Los minutos pasaban como segundos, demasiado rápido para llegar al lugar en donde las coordenadas halladas predecían el forzoso aterrizaje que debía tener la nave, camuflada como avión de pasajeros, perteneciente a Hydra.
Tony sobrevolaba toda la tierra a su alcance, sin encontrar mínimo rastro de aquel gran vehículo aéreo que le indicará al menos la mínima presencia de Steve Rogers. "Cómo un maldito trasto tan grande puede estar tan oculto" pensó el de la perilla, parándose por escasos segundos para visualizar mejor todo a su alrededor. No se veía nada a la lejanía, ni tampoco cerca del lugar en donde se encontraba, sin embargo, allí, frente a él, el pitido que indicaba la proximidad del enemigo resonaba con más frecuencia.
— Deben haber usado algún sistema de camuflaje. . . FRIDAY, activa la visión por ultrasonidos. — Esta nueva incorporación, era la nueva visión nocturna del traje de acero. De esta manera, todo objeto, por muy oculto que estuviera, sería proyectado frente a los ojos del portador del traje cuando las vibraciones de sonido sordo llegaran a ella.
Apenas tardó un par de segundos más en visualizarse el próximo objetivo del hombre de acero, a unos metros de él, sobrevolando el mar con mucho dificultad en busca de un aterrizaje demasiado forzoso, se encontraba aquella nave.
— Con que aquí está. . . Vamos allá. — De nuevo, incrementó la potencia en los reactores bajo sus manos y pies, llegando en apenas poco tiempo a uno de los laterales del avión. — Mierda. . . —
El maldito estaba muy bien construido, y por mucho que forzó la puerta de emergencia, esta no cedió. Internamente se golpeó la cabeza ante la probabilidad de haber alarmado a los agentes restantes dentro, los cuales mantenía controlados gracias a la función de visión de puntos de calor que estaba incorporada al traje.
Podía localizar a dos agentes en la cabina del piloto, mientras que otros seis rodeaban lo que identificaba como el cuerpo inconsciente del Capitán America. ¿Qué es lo que le habrían dado para mantenerlo en ese estado? Normalmente, el suero del super soldado que seguía actuando en su cuerpo no lo tendría así, se habría recuperado en un par de minutos ¿Qué tanto estaba pasando con Steve?
Sacudió su cabeza, sacando de la misma pensamientos innecesarios. Tenía segundo para actuar.
Pegó su mano derecha a la puerta de emergencia de la nave, y con ayuda de los propulsores, y el fuego que salía de estos, logro derretir lo suficiente la armadura de hierro de la puerta, arrancándola con una fuerza que no sabia de donde había sacado.
No tardo en ser rodeado cuando ingresó en el vehículo dos agentes por detrás lo apuntaban directamente con el armamento del que disponían, mientras que los otros dos hacían lo mismo por delante. A unos centímetros, los dos agente restantes aguardaban el cuerpo de Steve e intentaban moverlo de posición, tal vez para realizar el escape planeado ante la posibilidad de la llegada de S.H.I.E.L.D.
— ¿Olvidan quien soy? — Tony apuntó a uno de los agentes con uno de sus propulsores, sentía como querían matarlo con la mirada, y como las armas tras él estaban preparadas para disparar. — Sayonara, queridos amigos ¿O debería decir, enemigos?
Su primera víctima recibió el fuerte impacto del rayo disparado por Tony, agachándose para esquivar los próximos ataques, y apoyándose con sus manos en el suelo, levantó su pierna, haciendo trastabillas a ambos agentes tras de él que soltaron las armas. Aprovechando la situación, destruyó todo el armamento a la vista, le importaba poco destruir la nave en el intento.
Uno de los agentes de HYDRA, malherido pero sin rendirse, saltó sobre Iron Man, con cuchillo en mano, intentando introducirlo en cualquiera de las hendiduras del traje. Mala suerte para el chico, que salió propulsado fuera del avión cuando Tony Stark se lo quito de encima suyo con apenas un fuerte codazo. Los que quedaban, ya era caso perdido. Dos de los cuatro estaban más que inconscientes, uno había sido arrojado desde el mismo avión, y el otro había escapado en un momento de despiste.
"Mierda, Steve"
Tony había olvidado por un momento a quien venía a buscar, el cuál estaba siendo llevado a la parte trasera de la nave, a duras penas y con mucha dificultad por los dos agentes que quedaban.
— ¿Dónde creen que van? — Tony caminó con decisión hacía ambos agentes, sin darse cuenta de que aquel pasó en falso pondría a ambos en un peligro mayor. — ¡No, Steve!
Lo había pasado por alto, tampoco había pensado en ma posibilidad de aquella estrategia más que suicida por parte de los agentes de HYDRA. Ambos hombres que sujetaban a Steve, lo dejaron caer al suelo, tan solo para presionar el botón de una especie de control remoto.
La nave estalló, partiéndose por la mitad aún en pleno vuelo. Todos cayeron, los agentes, probablemente muertos, y Steve con ellos.
Tony logró recuperar la estabilidad de su traje y salvarse de chocar contra el mar, sin embargo, por mucho que intentó localizar a Steve, este no se encontraba.
— Mierda, mierda. . . ¡Steve! — Buscó frenéticamente con la mirada por toda la extensión del mar. No estaba a una profundidad tan grande, lo que provocaría un golpe fuerte y tal vez con mayores represalias. — ¡FRIDAY, localiza a Steve!
Ansiedad, se sentía enormemente angustiado por dentro. Inconscientemente, se lanzo al mar en busca del cuerpo del supersoldado.
Ese no podía ser el final para el chico rubio, S.H.I.E.L.D se había arriesgado muchísimo al enviar a esa misión suicida al Capitán. Aunque este tuviera un super suero en su organismo, seguía siendo tan humano y mortal como cualquier persona.
Rabia, jamás pensó sentir tanta rabia, ansiedad como impotencia en un mismo momento.
Buceo, aunque su traje le dificultara los movimientos, saliendo a la superficie en diferentes ocasiones para tomar un poco de aire.
"Nota mental: Incorporar a Mark VII capacidades acuáticas"
Desesperado, regresó a la superficie.
— Mierda ¡Maldito Capipaleta! ¿Dónde estás? — Volvió a sumergirse una vez más mientras pensaba"En este momento deberías reñirme por decir malas palabras. . . Aguanta, rubio tonto"
Su cabeza realmente dolía ¿Habría sufrido una especie de golpe? Definitivamente, si eso había pasado, no lo recordaba en absoluto.
"Mh. . . me siento extraño. . . "
Lo último que recordaba, era haber salido de tragos completamente solo, tras una pelea no esperada con aquella persona e insultos innecesarios por parte de ambas partes de los que podía llegar a arrepentirse, o tal vez no.
Su orgullo había sido pisoteado una y mil veces ¿Dignidad? Al parecer ya no quedaba ni un pequeño gramo de la misma en su ser. Tantos años luchando ¿Para qué? Para terminar como todos aquellos le habían advertido.
Solo.
Pero ¿Qué podía hacer él? ¿Qué podía hacer un simple beta que había rechazado todo lo que tenía por permanecer al lado de una persona así? Una persona que pudo demostrarle tantos momentos de amor y complicidad, como de completo rechazo.
Había llegado a un punto en dónde ya no sabía si existía amor, o incluso un mínimo de respeto entre ellos ¿Por qué tenían que terminar las cosas de esa manera?.
Era un buen hombre, uno que daba todo por sus seres queridos, arriesgando su integridad, arriesgando incluso su vida por mantener el estilo de vida al que, tal vez, había malacostumbrado a su familia. Y sin embargo, a pesar de tantos reclamos, seguía soportando una y otra vez los diez mil cuchillos con los que se empeñaban en apuñalarlo todos los días.
Que si aquella vida no era la digna que se merecían.
Que si su trabajo no daba suficiente por ellos.
Que si ya no era el mismo de antes.
Que si ya no se preocupaba por ella.
Que si ya se había terminado todo.
Que si era un débil, un beta débil.
Qué si iba a ser abandonado.
Que ella se merecía alguien mejor, que la complaciera y no dejara sola.
Ella, Ella, Ella, Ella.
Ella, su maldita problema, todo su mundo y a la vez su destrucción.
Sobó su cabeza dolorida de nuevo, tal vez no era el golpe lo que le causaba el dolor, sino la resaca que empezaba a hacerse presente en su cuerpo. Fue cuando, consciente ahora de la mayoría de cosas, se dio cuenta de la situación.
Definitivamente, esa no era su casa, ni mucho menos la torre Stark en donde se hospedaban. No reconocía la habitación, pero, por la estructura de la misma, estaba más que seguro de que se encontraba en un hotel, y muy a su pesar, la respuesta más clara era un motel.
— ¿Qué mierda hice anoche. . .? — Intento incorporarse, pero su cuerpo dolía, se sentía realmente extraño y aunque intuía que había podido pasar, no quería imaginarlo. — Dios. . . ¡Agh!
No había sido buena idea el intentar levantarse. Con poner un pie en el suelo, y hacer el intento de incorporarse, un dolor agudo y localizado se instaló bajo sus caderas, haciendo que sus piernas flaquearan y se diera de bruces contra el suelo. Ahora, no sabía si le dolía más la cabeza por la resaca o por el golpe que acababa de sufrir contra el suelo.
— Maldita sea. . . — Intento de nuevo incorporarse, aferrándose de todo aquello que tuviera a su alcance ¿Su víctima? Una silla que no tardó en irse al suelo, arrastrándolo de nuevo e interponiéndose en su intento por al menos mantenerse en pie.
Luego de muchos intentos, algunos fallidos, logró ponerse en pie aferrado a uno de los muebles. Con ayuda de la misma pared, cubierta por un papel color vino, intentó llegar al supuesto baño, situado al lado izquierda, al final de la habitación.
Sus piernas parecían sacadas de las mismas caricaturas que sus hijos veían en la televisión, parecían gelatina apunto de romperse con cada paso que daba. Y el dolor en sus caderas, aunque con menor intensidad, seguía siendo una constante molestia que lo aquejó todo el camino hasta el baño.
Incapaz de mirarse al espejo, su primera parada fue ir a la taza del baño en donde tomó asiento. Ambos codos apoyados sobre sus muslos mientras sostenía su cabeza con sus manos, viendo imposible la opción de levantar la cabeza y observar su casi seguro deplorable aspecto.
No recordaba nada, absolutamente nada de la noche anterior, apenas tenía pequeños flashbacks difusos que le impedían concretar los sucesos en un orden fijo, y aunque sus memorias nubladas solo se centraban en su estancia en aquel bar, sabía que por su situación actual, no tal solo había salido de copas. El estar en un motel, solo significa una cosa. Se había acostado con alguien, alguien el cual no recordaba y lo peor, por su estado, o ese alguien era una mujer amante del sadomasoquismo, o era un hombre demasiado bien dotado como para dejarte así.
Si antes se sentía humillado, ahora el sentimiento era mayor. Humillado, avergonzado, incrédulo ¿Qué tanto podía salirle peor en la vida?
Decidió, antes de afrontar al chico que se reflejaría en el espejo, darse una ducha fría que le hiciera aclarar las ideas, o tal vez morir de hipotermia. No sabía cuál idea se le hacía más llevadera.
Sus pies descalzos, tocaron las húmedas baldosas de la ducha "Así que ese alguien ha tomado una ducha. . ." pensó, pues tal vez no hacía tanto tiempo el otro individuo había abandonado la habitación, puede que incluso los empleados en la recepción podrían darle una descripción del sujeto.
Tomó el mango del teléfono de la ducha, y rodó la llave del agua hasta que esta salió con uña temperatura con la cual pudo conformarse.
Todo marchaba bien, hasta que un intenso escozor en su nuca le erizó la piel cuando el agua tocó y se deslizó por el lugar.
Inconscientemente, llevó una de sus manos temblorosas al lugar, sintiendo como en ese trozo de piel el cual debía estar completamente liso, había una especie de hendiduras, como si alguien hubiera hecho pequeños agujeros con navajas, más parecido a una mordedura. . .
Espera ¿Una mordida?
Tembló inconscientemente, tampoco espero a enjuagar el jabón restante de su cuerpo, y olvidó el flaqueo de sus piernas y el dolor de cadera para salir casi corriendo, resbalándose en el proceso, para verse en el espejo. Hubiera sufrido otro fuerte golpe en la cabeza si no fuera porque se agarró al lavabo con fuerza, evitando caer por correr mojado sobre las blancas baldosas del baño.
"No. . . "
Si dieran un premió por prestar tu cuerpo como sujeto a prácticas poco éticas, sin duda se llevaría el primer premió.
Todo su torso era un completo cuadro.
Desde arañazos que se extendían por sus costados hasta marcas entre rojizas y moradas que cubrían todo su pecho y cuello, abdomen y muslos. En sus hombros, las marcas de mordidas relucían, rojizas y profundas, algunas se habían vuelto moradas ante la fuerza ejercida y otras seguían teniendo restos de sangre seca, tal vez producida por los colmillos.
Sin embargo, lo peor no terminaba ahí.
Temeroso y tapando su nuca con una mano, volteo lo suficiente para estar de costado y verse el cuello, y, a pesar de todo, tenía los ojos tapados, evitando ver lo evidente al observar como todo su cuerpo se encontraba.
Con los párpados temblando, y con el sentimiento de terror invadiendo su cuerpo, hizo el esfuerzo de abrir sus ojos. Su mano, que seguía cubriendo su nuca, también temblaba, sintiéndose capaz de apartarla y arrepentirse de lo que vería.
Allí, bajo su palma, se encontraba una gran marca de dientes. Estaban marcados en su piel uno y cada uno de los dientes que componían una dentadura humana. Lo que más resaltaba, era la hendidura que habían dejado los cuatro colmillos que pertenecían, sin duda alguna a un alfa. Había sido marcado por un alfa, uno al cuál no reconocía.
Un alfa marcando a un beta, un beta siendo marcado por un alfa. ¿Acaso era posible? ¿Qué un beta no se volvía infertil luego de ser marcado por un alfa?
No tuvo que ver su cuello para descubrir que había bajo el. Sus piernas finalmente cedieron a la presión, deslizándose con la espalda apoyada en el lavamanos, tapó su rostro de nuevo con ambas manos, negando en repetidas veces con la cabeza, aún incrédulo.
— Qué has hecho, Clint Barton, que hiciste. . . —