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De vacaciones en Alola por Imperial Queen

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Notas del capitulo:

¡Hola lectoras y lectores! Aquí de nuevo su novata escritora ofreciéndoles este lindo capítulo uwu

¡Disfruten el capítulo!

– ¡Hijo! ¡Cómo has crecido! – no pudo evitar derramar algunas lágrimas – No sabes lo preocupada que estaba por ti – dijo separándose de él – Mírate tan alto y apuesto – dijo orgullosa – Pasa hijo –

Detrás de Red estaba Green, quien miró con una triste sonrisa a la mujer.

– Tú lo trajiste de vuelta, ¿cierto? –

Green asintió en silencio. Ella lo miró afligida.

– Oh hijo, cómo has sufrido, puedo verlo en tus ojos – ella lo abrazó – Por favor pasa también – se separaron del abrazo.

El castaño y la madre entraron, Red los esperaba en el sillón, este señaló a Green que se sentara a lado suyo, y así fue.

La mujer los miraba sentados juntos con nostalgia. Siempre fueron muy apegados. Hasta que, un día Red le confesó que estaba enamorado de Green. Ella lo aceptó muy contenta. Apoyando la relación. Hasta que su hijo desapareció de un día a otro. Fue entonces que ella y Green se hicieron cercanos. Comprendía el dolor del joven. Realmente se preguntaba porqué su hijo se había ido y ahora estaba de vuelta, a lado de Green.

– ¿Quieren algo de comer? – dijo ella.

Red asintió. Green sonrió apenado y negó con la cabeza.

– No muchas gracias –

– En ese caso… – pronunció Red – Comeré hasta que Green tenga hambre – dijo apenado.

– Tu voz ha cambiado mucho hijo, quién diría que crecerías tanto – dijo risueña – Además esa ropa te queda muy bien – aduló.

Red se sonrojó y Green sonrió victorioso.

– ¿Puedo saber por qué al fin has regresado? Lo último que supe fue un rumor, donde eras el mítico campeón del Monte Plateado – dijo inocente.

Red asintió.

– Regresé a causa de Green – dijo evasivo.

Ella lo observó confundida. Eso realmente no explicaba mucho. Dirigió la mirada a Green, quien sonrió con simpleza.

– Le explicaremos más detallado después – dijo cortés – Red tiene que decirle algo –

– ¿Ah sí? ¿De qué se trata? – cuestionó ella.

– Nos han invitado a participar en el Árbol de combate, lugar donde se reunirán muchos entrenadores y campeones de otras regiones – dijo Red.

– ¿Es aquí en Kanto? –

Green sacó los boletos, viendo el vuelo de destino.

– “Alola” –

– ¿Cuándo se irán? – preguntó preocupada.

– Mañana durante la tarde – respondió Green – Pero vendremos a despedirnos, por lo que debemos preparar nuestro equipaje hoy –

Ella se sorprendió. Siguieron charlando de cosas triviales. Hasta que llegó la hora de la comida.

Estaban los tres reunidos en la mesa. Comiendo un delicioso estofado de albóndigas con espagueti. La mujer estaba muy contenta, su hijo estaba de vuelta, y aunque fuera demasiado serio, parecía feliz. Mientras que Green se mostraba más animado. Eso la mantenía tranquila, sumando que irían juntos hacia aquella nueva región.

Aunque había una duda que la inquietaba, pues apenas presenciaba el regreso de su hijo.

– ¿Cuándo volverán? – preguntó a mitad de la comida.

Green quedó pensativo, a lo que Red decidió responder.

– Realmente no lo sabemos, pero esperamos volver pronto –

Aquella iniciativa en hablar, fue más que suficiente para aliviar el corazón de aquella afligida madre.

– Me gustaría tenerlos aquí pronto – dijo con una dulce sonrisa.

Debía admitir que quizá Green no era mucho de su agrado cuando era un adolescente, pues tenía aquella personalidad prepotente. Pero ahora que ha crecido y conocido más a fondo, pudo ver a un joven con buen corazón, que aprendió a cambiar. Por eso estaba feliz de que ambos estuvieran en casa. Apreciaba mucho a ambos.

Red quedó ensimismado en sus pensamientos. Todo había resultado tan diferente a como había imaginado. Quizá por esta razón, Green no se mostraba con pánico a regresar junto con él a Pueblo Paleta.

Todo cambió. Comenzando por la relación de Green y su abuelo. Ellos ahora tenían mucha comunicación y parecían llevarse muy bien. Red temía que el profesor rechazara al castaño de manera cruel por su presencia, cosa que no fue así. Pues antes, el profesor hacía a un lado a Green, para ponerlo a él en primer lugar.

Su segundo temor era “enfrentar” a su madre. No creyó poderla ver a los ojos después de que la dejó sola tantos años. Siendo que se tienen el uno al otro solamente.

Pero ahora todo estaba bien. Aun le debía una respuesta de su regreso a su madre. Mientras que Green le debía una respuesta al profesor Oak y a ese tal “Trace”.

Suspiró en medio de la comida. Llamando la atención de su madre y Green.

– Red, ¿estás bien? – preguntaron al unísono, el castaño se sonrojó al notar aquello. La madre rió.

Al de cabello marrón le provocó una risilla. Aquello le había dado ternura.

– Si estoy bien – dijo levantando la mirada.

La comida transcurrió muy alegre. Decidieron pasar la tarde allí. Hasta que cayó la noche.

Se encontraban sentados en el pequeño porche de la casa. Contemplando la noche, enterándose de lo que había sucedido estos últimos 5 años. Green estaba algo cansado, por lo que fue al baño a lavarse la cara. Quedando Red y su madre.

– ¿Por qué te fuiste? – preguntó rompiendo el silencio. Viendo el infinito mar oscuro, el cual era llamado noche.

Red pareció meditarlo. No quería esperar más, quería liberarse de la carga. Aunque a la vez tenía algo de miedo.

– Lo hice por Green – seguía algo dudoso en revelarlo.

– ¿Se pelearon? –

– No… Yo estaba quitándole el amor de su única familia – suspiró.

Ladeó la cabeza, confundida. Red al notar aquello, continuó:

– Green quizá siempre fue un niño muy orgulloso que solo pensaba en sí mismo, contrario a mí, que solía ser un niño muy alegre, confiando en todo el mundo, sobre todo en mis pokémon… El profesor Oak siempre regañaba a Green, comparándolo conmigo – hizo una pausa – Quizá eso provocaba que Green hasta hubiera llegado a odiarme, forzándose a ser mucho mejor que yo, y siempre yendo un paso adelante, para llamar la atención de su abuelo – musitó sintiendo un nudo en la garganta – Llegó a ser el campeón de Kanto, ser el primero en completar la pokédex y descubrir al pokémon Mewtwo – bajó la mirada – Todo para recibir la aceptación de su abuelo, la cual me la dio a mí, cuando me volví campeón y atrapé a Mewtwo – un par de lágrimas escaparon de sus oscuros ojos – No me gustaría imaginar qué sintió Green, cuando su abuelo en vez de felicitarlo por sus logros, me felicitó a mí, y en cambio solo recibió un reproche –

La mujer no podía creerlo. No sabía aquella parte de la infancia del castaño. No pudo evitar soltar al llanto. Abrazó a su hijo, quien correspondió.

– Quizá no fue la manera de arreglarlo, pero no quería seguir haciéndole daño de esa manera, por lo que me fui de un día a otro, a un lugar donde creí que no me encontrarían, quería que todos me olvidaran, en especial Green –

Se separaron. Ella quedó en silencio. Tratando de recomponerse. Qué infancia más triste. Siendo la sombra de alguien.

– En realidad yo no quería regresar. Mucho menos a Pueblo Paleta. Tenía miedo de saber qué pasaría, de que Green volviera a ser rechazado, y de verte a la cara, mamá, lo siento mucho, nunca quise dejarte sola – dijo bajando la cabeza – Además, no quería responder frente a Green, sería doloroso para él –

Ella sonrió con tristeza. Luego dirigió la mirada a su hijo.

– No hay problema, lo único que importa es que ya estás de vuelta hijo, te extrañé mucho – dijo con una sonrisa amorosa.

Red correspondió la sonrisa. Sintiéndose más en confianza. Así que decidió admitir algo.

– Volví, ya que Green fue a verme al Monte Plateado, hablamos, y decidimos empezar una amistad, después de eso, vine a visitarlo, una cosa llevó a la otra y terminé quedándome en su casa –

Lo miró con sorpresa, parecía todo muy repentino.

– ¿Cuándo volviste? –

– A penas ayer en la tarde, Green me dio valor para venir a verte, y enfrentar el pasado que había abandonado, me alegra que ahora todos estén bien – sonrió suavemente.

Ella sonrió. Red pareció dispersarse un poco. Luego se preguntó dónde estaría el castaño, haciéndole una seña a su madre. El tiempo se había ido volando con la charla, unos 20 minutos. Eso era demasiado tiempo para solo irse a lavar la cara. ¿Acaso los estaba escuchando?

Con sigilo, la madre de Red, se acercó a la puerta y la abrió. No había nadie. Ambos entraron. Lo buscaron con la mirada hasta que lo encontraron, estaban sorprendidos.

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado!
Y que hayan sacado sus pañuelos por nuestro pobre castaño u.u
Recuerden que esta historia también está en Wattpad, la encuentran con el mismo título, mi nombre es: Fer_Queen, allá soy más activa, de igual modo aquí siempre estoy al tanto de sus reviews uwu
¡Nos leemos luego!


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