Lucius apretó sus puños con impotencia.
Lo amaba con locura pero su lobito de ojos dorados y antiguo carácter amable y bondadoso no le correspondía.
Lucius Malfoy tenía que aceptar que haber obligado a Remus Lupin a acostarse con él drogándolo, y a casarse cuando salió embarazado, no había sido una buena idea.
Lucius no supo en qué momento pasó, pero Remus cambió, nunca más fue el mismo, nunca más volvió a sonreír, se volvió el Malfoy perfecto, frío, indiferente, y él no quería eso. Él quería su chico tierno y hermoso.
Pero ese Remus ya no existía. Ese Remus sólo revivía de vez en cuando, y sólo con su hijo, el pequeño Draco, pero con nadie más.
Podría dibujar
A cien años luz
La mueca que pintas cuando llego
Podría sobornar, clavarme una cruz
Con tal de inspirarte un hasta luego
Podría caminar en el fuegoPara que me quieras como quiero
Lucius se dejó caer junto al cuerpo de Remus, por unos segundos había vuelto a ser su Remus.
Siempre lo volvía a ser justo en ese momento, cuando alcanzaban el límite y llegaban al orgasmo, pero en cuanto ese momento pasaba, volvía a ser el mismo hombre frío e indiferente, que como en ese momento, se levantaba de la cama envolviéndose en su albornoz para darse una ducha.
Lucius cerró los ojos, y para no llorar, rió, rió con un desquiciado, hasta que se quedó sin aire y sin fuerzas.
Podría transgredir
Las fuerzas de dios
Podría no ser yo si se precisa
Podría contradecir
Lo que diga mi voz
Podría ser el gato en tu cornisa
Podría caminar en el fuego
El pequeño Draco besó la mejilla de su padre de ojos dorados y lo miró con curiosidad.
- Papi, ¿me quieres mucho?
- Claro que sí, mi cielo. Eres lo que más amo en este mundo.
- Pero a papá no lo quieres.
Dijo el niño confundido con la usual inocencia de los niños.
Los ojos dorados de Remus adquirieron una expresión melancólica.
- Lo quiero, Draco... lo quiero como puedo.
Respondió al fin Remus.
Lucius, quien estaba detrás de la puerta y oyó esas palabras, cerró los ojos.
- ¿Qué hacer para que me quieras como quiero?
Para que me quieras como quiero
Pero soy el cero en tu izquierda
Tu coartada
Tu fusible siempre en reserva
No tengo nada
Puedo ser el truco en tus trampas
Jugar tu juego
Quitar el miedo
Hacer lo que no puedo
Para que me quieras como quiero
Lucius miró con ironía una foto de familia. Draco con una sonrisa radiante, Remus con su aparente dulzura y él con su aparente elegancia.
- Que farsa.
Dijo tirando el retrato con desprecio al suelo.
El cristal del retrato se rompió, pero Lucius no le hizo caso, se levantó y caminó dejando atrás la foto.
- Seré lo que quieres, Remus. El Lucius que te obligó a casarse con él, me cansé de rogar tu amor.
Pensó Lucius.
Te quiero como quieres
Me quieres como puedes
No puedo seguir queriendo así.
Draco miró con tristeza a sus dos padres fríos, con todo el mundo incluso entre ellos, sólo con amor para él.
- Yo sólo sé que no quiero una vida así.
Pensó Draco sintiendo tristeza por sus progenitores.
Te quiero como quieres
Me quieres como puedes
No puedo seguir queriendo así.
Y entonces lo conoció, un impresionante moreno de ojos verdes, llamado Harry Potter. Pura pasión e impulsividad.
Y pensó aliviado Draco que su vida no sería tan triste, vacía y fría como la de sus padres.... que equivocado estaba... Los Malfoy nunca debieron amar... esa era su maldición.
Te quiero como quieres
Me quieres como puedes
No puedo seguir queriendo así.
Fin
(En cursiva, la canción Para que me quieras como quiero, de Ricardo Arjona)