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De conejos y... ¿casualidades? por Big Rabbit

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-Así que era eso... Hmmm... ¿Y por eso estás tan nervioso?

Al hombre alto de cabello revuelto que hablaba, le divertía más observar las reacciones de su interlocutor que la conversación en sí.

-Pero... ¡¿Tú has visto lo que es eso, pedazo de inconsciente?!

Kirishima Zen, para quienes no lo conocían, podía parecer un tanto despreocupado, pero la verdad es que era un gran profesional en su trabajo a la vez que un padre implicado. Nada inconsciente... Takafumi, su osito, podía ser muy tierno a veces, pero con ese comentario se había pasado.

-Takafumi. -El aludido lo miró. -En primer lugar, no soy ningún inconsciente. Sé perfectamente lo que es eso, incluso los he leído. En segundo lugar, no es para tanto. Recuerda que son obras de ficción, incluso nosotros dos hemos hecho cosas peores que Akihiko Todou Misaki Suzuki... Y en tercer lugar, tranquilízate...

Takafumi, en su limpieza general, había encontrado en el cuarto de Hiyo una caja con varios mangas de temática yaoi y shonen-ai, entre los que destacaban un par de volúmenes de la exitosa serie Junai Romántica... Extremadamente nervioso, terminó con la limpieza pensando en hablar con Zen lo antes posible... Tan nervioso que incluso se olvidó de hacer la cena. Gran descuido, considerando que Hiyori no estaba y que Zen era tan negado para la cocina que su hija ni siquiera le permitía la entrada...

***

-Takafumi... A veces puedes ser muy tierno. -Zen no podía olvidar aquel momentazo. Llegar a casa después de un duro día de trabajo y encontrarse a su pareja en el cuarto de su hija, sujetando una caja de cartón con la cara desencajada. Aún quería morirse de risa al recordarlo... Aunque su pareja estuviera gruñendo todo el mes siguiente. Tenía unas reacciones tan tiernas... 
-Anda y que te den. -Masculló el moreno. -¡Pero si es una niña! 
-Ya no es tan pequeña, si lee esta clase de mangas. ¿Cuándo cambió The Kan por Junai Romántica? A este paso, pronto tendré que darle la charla, ¿o se la vas a dar tú, como buena mami oso? -Kirishima no podía dejar de reírse. Cuando fuese el momento, hablaría con Hiyo de todo lo que fuera necesario, la niña había leído mangas no muy recomendables, pero tampoco había que hacer un drama de aquello. Además, les allanaba el terreno... 
-¡Deja de llamarme mamá oso y púdrete! 
-Takafumi, esto podría servirnos de algo. 
-No estarás pensando en eso... 
-Es la ocasión perfecta para contárselo. Vuelve mañana, hagamos una cena de bienvenida, le comentamos lo de los mangas que Le hemos encontrado y luego le decimos que somos pareja... No encontraremos otra oportunidad.

El gato, Sorata, los miraba atentamente. En un lugar lejano, dos peluches lamentaban no tener microcámaras para ver lo que ocurría en el piso Kirishima.

-Maldición... Ryu no me presta la microcámara... Sigue molesto conmigo porque le dije a Asahina que se había ido de fiesta. 
-Pensé que el embarazo lo ablandaría.   Bueno, veremos sus reacciones en la oficina. Si quieres, te llevo a casa de Usagi-san. 
-Vale.

***

En el piso de Kirishima los ánimos se habían calmado un poco. Takafumi ya estaba más tranquilo, y casi convencido de hablarle sobre su relación a Hiyo, pero Zen no podía resistirse a seguir burlándose de él. 
-Osito... Dime... ¿Este pequeño incidente te ha dejado tan nervioso como para olvidarte de hacer la cena? 
-¡Serás...! 
-Tenemos tres opciones: ir a la tienda 24 horas, pedir una pizza o... Comerte yo a ti... -Zen se acercó de forma sugerente a Takafumi, para acabar recibiendo uno de sus cortes. 
-Pues ahora tengo hambre de verdad, así que pide una pizza. 
-¡Vale, vale, osito! Pero luego... No te escaparás...

***

 

Hiyori ya había regresado de su viaje escolar, contenta y animada como siempre. Su papá y Yokozawa-oniichan habían decidido celebrarlo con una suculenta cena que contenía los platos preferidos de la niña. Zen había vuelto pronto del trabajo y Takafumi había pasado una tarde muy entretenida en la cocina.

Durante la cena, Hiyori no paró de hablar, contando cosas que había aprendido y anécdotas graciosas del viaje. Cuando ya habían terminado de tomar el postre, Zen habló.

-Hiyori, queremos hablar contigo. 
-¿Qué ocurre, papá? 
-No sé muy bien cómo decirte esto... Digamos que hemos encontrado algo en tu habitación...
-¿Hemos? ¿En mi cuarto? -La niña no quería mostrarse demasiado nerviosa, pero no pudo evitarlo.
-Lo encontró Takafumi. -Zen le mostró los mangas a su hija.
-¡Papá! Yo... -La niña, pillada en falta, no sabía dónde meterse.
-No hace falta que te disculpes ni que inventes ninguna excusa. Aunque eres un poco joven, es normal tener curiosidad... Además, queremos decirte algo más. -Zen sonreía, no estaba enfadado con su hija. En cambio, la sonrisa de Takafumi era nerviosa y bastante forzada.
-¿Qué pasa, papá? ¿Tiene que ver con Yokozawa-oniichan?
-Sí, verás... Yokozawa, es decir Takafumi y yo... Somos pareja.

Hiyori no pareció sorprenderse demasiado.
-Así que sois novios... ¿Eso quiere decir que tengo yaoi en mi propia casa y no me hace falta comprar mangas?
-Hiyori... Esto es en serio.
-Ya lo sé. ¿Creéis que no me doy cuenta? -Yokozawa seguía sin pronunciar palabra. -A ver, papá, nunca invitaste a nadie a casa, fuera amigo o amiga. Así que enseguida me di cuenta de que tenía que ser alguien muy especial. 
-Y... ¿Takafumi cumplió con tus expectativas? 
-Tanto como con las tuyas, papá. Te quiero mucho, y me encanta que formes parte de mi familia, Takafumi-oniichan. Sabes peinarme mejor que nadie, cocinas muy bien y Sorata es un encanto... 

-Yo también os quiero mucho... -Dijo Takafumi en voz baja. -¡Pero tú, olvida que lo dije! -Gruñó señalando a Zen. 
-Vale, vale... Ah, Hiyo, es hora de dormir, mañana hay colegio. 
-¿Me mandas a dormir porque vais a hacer yaoi ahora? 
-Madre mía... He criado un monstruo... 
-Pues de tal palo, tal astilla. -Esta vez fue Zen el que se quedó callado. 

***

La adolescencia había llegado al piso de los Kirishima. Ya habían aparecido los primeros granos en la cara, las primeras conversaciones sobre chicos, alguna mala contestación, y sobre todo, la cantidad de mangas yaoi que guardaba Hiyori debajo de su cama había aumentado... Aunque su papá y su onii-chan hacían como que no sabían nada.

Aquel día, Yokozawa llegó más pensativo de lo normal al trabajo. Incluso le envió un WhatsApp a Zen, sugiriendo que comiesen juntos, cosa que pocas veces hacía.

-¿Qué pasa, osito? ¿Por qué tanta insistencia? Me siento halagado... 
-Para el carro. No es lo que crees. 
-¿Qué pasa ahora? 
-Es sobre Hiyo. Se dejó el ordenador encendido... 
-¿Y qué? 
-He visto que se abrió una cuenta en un sitio llamado Wattpad... 
-¿En Wattpad? ¿Debería preocuparme? 
-Deberías... -Yokozawa, sabiamente, se calló lo que había encontrado allí. 

 

FIN 

 

(falta un extra)


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