Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Y entonces, un muerto por AcidRain9

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 2: Dispárale a una escopeta con un pato

¿Es esto el fin de una era?

¿Es el fin de América?

No, simplemente es el comienzo

Si nos aferramos a la esperanza,

Tendremos un final feliz

Cuando el mundo estuvo en guerra antes,

Nosotros solo seguíamos bailando.

Lana Del Rey; When the world was at war we kept dancing...

Ichiji está sentado en el descanso de la terraza bebiendo un vampirito cuando lo ve, es casi como una tradición copiosa el momento en que sus ojos se encuentran. Al principio su vecino había evitado asomarse a su balcón por las noches para no coincidir con él, después se resignó a que tendría que acostumbrarse a que si quería tomar aire, tendría que sintonizar con su presencia casi de forma obligatoria.

Él pasa el dedo anular debajo de su nariz y lo hace entender rápido, por lo que Ichiji se limpia el hilo de sangre que baja de la suya y sorbe con fuerza antes de volver a levantar su libro y perderse en las letras.

Lo ha visto en el instituto y sabe que es mayor, ese chico, casi hombre es una de las personas más atractivas que ha conocido, no precisamente por estética, pues sus rasgos son duros y casi siempre tiene el ceño fruncido, pero hay algo hermético en él que siempre atrae su atención aunque sus encuentros sean breves; supone que tal vez sea de las personas que se ven bien en silencio pero pierden su misterio cuando dicen una primera oración. No es como que vaya a averiguarlo alguna vez.

Le da curiosidad saber qué hace repitiendo cursos, puede que sea un completo desentendido o que no le interese la escuela en lo más mínimo, cuando Ichiji alza los ojos para mirarlo de nuevo, él se ha ido, su palma está en el aire a punto de moverse en un saludo poco pensado, la cierra en un puño.

Ve que la puerta de la habitación del vecino ya está cerrada, la madera una vez fue golpeada por una piedra, por eso hay un hoyo negro que la atraviesa, la luz azul que viene de adentro hace que parezca un agujero de gusano difuminado por estrellas de un tono cerúleo en los alrededores.

Busca su cuadernillo para dibujarlo pero recuerda que lo ha dejado sobre su cama.

;u;

—No.

Arruga la hoja en su mano y la tira al suelo.

—Basura.

El carboncillo se parte a la mitad y mancha el resto del dibujo.

—Asqueroso.

—Deja de quejarte, todos tus dibujos se ven igual Ichiji, todos son hoyos negros. —Niji dice mientras bosteza.

El ladrido del dóberman de la anciana que vive a lado hace que Ichiji se detenga en un nuevo trazo, Niji que está recostado sobre su estómago encima de la alfombra se levanta rápidamente, en su distracción Mario Bross no esquiva a un koopa y pierde su última vida, guarda la consola en su bolsillo.

Escuchan el rugido del viejo auto de Stussy y los dos empiezan a limpiar su desastre, las hojas de Ichiji y las frituras de Niji.

— ¿Entonces los muchachos tendrán un nuevo partido el fin de mes?, tu hermana está aprendiendo una nueva rutina. —La voz de "Mary Poppins" se escucha en el jardín.

Yon va a hacer una anotación.

—Solo si Rei promete que va a estar en la cima de la pirámide.

—Oh no, no, no, esa será Hancock, ¡Pero yo haré un back tuck; es decir, saltare con los brazos extendidos y finalizare con m...

—Niji, quítate las crocs, no, no las escondas abajo del sillón, llévalas a tu cuarto, rápido, apúrate. —le truena los dedos y su hermano le responde con una seña obscena. — ¡Muévete!

Sanji cariño, lleva las manzanas adentro, busca las llaves que están debajo del tapete, las mías están dentro de mi bolsa, tardare una eternidad en encontrarlas.

—Sí, claro.

—Por favor quítate los zapatos antes de entrar.

— ¿Ah?, si, por supuesto.

La puerta se abre y Reiju es la primera en pasar, se mueve rítmicamente, ella tiene el caminar más bonito que Sanji ha visto, es como si sincronizara sus diminutos pies y danzara; ella es dueña de una cara ovalada y fina que vuelve gatuna y traviesa con mucho maquillaje que no necesita.

—Ir al supermercado es un completo infierno— la rubia sopla su rostro con una revista, sus tirabuzones rebotan graciosamente. — ¿No lo detestas, Sanji?

—En mi casa el supermercado estaba a treinta minutos en auto, hacíamos las compras cada mes, Rosinante tiene una bodega repleta de insumos, le gusta ser precavido en caso de tornados o tormentas eléctricas.

La rubia pone un pie dentro y parpadea mirando a sus hijastros. — ¡Oh! Chicos, que bueno que están aquí, estábamos enseñándole la ciudad a su hermano. Compramos pollo asado.

;u;

Él ha llegado un miércoles y cuando menos lo espera, ya es domingo por la noche, el tiempo pasa en fugaces parpadeos, tanto que Sanji se sorprende. Sus pensamientos están alborotados como un animal al que dejas sin comer por mucho tiempo, tan molesto como anguilas deslizándose en su cerebro; aunque él tenga cierta predilección por cocinar y hornear, lo más laborioso que ha hecho es un sándwich para sí mismo, y está seguro que seguirá así. No quiere destacar.

—Tienes que estar listo a las siete.

— ¿A esa hora pasara el autobús por nosotros?

—No, pero solo tenemos un auto, ¿tienes permiso para conducir? —Sanji niega moviendo la cabeza de un lado a otro, su hermano no parece sorprendido. —Lo supuse, nosotros tampoco, solo Rei, ella siempre maneja.

Niji saca un cigarro del bolsillo de su pantalón y lo enciende con destreza. Sanji se lo ha quedado viendo fijamente, por lo que él sopla humo en su cara y lo hace toser.

— ¿Quieres uno? —le pregunta agitándolo, la brillante ceniza roja cae al suelo.

—No, no fumo. — Su madre solía prohibirle a Rosinante hacerlo, obviamente él tenía que mantenerse alejado del tabaco también.

— ¿Te criaron en un santuario? —Niji alza una ceja. — ¿Al menos sabes decir malas palabras?

—Cuando ella no me ve lo hago.

—Vaya. —Niji abre los ojos con sorpresa.

Sanji hace una negación, el cabello se ondula en su rostro. —Parece que todos ustedes se han olvidado por completo como era mamá. Ella no permitiría cosas como que Reiju pase días fuera con una amiga, que tu fumaras, que todos se empinaran una botella de vino en la cena, o que Yonji tuviera la cara tan... ¿Qué le paso en la cara?, esta hinchado, pero nadie ha hablado de eso.

—Resbalo haciendo tonterías.

—Es demasiado extraño.

—Resbalo haciendo tonterías, si escuchas alguna estupidez, ni se te ocurra decirle a Stussy o a papá. —hizo sus ojos pequeñitos. —Si lo haces todos nos enojaremos contigo.

—No tengo doce años, por Dios, tampoco soy un soplón. —su voz sale cortada, está ahogándose con el humo del cigarro. — Ustedes me ponen nervioso.

—Sanji, basta, estas estresándome y no soy amigable cuando estoy estresado.

— ¿Nos han tocado clases juntos?

—La mayoría de ellas, las tienes repartidas con todos nosotros. Está bien, ¿no? —dice subiendo el cierre de su sudadera. —Puedes quedarte cerca si quieres, la mayor parte de los de la escuela son imbéciles de todos modos.

— ¿Hay alguna razón en especial? se levanta con su plato en la mano, lo deja en el fregadero mientras busca el jabón.

—Solo son imbéciles.

—Genial. —Sanji hace un asentimiento sin tomar las exageraciones de Niji en serio. — ¿Y Judge?, no lo he visto desde la cena de hace dos días, pensé que había dicho que siempre cenaban juntos.

—Escuchaste mal. Debe de estar en su oficina, es en un rascacielos, está justo por el parque al que mamá nos llevaba.

 ¿El que tiene una fuente con la forma de un duende orinando?

Ese mismo. Niji sonríe de lado.—Como sea, que no te parezca raro no verlo mucho por aquí, iré a caminar, si en tus cajones encuentras cosas de niña puedes tirarlas, Kaya dormía en tu cuarto.

;u;

La luna de esa noche parecía una bola de queso de un intenso color anaranjado, la casa de su padre era demasiado fría por lo que en las noches encendían la calefacción, era obvio que su habitación había sido habitada por una chica, es limpia y cuidada y ha mantenido los colores sobrios con los que la dejo cuando se fue, se compadece de Kaya, por lo que ha escuchado, ella era demasiado normal para este sitio.

Lo único que lo incomoda es la casa de al lado, sabe que el vecino la ha dejado hace unos dos años; todas sus raíces y plantas feas golpean su pared cuando el viento azota.

No quiere intentar dormir de nuevo, lo ha hecho por intervalos, ha soñado con un montón de moscas, primero con el zumbido de sus alas, después con sus diminutas patas sobre su piel. Aparta el cabello de su cara y se levanta de la cama, no se pone sandalias y sale despacio de su habitación, no hace ruido.

En el alfeizar de la puerta escucha susurros y pasos silenciosos, no sabe si continuar bajando e ir hacia la cocina, pero quiere un vaso de leche.

 ¿Le diste el té?

Obviamente.

Su mano se detiene en el barandal, regresa al rellano y pega la espalda en la pared conteniendo su respiración.

Entonces tenemos que apurarnos.

La curiosidad no es exactamente lo que mato al gato, al gato lo mato quien lo descubrió, Sanji trata de espiar, se asoma un poco, caminando precavidamente, un escalón por otro, y mientras más cerca está, su corazón más lejos se encuentra de poder calmarse.

 ¿Dónde está el rastrillo? ¿Lo dejaste en el patio como acordamos, verdad?, además la cocina tiene que estar limpia, no se te olvide.

Lo sé, lo sé, la he dejado impecable.

El sudor hace que sus manos se vuelvan resbaladizas, Sanji está seguro de que su nuca esta empapada. Mantén la calma, se dice a sí mismo, va a regresar a su habitación y va a olvidar, pero se resbala con un escalón y tiene que agarrarse del barandal, estampando las palmas con fuerza.

Lo primero que sabe es que trata de mantener la compostura, pero sus ojos están abiertos con mesura y en el fondo sabe que ellos pueden oler su inquietud como perros. Respira lentamente y sale del pasillo donde es recibido por sus cuatro hermanos, todos perfectamente parados y sonrientes.

—Oh, San, eres tú, pensamos que estabas dormido, iremos a jugar tenis ¿vienes? —Reiju es quien habla, la sombra de la estantería cubre la mitad del rostro de los demás, pero ella sale de en medio de ellos poniendo las manos encima de su pequeña cintura, Sanji mira sus zapatos blancos, están llenos de tierra, evita auscultarla y evade lo sucio de su vestido de duraznos, simplemente se posa en sus profundos ojos enmarcados por pestañas claras.  ¿Te encuentras bien?

Es muy tarde para un partido. algo dentro suyo no deja de gritarle que es un idiota, pasa la lengua por sus labios secos y le sonríe un poco. Sí, estoy bien, solo olvide subir el cargador de mi celular, estaba seguro que lo había dejado en la mesa pero parece que me equivoque, nos vemos mañana.

.

.

.

A las seis cincuenta de la mañana Sanji está esperando a sus hermanos en la sala, los saluda levantando las cejas y el mentón, y uno a uno, ellos bajan las escaleras correctamente vestidos, mucho color café, demasiado blanco, suéteres feos con figuras geométricas, y mocasines brillosos, trata de engañar a su cabeza con que todo fue una estupidez suya, demasiado estrés y demasiada presión.

La niebla matutina desciende poco a poco, y en el cielo se sobreponen gradientes que se mueven dejando rastros de rosa y salmón tras ellos, Reiju maneja un camaro negro y el lugar que él toma es en los asientos traseros, justo en medio de Niji y de Yonji, ellos ponen una canción indie-pop y Sanji cierra los ojos acostumbrándose al olor mohoso de las calles.

Reiju aparca el auto en el primer lugar libre, lo hace con un movimiento violento que obliga a Ichiji a colocar la mano en el tablero discretamente para equilibrarse.

El campus es grande y verde, y colorido, y lleno de gente, y de sonido. Sanji siente pánico inmediatamente.

—Aquí todos somos ecosistemas distintos, Sanji. —Niji intenta suprimir una sonrisa maliciosa mientras mira al frente. —Nuestro padre podría ser la perra del padre de alguno de estos chicos. Como sea, tienes álgebra con Yonji, el maestro es horrible así que a mal paso darle prisa.

Hay chicos caminando a oficinas y librerías, a la cafetería o a los salones, ni siquiera está prestándole atención a Yonji cuando se detiene de la nada, un chico que parece ser de noveno bebe de su jugo de cartón hasta sacarle la pulpa, pero sin previo aviso alguien abre un casillero y la puerta le da directamente en la cara.

Una maestra ha visto la escena por lo que hace una mueca y pone un pase en la mano de Sanji, que es quien está más cerca de ella, le pide a los hermanos que lo lleven a la enfermería. Yonji decide ir a álgebra y lo deja solo sin saber hacia dónde ir.

Ha tenido que preguntar la dirección a un grupo de chicos, pero al final se ofrecieron a encaminarlo, mira el reloj de la pared frenéticamente, han pasado quince minutos desde que trajo al chico a la enfermería, una señora en bata le ha dicho que esperara sentado, en el mostrador los vasos de plástico que tienen café se van reproduciendo rápidamente.

— ¿Cómo está mi hermano? — mira discretamente por su periferia, son dos chicos altos y morenos los que acaban de entrar. El que habla tiene el cabello negro y un rostro enmarcado por pecas, no parece preocupado o sorprendido por la situación de su familiar.

Sanji busca a una enfermera con los ojos, pero como no hay ninguna supone que tendrá que contestar él.

—Se golpeó la nariz pero no fue nada grave, creo que le pusieron una gasa y lo hicieron recostarse en la camilla.

—A veces deseo que se golpee más fuerte para que deje de vivir en las nubes, pero gracias. —le sonríe con amabilidad y le extiende la mano. —Ace Portgas y Zoro Roronoa. —señala a su amigo, quien se ha mantenido bastante callado.

—Sanji...Vinsmoke. —sisea el apellido en sus labios, correspondiendo el agarre del muchacho, quien alza dos gruesas cejas.

—No sabía que los Vinsmoke tenían otro hermano, así que hay un nuevo integrante para la manada.

—Asombroso. —el chico que responde al nombre de Zoro murmura entre dientes, su tono es sarcástico. Sanji nota tres perforaciones en su oreja, parece un material caro.

—Soy su...primo lejano...de otro planeta...—dice sin sonreír. —He llegado la semana pasada y tendría que estar en álgebra ahora mismo, pero me dieron un pase para acompañar a tu hermano herido por atención médica.

—No debes de conocer los salones, me quedare con Luffy, Makino ya está en camino, te alcanzo en un rato Zoro. ¿Por qué no lo acompañas a su salón?

Sanji mira discretamente al aludido, no parece especialmente entusiasta.

Ace cuelga la mochila en su hombro y avanza hacia el pasillo, pero antes de perderse da un paso hacia atrás y gira para quedar frente al rubio.  ¿Sabes, Vinsmoke? La gente que hace algo por los míos, automáticamente me agrada.

Sanji parpadea hasta que escucha al otro muchacho tronar la boca.

—Dijiste álgebra. —tiene que asentir. — ¿Con Sakazuki Aikanu? —asiente de nuevo. —Y tienes un pase, yo también tengo clase con él, pero al contrario de ti no tengo nada que justifique que aún no estoy en el auditorio y me salve de su diatriba, di que lo compartimos.

—Me da igual, como quieras.

—Perfecto, a mí también me da igual.

.

.

.

Ve coletas con cabelleras largas agitándose de lado a lado, sudaderas de colores distintos y mochilas de todas las formas; está echado en el pasto con sus amigos, sigue con los dedos la canción de Depeche Mode, y espera a que la campana anuncie que se terminó el descanso.

—...Te digo que la mamá de Ichiji es volátil. Un día vi cómo le aventaba una zapatilla a Kaya.

—No es mi madre, Kid.

—Yo también le hubiera arrojado una zapatilla si fuera su madre y ella decidiera presentarte como su enamorado de verano. —Robin se ríe levemente mientras sube sus medias de red más arriba de sus rodillas, sus parpados están enmarcados por sombras violáceas, le dan profundidad a su intensa mirada.

—Rubia frágil e incomprendida, son las principales víctimas para los hijos de perra. —Kid dice orgulloso.

—Ella ya está el Stanford, y salió contigo que eres mucho menor. ¿Eso no cuenta cómo pedofilia y te hace a ti la victima? —Bonney juega con la perforación de su mejilla. — ¿O solo aplica con niños de doce años? Pregúntale a Ichi, su padre es abogado.

Ichiji bosteza recostando el mentón en sus rodillas, mira soporíferamente a la gente, le gusta imaginar que cada persona tiene un asterisco imaginario encima de sus cabezas, identificándolos a los unos de los otros mientras se mueven, algo así como en los sims.

Law tiene los brazos estirados, simula una escopeta con sus miembros y se imagina disparándole a sus compañeros. —Te ves como el trabajador de un museo, camisa fajada y zapatos relucientes. ¿Otra vez tus padres perdieron la cabeza? —Law lo observa de reojo sonriendo de lado.

Ichiji asiente y Law continúa con su tarea.

La primera vez que Ichiji vio una escopeta de verdad fue en casa de Kid. Su tío es la clase de hombre que caza zorros y cuelga cabezas de venados como trofeos sobre su chimenea.

—He escuchado que si concentras demasiado tus energías, lo que quieres sucede, es el poder de la mente. — Basil susurra barajando sus cartas.

Los chicos se ríen cuando Law jala del gatillo imaginario y en el instante exacto, Coby tropieza con sus agujetas y cae de narices a la acera.

—Por lo menos lograste que se cayera. —Bonney muerde una rebanada de pizza.

—Cinco dlls si haces lo mismo con el hermano de Ichiji. —Dice Kid engullendo la mitad de su hamburguesa. —Esta porquería sabe a heno de caballo.

—Las escopetas son mejores en espacios cortos y él está en el sitio perfecto para que el impacto sea inminente. —Robin suspira pintando sus uñas con esmalte negro, ella es como un libro antiguo, su cabello se revuelve por el viento y lo aparta. —Ah-ah, pero tu posición no es buena, Trafalgar, tienes que cuidar la postura de tus codos...Y tener coordinación cerebro-ojo-dedo, da un paso adelante con la pierna izquierda, forma una ele y...

Law parece escucharla atentamente, su expresión delata su interés, está enojado porque uno de los chicos del equipo de fútbol que le debe dinero ha estado escondiéndose, sin embargo, Bonney vio al mismo idiota invitarles a sus amigos una ronda de cervezas en el bar en que es mesera.

— ¿Alguna vez imaginaron matar a alguien? —Law susurra.

—A la alcohólica de mi tía. —Robin sonríe herméticamente.

La chica del cabello rosado la mira con desaprobación y Robin solo sopla su recto flequillo negro para que no estorbe en sus ojos. —Eres casi una prostituta Bonney, seguramente tú tienes más razones que el resto.

—Las tengo, pero ir a prisión apesta. Mi hermano estuvo quince años, apenas y lo reconocí cuando salió bajo libertad. Él se veía como mi padre o mi tío.

—Pensé que habías dicho que tu hermano era militar y estaba en Ámsterdam.

—Eso es lo que dice mi abuela, es una mitómana.

Basil ni siquiera habla pero hace un asentimiento, eso es lo que lo encaja perfectamente en el grupo, no es un experto socializando como la mayoría de ellos, los maestros dicen que tienen potencial y lo están desperdiciando, Ichiji no recuerda como sucedió, pero cuando menos lo esperaba estaba reunido comiendo el mediocre almuerzo de la cafetería con ellos, sabe que son inteligentes, al menos Law, Robin y Basil lo son, pero Bonney y Kid tienen sus propias técnicas de supervivencia, ella, como toda mujer que conoce, sabe usar sus encantos a beneficio, y él es fuerte y violento.

Kid, que es un chico enorme, se tira en el pasto y acomoda la nuca sobre sus gigantescos brazos. —Al bastardo de Aikanu, me hará repetir álgebra. De nuevo.

Una risa conocida los hace girar las cabezas, Ichiji mira a su hermano reírse con su nuevo grupo de amigos.

—Se ha vuelto popular rápidamente. —Law dice mientras apunta al azar. —Portgas-ya y su hermano, Roronoa-ya.., Nefertari, Hakuba, Mikan...Eso es escalar a la cima drásticamente. —bufa con ironía. —Que tierno. Izo lo hizo presentarse frente a todos durante biología, tiene una voz graciosa.

—Tú a tú hermano, ¿no es cierto? — Robin susurra mirando el esmalte secarse, ella es una Medusa negra e Ichiji lo sabe.

Ichiji está jugando con las hojas; algunas están secas, otras son rojas, cafés y anaranjadas, solo se encoge de hombros y sus comisuras se levantan en una sutil sonrisa. —Quien sabe. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).