, me gusta.


— ¿Qué haces aquí?— repito.


— ¿no puedo venir a ver a alguien que fue herido?


—Velkan…


— estamos en desventaja, yo no sé tu nombre. Pero estaba realmente preocupado por ese disparo y no te agradecí por haberme salvado— Decirle que lo hice sin pensar no funcionara para mí, porque aunque hubiera tenido tiempo para pensar haría lo mismo. Él se sienta en el sofá, y yo no sé qué decir o que hacer ahora, y debe verse en mi cara porque le escucho reír otra vez y luego habla, inclinándose un poco hacia mí— puedes comenzar diciéndome tu nombre. 


— Lowell.


— Lowell— repite, pero lo hace como si estuviera… saboreándolo— no sabes cómo espere este momento. Aunque me parece que el sentimiento no es mutuo ¿tienes algún problema conmigo? siempre tuve esa impresión ¿o solo te comportas así con todos?


— yo no… no es…— Velkan no me molesta particularmente, no lo conozco lo suficiente para decir que me desagrada o me agrada— digamos que me comporto así con todos— me molesta un poco la sonrisa que tiene.


— está bien. No pudimos terminar nuestra charla, y me llego un pequeño rumor ¿es verdad que renunciaras?— ¿debería sorprenderme que ya lo sepa?


— me gusta mi trabajo, yo ni siquiera soy guardaespaldas y necesito entrenarme, si me llamas todo el tiempo es una pérdida de tiempo— sus ojos, de un castaño claro, se quedan fijos en mí— por si no lo sabias, soy francotirador, ya sabes, edificios, apuntar…


— sé que es un francotirador— me interrumpe— y ya entendí el problema. No es que no te guste venir conmigo, solo te gusta estar disparando. Debo admitir que no me molesta como esperaba. Y tengo una solución ¿Qué dices si en lugar de llamarte tienes una cita conmigo?


— una… ¿Qué? espera…


— no te llamaría en tu horario de trabajo.


— no quiero… involúcrame en cosas— otra vez se ríe.


— ¿en qué cosas estás pensando precisamente? Solo estoy invitándote a una cita. Solo dime que día puedes.    


— no es una buena idea.


— no es lo que pregunte ¿tienen algún día libre o tengo que investigar eso también?— resoplo.


— ese investigar será pagarle a alguien para que me un día libre o más— él no afirma ni desmiente. Suspiro y cierro los ojos— el viernes, a las siete— de cualquier modo tengo días libres por el tiroteo, y puede que él aun no lo sepa.


— excelente. Quita esa expresión ¿Qué es lo peor que puede pasar?— se me ocurren un par de cosas que califican en “Peor”.


 


Después de esa visita sorpresa, Velkan no insistió más.  No supe más de él hasta hoy, el día de la cita que justo acabo de recordar que no le dije un lugar específico. Llegó a mi casa a las siete en punto, y aunque intente aplazar lo más posible el tiempo para prepararme igualmente termine antes de las siete.


— veo que no llegue muy tarde ¿nos vamos?


—bien…— me sorprende ver que viene solo y en un auto modesto ¿está intentando tener un perfil bajo? No me siento seguro usando su auto, sin ir armado, pero no puedo llevar mis armas, así que subo al auto y dejo de conduzca. No hay música en el auto y comienzo a sentirme incómodo con el silencio pero tampoco sé que decir. Me doy cuenta cuando entramos a la “zona neutral”, mucho menos llamativa que el resto de la ciudad. Velkan conduce más despacio y finalmente entramos en el estacionamiento de un edificio.


— no tienes que estar nervioso, nadie va a molestarnos aquí. Pensé que sería apropiado venir a esta zona.


— lo agradezco mucho— lo sigo hasta un elevador, y hasta que no veo que pasamos el lobby es que mi cerebro decide notarme que hay algo raro— ¿A dónde vamos?


— bueno, no dijiste nada de un lugar específico, y pensé que conocernos en un soso restaurant donde además nos podrían molestar no era apropiado— las puertas se abren, dejando ver un departamento. No tiene muchos muebles, pero es elegante. Velkan entra, y tengo que seguirlo si no quiero bajar o quedarme encerrado en el elevador— este lugar es uno de mis departamentos.


— tuyo…


— ¿Qué te gustaría comer?  Me encargue de la despensa está completa.


—… ¿tú vas a cocinar?


— si ¿tienes algún problema?— sí, tengo un gran problema. Solo vamos a estar nosotros dos aquí, no veo a nadie y a juzgar por sus palabras eso es lo que quiere. Siento que perdí algún juego de forma muy tonta— entonces ¿Qué quieres?


— yo no… eh… no lo sé. Realmente no soy selectivo con la comida, cualquier cosa está bien— Su ceño se frunce cuando me mira.


— esa respuesta no me gusta ¿Qué es lo que hare?


— cualquier cosa— Le escucho suspirar mientras sigue caminando a la cocina.


— cualquiera pensaría que los policías tienen una dieta especial o algo así. Siéntate allí— señala un banco, donde puedo verle bien mientras saca cosas del refrigerador y de los muebles— con todos esos músculos que tienen, refuerzan la idea de la dieta.


— solo es el ejercicio— respondo, intentando no sonar incómodo— no siempre hay emergencias o rondas, así que entrenamos mucho ¿quieres que te ayude?


— estoy bien— y lo está, verle moverse en la cocina me da la impresión de que si entro solo voy a estorbar. Velkan solo se ha subido las mangas de su camisa y ha comenzado a cortar vegetales con tal destreza que demuestra no ser la primera vez que lo hace. De vez en cuando me hace una pregunta que respondo con un poco de retraso, no puedo creer que este en la casa de Velkan y que él me esté preparando la cena y hablando casualmente. Después de un rato el lugar huele bastante bien.


No es una cena de prepararon rápida, y no sé si lo está haciendo a propósito o no. sigo pensando que esto es muy raro y no sé qué hacer más que responder a las preguntas que me hace, un poco sobre mi trabajo pero más que nada son preguntas personales: la música que escucho, los lugares a los que he ido y los que me gustaría ir, mis pasatiempos…


— he terminado— apaga la estufa, y me levanto pero él termina sacando los platos y me los pasa— llévalos a la mesa— un par de vueltas después tenemos todo listo en la mesa. No encuentro un estilo común entre las cosas, más bien parece que hizo todo lo que quiso: verduras al vapor, carne, pasta, ensaladas…— ¿te molesta si enciendo la televisión?


— no— aunque la enciende no le pone mucha atención, sigue haciéndome hablar y hablar— la comida es buena— reconozco. Él solo levanta su vaso a modo de brindis en mi dirección. En algún momento termino por relajarme, hasta que él se levanta. Hace ya un tato que terminamos de comer y hemos estado hablando— debo irme, es tarde.


— mañana tienes el día libre.


— lo sé.


— entiendo. Supongo que te dejare ir entonces— sonríe, y aunque parece que quiere decir algo más no lo hace— vamos, te llevare— y lo hace. Solo conduce de regreso a mi casa y se va.


No tengo noticias de él en toda la semana, fiel a su palabra no he recibido más llamadas ni noticias sobre alborotos o cosas por el estilo. Casi me he olvidado de todo el asunto de la cita, solo tengo tres días más libres y los estoy disfrutando lo más que puedo pero a este punto me estoy aburriendo, por eso cuando veo una llamada de un número desconocido en lugar de dejar que la llamada se pierda, contesto.


— ah, creí que no ibas a responderme.


— ¿Cómo conseguiste…? Olvídalo, no quiero saberlo ¿Qué quieres?


no me dijiste que tenías mucho tiempo libre— se enteró de eso— eres muy cruel conmigo, Lowell ¿Qué harás para compensarlo?


— ¿compensar?...


— invítame a salir— nos quedamos callados ¿invitarlo yo? ¿Es como la vez anterior que lo hará a cambio de no llamarme a la estación?


— ven por mí mañana, a las seis— me siento derrotado. Velkan se escucha emocionado cuando responde. No esperaba pasar uno de mis últimos días en compañía de alguien, pero al menos solo será un rato.


Como la vez anterior, Velkan llega puntual, en el mismo auto. Su traje de color azul oscuro y usando perfume. Esta vez me deja conducir, lanzándome las llaves cuando llegamos al auto. Nos llevó hasta una plaza comercial, en la zona neutral porque no quiero problemas. Él no me pregunta a donde vamos cuando camino delante, pero no tarda en descubrirlo: le escucho reírse con ganas.


— ¿al cine?


— no dijiste a donde querías ir— es más o menos lo que me dijo él— ¿tienes algún problema con el cine?


— tenía como dieciséis la última vez que vine a un cine— me dice, sin detenerse. No hay fila en la entrada, ni en la dulcería. Velkan no se queja más pero no quita la sonrisita de burla de su cara. La sala está casi llena para mi sorpresa, y ya están pasando los primeros créditos así que no hablamos mucho. Dos horas y media después estamos saliendo junto con el montón de personas. Velkan nos lleva al mismo departamento que no queda lejos del cine solo que por un camino que no conozco.


— ¿Por qué estamos aquí?


— los asientos del cine no son tan cómodos— dice— además, eso difícilmente puede llamarse una cita— su ceño está un poco fruncido. Me empuja, haciéndome caer en el sofá— te preguntare otra vez ¿tienes algún problema conmigo?— pongo los ojos en blanco.


— solo lo que haces.


— no te pregunte eso, lo que haga o no, no tiene relevancia.


— la tiene cuando…


— Lowell ¿Por qué huyes de mí?— que pregunta tan tonta ¿Por qué otro motivo huiría? No quiero ser atrapado. Si, tengo un pequeño problema con Velkan, no me es indiferente su atractivo físico. Sé que si bajo la guardia seré arrapado y no habrá escapatoria, una vez que crucemos la línea…— ¿Lowell?


— no estoy…


— deja de huir de mi— su mano me empuja, clavándome más en el sofá— ¿me tienes miedo?


— no— sube la mano hasta mi mejilla.


— entonces ¿Por qué no solo te dejas llevar? parecías cómodo esa noche en el bar— me toma un momento recordar de que habla, y cuando ve la compresión en mi rostro, se ríe—no estaba seguro si eras tú, no quise correr riesgos.


— eh...


— tengo suerte de que también estés interesado en hombres, en mí.


— yo no… no nos conocemos y…


— ¿nunca has tenido una aventura de una sola noche? Umm… pero no es eso lo que busco exactamente, no importa— se inclina hacia mí, demasiado cerca, demasiado cerca— ¿Qué dices?— no encuentro mi voz, simplemente no salen palabras ¡Ni siquiera estoy pensando! Solo puedo concentrarme en su maldita boca tan cerca de la mía. Puedo jurar que escuche el momento en que la última determinación que tenía se rompió: tiro de su camisa y le beso. Él me besa también, me empuja, atrapándome. Apenas nos separamos para que él me quite la camisa.


— espera…


— ya esperé mucho para esto—me besa de nuevo ¿Qué iba a decir? no recuerdo, no puedo pensar. Esto es…— ¿has imaginado esto? ¿Cómo sería? Yo sí. Muchas veces— oh, por… por…


— Velkan.


— shh— me besa de nuevo,  sus manos recorren mi pecho, hasta llegar a mis pantalones. No hay forma de que pueda parar ahora. La camisa de Velkan se abre solo con un tirón, apenas puedo ir a su ritmo, es bastante ágil al momento de desabrochar mis pantalones. La posición me resulta incomoda, pero no parece que a Velkan le importe, casi sentado en mis piernas, sus manos intentando meterse en mis pantalones. Lo próximo de lo que soy consciente es de sus brazos rodeando mi cuello, y la presión sobre mi pene. Es él quien está penetrándose, siento mis manos torpes sobre sus muslos…  sus movimientos son bastante eróticos, y solo puedo dejarme llevar por el placer, en el roce de nuestras pieles, su voz muy cerca de mi oreja gimiendo al ritmo de nuestros movimientos. Sus dedos se clavan en mi espalda, y su cuerpo se inclina hacia atrás, un gemido mas largo sale de su boca… mi propio placer se multiplica, empujo con más fuerza, desesperado por terminar. Me aferro a su piel, y finalmente termino. Él aun no me suelta, nuestras respiraciones agitadas, mis pensamientos nublados por el placer no me permiten hacer nada más que respirar y sostenerle— Lowell…— le beso. Estamos lejos de terminar, y él lo sabe.


 


  Algo me hace cosquillas cerca de mi oreja. Muevo la cabeza para alejarme de eso. Siento el cuerpo pesado y a la vez relajado. Otra vez siento cosquillas, y luego escucho una risa, que me hace abrir los ojos. Me encuentro con la cara de Velkan muy cerca de la mía, sonriendo.   


— buenos días.


— ¿no puedes apartarte?


— lo haría si alguien no tuviera la costumbre de abrazar cosas por la noche— sus palabras me despiertan de golpe, porque si estoy abrazándolo— no es que me queje ¿Quién lo haría con músculos como estos?— lo suelto, apartándome. La cama es enorme, y la habitación tan grande…


— ¿Dónde...? ah, ya recordé— después del cine y el departamento de Velkan. Él se estira, y luego termina con la cabeza en mis piernas.


— ¿te arrepientes?— ¿lo hago? sabía que esto pasaría si seguía el juego de Velkan, porque era muy obvio para mí que tenía cierto interés en mí, y yo lo tenía en él.


— no. no me arrepiento.


— me alegra escuchar eso— sus manos me atrapan y se levanta solo para besarme— vamos a disfrutar esto como no tienes idea— está sonriéndome de nuevo. Creo que tengo graves problemas con esa sonrisa.


 


Mis días libres terminaron. Tuve que volver al trabajo, y no es que me moleste hacerlo porque realmente amo mi trabajo.  La ciudad sigue teniendo los mismos problemas, nada ha cambiado mucho realmente.


— tenemos que salir hoy— vamos en el camión del equipo, regresando de un asalto con renes en un edificio de oficinas, no todo salió bien así que ya desde que comenzamos el regreso están hablando de una salida a beber. Se que me veré arrastrado allí, básicamente porque quiero ir también, no voy a soportar el alboroto que se hará de reporteros esperando en la estación.  Tal y como lo pensé, el lugar está lleno de reporteros y tenemos que pasar entre empujones. Apenas cerramos la puerta, veo a través del cristal como se detiene un auto lujoso, casi arrollando a un par de reporteros. Velkan se baja del auto y camina a zancadas hasta la entrada, nadie le detiene cuando abre la puerta. Aún estamos con los equipos puestos, así que le hago una seña para me identifique.


— hola…


— ¿estás bien? ¿Estas herido?


— no, estoy bien…


— quítate esto— aunque dice eso, él está quitándome el casco. Nos hemos visto un par de veces más desde que tuvimos sexo, según él es para conocernos lo cual me parece una buena idea. Ya no me siento incómodo con él aunque sigo teniendo algunos dilemas respecto a lo que hacemos.


— estoy bien ¿Cómo demonios te enteras de lo que pasa? Estamos llegando y tú ya estabas por llegar.


— Tengo ojos y oídos en todos lados… salgamos de aquí— los demás ya nos han dejado. Nadie dice nada, y nadie hace nada realmente cuando él viene. Siempre dando órdenes y esperando que todos hagan su voluntad.


— necesito hacer el reporte.


— otros pueden hacerlo por ti.


— no funciona así— él solo arquea las cejas, el gesto me hace pensar que mañana al llegar encontraremos que el protocolo ha cambiado de alguna manera misteriosa— solo dame un momento para dar el reporte y dejar mi equipo.


— bien— se cruza de brazos y mira su costoso reloj. Al menos no me ha dado un tiempo. Voy a los vestidores para quitarme el equipo, luego escribo un informe apresurado y bastante resumido que firmo con un garabato antes de dejarlo en el escritorio del jefe. Velkan sigue de pie, con su traje implacable, destacando demasiado. Está molesto, lo note desde que llego.


— podemos irnos ahora ¿tienes un lugar en mente?


— sí, pero no quiero salir frente a todos esos— señala la calle, donde los reporteros siguen.


— mi auto está en el estacionamiento— él solo asiente, y me sigue para bajar al estacionamiento, donde nadie nos ve— dime a donde.


—al bar donde estabas con tus amigos— me dirijo hasta allí, aún es temprano pero el lugar está abierto, al menos para alguien como Velkan: todas las puertas están abiertas para gente como él. Nos dirigimos a un pequeño salón privado, solo con una mesa y botellas de alcohol.


— ¿Qué te pasa?— me atrevo a preguntarle después de un par de vasos.


— matare a quien sea que se atreva a lastimarte— dice, con un gruñido. Le creo, aunque no entiendo porque tanta molestia, y eso debe notarse en mi cara porque cuando me ve, resopla y pone los ojos en blanco— ¿aún no me crees?


— te creo cuando dices que lo harás. Pero no entiendo por qué.


— ¿Por qué? ¿Qué es de extraño?


— esto que tenemos ¿no es solo un capricho?


— ¿importa? si es un capricho ¿significaría que mis sentimientos por ti no son importantes?— me quedo con la mano alzada a punto de beber.


— ¿sentimientos?


— oh, vamos…— una sonrisa se forma en su boca— ¿tal difícil es creer que guste de alguien?


— eso no es difícil, lo que no creo es que yo… ¿Por qué yo? no me conocías hasta el día que te dispararon. Pude no ser de tu gusto.


— pero lo fuiste, no tiene caso preguntarse cosas tontas como esa. Podemos tener una relación física sin involucrar sentimientos, pero ¿y que si hay sentimientos? Nadie asegura que no involucremos amor entre nosotros.


— siento que me ves como un juguete.  


— no veo que eso te moleste—me sonríe, inclinándose hacia mí, sus manos acariciándome suavemente— no has intentado salir con alguien más.


— ¿para qué le causes un trauma a base de terror?— una carcajada sale de su boca. Aunque tiene razón, ser policía requiere mucho tiempo, tiempo que no le puedo dar a una pareja y que de seguro lo pedirá. Tengo compañeros que tienen situaciones de pareja realmente complicadas y no es algo en lo que yo quiera estar. O eso pensaba. Velkan… dios, no sé qué pensar aun de todo esto. No me desagrada y tenemos una buena relación física, creo que podemos tener una buena relación más allá de lo físico.  


— eres tan cruel, pequeño lobo— eso me toma por sorpresa ¿en serio se tomó la molestia de investigar el significado de mi nombre?


— ¿este lugar es tuyo?— pregunto, para intentar ocultar mi sorpresa, algo que veo difícil porque a Velkan nada se le pasa.


— quisiera, pero el dueño es terriblemente obtuso, siempre acompañado de ese otro sujeto de pelo azul que parece guardaespaldas y te mira como si fueras insignificante. Aun así el lugar es bueno, tienen buen servicio y todo es discreto. 


— y-ya veo…Velkan, no quiero… yo…— le aparto, porque si sigue tocándome e intentando acercarse a mi…— quiero ir a casa y ducharme. Ha sido un día largo— eso lo detiene en el momento. Su rostro no refleja ninguna emoción— ¿podemos irnos?


— está bien, pero déjame conducir— de nuevo, no es una petición. Salimos y nos conduce hasta el departamento que tiene en esta zona. Aunque intento decirle que no tengo ropa en ese lugar, él no me hace caso. Ya no parece estar de mal humor. Conozco donde queda el baño, así que paso directo. No me tardo mucho y me hace sentir mejor estando limpio. Estoy secándome cuando noto un montón de ropa sobre un cesto: la ropa es nueva— deje algo para ti.


— ah, gracias— no lo escuche entrar, ya entendí porque no dijo nada sobre las quejas de mi ropa. Las prendas me quedan tan bien que me perturba ¿acaso hay algo que no sepa este sujeto? debería salir corriendo, pero joder, también hay algo muy emocionante en todo esto— ¿Velkan?


— ¿sí?


—  gracias, la ropa me queda bien— y no menciono que se ve cara. Me mira fijamente un rato.


— ¿tienes hambre?


— no, estoy bien.


— perfecto— dice, y la sonrisa vuelve a su rostro. Da unos pasos hacia mí mientras se afloja la corbata. Intento retroceder cuando la alza, pero su intención es clara: quiere cubrirme los ojos. Le permito hacerlo: la ata con un poco de fuerza en mi nuca.


— ¿Qué haces?


— elegí esa ropa porque pensé que se vería bien en ti, se ve mucho mejor de lo que pensé— siento sus manos acariciar mis brazos, su cuerpo rozando apenas el mío— pequeño lobo, pequeño lobo— jadeo cuando siento una mordida en el cuello, sus labios besando los míos. No puedo ver nada, eso hace que las caricias se sientan muy diferentes, es tan intenso… sus manos en mi espalda, en mi abdomen, rozando mi entrepierna, el olor de su perfume…


— Velkan— mi voz es un quejido.


— lo sé— tira de mi pantalón, jalándome para que camine. Doy pasos torpes guiado por él, hasta que me empuja. La sensación de caer me deja sin aliento unos segundos, pero solo me ha empujado a la cama. Se sienta sobre mí,  y me besa de nuevo, un beso tan intenso que me provoca una erección, eso y sentirle frotarse en mí.  Hay una serie de besos en mi torso, sé que algunos fueron en las cicatrices que tengo— no, no te quites eso— me da un manotazo.


— no veo nada.


— es el punto, mi pequeño lobo— seguido de eso, mis pantalones terminan en quién sabe dónde. Ahora estoy desnudo en la cama, con los ojos vendados y a merced de Velkan. Le escucho suspirar, y una de sus manos me acaricia desde el cuello hasta la entrepierna. No puedo ver que hace, pero sí que puedo sentirle, y el muy maldito lo sabe. Todo lo que hace me está poniendo demasiado caliente, hasta que no siento algo cálido y húmedo en mi pene.


— ¡Velkan!— esta… él esta… no puedo contener mi voz, su lengua y su boca en mi pene, imaginarle hacerlo… el aire simplemente no llega a mí. No quiero terminar tan pronto,  pero ¡Sí que sabe cómo usar su boca!


—quiero hacértelo. No tienes idea de lo erótico que te ves así, en mi cama. Oh, si… quiero hacértelo, pequeño lobo— apenas siento mi cuerpo, solo me quedo en la cama, sin moverme e intentando concentrarme en las sensaciones placenteras que aun recorren mi cuerpo. Ni siquiera tengo fuerza para intentar quitarme la corbata en de los ojos. Ahogo un gemido cuando   una caricia en mi trasero, la mano de Velkan sujeta una de mis piernas y algo entra en trasero, y no necesito ver para saber que son sus dedos. No permite que me aleje, no pasa mucho para que se comience a sentir bien y olvidarme de nuevo de todo. Pierdo toda noción del tiempo y solo puedo ser consiente de nuestros cuerpos tocándose. Todo parece terminar, solo para sentir a Velkan acomodándose entre mis piernas… y su pene empujando para entrar en mí. Es incómodo y doloroso, aunque no al punto de un disparo, ni siquiera noto en que momento termina por entrar por completo en mí, solo noto los movimientos de su cadera empujando, entrando y empujando e mí, cada roce aumenta el placer, me aferro a sus brazos, incapaz de contener mi voz. El placer estalla en un orgasmo intenso que me deja sin fuerzas. Escucho el gruñido de Velkan, algo bastante erótico. Su cuerpo cae sobre el mío, y le escucho jadear, me da un par de besos… creo que en algún momento me quita la venda improvisada de los ojos pero yo ya no tengo fuerza para mantener los ojos abiertos.


Intento mover mi brazo pero no puedo, algo me impide moverlo. Aun siento la cabeza nublada, pero tengo una idea de en donde estoy. Abro los ojos, y otra vez me encuentro a Velkan mirándome.


— ¿es tarde?— pregunto.


— es muy temprano— dice, esta vez no me molesto en soltarle. Bosteza y se acomoda mejor entre mis brazos— tienes que ir a trabajar ¿cierto?


— sí.


— ¿puedo pasar por ti cuando salgas? Vayamos a cenar.


—… me gusta esa idea— no tengo idea de donde quedaron mis cosas anoche, pero hay un reloj en la habitación y aún tengo unas horas para tener que llegar a la estación. Cierro los ojos otra vez. Cuando vuelvo a abrirlos Velkan ya no está en la cama. Le encuentro en la cocina, ya vestido, con el cabello húmedo y el aroma del perfume por la casa.


— iba a despertarte.


— ¿gracias?— aún me sorprende ver a Velkan en la cocina, cocinando como cualquier persona normal.


— tendrás que llevarme, deje mi auto en la estación.


— claro.


— y no te olvides de que iré por ti.


— cómo podría— me burlo un poco. Desayunamos con calma, escuchando el noticiero. Tuve que ponerme la ropa que Velkan me dio anoche, me hace dar cuenta de que hay muchas cosas que no se de él. Salimos del departamento, se siente algo familiar aunque he venido solo un par de veces.  No me pide conducir como anoche.


— estas mirándome ¿quieres decir algo?


— no… bien, no es importante, pero… no nos conocemos mucho aún.


— e intento remediar eso— me detengo en un semáforo.


— no estoy seguro de que estamos haciendo ¿podemos hacerlo? soy policía, y tú, bueno… no puedo creer que entres a la estación de policía como si no pasara nada.


— creo que soy inocente hasta que se demuestre lo contrario ¿no? además, no hay pruebas de que yo sea un criminal— hay tanto sarcasmo en su voz que me hace sonreír— pero no sabía que eso te preocupaba.


— un poco.


— ¿Notaste que no te he preguntado nada sobre tu trabajo más allá de cómo te va?— ¿Qué si lo note? claro que lo note. He esperado el momento que me pida hacer algo ilegal.


— sí.


— pues porque no quiero que seamos eso. No seremos un policía y un líder de actividades no tan legales— eso sí que me hace reírme ¿no tan legales? ¿En que está pensando?— deja de reírte, hablo en serio. Yo no te preguntare nada, no intervendré más, y tú tampoco lo harás. Estamos en zona neutral y nuestros trabajos no nos van a definir.


— no lo entiendo muy bien.


— espabila, mi pequeño lobo— se ríe— intento decir que solo seremos Velkan y Lowell cuando estemos juntos.


— ni siquiera sé lo que somos.


— Non liquet— dice, al mismo tiempo que doy vuelta para llegar a la estación— eso es lo que seremos— “no está claro” “Imposible de juzgar” conozco el termino, y no me sorprende que él lo sepa también— ¿no te gusta?


— me parece apropiado— entro directo al estacionamiento, no se ve el mismo alboroto que ayer con los reporteros, pero aun así no quiero correr el riesgo. Velkan camina con tranquilidad por los pasillos. Non liquet… ¿de que otro modo podemos definir esta relación en la que hay un poco de todo? una sola palabra no basta. Velkan voltea a verme, me descubre mirándolo y sonríe.


— no olvides que vendré por ti— me repite.    


— cómo podría— le repito. Escucho su risa y solo levanta una mano para despedirse de mí. Me da un escalofrió de anticipación al verlo alejarse: no se que me espera esta noche, pero se que sea lo que sea, voy a disfrutarlo mucho.

Notas finales:

Gracias por leer, nos leemos pronto


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).