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¡Pobre! por jotaceh

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Notas del capitulo:

Lo siento!!! Me había saltado un capítulo!!! Lo siento :(

Día 57: De novios 

 

Lo pasé bien, creo que es todo lo que tengo que decir sobre esa noche. Después que Roberto me dejó en la puerta de mi casa, entré para irme a dormir. Tan solo que ahí estaba Carmen, sentada en el sofá, tomando un té mientras me esperaba.

-¿Crees que estas son horas de llegar? –parecía seria.

-Es que lo pasé tan bien que no me percaté de la hora ¿estás enojada? –

-¿Qué? Claro que no, esperaba a que llegaras más tarde, por eso te pregunté por la hora. Alguien de tu edad debería haber llegado mañana y haciendo escándalo, gritando de borracho y no solo oliendo a... ¿fumaste? –abrió los ojos como un búho.

-¿Qué? ¿Cómo lo sabes? –

-Es que hueles demasiado a marihuana, dejas la habitación impregnada... Mierda, tu abuela ya se va a levantar. Rápido, vamos al baño –me empujó asustada.

Nos encerramos en la habitación y comenzó a sacarme la ropa.

-¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan nerviosa? –

-Es que no conoces a mi mamá enojada. Una vez me encontró olor a hierba y me quemó toda la ropa, y ahora no estamos en tiempo de perder cosas. Apúrate y báñate, yo lavaré tus prendas por mientras –

-¿También fumabas? –

-Ay hijo, me sorprende la pregunta, como si lo hubiera dejado –

-¿Eres drogadicta? –estaba en shock.

-Solo lo hago de vez en cuando, no es que sea siempre, puedo pasar meses sin fumar y no pasa nada, es solo para relajarme. Lo que si me sorprende es que tú la hayas probado, ¿no que eras tan bueno? –se burlaba de mí.

-Quizás quiero cambiar un poco y ser el chico malo –

-Hasta que por fin te pones divertido, ya pensaba que había parido a un aburrido –se rio antes de salir como un ninja con mi ropa.

Le hice caso y me bañé. Mientras lo hacía no podía dejar de sonreír y es que me acordaba de las palabras de Roberto. ¿Por qué es tan lindo? Si siempre dice que me va a cuidar, y es tan caballero. No, no... no puedo estar pensando así, acabo de terminar con Rafael, no puedo ni debo ilusionarme con otro chico, pero es que es tan guapo.

-Inspección de rutina –escuché de pronto que la puerta se abría.

-¡¿Qué haces?!-le grité a mi abuela, que sin permiso entró, abrió la cortina de la ducha y comenzó a revisarme el trasero.

-Quiero saber si fornicaste esta noche. Ok, veo que no. Puedes seguir con tu baño –

-¿Qué? ¿Y por qué no me revisas el pene? –

-Porque tú eres de los que muerde la almohada, no me vengas a mentir ahora. Y me alegra que no hayas follado, eres muy chico para ese tipo de cosas –

-Estaba de novio con Rafael –le aclaré.

-No... Por Dios, no. ¿Insinúas que fornicaste en mi casa? ¿Bajo mi techo? Si ustedes ni siquiera estaban casados ante la iglesia –

-Abue, los gais no podemos celebrar matrimonios católicos-

-Verdad, es que esto de ser liberal me tiene un poco confundida. Si te acepto tal cual eres soy una buena abuela progresista, pero estoy abalando el pecado y la sodomía, tan solo que eso no sería amor al prójimo... Y te dejo ir a fiestas porque no quiero que cometas los mismos errores que tu mamá, pero tal vez si te doy libertad puede que cometas unos peores, entonces ¿te dejo o no te dejo follar? ¿Y por qué no te podrás casar por la iglesia si casi todos los curas son raritos también? Y mi tía Edulfirencia nunca se casó y le gustaba partir la leña con hacha, ¿acaso habrá sido lesbiana? –desvariaba mientras se marchaba.

¿Por qué me vio el trasero? ¿Qué quería ver? ¿Sabrá distinguir si tuve relaciones?




Pensé en la fiesta, y en Roberto, lo quedaba de fin de semana. El lunes fui a clases y aunque en los recreos traté de buscar al chico tatuado, no pude encontrarlo. Salí de la escuela y a la primera persona que vi fue a Julieta.

-¡Amigo! Tengo algo que contarte – saltó como una liebre para encontrarme. Me abrazó con mucha fuerza.

Me hizo subir a su auto, y es que obligó a su chofer a que me fuera a buscar. Iríamos a su casa, supuse que quería que pasáramos la tarde juntos y me alegró mucho la idea porque desde que tiene novio me ha dejado de lado.

-No vas a creer lo que hice en la fiesta –

-Perdiste la virginidad con el Kevin –le dije recordando sus gritos.

-¿Cómo lo supiste? –

-Juli, estaba en la pieza de al lado con Roberto y escuchamos todos tus gemidos –

-Tuve dos orgasmos, o sea, creo porque nunca antes los había sentido, pero me dieron cosquillitas dos veces y fue rico...- lo decía como si hablara de un helado.

-Ok, me alegro por ti –sonreí y es que no me podía enojar por eso.

-Sí, y te vas a tener que alegrar más en mi casa –

-¿Qué? ¿De qué hablas? – algo me parecía raro, porque la chica de pronto dejó de mirarme a los ojos.

-Bueno, es que... he salido mucho de casa últimamente, y mi mamá creía que era porque estaba saliendo contigo, como somos tan amigos. Todo bien, te conoce y no se enoja, tan solo que se me ocurrió pedirle preservativos para la fiesta, porque ya sabes, debíamos tomar precaución. Y bueno, no sé por qué, todo muy raro ya sabes cómo es mi mamá.... ¿puedes creer que el otro día confundió las pastillas anticonceptivas con las para dormir? El jardinero estaba aterrado cuando se le quedó dormida encima...-

-Ve al grano, me estás colocando nervioso –algo malo iba a decirme, eso era cierto.

-Ok, te lo diré. Mi mamá cree que tú eres mi novio y que contigo perdí la virginidad. Ella es una promiscua perdida y le es infiel a mi papá, pero es muy católica y quería que llegara virgen al matrimonio, o que por lo menos me casara con la persona con la que la perdiera –

-¿Qué? ¿Pero ella no sabe que soy gay? –

-Sí, si le dije que Rafael me dejó por estar contigo, pero en su cabecita la homosexualidad es solo un capricho y yo soy muy linda, y pude convertirte –

-¿Me quieres decir que me estás invitando a tu casa para que me haga pasar por tu novio? –

-Sí, es que no creo que les guste el Kevin, me prohibirían salir y no le vería más –

-¿Y a mí sí me aceptarán? Si soy igual o más pobre –

-Sí, pero contigo hago un bien a la sociedad al convertirte en hetero. Además, eres más clarito de piel. Si el dinero va y viene, pero la raza prevalece –

-¿Qué? ¿Ahora eres nazi? ¿Y hasta cuándo vamos a mentir? Porque si nos terminan obligando a casarnos, se van a enterar de todo cuando vean que sus nietos son negritos como la noche –

-No sea malito, ayúdame ¿sí? ¿Por el amor? –

Maldita sea, la muy desgraciada sabe que no puedo decir que no, así que terminé aceptando. Ya que más da, por lo menos voy a cenar rico.

 


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