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ESQUIZOFRENIA por juda

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Franchesco no lo vio venir, estaba demasiado asustado mirando a Seba retorcerse en los brazos de Mariana, había dejado de gritar pero tenía los ojos en blanco y se pegaba con la mano en la cabeza. La mujer intentaba controlarlo, se iba a acercar para ayudar cuando la trompada lo tiró hacia un costado.

-¿Qué le has hecho, sorete? -le gritó Tomás.

Otra trompada.

El pelinegro intentaba pararse para ir hacia Seba pero Tomás lo seguía atacando, cuando vio venir el cuerpo por cuarta vez, lo empujó hacia un costado y corrió hacia el pelirrojo.

-¿Qué le pasa? Por Dios, ¿qué le pasa? ¿está drogado o algo?

-No sé, ¿no estaba con vos?

-No, lo vi llegar en un auto!

Tomás se detuvo cuando lo escuchó.

-No lo golpeaste? -le preguntó Mariana con seriedad, desde donde estaba podía sentir el olor a alcohol del muchacho.

-Yo no lo golpee -gimió mirando a Mariana y a Tomás.

-¿Pero qué mierda pasó? ¿él bajó así del auto? -casi gritó Tomás agarrando el celular -lo voy a matar a Nicolás, ¿que mierda le hizo a Seba?

-No, no, no -lo paró el pelinegro aun llorando -él bajó bien del auto, yo lo paré, quería saber de donde venía. Tal vez lo asusté, pero nunca lo golpearía, nunca le haría daño!

Tomás bajó el celular mirándolo con desconfianza, Mariana estaba prestando atención a lo que decía el pelinegro mientras le acariciaba el cabello a Seba que ahora parecía inconsciente entre sus brazos.

-¿Te mandó la madre? ¿o el padrastro? ¿qué mierda quieren? ¿te mandaron a pedirle más dinero?

-No, no, no! -susurró mientras le acariciaba el rostro al pelirrojo -yo quería saber donde estaba, nada más.

Mariana frunció el ceño, miró la mano de Franchesco acariciando el rostro del chico, acomodándole el cabello mientras lloraba y luego miró a su hermano.

-Ayúdenme a llevarlo a la cama -susurró Mariana.

Tomás hizo a un lado a Franchesco cuando éste extendió los brazos para tomar al pelirrojo, y lo cargó el mismo.

Cuando terminaron de acostarlo, Mariana se sentó junto a Seba. Estaban los tres alrededor del muchacho.

-¿Qué le pasó? Es usual que le pase ésto? -preguntó Franchesco más calmado -él toma medicamentos, tuvo una crisis psicótica hace un tiempo. 

-Ya lo sabemos, nos ve el mismo psiquiatra, esta semana fuimos juntos. Está tomando su medicación. Nunca le había sucedido esto. Al menos no desde esa vez. ¿A vos te contó algo? -le preguntó a Tomás y este negó con la cabeza, estaba apoyado en el marco de la puerta y seguía mirando con desconfianza a Franchesco.

-¿Por qué no despierta? Debería llevarlo a un hospital! -gimió el pelinegro, se había sentado en la cama y no dejaba de acariciar las manos del pelirrojo, por ratos se las llevaba a la boca y las besaba.

Mariana lo miraba atenta, nuevamente dirigió los ojos hasta Tomás y cuando su hermano la miró, ella frunció el ceño en señal interrogativa mientras señalaba levemente a Franchesco.

-Mariana, ve a preparar un té, intentaremos despertar a Seba -la mujer se levantó obediente y salió del cuarto.

Tomás se acercó. Franchesco se había puesto de rodillas y tenía apoyado los codos en la cama. Lo seguía acariciando mientras lo miraba atentamente.

-Mi madre ya debe estar en mi casa, ella tiene vehículo, sé manejarlo. Puedo llevarlo al hospital -dijo buscando con la mirada a alguno de los hermanos, pero encontró a Tomás a su espalda.

-¿Qué le dijiste para que tuviera un episodio así?

Franchesco tragó saliva.

-Quería saber de donde venía, lo estuve esperando afuera, le pregunté y él se asustó.

-¿Él se asustó solo porque se lo preguntaste?

La mandíbula de Franchesco tembló.

-Se lo pregunté de mala manera.

-¿Quien eres?

Franchesco parpadeó.

-Soy amigo de Ale, vivo...

-Si sé que eres Franchesco, estoy preguntando otra cosa.

El pelinegro lo miró inquieto, sin saber qué responder.

-Seba se estaba viendo con alguien a escondidas, no quería dar el nombre, estaba muy ilusionado, pero esa persona lo engañó... ¿eres tú Franchesco?

-Nunca lo engañé. 

Tomás cerró los ojos y aspiró aire.

El desconocido era Franchesco y Franchesco no le agradaba. Era el típico niño bonito y popular, acostumbrado a tener la atención de todos en cada lugar que pisaba.

Respiró profundo.

-Ale dijo algo de una novia, que estabas con una chica.

El pelinegro negó con la cabeza varias veces, aferrándose a la mano de Seba, temía que los hermanos lo sacaran de la casa.

-Fue una confusión. No estoy con nadie.

Seba se quejó y Franchesco le soltó la mano como si su tacto lo hubiese dañado.

Tomás lo apartó de un manotazo y se sentó a su lado.

-Seba, Seba despierta.

El pelirrojo parpadeó, se lo veía confundido.

-Tomás! ¿qué hora es? ¿qué pasa? ¿Nos quedamos dormidos? -preguntó intentando levantarse.

-Seba, es de noche, hace un rato llegaste de tu cita con Nicolás.

"Cita"

A Franchesco le temblaron las manos.

Seba lo miró y se notaba que intentaba recordar.

-Oh si, claro. -estaba en blanco, no recordaba haber llegado, ni siquiera haberse duchado para ir a la cama, se miró y estaba vestido. ¿Qué había pasado? Se asustó. No recordaba, tal como le había pasado hacía unas semanas cuando atacó a su padrastro.

-Seba -susurró alguien desde atrás y el pelirrojo volteó cuando reconoció la voz.

-¿Franchesco? 

Algo le venía a la mente.

Sí.

Se había besado con Nicolás, bajó del auto y Franchesco estaba ahí, escondido detrás del muro, entre las plantas de Mariana.

¿Qué más había sucedido?

-¿Estás bien? ¿Te sientes bien? ¿Quieres que vayamos al hospital? Puedo pedirle el auto a mi madre.

¿Hospital?

Franchesco tenía la cara roja como si hubiese llorado.

¿Qué había sucedido?

-No, estoy bien -contestó volviendo la mirada hacia Tomás. Él estaba serio.

-Tuviste una especie de crisis.

-¿Crisis?

-¿Qué pasó? ¿Alguien te hizo algo? No tienes que estresarte, fue la primera recomendación de tu psiquiatra ¿te pasó algo?

¿Le había pasado algo?

No quería decir que tenía le mente en blanco porque eso sería admitir que no estaba bien, que tal vez estaba empeorando, que en una de esas su crisis psicótica del año pasado era algo más profundo ¿Qué había escuchado decirle Ale a su madre mientras creían que él no los oía? Si, que si las crisis regresaban podían estar encubriendo una enfermedad mental mucho peor, tal vez hasta una esquizofrenia.

-No pasó nada... ¿me desmayé?

Regresó la mirada al pelinegro y por la cara de terror que tenía, supuso que había sido más que un desmayo.

-Mañana iremos al psiquiatra -sentenció Tomás -Franchesco ya ves que Seba está bien, creo que deberías irte a tu casa.

-Quiero hablar con él, ¿me dejarías solo un momento?

-Ni en pedo -siseó.

Seba se sentó en la cama.

-Tranquilo, estoy bien, déjanos solos dos minutos y se va, por favor. -le rogó el pelirrojo.

Tomás fulminó con la mirada al pelinegro antes de salir.

-Te hice asustar -gimió Franchesco -perdón, perdón por lo que te dije, pero te vi bajando de ese vehículo y... tienes todo el derecho del mundo de estar con otras personas, me puse mal, nunca más me apareceré por aquí, perdón, perdón Seba. Dime que me perdonas -le rogó, seguía de rodillas en el piso y se había acercado hasta ponerse entre las piernas del pelirrojo.

Seba le acarició el rostro y Franchesco se puso a llorar.

-Me hiciste mucho daño. Estaba borracho cuando llegaste, te traté mal, nunca más lo haré, nunca más apareceré por aquí pero dime, por favor, dime que me perdonas.

Levantó la mirada, Seba sonreía de costado.

-¿Yo te hice daño a vos? Fran, me cansé de preguntarte quien mierda era esa Nancy, no fue justo que jugaras a dos puntas. Ni siquiera sé por qué me dejaste y ahora sales con que te hice daño!!

-Nunca jugué a dos puntas, Nancy eres tu.

-¿Qué?

-Tu hermano preguntaba mucho y tuve que inventar una historia para que me dejara tranquilo. Cuando él habló de esa Nancy, se estaba refiriendo a ti.

-Mientes!

-Te juro que es en serio!

-¿y por qué no me contestaste los mensajes?

-Por que estabas con Tomás, la forma en que él te toca, en que vos lo tocas a él y encima me enteré que nunca regresaste a tu casa, que siempre estuviste viviendo con ese sorete.

-Tomás es mi amigo!!!

-No sé. -dijo con un puchero mientras se alejaba.

-¿Me dejaste porque creías que podía tener algo con Tomás sin siquiera preguntarme? ¿¿Me dejaste solo porque sí?? Si tenías dudas, si en realidad te importaba lo nuestro... ¿¿por qué no me preguntaste??

-Si te iba a preguntar, hace tres días que intento acercarme, pero hoy te vi con ese otro tipo.

-Mientras estaba con vos te fui absolutamente fiel, no quería regresar a mi casa para poder mantener la cordura, pero me dejaste, ahora no puedes exigir nada, ME DEJASTE!!!

Franchesco se aferró a la cintura de Seba mientras pegaba la cabeza en su pecho.

-Yo no te dejé!!! tu dejaste de escribirme -balbuceó con un puchero en la boca.

-Me cansé de escribirte, Fran!!!

-Estás con ese hombre del auto??? -preguntó alzando la mirada, sin dejar de abrazarlo.

-Si! -respondió tajante y Franchesco hundió la cara en su pecho nuevamente y lo abrazó con aun más fuerza.

-No sé por qué pero llegué a pensar que me querías.

-Si te quería!!! -susurró el pelirrojo.

-¿Y ya no me quieres?

-¿Te mereces que te quiera?

-No, pero yo sin ti me estoy muriendo -sollozó.

Seba lo sintió aferrado a su cuerpo, lo escuchó llorar y no pudo evitar llorar también, lo abrazó lentamente, una mano se puso en su espalda y la otra le acarició el cabello. Cuando Franchesco lo sintió, levantó los ojos nuevamente y se miraron.

-Te extraño mucho -susurró el pelinegro mientras hacia un puchero y las lágrimas le mojaban el rostro.

Seba le tomó con ambas manos el rostro y le besó suavemente los labios.

-Yo te extraño más -respondió, y Franchesco se tiró sobre él para besarlo con desesperación.


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