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Cruel summer por Sherezade2

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo un nuevo cap. 

  Gracias por leer. 

Capítulo 18

Reunión de padres.

 

   Con un tapón nasal que contuvo la hemorragia, Julián volvió al salón de clases. Por fortuna no había tenido fracturas, pero la hinchazón y el moretón en su cara iban a permanecer unos días.       Alejandro se quedó con él todo el tiempo y aunque la segunda clase tras el descanso estaba a punto de empezar, el Alpha no estuvo tranquilo hasta que lo dejó a buen resguardo en su salón.

   Suspiró. Estaba tan enamorado de Alejandro que se sentía tonto. Al final ya no pudo saber qué era eso que Daniel iba a contarle en el momento en que el balón lo impactó. Si mal no recordaba, Daniel le estaba diciendo que algo había pasado entre Alejandro y él el día de la fiesta de Mario.

   ¡Oh, por Dios! ¿Se habrían peleado por él como Zully y Fabián se habían peleado por William? No sabía que pensar. Aunque eso sería algo bastante problemático y triste, no iba a negar que una pequeña parte de su ser; esa parte vanidosa y orgullosa que siempre había querido mantener muy bien controlada, se sentía un tanto regocijada por la idea.

   —¿Oye, estás bien? —le habló de repente William, sacándolo de sus cavilaciones.

   —Esa nariz se ve fatal —agregó Zully, arrugando la suya propia—. Vas a necesitar mucho hielo.

   —Lo que va a necesitar es asegurarse de que esto no se lo hicieron adrede.

      Zully y Julián jadearon ante la acusación de William. ¿Por qué Andrés haría algo así adrede? Por más resentido que siguiera con Daniel, no daba la impresión de estar a ese nivel de rencor y además a Julián le había dado una buena impresión en la fiesta.

   —Ahora que lo recuerdo —meditó Zully, alzando una ceja—, recuerdo que ese chico le mandó una carta de confesión a Alejandro hace varias semanas, ¿recuerdas? —inquirió, dirigiéndose a Julián—. Y si ya no está celoso por Daniel sino por Alejandro. Tiene sentido, ¿no? Si semanas atrás estaba intentando ligar con Alejandro eso significa que superó a Daniel. O por el contrario, sus intenciones eran justamente poner celoso a Daniel saliendo con su mejor amigo.

   Tenía todo el sentido del mundo, aunque eso no quitaba el hecho de que estaban haciendo conjetura precipitadas, a opinión de Julián. Es decir… si Andrés seguía interesado en Daniel, debería estar contento de que el chico que le gustaba estuviera de novio con su mejor amigo y no le hubiera hecho caso. Eso le daba la oportunidad de intentar reconquistarlo. Era absurdo que lo atacara solo por haber visto a Daniel hablando con él en tono amigable. Una locura.

   —De todos modos será bueno mantenerlos vigilados. No me extrañaría que fueran ese par los que estuvieran detrás de lo del cambio de salón.

   Julián y Zully asintieron. William dio media vuelta y volvió de nuevo su atención al tablero. No iba a engañarse; esta situación no le gustaba nada de nada. Tenía temor por su nuevo amigo, y hasta por él mismo debido a su nueva condición de omega. Cuando era novio de Fabián había tolerado a Andrés y Jaime por cortesía, pero ahora que ya su compromiso estaba roto, dudaba que los chicos le tuvieran alguna consideración, sobre todo Jaime, que despreciaba a los omegas con una causticidad mucho más genuina que la que él había tenido en el pasado.

   Una hora después, todos fueron llamados a la dirección y uno a uno fueron saliendo de sus respectivos salones, dirigiéndose a la oficina de la rectoría. Al llegar descubrieron que sus padres ya se encontraban en compañía de la directora y del coordinador de grupo. Había un ambiente tenso en la sala y este no hizo sino aumentar con la llegada de los chicos. Julia fue la primera en saltar de horror al ver la cara de su niño y su nariz enrojecida. La madre de Fabián dirigía miradas de intenso desprecio sobre los Presley y en especial tras la llegada de William, haciendo que  Oliver estuviese a punto de saltar de su silla cuando vio la forma como esa ridícula vieja bruja miraba a su bebé.

   —Calma, no dejes que te afecte —le pidió Brandon, tomándole la mano, y sólo fue así que se pudo calmar.

   William ignoró la forma como lo miró su antigua suegra, más feliz de estar viendo por fin las manos entrelazadas de sus padres. Con una sonrisa se sentó junto a Julián y entonces fue el turno de que Oliver tranquilizara a Brandon cuando la silueta de Zully cruzó tras sus compañeros.

   —¡Es él! ¡Es el jodido mocoso que se atrevió a morder a Will! —se crispó, apretando los puños con fuerza. Oliver dirigió su mirada hacia el chico y su entrecejo se frunció de pura incredulidad. ¿Un alpha? ¿Ese chico? ¿En serio?

   —No puede ser.

   —Parece increíble pero lo es. Y es un Alpha dominante al parecer. Jamás olvidaré esas feromonas en mi vida. No lo quiero cerca de Will. Puede ser peligroso.

   Con un asentimiento de cabeza, Oliver convino con su esposo y volvió a reparar en el chico. Enclenque, flacucho y de apariencia ligera e indefensa, el poder de sus feromonas era brutal. Algo tenía que pasarle para que aun no tuviera control sobre ellas a pesar de su edad, ya que no era normal que las expulsara tan evidentemente por los nervios y la ansiedad de aquella reunión. Los omegas presentes parecían afectados; en especial William, quien adoptó de repente una postura inclinada hacia el chico a pesar de la presencia de tanta gente.

   —Zully, ¿tomaste tu medicina, cariño? —inquirió el coordinador de grupo, al notar la situación, pero los padres de Zully se pusieron de pie enseguida, totalmente enojados.

   —¡¿Están diciendo que no han hecho nada para separar a nuestro hijo de este otro muchacho a pesar de nuestras advertencias?! —exclamó Fabriccio, mirando a la directora con ojos inquisidores—. Estamos tratando muy duro de que su tratamiento sea efectivo, pero ustedes no solo no los separan sino que además, ahora hasta están en el mismo equipo de natación. ¡Eso no puede ser! ¡Hay dos equipos de natación! ¡Sepárenlos de salón y de equipo!

   —¡¿Cómo así?! ¿Qué no nos han contado? ¡¿De qué tratamiento está hablando ese señor?!

   Brandon se puso de pie, exigiendo explicaciones con ese increíble acento inglés que siempre se le resaltaba cuando estaba disgustado o nervioso. Ambos en este caso. La directora suspiró y en ese momento los chicos se miraron entre ellos con cara de miedo. No, ¿separados de nuevo? No podía ser.

   —Hemos tratado de conseguir que todos los muchachos estén bien y seguros, señores —habló por fin la directora, poniéndose de pie—. Pero sus muchachos no nos la han puesto muy fácil y Zully es un caso complejo en este momento.

  —Su “caso complejo” atacó a nuestro hijo hace unas semanas —devolvió Oliver, mirando a William.

   —Cuide sus palabras, señor —advirtió Leandro, colocando una mano para evitar que Fabriccio se exaltara.

   —Su hijo atacó al nuestro —repitió Oliver, con un tono menos mordaz—. Mi esposo y yo sólo queremos estar seguros de que esa situación no se volverá a repetir y ya está.

   —Hablan como si su hijo fuera un angelito —se metió de pronto Julia, señalando con su dedo índice a William—. Por si no se han enterado, su hijo pasó semanas haciéndolole la vida imposible al nuestro sólo por el hecho de ser omega.

   —¡Eso es verdad! —se quejaron en coro los padres de Zully—. A lo mejor el que debería ser reubicado de escuela es otro.

   —¡¿Qué están tratando de decir?! —bramó Oliver.

   —¡Lo que oyó, señor! —chillaron los otros cuatro padres.

   —¡Silencio!  

   La directora suspiró. Aquello se estaba volviendo una verdadera batalla campal. Anonadados por el comportamiento de sus padres, los chicos se miraban unos a otros sin saber qué hacer. Los padres de Zully insistían en que su hijo estaba llevando un tratamiento delicado y que no había actuado adrede contra William. Los de William intentaron excusar el comportamiento pasado del chico con excusas absurdas. Los padres de Julián exigían una disculpa pública de William y los de Alejandro, Daniel, Susana y Fabián, de momento, preferían mantenerse al margen.

   —Yo quisiera decir algo —habló de repente Sandra, la madre de Daniel, quien desde que se enteró de lo de William había cambiado sutilmente su trato hacia él. Era verdad que no era grosera ni le impedía la comunicación telefónica con Daniel, pero ya no insistía en que lo llevara más a la casa y mucho menos incentivaba a que lo viera como algo más que un amigo.

   —La escuchamos, señora Sandoval —pidió la directora.

   Todos callaron de repente, centrando su atención en la mujer. Julián la miró con ojos inquisidores. Algo le decía que la propuesta que surgiría de los labios de la madre de su amigo no iba a gustarle nada. Sólo en una ocasión la mujer lo había tropezado en el camino hasta su casa, mientras estaba en compañía de Daniel, y aunque su trato había sido frio y cordial, había visto un deje de hostilidad y desdén en su apostura.

   >>  propongo que los Alphas tengan un equipo y los omegas otro —dijo con voz pausada y altiva—. También podrían separarlos por géneros para las clases tradicionales —continuó—. Están en último grado y para este momento ya casi todos son sexualmente maduros. Creo que sería mejor de esta manera.

  —¡¿Qué! ¡¿Está loca?! ¡¿En qué siglo vive, señora?! ¡Eso es discriminación!

   La mayor parte de los padres se mostraron consternados por la propuesta. Todos menos la madre de Fabián, quien con un asentimiento visible, se mostró totalmente de acuerdo con la idea.

   —A mí me parece una excelente propuesta —aprobó, con un correctísimo tono pausado y concreto—. Creo que es la propuesta más salomónica para este caso. Me gusta.

 Todos la observaron. Serena, perfectamente maquillada y con una elegancia de reina, la mujer parecía más interesada en no despeinar ni una hebra de su cabello que en el destino de esa reunión. A pesar de ello, era obvio que había asistido por un motivo concreto y que por lo tanto, la propuesta de Sandra le había caído mucho en gracia y quiso hacerlo notar. Qué más daba. Tener a Fabián lejos de William era su único objetivo y ya que su tozudo hijo se había negado rotundamente a cambiar de escuela entonces aquella opción era la que mejor le encajaba.

   —Un momento… un momento —se puso de pie de repente el padre de Alejandro. Como abogado y como hombre recién llegado de la capital, la idea de su antigua vecina y amiga le parecía exagerada, anacrónica y terriblemente grosera. Para ser franco, desde que había puesto un pie en aquella oficina, la actitud de muchos otros padres le había parecido francamente bochornosa y detestable, pero esto ya era el colmo. ¿En serio? ¿Separarlos por géneros? ¿En qué mundo vivían Sandra y Rodolfo? ¿En la casa de la pradera?

   —Escúchame, Marcelo…

   —No, escúchame tu, Sandra —interrumpió el Alpha, volviendo su vista a la directora—. ¿No les da vergüenza como nos estamos comportando aquí? ¡Enfrente de nuestros hijos! Les guste a algunos o no, vivimos en una sociedad mixta y por fortuna para los omegas las diferencias de género son cada vez más minúsculas. No voy a apoyar la idea de que mi hijo se eduque en un ambiente de discriminación y separatismo. En el mundo de afuera esas separaciones no existen. No puedo pretender que Alejandro viva toda su vida alejándose de los omegas sólo porque en su escuela le metieron en la cabeza que eso es lo más seguro y conveniente. ¡No lo aceptaré!

   —¡No lo aceptaré tampoco! —apoyó Fabriccio. 

   —Somos los adultos aquí —asintió por su parte Julia—. Es a nosotros a quienes nos corresponde tomar todas las acciones que estén disponibles para tener a los chicos seguros y tranquilos en un ambiente libre y en paz. No es justo llenar sus mentes de miedo y angustia por algo que nos corresponde asegurarle. Por favor, comportémonos como adultos y tomemos la decisión más conveniente para nuestros hijos. Al fin y al cabo es por ellos que estamos aquí.

   Todos asintieron. Mirándose unos a otros, los chicos comenzaron a darse miraditas entre todos y , finalmente, cuando los ánimos comenzaron a enfriarse, las ideas comenzaron a formarse. Julia propuso que William y Julián compartieran asiento frente al salón, al otro extremo del asiento de Zully. Los padres de Zully entendieron que  lo mejor era no colocar a su hijo en el mismo salón de Fabián y además, solicitaron de compañero de asiento a otro Alpha dominante que le ayudara con el control de sus feromonas. Los padres de Alejandro propusieron que ese Alpha dominante fuera su hijo y que para mejor control de las feromonas de Zully, William usara un perfume neutralizante que los padres de Zully estaban dispuestos a comprar. La madre de Fabián sólo pidió que William no estuviera en el mismo salón de Fabián, dejando claro que todo lo demás no le interesaba. Fabián agachó la cabeza, evidentemente acongojado, y fue entonces cuando William, completamente afectado por todo aquello, se puso de pie y pidió la palabra.

    —No quiero perjudicar los estudios de Fabián —dijo nervioso, pero con actitud y determinación—. Ya le he hecho demasiado daño. Tampoco quiero que Zully tenga que abandonar la escuela ni dejar el equipo de natación. No es justo. Quiero pedirle perdón a todos mis compañeros, en especial a Julián, Zully y Susana por mi comportamiento de las primeras semanas. No tengo excusa y quiero que sepan que lo lamento mucho. A partir de ahora pondré todo de mi parte para mantener mis feromonas en control y no hacer nada riesgoso que pueda alterar a mi compañero Zully. Zully… quiero que sepas que entiendo por lo que estás pasando; no creo que haya alguien que pueda entenderte mejor que yo. Así que espero que podamos mantenernos relativamente cerca sin problemas y que cada vez que sientas que por algún motivo no te puedes controlar o pierdes el control, lo avises de inmediato. Yo también haré lo mismo. Por último quiero perdirle a la directora que no desintegre nuestro grupo de natación. Hemos soñado y trabajado  por esta competencia durante mucho tiempo y no queremos perder la oportunidad. Por favor, señora directora…. Por favor.

   El silencio fue general. Los ojos de Oliver se llenaron de lágrimas y Brandon empezó a llorar. Había estado haciendo de tripas corazón toda la reunión para no saltar sobre ese muchacho que había atacado a su hijo. Desde que lo había visto entrar y lo había reconocido, sus instintos sobreprotectores hacia su vástago omega habían brincado en su pecho, sin embargo se contuvo lo suficiente para alcanzar a escuchar todo por lo que estaba atravesando ese otro niño y se dio cuenta que entre la situación de ese chico y la de William había muchas similitudes.

   —Gracias, Will —asintió Zully, agachando la mirada. Quizás de los que estaban allí era el más afectado ya que se sentía como una especie de manzana en discordia. Su falta de control era la que había desencadenado todo ese descalabro y de corazón rogaba porque ya no hubiera más.

   —Muy bien. Si ya nos pusimos todos de acuerdo entonces lo haremos así: Desde mañana, Julián y William serán colocados en la primera fila del 6A mientras que Alejandro y Zully ocuparan la última fila. Daniel permanecerá en el 6B con Fabián y Susana. De los tres chicos del B, que movimos para poner en el A, sólo regresará Andrés; los otros dos seguirán en el A. ¿Lo han entendido?

   —¡Entendido!

   —También necesitaremos que las actividades del equipo de natación sean supervisadas por alguno de ustedes —continuó la directora—. Teniendo en cuenta que ahora Zully y William harán parte del mismo equipo, necesitaremos una vigilancia más estricta en ese grupo y un solo coordinador no será suficiente.

   —Propongo que nos rotemos —sugirió Marcelo, mirando a su esposa—. Mi mujer y yo podemos venir dos veces por semana y los otros tres días podrán dividirse entre los otros padres de familia. ¿Qué les parece?

   —Con nosotros no cuenten —chasqueó la lengua Sandra, respaldada por Rodolfo. Según ellos, el trabajo y las actividades domésticas no les dejaban tiempo para “perder”.

   —Yo tengo una bebé pequeña—dijo Frabriccio, mirando con una sonrisa forzada a los padres de Daniel—. Si no hay lio en que la traiga estaré gustoso de “perder el tiempo” vigilando a mi hijo mayor.

   —Yo también vendré —sonrió Brandon, mirando a William—. Y Oliver también estará encantado de hacerlo —remató, sosteniendo de nuevo la mano de su esposo.

   —Entonces, yo también cubriré el día que quede —se ofreció por último, Ernesto. Julia le aprobó la decisión con un asentimiento y Julián les tiró besitos desde su asiento.

   De esta forma la reunión termino y aunque había bastante por trabajar, por lo menos, de momento, la situación había quedado parcialmente resuelta. Frente a sus padres, todos los chicos se comprometieron a no armar más alborotos ni problemas, y a comunicar de inmediato cada situación temeraria que pudieran presentar. Además, Zully y William tenían terminantemente prohibido aislarse solos y muchos menos ir a las duchas, baños o sitios solitarios sin compañía de sus compañeros o de los docentes. El contacto en clases podía ser supervisado por los docentes igual que las actividades del club. Si por algún motivo, quedaban de verse fuera de la escuela para alguna actividad extracurricular o por su propia iniciativa, la escuela se desligaba de cualquier consecuencia que ello desencadenara.

   —Cuando llegues a casa te pondré una bolsa de hielo en esa nariz y te daré un buen desinflamatorio —decía Ernesto, viendo con pesar la hinchada nariz de su hijo.

   —Tremendo golpe te dieron —frunció los labios Julia, acariciando el ojo inflamado—. Tienes que tener más cuidado y no quedarte cerca de las canchas, mi amor.

   —Lo haré, mami.

   Julia la abrazó. Cuando Julián se ponía en modo consentido era tan adorable que le provocaba comérselo. Su instinto Alpha en modo madre protectora no podía evitar querer acurrucarlo contra su pecho y como una leona defenderlo del mundo entero.

   —Si ese William te vuelve a molestar, sólo déjanoslo saber, ¿entendido? Parecía sincero cuando habló pero podría sólo estar actuando para quedar bien con la directora y que no lo saquen del equipo.

   —No se preocupen —sonrió Julián, despidiéndose de ambos padres con un sonoro beso en la mejilla—. Les haré saber si algo pasa, ¿bueno? Los quiero mucho. Gracias por apoyarme.

   —Gracias por apoyarme —se despidió por su lado William, no queriendo pasar por alto la obvia reconciliación de sus padres. Oliver y Brandon lo abrazaron con fuerza y luego le prometieron que vendrían a recogerle luego del entrenamiento para ir todos juntos a casa otra vez, como la familia que eran.

   Alejandro también se despidió de sus padres mientras Daniel se alejaba con un gesto de mano, evidentemente disgustando con los suyos. Sólo Fabián se fue sin despedirse de su madre y esta pareció un poco disgustada, aunque luego, al recoger su bolso y salir sin decir nada más, su rostro pétreo y formas distinguidas le ayudaron a salir de allí sin dar la más mínima muestra de alguna emoción.

   —Nos vemos, cuídense —fue lo último que dijo Susana antes de separarse de sus padres. Al volver junto a sus amigos, la chica suspiró y se encogió de hombros. Ver a sus padres juntos sin discutir era algo bueno, sin embargo, hacía mucho tiempo había perdido las esperanzas de que alguna vez se reconciliaran. Su papá, de hecho, ya se veía con alguien más.

   —Y bueno… eso fue raro —anotó Julián mientras volvían al salón—. Lo bueno será que estarás conmigo de nuevo —chilló, echándose sobre Alejandro.

   —Pero ahora han quedado Daniel y Susana solos —añadió William, mirando a su mejor amigo y la forma como este miró de soslayo a Alejandro y Julián.

   —No pasa nada; podemos sobrevivir —sonrió mecánicamente Daniel—. Tengo bastantes conocidos en ese salón y también tendré a Susana.

   —¿No te olvidas de alguien? —preguntó la susodicha enarcando una ceja.

   —¿De quién? —devolvió Daniel.

   —De Andrés —le recordó William, alzando una ceja—. Tu ex.

   ¡Cierto! Lo había olvidado. La directora había dicho que Andrés volvería al 6B. Eso lo convertiría de nuevo en su compañero de salón. La alegría que había sentido a principios de año al saber que por lo menos estarían en salones distintos se estaba yendo por un caño. No era que pensara que no podía lidiar con la situación, después de todo ellos ya no tenían nada que ver. Pero habría preferido poder seguir conservando esa distancia física entre ellos.

   —No creo que haya problemas con Andrés —dijo luego de un momento, encogiéndose de hombros.

   William no parecía estar de acuerdo.

   —Yo no opino lo mismo. Creo que tuvo algo que ver con el golpe a Julián.

   —¿Escucharon algo? —Daniel no olvidaba el papel dejado en su pupitre al volver del primer descanso. Quería pensar que se trataba de una broma de mal gusto de parte de alguno de los chicos del 6B pero ahora que era el propio William quien lo decía, quizás no debía tomarse el tema tan a la ligera—. No les había querido contar, pero encontré esto en mi pupitre hace un rato —dijo, mostrándoles el papel.

   —¡Oh, por Dios! —exclamó Julián al ver la nota. No se lo podía creer. También había pensado que sus amigos estaban exagerando con todo aquello, pero ahora, con esa nota anónima de advertencia, la verdad, ya no sabía que creer.

   —¡Ese tipejo me va a oír!

   —¡No, espera, Alejandro! —pidió William, deteniéndolo. Si lo que pensaba era cierto, estaba seguro que las cosas no iban a parar allí—. Creo que debemos ser más inteligentes que ellos. No creo que estén buscando sólo separarnos de salón. La persona o las personas que están detrás de esto, buscan algo más… mucho más. Creo que buscan nuestra expulsión.

   —¿Andrés está tan resentido como para llegar a estos extremos? —inquirió Daniel, con gesto de enfado—. ¡Está más loco de lo que creí!

   —Por eso debemos irnos con cuidado —susurró William—. Vengan aquí y escúchenme bien. Tengo una idea.

   Todos se hicieron en círculo y hablaron por un rato en voz baja. Al terminar, un plan bien estructurado rondaba en sus mentes. Por el momento no iban a hacer nada para llamar la atención ni molestar a los maestros. Se comportarían y obedecerían el reglamento al pie de la letra, al igual que las más recientes órdenes de la rectora. Luego, cuando todo se calmara, iban a poner en su sitio al o a los matoncitos que le había desfigurado la nariz a su amigo. Eso no se iba a quedar así.  

***

 

   Andrés estaba que saltaba en un pie. ¡No lo podía creer! Lo iban a poner en el mismo salón de Daniel. ¡Y sin los fastidiosos de Alejandro y Julián para estorbar! Sinceramente, y aunque había sido completamente sin intención, había sido muy divertido perder el control de aquella pelota y que esta justamente fuera a parar en la nariz del omega idiota ese. Lo único malo es que tenía la sensación de que ahora su fachada estaba quebrada y seguro ya todos estaban pensando que lo había hecho a propósito cuando, pese a que le habría encantado, no había sido así. Necesitaba que esos chicos, en especial Julián, siguieran confiando en él y que no lo vieran como un enemigo. Era la única forma en la que podía recuperar a Daniel.

   ¡Que tonto! Se carcajeó, recordando la forma como el balón había impactado en la cara del omega. Recordó los celos que sintió al ver a Daniel hablándole tan dulcemente y lo duro que había querido ira a golpearlo él mismo antes de que aquella pelota lo sorprendiera, impidiéndole controlarla,  y de forma accidental pero justa, terminara vengándose por él.

   Al principio había llegado a pensar que Alejandro sería su rival. Era lo más obvio teniendo en cuenta todo el pasado que arrastraba con Daniel. Durante su época de novios, Daniel vivía mencionando a su amigo todo el tiempo; deshaciéndose en recuerdos que le robaban sonrisas y momentos que él nunca logró. Por eso le escribió aquella carta cursi y tonta a principios de año. Creyó que salir con Alejandro sería la solución perfecta para alejarlo de su amigo y romper aquella amistad que tanto la fastidiaba.

   Tremenda fue su sorpresa una mañana, al descubrir a su ex a punto de besar al novato omega de su salón durante un espacio que compartieron a solas en la enfermería.

   Realmente repugnante y grotesco.

   Un omega. Asco.

   Pero ahora tendría la oportunidad de recuperar a Daniel. Tendría la oportunidad de hacerle ver que ellos eran realmente los que debían estar juntos y felices para siempre. Tendría que limpiar su nombre, irónicamente diciendo la verdad, y tendría que hacer todo lo posible por ocultar sus sentimientos, acercándose como fuera a esa persona que tanto le repugnaba.

   Y la función comenzaba justo en ese momento.

   —¡Julián!

   Julián volteó hacia la voz que le llamaba. Su sorpresa fue mayúscula al ver que se trataba de Andrés y enseguida recordó todas las advertencias de William y los demás, poniéndose en guardia.

   El chico era un tremendo actor. Por algo estaba en el club de cine. Pues bien, sí así iban a ser las cosas, él también podía actuar. Seguiría al pie de la letra el plan de William y descubrirán de una vez por todas las verdaderas intenciones de ese chico.

   Se acercó sin más miramientos y recibió con una sonrisa la pomada que el Alpha le obsequió a modo de disculpas por lo del golpe. En verdad parecía muy apenado por lo sucedido; una actuación de Oscar. Menudo farsante, se las iba a pagar.

   —Realmente lamento mucho lo de hoy, tienes un rostro muy bonito y no quiero pensar que por mi culpa se dañó —halagó Andrés con una sonrisa coqueta—. Pero bueno, ya no te quito más tiempo. Discúlpame de nuevo y cuídate. ¡Nos vemos mañana!

   —Adiós.

   Guardando su pomada en la mochila, Julián se encontró con Alejandro y juntos partieron de la escuela. Por el caminó Julián le mostró la pomada antes de tirarla en un bote de basura y gruñir por lo bajo.

   —Ese maldito idiota me las va a pagar —rumió, estrechando la mano de su novio al de girarse por un beso de despedida.

   —Así es. Mira nada más como te dejó —gruñó Alejandro, acariciando el rostro de Julián antes de inclinarse por dicho beso.

   Metros más lejos, alguien observó la escena con una sonrisa en el rostro. Había logrado lo que quería. Todos esos imbéciles se dedicarían a cazarse unos a otros mientras él sólo se sentaba a mirar cómo se mataban entre ellos. Seguro, efectivo, y lo mejor: sin mover un solo dedo. Bueno casi ninguno; sólo una nota en el pupitre de Daniel. Eso había sido todo.

   Genial. Realmente genial.

  

   Continuará…

Notas finales:

¿Quién será el personaje oculto que está sacando provecho de todos estos chicos?

  ¿Qué pasará con Alejandro y Daniel ahora que los separaron de salón?   ¿Andrés se saldrá con la suya?   Nos vemos. 


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