Tanto el castaño como el de cabello marrón se sorprendieron. Green abrazó a su abuelo y a Trace, mientras Red abrazaba a su madre. No esperaban tan dulce sorpresa. Sacaron a sus pokémon para hacer más alegre el festejo y pasaron el resto de la tarde, hasta que dieron las 4:30, era hora de irse al aeropuerto. Se despidieron de sus respectivos familiares.
– Adiós madre – musitó Red – Espero volver pronto para que volvamos a ser una gran familia –
– Ya somos una gran familia – respondió mirando a su hijo y luego a Green, quien se sonrojó – Vuelvan pronto niños – dijo abrazando a ambos.
– Gracias señora, volveremos lo más pronto posible – dijo separándose del abrazo.
– Gracias por traer a este cabeza dura de vuelta, Green – agradeció risueña.
– Todo un gusto – replicó con una pequeña sonrisa.
– Ustedes como equipo dan miedo – dijo Red suspirando.
Green sonrió para mirar a su abuelo, quien se acercó a abrazarlo.
– Cuídense mucho hijo, espero que disfruten el viaje y la increíble región – dijo mirando a ambos.
– Lo haremos abuelo, gracias –
– Gracias profesor Oak – dijo por primera vez Red.
– No es nada Red, cuida mucho de Green –
– ¡¡Abuelo!! – exclamó avergonzado.
El de cabello marrón se sonrojó un poco y asintió. Provocando una risilla en el profesor. Trace se lanzó a los brazos de Green.
– ¡Te voy a extrañar Green! – exclamó Trace lloriqueando – Mándame muchas fotos, ¿sí? –
– Lo haré Trace, yo también te extrañaré –
– Más te vale que lo cuides – le sentenció a Red.
Se le escapó una risa al de cabello marrón. Provocando molestia en el joven de escasos 12 años.
– ¡¿De qué te ríes?! – vociferó molesto – Si me entero que le hiciste algo, Eevee y yo viajaremos a Alola para patearte el trasero – gruñó de mala gana, mientras el Eevee en su hombro le observaba con desconfianza.
Red suspiró, se le figuraba de cierta forma a Green cuando era pequeño, tan energético y temperamental.
– Trace tranquilo – musitó Green revolviéndole los cabellos.
– Solo quiero que estés bien – replicó con un puchero.
– Lo estaré, por eso el profesor Oak me había preguntado primeramente por Red para ir hacia Alola –
Trace desvió la mirada, y miró a Red por unos segundos, quien algo arrepentido por reírse, se puso de cuclillas frente al niño.
– Lo voy a cuidar mucho, Trace – dijo más sereno.
– Más te vale –
– Bien, pues ya nos vamos – sentenció Green – Les mandaremos muchas fotos y les avisaremos cuando aterricemos... ¡Gracias por todo! ¡Adiós! – finalizó despidiéndose con la mano.
– Gracias... Y adiós... – se despidió Red, yendo tras Green.
Minutos más tarde estaban en el aeropuerto, haciendo los debidos chequeos de papeles y equipaje, para una hora después subir al avión. Les habían permitido subir con sus pokémon acompañantes, al ser pequeños.
Durante el viaje Green estuvo haciendo una lista de las cosas que debían hacer. Red le quitó el cuaderno para dibujar y el castaño lo contemplaba divertido, realmente dibujaba muy bien. Se daban uno que otro beso, las caricias eran constantes y el calor en sus pechos se albergaba de manera cómoda.
Ordenaron cosas para cenar y finalmente se quedaron dormidos. Los asientos eran amplios y cómodos, aunque a pesar de ello, durmieron acurrucados.
Despertaron algo atontados debido a que el capitán del avión hablaba por medio de las bocinas.
– Buenos días pasajeros, quiero informarles que estamos próximos al aterrizaje en la región de Alola, que cuenta con un clima soleado y temperatura de 27ºC –
Green al escuchar aquello se emocionó por completo, poniéndose a lado de la ventana, viendo 4 islas pintorescas, se veía tan hermoso.
– ¿Escuchaste eso Red? ¡Ya vamos a llegar! – exclamó emocionado – ¡No puede ser! Se ve increíble –
Jolteon y Pikachu le hicieron segunda para ver en la ventana y finalmente Red, quien algo perezoso trataba de hallarle forma.
El castaño en cambio, comenzó a tomar fotos. Esperaba con ansias aterrizar.
– Recuerda que cuando recién aterricemos debemos ir a la estación de ferry para que nos lleven hacia Poni e ir al hotel – dijo el castaño.
Red asintió con una sonrisa. Amaba ver a Green tan contento.
– Por cierto, toma Red, tu reservación de invitado al Árbol de Combate – dijo tendiéndole la tarjeta.
– Realmente no sé cómo hicieron una tarjeta, con foto y datos en tan solo un día antes del vuelo – musitó extrañado.
– Lo que importa es que la tienes – dijo encogiéndose de hombros – Iré al baño a cambiarme la pijama, el clima en Alola es algo caluroso –
– Iré después de ti entonces –
Ambos chicos se arreglaron y cambiaron, aunque se habían puesto algo tan simple como playeras sin mangas, shorts y unos tenis. Y Red, por supuesto portaba su gorra.
Welcome to the Alola región – Pokémon Sun and Moon.
Finalmente habían aterrizado, Green apresurado tomó la mano de Red y salió del avión. Observó el cielo azul, siendo abrasado por el calor en cuestión de segundos, debido al frío avión, divisó pokémon surcar los cielos de manera alegre y aquello le hizo sonreír con intensidad.
– Es bellísimo – musitó maravillado, sacando su celular y tomando un par de fotos.
– Vaya que lo es – dijo el más alto.
Aunque a pesar del bello paisaje, Red solo deseaba entrar al aeropuerto, estaba muriendo de calor, por lo que tomó a Green de la cintura y lo guió a la entrada del aeropuerto.
– ¿Qué haces? – cuestionó.
– Green debemos ir por nuestro equipaje para admirar toda la región – mintió piadosamente.
– ¡Tienes razón! ¡Vamos Jolteon! – exclamó apresurándose.
Jolteon fue corriendo tras él. Red sonrió y fue tras ambos.
Habían salido finalmente, con su equipaje. Tomaron rumbo hacia la estación del ferry, en el directorio del aeropuerto se mostraba su localización. Caminaban presurosos, más que nada por Green, que venía platicando un sinfín de cosas, se veía dulcemente entusiasmado. Red no esperaba para llegar al hotel y callarlo a besos.
Hicieron una pequeña parada para comprar algo de desayunar, y continuar con su travesía.
– Toma tu pasaje de ferry –
– Gracias Green – musitó.
Red tomó el pasaje, para seguidamente leerlo: "Ferry de Isla Melemele con destino a Isla Poni", sonrió un poco, los nombres eran muy raros. Se preguntó cuánto faltaba, el sol era realmente fuerte, en el viaje Green le recomendó ponerse bloqueador solar, pero lo olvidó. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sintió como era tomado de la mano. Levantó la mirada para toparse con aquella mirada miel.
– Llegamos a la estación de ferry Red –
No pudo evitar sentirse aliviado. Fueron a sellar sus boletos para seguidamente subir al ferry. Se encontraban en la parte de adentro.
Surf theme pokémon Diamond & Pearl.
– ¿Sabes? ¡Tengo ganas de estar en el barandal para no perderme detalle de nada! ¡Quizá y veamos algún pokémon! Además es un ferry muy bonito, la última vez que me subí a uno fue en Kanto... – dijo eso último más apagado.
– Igual yo, hace años que no subo a un ferry – secundó dirigiéndole la mirada.
Cruzaron miradas un momento. Fueron sentimientos fugaces los que se presentaron, además de la comodidad de encontrarse solos, Green abrazó el cuello de Red, mientras este abrazaba suavemente su cintura. Sin timidez cortó la distancia en un suave beso. Se separaron viéndose a los ojos.
– Te extrañé – confesó por primera vez el de cabello marrón.
Las mejillas del oji miel de tiñeron de un suave rojo. Aquella frase había clavado en lo más profundo de su ser, apartó la mirada con gran sentimiento. Red sin embargo, lo miraba con mucha atención, cada expresión, cada acción, cada palabra, le enamoraba más y más de Green. Quién diría que a pesar de los duros años donde quiso enterrar sus sentimientos, convenciéndose de que solamente le hacía daño, estaban reviviendo con un par de días, su vida estaba dando un gran giro a causa de aquel castaño.
A pesar de lo que tuvieron que pasar, donde sus corazones fueron dañados sin descanso estos 5 años, estos dos días juntos estaban reparando las heridas y los miedos. El amor estaba volviendo a florecer.
Acarició con sumo cuidado las mejillas de Green, quien levantó la mirada.
– Yo también te extrañé... – dijo para abrazarlo fuertemente – Abrázame y no me dejes – susurró cerrando los ojos, derramando un par de lágrimas.
– Nunca volveré a dejarte – susurró correspondiendo en el acto – Solo espero por ese día donde pueda estar día y noche amándote y cuidándote –
Red besó su cabeza. Se separaron tímidamente. El oji miel seguía sonrojado. Esas palabras no saldrían de su corazón jamás.