Viernes.
No recibió ningún mensaje de Franchesco, ni siquiera de disculpas!
¡Qué cansado que estaba de la histeria de ese niño!
Se levantó para ir al baño y se cruzó con su padrastro que evitó mirarlo pero cuando estuvo por entrar al habitáculo volteó y lo encontró parado, mirándole el culo.
-Qué mierda te pasa, hijo de puta -le gritó Seba y el hombre entró al cuarto que compartía con su madre sin volver a mirar atrás.
-Lo voy a reventar, lo voy a destrozar si me vuelve a poner un dedo encima, me lo voy a comer vivo -susurraba, gesticulando mucho, mientras se arañaba los antebrazos. Cuando sintió humedad y vio que se había lastimado, dejó de hacerlo.
¿Qué le pasaba? el antebrazo era un lugar expuesto a las miradas de todos, a los juzgamientos.
-Van a pensar que de nuevo estoy loco -se dijo riéndose, poniendo la pasta dental en el cepillo y comenzando a cepillarse con tanta fuerza que el dolor lo conmovía.
En algún momento había cerrado los ojos, cuando los abrió, encontró su imagen frente al espejo: la espuma rojiza en la boca, las lágrimas por el rostro, los ojos inflamados.
Todo esto era por Franchesco, él lo sabía, tenía que terminar de una vez por todas con esa relación tóxica... pero cómo se hacía eso?
-¿Por qué me haces daño si yo te quiero tanto? -susurró al espejo mientras lloraba.
***
Se levantó cuando sonó el despertador. Por fin sonaba el maldito despertador!!!
Ya no sabía que más hacer en la cama. Su mente lo estaba matando, los pensamientos iban una y otra vez a la imagen de Seba besando a Mark, lo había tomado con tanta fuerza, como si estuviese desesperado... ¿No le bastaba con él? ¿Por qué lo había agarrado así para besarlo? ¿Por qué había jadeado de esa manera cuando Mark lo tocó? ¿No le bastaba con el sexo que tenían? ¿Con su cuerpo?
Tal vez él era malo. O no cumplía con las expectativas que el pelirrojo tenía... pero si lo único que hacía era dejarse tocar y coger, le entrega su cuerpo y su alma!!!
¿¿Qué más quería??
Antes de abrir el closet para sacar ropa, le pegó una trompada con tanta fuerza que hundió la madera.
Estaba por salir para el baño cuando tropezó con una zapatilla, la levantó y la estrelló contra la pared.
Llegó al baño y lo abrió de una patada.
-FRANCHESCO, ¿QUÉ MIERDA TE PASA? -gritó la madre y él giró hacia ella.
La mujer lo observaba enojada con los brazos en jarra en la cadera.
El muchacho se acercó haciendo un puchero, apoyó la cabeza en el hombro de su madre y lloró...
-Seba ya no me quiere, mamá!
***
Seba llegó a las ocho y media de la tarde a la casa y Ale andaba corriendo de su pieza a la de él. Se probaba ropa e iba dejando un reguero de camisetas en el camino.
Se sentó en la cama a observarlo.
-¿No fuiste a la escuela?
-No, quiero verme bien para esta noche, Cesar vendrá a buscarnos a las 10 -le explicó, giró para que le diera su opinión sobre lo que tenía puesto cuando le vio el rostro -¿Estás bien?
-Si, ¿por? ¿tengo cara de que me va a dar la locura? -preguntó sonriendo (solían hacer chistes sobre su crisis).
El rubio se acercó y le acarició el rostro, dejando la mano sobre su mejilla.
-Te ves triste. ¿Estuviste llorando?
y Seba no aguantó más, se aferró a su cadera, abrazándolo mientras hundía el rostro en el vientre de su hermano y rompía a llorar.
-¿Qué pasó Esqui? ¿Qué te hicieron? Esqui, dime quien te hace llorar que voy y lo mato. Esqui!
Pero el Esqui no podía hablar y seguía llorando.
-Esqui, me estás asustando, por favor, decime que te hicieron. ¿Fue Tomás? ¿Te hizo algo Tomás? ¿Fue la rarita de su hermana? Por favor Esqui, dejá de llorar y decime algo, voy a matar al que te hizo sentir mal. Decime por favor, ESQUI, ESQUI!!
Seba levantó el rostro para mirarlo cuando lo sintió desesperado, Ale seguía parado y le acariciaba el cabello con desesperación. Había comenzado a llorar y se le estaba corriendo el maquillaje que se había puesto en los ojos. Su hermano era hermoso, se había preparado con tanto esmero para esa cita con Cesar y él lo estaba arruinando.
Se levantó y lo abrazó.
-Nadie me hizo nada, perdón hermano, perdón!!!! Me cambiaron la medicación hace unos días y todavía no me acostumbro. Las nuevas pastillas me tienen triste, vos sabes como es esto, ya me voy a acostumbrar.
-¿Fuiste al psiquiatra? Pero si todavía no te tocaba la consulta! ¿Por qué fuiste? ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué te cambiaron la medicación?
Ale se estaba asustando aun más.
Seba lo abrazó con fuerza, descansando el rostro en su hombro.
-Mariana tenía turno -mintió -y aproveché para ir con ella. El psiquiatra me encontró en perfecto estado, me cambió las pastillas porque quiere que comience a reducir las dosis, supongo que en algún momento me las quitarán.
-¿En serio? -preguntó, tomándolo por los hombros, mirándolo con tanta felicidad que Seba se sintió culpable de estar mintiéndole de esa forma.
El pelirrojo afirmó con la cabeza, se secó las lágrimas y se sentó nuevamente en la cama.
-Vamos, girate que quiero ver como te queda ese pantalón, mira que sos culón y si te pones algo muy ajustado, ese Cesar capaz que te viola delante mío.
Ale largó una carcajada mientras él también se limpiaba las lágrimas.
El pelirrojo evitó preguntar si Franchesco también iría.
Cesar estuvo en la casa a las 10 menos cuarto. Ale le había mandado un mensaje pidiéndole que no golpeara la puerta, que lo esperara en el vehículo. No quería que conociera a sus padres y Seba lo comprendió.
Cuando salieron, Cesar bajó, besó en la boca a Ale y cuando el rubio giró para presentarle a Seba, Cesar lo miró extrañado. Le dio la mano.
-Nos conocemos? -le preguntó.
Sebastian lo inspeccionó.
-No creo, tu rostro no se me hace conocido.
Cesar era un chico pálido y serio, Seba quedó encantado, miró como protegía a su hermano y sintió que ya lo había aceptado como cuñado.
Subieron al vehículo y Ale le indicó por donde debía ir para buscar a Franchesco.
Seba tragó duro cuando escuchó eso, imaginó que el pelinegro no querría estar con él.
Franchesco los esperaba en la vereda. Cesar y él se conocían de vista. Ale los presentó formalmente. Cuando abrió la portezuela para ingresar al vehículo se encontró con Seba que miraba por la ventanilla para evitarlo.
Se sentó en el extremo opuesto y hasta que llegaron al bar no se cruzaron ni una palabra.
Fueron a un Pub, iba a actuar una banda de Jazz y eso le mejoró un poco el ánimo a Seba. Se sentaron y todos pidieron cervezas menos el pelirrojo que pidió un refresco de limón.
-A Cesar le gusta leer como a vos, Esqui -le comentó Ale cerrando los ojitos en una sonrisa tierna.
-¿Qué lees? -le preguntó Seba.
Cesar abrió grande los ojos.
-Ya sé! Eres amigo de Nicolás!!! te vi con él en un bar donde solemos reunirnos los del profesorado. Nicolás y yo vamos al mismo profesorado y compartimos algunas materias!!!!
Seba tragó saliva, intentó no mirar en dirección a Franchesco pero sentía como el pelinegro le clavaba la mirada.
-Si, soy amigo de Nicolás!!
-Ahora si!!! no sabía de donde me parecía conocido tu rostro. Estuve con él en el bar esta semana, llegaste con un amigo pero él se fue y te dejó con Nico. -Cesar largó una carcajada -Creo que Nicolás había quedado con el otro para que te hicieran venir, estás saliendo con Nico? Él está recontra metido con vos. Nico es un tipo buena onda. Si no estás decidido, deberías decidirte. El tipo no sólo es copado sino que es amante de la literatura. Me contó que fueron a un ciclo de cine, está maravillado contigo, toda la semana se la pasó hablando de lo inteligente e interesante que eres.
-Si, fui a un ciclo de cine cuando estaba peleado con mi pareja, pero luego regresé con él -explicó con la voz temblando. La respiración de Franchesco se había vuelto más agitada, podía escucharla perfectamente.
-Oh!!! estás en pareja!!! Con razón te hicieron venir engañado!! Ok, no dije nada.
-Está bien, estoy distanciado nuevamente de esa persona. Supongo que las cosas con él no andarán bien nunca.
Cesar sonrió triste.
-Tranquilo Seba, todos pasamos por malas rachas. ¿Quieres que le escriba a Nicolás y le diga que venga? Estoy seguro que si le digo que estoy contigo no dudará en dejar lo que está haciendo para venir corriendo, realmente lo tienes loco.
Seba dudó.
-¿Por eso estabas triste, Esqui? ¿Algún estúpido te estaba haciendo sufrir? -preguntó Ale poniendo una mano sobre la de su hermano, luego giró el rostro a Cesar y le pidió -Escríbele a ese tal Nicolás, dile que venga que mi hermanito está libre.
Franchesco dejó el vaso con cerveza en la mesa produciendo un golpe fuerte, Ale se sobresaltó y todos lo miraron, excepto Seba.
-Si lo haces venir voy a matarlo -dijo con la mirada gacha, Cesar y Ale se miraron sin comprender.
-¿Cómo? -preguntó el paliducho creyendo que lo que había dicho iba dirigido a él.
Franchesco giró el rostro hacia Seba que seguía duro en el lugar.
-Si haces que esa mierda venga e intentas ligar con el tipo en mi nariz, te juro que lo voy a matar.
Ale los miró a ambos boquiabierto: Seba petrificado, el pelinegro mirándolo con odio. Le costó dos segundos descubrir de qué hablaba su amigo y abrió grande los ojos.
-Franchesco, qué mierda está pasando? -siseó con bronca.