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De vacaciones en Alola por Imperial Queen

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Notas del capitulo:

¡Hola lectoras y lectoras!

Vengo con un nuevo capítulo, va a ser la primera vez que escribo contenido como este, así que no me peguen XDXD

– No puedo odiarte… Aunque lo deseara no puedo… Pero no me siento listo para perdonarte… Hay muchas más cosas de las que debemos hablar – dijo mientras enterraba su cabeza en el cuello del ahora adulto Red.

Así pasaron el resto de la tarde, aclarando todo lo sucedido y ahora charlaban sobre lo que habían hecho de sus vidas. Green se empeñaba en saber cada detalle de Red, cada palabra, cada acción de este hipnotizaba al castaño, después de todo ese amor no había muerto y ahora parecía revivir en su corazón. Mientras que Red reía con las nerviosas acciones de su huésped y miraba con cariño a su sonrojado y antiguo amor, quién era líder de gimnasio en ciudad Viridian. Pero lo que le interesaba era saber si ese apuesto castaño tenía pareja. Ambos bebían ya que Red tenía una botella, o más bien unas cuántas, ayudaba a soportar el frío y decidió poner su pequeño plan en marcha cuando Green empezaba a mostrar signos de estar ebrio.

– Oye Green, me gustaría preguntarte algo –

– ¿De qué se trata? –

– ¿Tú tienes pareja? –

– No, ¿por qué? ¿¡Tú sí!? – preguntó horrorizado, Green solía ser más expresivo cuando estaba ebrio.

– Para nada – dijo muy sonriente, lo que causó algo de nervios en el castaño – solo quería saberlo para… ¡Esto! – dicho esto lo jaló de su camisa para rápidamente besarle.

Abrió los ojos sorprendido por repentino ataque hacia sus labios, pero sin apartarle los cerró y correspondió, hacía tanto tiempo que deseaba aquello. Red descendió para empezar a besar y lamer su cuello, el castaño en respuesta liberaba risillas y uno que otro jadeo. Sintió que era despojado de su camisa y se acostó en la cama para que Red se posicionara sobre él.

El entrenador del silencio sonrió por la vista debajo de él, aquel castaño tan apetitoso a los ojos de cualquiera, más, él solo podía entregarse a aquel que amaba, se sintió tan afortunado de ser esa persona. Levantó la mirada para toparse con aquellos ojos expectantes, Green le devolvió la sonrisa.

– Me alegra que estés de vuelta, Red – dicho aquello pasó sus manos en las mejillas del contrario para besarlo de manera lenta y sensual.

– Me pregunto en qué aspecto estás alegre de tenerme aquí de nuevo – musitó al separarse de aquellos labios, sonriendo con satisfacción.

Green le devolvió la sonrisa de manera traviesa. Y por su parte, el de cabellos cafés continuó besando aquella piel nívea, aprovechando para pasar sus manos por su cintura, descendiendo de manera lenta. Provocando jadeos al castaño.

Sentía que no podía esperar más, este era el momento que tanto había ansiado, estar junto a Red en un mismo cuarto.

– Creo que esto es demasiada ropa – musitó coqueto.

Pasó sus manos por la espalda del entrenador del silencio, quien cerró los ojos al contacto, llegando a la espalda baja, Green tomó la camiseta y comenzó a levantarla lentamente, veía con lascivia como aquel abdomen se descubría y se mostraba ante él, tan trabajado. Una vez retirada aquella camiseta, miró de abajo hacia arriba a aquel entrenador.

– ¿Te gusta lo que ves? – preguntó de manera inmodesta.

– Si – musitó relamiéndose los labios.

Con una sonrisa, el castaño se levantó a besar al mayor con hambre, aprovechando aquello para desabrochar ambos pantalones, Red dejó escapar un gemido en medio del beso, encendiendo más al menor, quien intensificó el beso hasta que el aire se había terminado.

Se separaron, mirándose a los ojos.

Red no quiso perder más tiempo y tomó ambas erecciones, comenzando a frotarlas. Green por su parte comenzó a gemir, siendo presa del placer, no pudo hacer más que abrazar al mayor del cuello, el cual escuchaba aquellos gemidos tan sensuales a su parecer.

– Green… Si sigues gimiendo así me voy a venir – decía entre jadeos.

– Mmm no puedo evitarlo – dijo por inercia.

La velocidad aumentó, provocando más jadeos en aquella habitación. Green buscó los labios de Red, besándolo con desesperación.

–  Espera Red, espera, espera –  sentía que le temblaban las piernas de tanto placer – Aun no quiero venirme – jadeó.

Aprovechando el aturdimiento del castaño, Red aprovechó para cambiar la posición, poniéndolo en cuatro. El opuesto se sintió algo nervioso.

–  Green… –  susurró, acariciando su trasero.

– No me hagas pedírtelo –  declaró entre coqueto y apenado.

–  Tus deseos son órdenes – 

Se repegó al castaño. Posicionando su pene entre su trasero y simulando embestidas. Green jadeó gustoso. Red por su parte, comenzó a acariciar los labios del menor, este abrió la boca, lamiendo de manera deseosa.

Retiró los dedos de su boca, para comenzar a estimular su entrada. Al primer dedo Green se tensó. Conforme pasaba el tiempo, metió tres dedos. El castaño había logrado relajarse, únicamente podían escucharse sus gemidos.

–  Red, creo que ya es suficiente –  jadeó, acomodándose mejor para recibir al entrenador del silencio.

Sin esperar más, Red comenzó a introducir su miembro en Green, ambos jadeaban ansiosos, comenzando un lento vaivén.

–  Red –  gemía deseoso –  Más rápido –  rogó.

Sonrió por un momento y aumentó el ritmo de las embestidas. La habitación estaba inundada de los jadeos y gemidos de ambos entrenadores.

Sin embargo Red, trataba de aguantar, pues se sentía próximo al orgasmo y no veía signos de que Green estuviera cerca, por lo que tomó el miembro del castaño, estimulándolo, con la mano libre, le daba atrevidas nalgadas, volviendo loco al castaño, el cual, empezó a aumentar el vaivén por su cuenta, haciendo que Red no pudiera resistir más, tomándolo de las caderas, sometiendo a Green a unas fuertes estocadas.

Se escuchaba el rechinar de aquella cama, como si fuese a colapsar en cualquier momento.

– ¡Green! – 

–  ¡Red! – 

Gritaron presos del inmenso placer, Red fue el primero en llegar al clímax, para después Green llegar al suyo. Ambos cayeron sobre la cama, Red sacó su miembro, mientras el de ojos miel estaba agotado, por lo que se acurrucó encima del campeón de Kanto, quién sonrió, abrazándole.

Green se movió para alcanzar a darle un beso y volvió a acostarse, el legendario entrenador tomó una cobija, volviendo a abrazar al castaño, le dio un tierno beso en la frente y se quedó contemplándole hasta que le venció el sueño.

Pasaron un par de horas, Green despertó mareado, con dolor de cabeza y sin tener noción de donde estaba, hasta que sintió una respiración en la nuca que le hizo erizar la piel, no quiso voltear, pero prestó atención a su alrededor.

– Oh no… – susurró horrorizado.

Notas finales:

¿Y qué tal? Espero y no me peguen por ser tan novata uwu

¡Nos leemos luego!


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