Día 43: De a tres
Me cuesta ver a mi mamá con Cristián. Y lo peor es que me utilizan de fachada.
-¡¡Otra vez te vino a ver el feo!! - me grita mi abuela cuando abre la puerta y se encuentra con mi amigo.
Me utilizan de coartada, él se supone que viene a visitarme porque somos amigos y le ayudo con las tareas, pero la verdad es que se encierra en el gallinero con Carmen para hacer quizás qué cochinadas.
-¿Y por qué no le dicen la verdad a la señora María? Si al final igual tiene una mala imagen de ti - le pregunté a mi mamá.
-Se nota que no la conoces lo suficiente, cuando sepa que estoy feliz al lado de un muchacho tan menor, hará todo lo posible por separarnos -
-Si hasta yo me doy cuenta que es una mala idea. Que podrían llevarte a prisión, ¿te das cuenta que es ilegal? - es que no puedo creer que no le tome el peso a la situación en la que se encuentra.
-Pero nadie me denunciará porque todo es un secreto. Y mi hijo muy bonito no quiere ver a su mamita tras las rejas, así es que no dirá nada ¿verdad? -
-No lo sé, no aguanto que me sigan utilizando. La abuela ya piensa que le estoy siendo infiel a Rafael y me está viendo con su mirada acusadora -
-Esa vieja siempre te mirará feo, no le hagas caso - claro, porque le conviene me dice aquello.
Y esa conversación no sirvió de mucho porque ambos siguieron con su idilio a escondidas.
Estaba de muy mal humor, por lo que no tuve otra opción más que acudir a una experta en romper relaciones ajenas: Emilia. Ella podía ayudarme, solo debía encontrarla en la escuela.
-Necesito hablar contigo - le dije cuando llegué a clases y la encontré sentada en su puesto.
-¿Y a ti que te pasó que decidiste hablarme? ¿Acaso no estás bien con Rafael? -
-Estamos mejor que nunca, así que no se te ocurra meterte con nosotros porque saldrás perdiendo -
-¿Entonces qué quieres? -
-¿Sigues interesada en Cristián? -
-¡Nunca lo he estado! ¡Es demasiado feo! - seguía negándolo.
-Bueno, ya que lo has rechazado muchas veces, decidió buscarse a otra y ya hasta se hicieron novios -
-¿De qué hablas? Si está perdido por mí -
-Parece que ya no, porque se la pasa en mi casa -
-¿Me estás diciendo que tienes un amorío con Cristián? -
-¡Yo no! ¡Es demasiado feo! - creo que he escuchado esas palabras antes.
-¿Entonces quién? ¿Olivia? -
-No... Está saliendo con mi mamá - apenas pude decirlo porque me daba vergüenza.
-¿Con tu mamá? Pero si es mucho más vieja, y Cristián es menor de edad, solo tiene quince... Podría denunciarla a la policía -
-Lo sé, pero no haremos eso... Tú me ayudarás a separarlos -
-¿Y yo por qué? -
-Porque estás enamorada de él y no lo quieres perder -
-A mí quien me gusta es Rafael, no ese moreno feo... Así que te vaya muy bien con tu plan -
-¿En serio no te gusta ni siquiera un poquito? Porque le veo bastante feliz con Carmen, en realidad lo estás perdiendo -
-Me da igual - mencionó antes de levantarse y salir del salón.
Ahí me quedé, frustrado por no haber conseguido lo que deseaba. ¿Cómo iba a conseguir separar a esos dos?
-¿Y por qué quieres separarlos? Yo los veo felices, ¿eso es malo? - me comentó Rafa en el recreo, mientras estábamos sentados bajo un árbol del patio.
-La diferencia de edad es abrumadora, no deberían estar juntos -
-Lo mismo podrían decir de nosotros. Que dos hombres estén juntos es abrumador ¿no? -
-Pero... Pero... Es diferente, porque.... - mierda, que el rubio me había dejado sin palabras. Si hasta sabe pensar ahora que es pobre.
-¿Y qué hago entonces? -
-Nada, solo déjalos -
Iba a aceptar el destino que me había tocado sobrellevar, cuando se nos acercó una chica de cabellera castaña.
-Está bien, te voy a ayudar - Emilia había aceptado mi oferta.
-¿Eso quiere decir que sí estás enamorada de Cristián? - quería verla humillada.
-Que sí, que me gusta... Aunque si descuidas un poco a Rafita, te lo voy a quitar sin compasión -
El rubio solo miró el cielo, se había sentido un tanto incómodo con la psicópata ésa... Lo siento, verdad que ahora es mi aliada. Se había incomodado con la amistosa demostración de afecto de la muchacha con trastornos mentales agudos.
-Dejen de molestar y permitan que esos dos sean felices, ¿tanto les cuesta? -
-¡Sí! - gritamos los dos como si fuéramos siameses.
-Hagan lo que quieran-se rindió. Se levantó y se fue.
-Bien, ¿qué tenemos que hacer? -
Y ahí nos quedamos lo que restaba del recreo planeando la forma de separar a Cristián de Carmen. Un romance enfermo entre un niño y una mujer madura. ¡Qué horror! ¿Qué vendrá después? ¿Un anciano y su bastón? ¿Un científico y un robot? ¿Dos hombres? Ay, de ese ya hay.
-Mamá, tengo que contarte algo terrible - llegué a su pieza fingiendo sorpresa.
-¿Qué te pasó? ¿Te sangra el ano? -
-¿Y por qué me habría de salir sangre de ahí? -
-Ay hijo, si entiendo que eres el pasivo de la relación y está bien, yo también he sido penetrada por ahí. Si quieres te puedo dar consejos para que te dilates más fácil -
Okey, había asumido que al ser gay me iba a salvar de las conversaciones de sexo con mi mamá, pero había obviado la gran experiencia que ella tiene. Era evidente que sabía.
-No, todavía no hacemos nada - respondí con vergüenza.
-¿Por qué? ¿No se le para? Porque tengo viagra... -
-¡Qué no! Que te vengo a hablar de Cristián - me había enfadado.
-¿Qué pasa con mi cuchito? - ¿cómo mierda le llama? En fin.
-Que no tuvo una mejor idea que venir a encerrarse al gallinero, pero...no está solo, porque vino acompañado de su exnovia - era todo parte del plan.
-¿Qué? - se enfadó, por lo que salió de la casa corriendo hasta el hogar de las gallinas.
Abrió la puerta de madera e ingresó al lugar, donde encontró a su novio con los pantalones abajo y lamiendo las tetas de Emilia. ¡Qué asco! Todavía trato de sacarme esa imagen de la cabeza.
-¿Qué sucede aquí? - preguntó la mujer.
-Cuchita... Yo... - el moreno estaba paralizado.
Sonreí feliz, había logrado romper su relación.
-Habíamos quedado que si queríamos follar con otra persona debíamos decirlo, y si no, que el otro participara de todo... ¿O no, cuchito? - ¿que habían hecho un trato de qué?
-Pero por eso vinimos aquí, para que pudiéramos hacer un trío - dijo Cristián mientras Emilia quedaba helada.
-Ay, si eres tan lindo, cuchito... Está bien, empecemos - Carmen se sacó la blusa y caminó hacia la pareja.
-Ayúdame - susurró Emi al darse cuenta del problema en el que se había metido.
-Ay, creo que me llama mi abuela... - dije antes de cerrar la puerta e irme. ¿Quién la mete a ser tan malvada? Si al final, amor es amor, creo que mejor dejaré que esos dos sean felices. Ay, si mi novio es tan sabio, tenía la razón.
Qué lindo es el amor ¿no?
Bueno... Y Emilia tiene salud... Física ... Ya mental no sabría decir.