Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La gran ola de Kanagawa por Bill Dean

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Quinta y penúltima parte, esta madre ya se va a terminar. 

Buenas en un mismo día. 

Es un tontería igual a la pasada, insisto tomemos en cuenta que se supone es una redacción simple y una persona que no se conoce a si misma. 

El sentimiento es "te amo y odio" sin esclarecer que tipo de amor es, bueno es obvio que romántivo, sin embargo al encontrarse con él su miedo crea una cortina y siente que ya que ha dicho todo, que lo ha visto se dio cuenta que su amor era de amigos... 

En cambio Kai sólo es un chico que decidió apartarse de la persona que más había amado porque le hizo daño, porque era un miedoso también. 

ñññ espero les agrade a los pocos que leen mis tonterías. 

¿Cuánto dije que pasó? Un año, sí poco más de un año dejo de doler igual, al final de este y  el siguiente disfrute con viejos y nuevos amigos; en un orden de sucesos desde tu partida: terminé la escuela media, entre a la universidad, obviamente no en Tokyo, para ser un arquitecto no necesitaba ir a la universidad que añoraba.

A pesar de que di todo de mí para dejarte en el pasado, no lo logré del todo.

Te vi un par de veces desde la lejanía cuando volvías a Kanagawa.

Soy feliz a mi manera, no necesito decir más, en su momento si llego  a encontrarte y hablar, te contaré más.                                                                            

Caminé desolado por la calle, sabía que la más grande razón de mi estancia en lugar eras tú, había ido a estudiar ahí por ti, hice todo el mundo de cabeza para cambiarme de universidad antes de mi quinto semestre, aunque las posibilidades de verte eran mínima. La principal razón de que no nos viéramos cuando volvías a tu casa éramos nosotros, demasiado cerca y demasiado lejos. 

El problema es que no te logro olvidar, a donde quiera que vaya te veo, te siento, te recuerdo, así que a pesar de ser feliz algo de mí sigue atado a ti y disfrutar mi vida será más complicado en el futuro. 

El peor de los dones que tengo es “recordar”, el complejo con la soledad forma  parte de lo que creaste tú; abriste mi corazón y exploraste como nadie, eres la herida que dejo de sangrar pero no cicatriza, vivo en un constante miedo de que lo vuelva a hacer. Soy más fuerte que antes y estoy seguro que si te veo de nuevo sanaré, porque no puedes ser algo que desaparezca de la nada y aún me niego a aceptarlo. He vivido buscando la felicidad, descubrir más de ella como todos los seres humanos, lo he hecho  desde que no estas, a pesar de todo eso haces falta, quise a muchas personas después de ti más soy incapaz de volver a amar, me volví torpe para vivir sin el dolor que me provocan todos los recuerdos juntos. Me pregunto si estás bien, si aún eres feliz, si eres tan valiente tal cual niño, si estás con alguien y estúpidamente de manera egoísta me pregunto si me recuerdas, si al menos fui un poco importante, cada navidad es triste en ese torrente de preguntas profanando mi mente y parte de mi estabilidad emocional. Un día estuve seguro de tus sentimientos por mí, ya no más, tu última conversación conmigo derrumbo toda esa confianza y credibilidad.     

                

Te habrás dado cuenta que nunca llegue a la universidad que siempre añoré, la evité por ti, la evite y decidí abandonar una ilusión, ahora la retomé y estoy aquí, en una universidad, una ciudad que evite por ti Yutaka.  

«El cambio fue difícil pero lo logré» ese pensamiento me da una satisfacción que no te puedes imaginar.

Llevo una semana  aquí sin embargo no sé nada de ti, ni que estudias, en su momento supe tus planes ahora todo aquello pierde valor, las personas cambian y sus metas lo hacen también; descubrí que olvidaste la ingeniaría. Si me preguntan por qué razón no fui a tu casa, allá en nuestra ciudad natal, nunca lo hice tras romper no lo haré ahora, quiero buscarte por mi cuenta sin recurrir a lo fácil o tal vez estoy fingiendo que lo hago para no encontrarte, porque me da miedo y estoy aparentando que de verdad te quiero ver para sanar, aunque tal vez no quiera sanar… Tal vez.

 No tengo idea si físicamente eres igual, recuerdo tu cabello que “cuando le da un rayo del sol es como las hojas de otoño”, espero quetus labios sean las delicadas líneas carmesí inocentes del deseo que producen, las pestañas rizadas bordeando tus ojos café claro, largas extremidades con musculo suficiente, manos delgadas y grandes, delicadas como sólo tu podías ser. 

Me detuve en seco con los pensamientos, me recordaban a tu risa por las noches diciendo tontos chistes, algunas veces con tus hombros marcados, el paso de tus dedos por mis cabellos o al contrario, acariciarte, desear unirme a ti hasta que no quedara nada, sentir las caricias de tus labios en todo mi cuerpo, saborear cada parte de tu piel… perderme en tus ojos en medio de una oscuridad a medias.

Ahora lo comprendes, todo me hace pensar en ti, eres un hermoso recuerdo que me atormenta y necesito verte, necesito romper ese lazo que nos une, para mí al menos no acabo nada bien, no lo sentí como un fin, sentí el quebrantar de tus promesas ¿Dónde está el amigo que siendo mi novio prometió quedarse si acababa todo? ¿Desapareció? No, huyó.

— Lo dijiste tú, intenta recordar lo que dices— estaba serio, últimamente la idea me preocupaba.

— Sí, lo recuerdo pero me da miedo, si lo hablamos estamos haciéndolo real de alguna manera — esa parte débil que mostrabas en verdad  parecía que me rompía el corazón.

— Entonces no hablemos de ellos después de hoy…

— Seré tu amigo, no importa qué, sabré diferenciar entre  novios y amigos, seré tu amigo porque te amo y eres importante para mí. Lo seré por siempre, incluso ahora soy tu amigo, lo seré siempre — repetías que serías mi amigo, me mirabas a los ojos con un brillo del cual me daba mido descubrir su motivo, me hacía pensar que tus palabras eran el reflejo al miedo de profecías crueles.

— Yo también seré tu amigo, lo seré.

— Lo prometo, es una promesa. 

— Sí, es una promesa — nos besamos como para asegurar la promesa, no con sangre si no con un beso lento, abrumador, colmado de temor y tranquilidad.    

Ese fue uno de los besos más dulces y tristes que nos dimos, casi no hubo besos tristes, recuerdo perfectamente cada sentimiento a tu lado, la piel aún se me eriza, no quiero cambiar el pasado quiero formar un futuro sin esto; me consumo al igual que mi imaginación al darte el primer beso. Me pregunto si alguna vez, por muy vaga que haya sido, tuviste idea de cuánto me fascinaba escuchar tus relatos, verte carcajear, cuando te esforzabas por algo por muy tonto que fuera, más nunca hubo nada tonto, cuando me cantabas con tu poco desafinada voz, bailabas en medio de la calle sin miramientos, me ensañaste a bailar; cuando nadábamos, salir en bicicleta y alzar los brazos, chocar en el pavimento riendo, correr entre calles, ¿alguna vez imaginaste que sentía al verte y seguirte? 

Nunca compuse algo para ti, sólo me sabía una melodía en violín y miles en mi amada guitarra, no te dedique ni un verso, hicimos muchas canciones nuestras, nos movíamos como nadie nunca lo hará, entendías el flujo de mis humores, la manera en que vivíamos. 

Esto es tuyo y únicamente tuyo. 

Tal vez ya te harté, espero te hayas dado cuenta que cargo con las sombras de nuestro pasado, mi mente es un universo psicodélico; quiero contarte que fue de mis relaciones después de ti, familiarmente fue igual. Entre estar deprimido y estudiar llegó esa persona que me gustó, aun me gusta, sabes a que me refiero, como persona me gusta, es mi amigo  sin necesidad de promesas.

Él era demasiado inteligente, nunca lo comparé contigo, fue un suave viento que removió mi corazón, latió calmadamente por él, tenía el cielo tormentoso en sus ojos, siempre fueron una buena tormenta, sus besos eran cálidos de manera única con un ligero sabor a menta, nunca tuvo más de un mes el mismo color te cabello, el azul fue siempre el mejor, ahora tiene un mismo tono por más de dos meses, me hizo feliz, nos quisimos, me amo, no le amé de la misma manera, no fue ni un año, lo que paso con el debió ser contigo, mi primer amor.

La segunda persona que llegó a mi vida, por lo que paso no es bueno llamar relación a lo que hubo, tampoco lo comparé contigo; es tímido, poco risueño, un sabiondo modesto, es genial, me hizo pensar en descubrir más de todo, no fue suficiente, lo que aprendí a su lado lo atesoré, sin embargo no llegué a encontrar nuevas maravillas. 

Desde el día que terminamos han pasado dos años y siete meses, espere por una llamada un año, hui de ti a tu regreso, tenía miedo y me convencí de que todo lo dicho fue cierto aunque no me dejara conforme además de que nunca supe nada de ti, insisto: no se acabó como debió ser.

Por meses y meses lloré: dime que no es verdad, porque me duele demasiado; dime que no es verdad porque de verdad siento que estoy muriendo.

 Durante las vacaciones la casa de mi tía era el lugar perfecto de descanso y para esconderme de ti, sin embargo nunca me buscaste: tu ausencia provocaba el torrente de recuerdos. Lo dije ya demasiadas veces, me equivoqué, frente a mi segunda pareja, él sabía que estuve enamorado de ti, me reí en su cara más no de sus chistes si no de los tuyos, dime que no soy estúpido, recuerdo cuando susurré “Kai una vez dijo eso” y todo se fue al carajo.

¡Demonios! Acabo de recordar algo muy patético en mi vida, más patético que yo mismo, jamás pude ver a los ojos a tu mamá cuando la encontraba en la calle aunque ella sonreía y era amable. En las vacaciones después de la primera navidad tras romper llamé a tu a casa después de beber sake hasta no poder ni con mi alma.

—Buenas… buenas… buenas noches — y comencé a guardar silencio antes de maldecir — ¡carajo es el buzón de voz! Espero lo escuches, estúpido — y de ahí no estoy seguro que tanto dije sólo que comencé a maldecirte hasta llegar a la parte final — Me usaste como tu juguete sexual hasta que no me necesitaste más, me hiciste creer que me amabas y yo… yo… sólo me dejé llevar, ni siquiera somos amigos ya… sigo creyendo en tu promesa cuando sé que está más que rota… te odio, te odio mucho — y comencé a llorar antes de moquear y cambiar mi actitud — ni siquiera me buscas para divertirte un rato, gracias… ¿puedes devolver la llamada? Quiero hablar contigo un momento… ¿no crees que es justo? — un largo silencio abundó ahí porque estoy seguro que nadie estaba al otro lado de la línea — no por ti nada más o por mí, por los dos… es incómodo ver como nuestras familias hablan y yo veo que no estás, o en navidad… en realidad yo me escondí, pero te vi dar la media vuelta cuando viste a mi madre cerca… sólo sé que esa era tu cabeza con tu cabello despeinado.

No recuerdo nada después de esto.

Espero que cuando leas esto te des cuenta que escribí de manera discontinua, no pongo fechas dado a su poca necesidad, simplemente quiero darte mi sentir, si alguna vez das a alguien el derecho de leerlo, he de suponer que también lo comprenderán.    

Te encontré de una manera patética, “Johnny’s-kÄ“.a” una expresión, siempre te llamaba de esa manera cuando me burlaba, aunque en verdad eres muy guapo, pensar que me recordaba a ti más el peso de sentimiento y curiosidad me llevaron a entrar. Se me hizo raro no verlo antes, estando tan cerca de la universidad. La joven que atiende el  lugar estaba limpiando una mesa mientras los de otra se iban, no había nadie más.

— Buenas tardes — saludé al entrar.

 

—Buenas tardes, tome asiento — saludo con afable sonrisa.

— Creo que van a cerrar ya ¿no es así? — miré alrededor dándome cuenta de que todo estaba en silencio. 

— Sí, hoy nos han invitado a una fiesta, pero la verdad me agrada que llegaras, no quiero ir — era una sonrisa bastante linda, además la joven parecía ser tan sincera que dejaba salir las cosas sin darse cuenta

—    ¡Oh! ¿La fiesta de bienvenida e inicio de nuevo ciclo? — también tenía una invitación, era en un lugar grande para celebrar, un vago pretexto para emborracharse y bailar.

— Estoy segura de que el jefe no me dirá nada, tiene muchas ganas de ir — comentó aquello mientras asentía con la cabeza.

— ¿Los dos son de la universidad? — dije curioso tomando asiento.

— Sí, bueno él ya está en su tercer año, yo apenas comencé — en lo que hablaba miré la carta buscando algo rico y dulce. 

— ¿Y cómo se hacen cargo del lugar? 

— Pues nos hacemos cargo tres personas, en la mañana estoy yo, porque mis clases son en mayoría durante la tarde, en la tarde está el jefe que tiene sus clases durante la mañana, mi otro compañero es un chico que no estudia pero quiere poner su negocio da tatuajes, hace diseños increíbles — sonreí al ver su entusiasmo.

— Quiero un té negro y una rebanada de pastel de queso con mora si aún queda — sonreí sintiéndome en confianza con ella.

— Sí claro, ya lo traigo — se dio media vuelta para ir a dónde el mostrador y dónde prepararía mi té.

— ¿Por qué “Johnny’s-kÄ“.a”?, bueno es una expresión que supongo atrae a jóvenes pensando en chicos guapos, pero…

— ¡Oh! , el jefe no dice mucho de eso, pero supongo que es como dice una estrategia para atraer jóvenes… y sí, el jefe es bastante guapo, pero por lo que luego veo supongo que…  —La chica no sólo se había detenido en su labor sino que también había sido regañada por alguien, con una voz tan familiar que me quedé sin aire, aunque sonaba más madura.

— Tu no andes contando suposiciones a los clientes, además dije que cerrábamos ya —todo se detuvo al escuchar tu voz, era más profunda y varonil… la reconocí, al verte salir de aquella puerta tras el mostrador, mi mente dejo de pensar en lo que la joven me contaba momentos antes, algo tan banal que de repente dejó de serlo en alguna parte de mis pensamientos.

No, mi corazón no latió fuerte, se detuvo, era demasiado lento “el tiempo no es lo que presume”, tú eras tú y no lo eras también.  

— Sí, pero el cliente es de la universidad y es nuevo, además no quiero ir — la miré a ella, nunca dije que estudiaba en la universidad… mentira, hablé sobre la invitación— Y ni se te ocurra decir que vaya yo y llegas más tarde tú, tienes cosas que hacer ahí Jefe — Sonrió  pícara colocando la taza humeante donde comenzaba poner la infusión de hierbas.

No me habías visto, no creo que me reconocieras, había cambiado igual que tú; mi complexión sólo se asentó más, crecí otros cuantos centímetros mi cabello era de un color platinado con las raíces negras, me asentaba bien, no usaba maquillaje ese día e iba vestido bastante normal: unos jeans negros rotos, botas, una camiseta blanca con el estampado de Rammstein en negro, no recuerdo muy bien.  

— De acuerdo, con la condición que a las seis cierres, no quiero que te quedes hasta tarde Ryu — la miraste como a una hermana pequeña, aunque era bastante baja de estatura.

 

—Lo haré, ahora déjame atender al cliente — respondió señalando en mi dirección con la cabeza.

No recuerdo que hice en ese momento, sólo sé que actué como si nada incluso si me estaba consumiendo por dentro, creo que quería salir corriendo o girar la cabeza fingiendo que nunca entré, pero me quedé ahí sonriendo apenado antes de hablar ¿cómo carajos lo hice?  Había estado perdido en la forma de tu espalda cubierta por una camisa gris fajada a tus pantalones de mezclilla, los fuertes brazos así que cuando vi tu cara con tus cabellos acomodados en un mal intento de estar peinado casi me pongo a llorar, sentí mi nariz tan roja que volvía sonreír enternecido… si supieras cuanto te amo y te odio.

—    Perdón, no sabía que estaban en medio de algo — me disculpé sin que la voz me temblara de milagro, con los ojos aguados.

— No te preocupes, estamos para servir — Ryu sonrió, no te miré, luché por no hacerlo.

El Kouyou que conocías era tan diferente como tú, en mi forma de ser cambie, lo cual es normal ya que la gente cambia.

— Kouyou — lo dijiste muy seguro, no hubo nada aparte de la sorpresa y esa seguridad que luchaste por mantener, por un momento que sentí como una maldita hora me quedé helado.

— Yutaka  — Dije nervioso de verdad, sonriendo de medio.

— Kouyou — repetiste sorprendido cuando mi voz, mi respuesta con tu nombre entre mis labios salió para asegurarte que era yo, que era real.

—Sí soy yo… ahora ¿puedo tener mi té?— pregunté con tanta normalidad que de nuevo parecía falsa y es que lo era, no estaba nada bien, a decir verdad quería correr al sanitario porque me sentía mareado, con nauseas.   

— Ryu, no iré a la fiesta, tienes el día libre yo me encargo — tus expresiones eran serías y ella obedeció al notar el pánico de tu voz y se despidió de mí, tartamudeé una respuesta.

Cerraste la entrada y voltease el letrero de abierto a cerrado en cuanto se marchó.

— Soy sólo un cliente, no tienes que cerrar.

— No eres sólo un cliente. — corregiste con la voz neutra.

— No sabía que es tu local, entré por curiosidad así que sí, soy sólo un cliente.— insistí sintiendo que perdía mi voz, mi alma… perdería de nuevo mi alma si seguía contigo y las puertas cerradas.    

— Lo es, y necesito hablar contigo, tú te…

— No me digas que diferente, tú también lo estas, es obvio, han pasado casi tres años — no repliqué molesto o desesperado. Estaba siendo un idiota  que se las daba de listo después de que yo te había estado buscando.    

—Huiste, te dije que sólo necesitaba tiempo para que fuera normal de nuevo, cuando regresé no estabas. — un reclamo

— Salí de vacaciones si de verdad me fuiste a ver te habrías enterado, mi mamá estuvo en casa, no lo hiciste lo sé porque ella no dijo nada, lo sé porque esperé un año por tu llamada,  no necesito que me digas que fui un cobarde huyendo de ti, tenía miedo después de tanto esperar, tampoco te atrevas a decir que estaba enterado de tu regreso, que me lo habías dicho y debí esperar, las cosas no son así, de haber ido a mi casa habrías pedido el número de mi tía y hablado conmigo — no te deje hablar, no lo dije enojado, sólo lo dije.

Lo dije buscando una pelea por todos esos años reprimidos sin decirte nada, por el eterno tiempo que lloré mirando a lo lejos en espera de verte volver; porque yo era apegado a las palabras así que si me decías que esperara lo haría en lugar de buscarte, porque me heriste no tuve el valor de hacerlo.

— Lo sé, nada te ataba a esperarme debí buscarte, pero…

— no hay peros…  no terminó bien. Las siguientes vacaciones estuve en casa, nunca fuiste, tampoco te busqué, de que servía si tú me estabas evitando.

— Tienes razón. 

 

—Recuerdo bien tus palabras “Dame tiempo, seguiré estudiando ahí, no tardaré en marcarte, sólo necesito días, no es ni un mes, después a mi regreso todo será igual”, espere tu maldita llamada, un mensaje, algo y entendí que se acabó, únicamente espere que siguiéramos siendo amigos, como en el pasado lo prometiste, lo prometí, sabías demasiado de mí, hablando como amigos, te necesitaba. ¿Crees que no me lastimó lo que decías, tus acciones, tú? — con el paso de los segundos un rugiente cólera salía a flote, uno tras otro era el reclamo sin sentido.

Quería golpearte en un ataque de histeria, sin embargo la otra mitad de mí estaba tan cansada.

— ¿Y a qué has venido? ¿A qué viniste a esta universidad? ¿Para pelear conmigo? No creo que sea sólo por eso si desde el principio evitaste venir— tragué duro al ver que ni siquiera contestabas mi pregunta ni te inmutó. 

— Vine a buscarte, a darme cuenta que no siento nada por ti, a terminar bien las cosas, tal vez a ser amigos, cerrar bien ese ciclo de mi vida. 

— Dijiste que entendiste que se acabó.

— Lo sé, pero no dije que acabó bien o ¿Para ti si acabó bien? 

— No acabó bien. 

— Dame lo que pedí, por favor. — cambié el tema antes de soltarme a llorar o seguir diciendo cosas que no venían al caso.

— Intentas darme ordenes, soy el dueño del lugar recuérdalo — arrugaste el ceño y sentí la vergüenza invadir mi rostro.

— Soy tu único cliente, además tienes cosas que hacer, no creo que quedarte hablando con tu ex forme parte del plan — eso último lo solté muy enojado.

— Forma parte del nuevo plan, además no estaba seguro de… — guardaste silencio.

— ¿De qué? — levanté una ceja de manera acusadora.

— Lo sabes, de salir con esa persona.

— Justo ahora eres modesto — ironicé.

— Tenemos que hablar.

Te diste media vuelta y preparaste lo que pedí, me senté en la silla de la que no supe que me levanté, de verdad estaba enojado, frustrado, confundido y no te odiaba, la realidad es que me estaba enojando por la sorpresa e impacto, estaba enojado porque comenzaba a doler y se sentía bien.   

— ¿Por qué una cafetería? — pregunté curioso luego de un rato.

— Es sencillo, amo los postres, la comida, estoy estudiando gastronomía, y me trae buenos recuerdos. — te pusiste serio y regresaste con la charola, te miré de reojo.

— Siempre serás un goloso — sonreí de manera natural, me sentí cómodo de al menos saber algo de ti.

— Y Jim Morrison siempre será el poeta del Rock — reíste, me reí sin pesar.

— Eres un idiota todavía.

— Tu igual por eso te ríes… prometimos ser idiotas — murmuraste sentándote enfrente.

 

—Fue lo único que logramos cumplir — clave los dientes en el mi pulgar mirando tu expresión.

— Perdóname por dejarte, por no ser tu amigo, por evitarte, por enojarme sin sentido, perdóname porque cuando te deje me expresé muy feo, por creer que podía continuar sin ti, perdóname por hacerte creer que me daba vergüenza — de la nada me mirabas a la cara de nuevo, regresé en el tiempo… no, era el presente invocando mis sentimientos a duras penas ocultos.

— No estoy seguro si se trata de perdonar, pero lo estás, también necesito pedirte perdón debí ir yo si tú no lo hiciste, perdóname todos mis errores, aunque no comprendo que quieres decir con “enojos sin sentido”, perdóname también — clave mi mirada en la tuya sin saber que mis pómulos ardían, que tus manos temblaban y que el té me sabía dulce luego de pedirnos perdón

— No es necesario que lo hagas, que lo entiendas no es necesario — murmuró bajando la vista a sus pies.

— Te vine a buscar por dos razones, una de ellas era dar por terminado un ciclo, algo que me mantiene preso en él pasado y  la segunda es para seguir siendo amigos, fue tiempo suficiente el que ocupamos en poner distancia, no será igual pero quiero ser tu amigo — comenté aquello realmente tranquilo, el alboroto que hicimos no fue mucho, fue diferente a todo lo que imaginé.

A mis veinte años comprendí que yo era el drama innecesario en mi vida.   

— No, mientes.

— ¿Qué quieres decir?

— Terminar un ciclo implica darte cuenta si realmente no me amas ya y acabar con la pesadilla del recuerdo,  son en sí tres razones, dejarme de amar es una ¿Lo has hecho? — contemplabas con la picardía de mascara y la esperanza tu talón de Aquiles. 

— Sí, en el entendido de novios,  sí te he dejado de amar si no lo has notado te necesito y amo como amigo… algo como eso — fue una respuesta sin titubeos, durante los últimos meses soñé con ese momento, decirte que necesitaba tu amistad, pero parecía complicado explicar de ese modo.

¿Soy un mal mentiroso verdad? Todo el tiempo me la he pasado diciendo que de verdad te necesitaba, que te seguía amando, sin embargo en ese momento las cosas parecían encajar como las había pensado, sí cerrábamos bien el ciclo mis sentimientos volverían a su orden natural, aunque la verdad es que era un maldito miedoso que se escondía tras esa farsa y en mi cabeza me negué a pensar en eso.   

— Lo note., yo siento lo mismo la diferencia es que yo… no he superado del todo…

— Yo tampoco, no se puede, fue demasiado bonito con demasiados momentos importantes, así que siempre quedará un algo de ello ¿cierto? — tu cara se deformó por un momento antes de negar, ese día, en ese instante le di las vueltas a tus palabras y tú decidiste abrirte paso a mí de esa manera.  

— Entonces ¿Amigos de nuevo? — recuerdas que mencione tu sonrisilla, es verdad, aun enamora. 

— Sí, amigos.

— Supongo que está tarde podemos comer y platicar ¿no? — el corazón dio un brinco al ver de nuevo tu mirada de inocente expectación.

— Platicar y platicar.

Esa parte que antes estaba incompleta, con dudas y remembranzas provocando el dolor, teniendo lugar en una felicidad incompleta, todo lo que hasta ese momento me abrumaron, desapareció en ese momento, en los siguientes días, tardes y noches; siempre fuiste demasiado importante en la vida de este ser humano simplón, la mejor decisión que hice fue buscarte, la mejor de ambos la de ser amigos como antes.

No paso demasiado tiempo pero si demasiadas cosas, sentí la confusión cada día más grande en mi pecho, lo que me negué a creer en ese momento lo sé ahora “me enamoré” de ti nuevamente, para ser exactos simplemente respondí la pregunta que me hiciste jamás dejé de amarte desde el primer beso hasta que te volví a ver te seguía amando e incluso más, sin embargo respondí convencido de una falsa verdad. Todo es tan revuelto en mi cabeza que no tiene sentido ¿verdad?

 

 

 

 

Notas finales:

Espero no haya sido tan tonto y tedioso.

Gracias... gracias por leer. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).