Día 60: Bajo la lluvia
-Juli, por favor, te puedo explicar todo –trataba de decirle a mi amiga mientras la seguía por el pasillo.
Me había visto besando a su papá en el despacho y tras quedar congelada mirándonos, salió corriendo.
-¿Qué pasó? –preguntó su mamá cuando la vio pasando rauda por el salón.
-Se siente un poco mal, le bajó la regla –tuve que improvisar.
Me quedé afuera de la habitación y es que se había encerrado. Después de una hora esperando, me senté en el suelo.
-No es lo que crees… O sea, no tal cual, porque todo es muy reciente. No es que te hayamos mentido, nada ha pasado… todavía-
-¿Cómo que todavía? – fue lo primero que respondió, aunque no abrió la puerta.
-Me habías dicho que tu mamá siempre tiene amantes y que a tu papá no le importa. Bueno, ahora sabes la razón –
-Claro, porque mi papá es gay. Justo lo que había sospechado –
-Yo lo hubiera hecho –
-Pensaba que la amaba mucho o que tenían una relación abierta. Qué se yo, jamás se me pasó por la cabeza que le gustaran los hombres –
-Pero mira el lado amable, ahora puedes hablar de chicos con tu papá –No tuve que decir eso. Luego volvió a quedarse callada.
Pasó media hora antes que volviera a escuchar algo detrás de la puerta.
-Prométeme que no volverás a ver más a mi papá, que no tendrás ningún tipo de relación con él –
-Juli, yo… apenas y lo conozco –
-¡Prométemelo! –
-Todo es muy reciente, hace apenas una semana lo conocí, pero ha sido él quien me ha buscado. Llenó mi casa de flores –
-Prométemelo. ¿Acaso te gustaría que un amigo tuyo tuviera una relación con tu mamá? -
-¿Es broma? Mi mejor amigo tiene un trío con Carmen y con mi peor enemiga. Y mírame, estoy de lo más bien - ¿qué estaba pensando? Si hablamos de locura, mi vida es mucho más desequilibrada que la suya.
-Ok, pero yo no soy tan fuerte como tú. Por fa, prométemelo –
-Está bien, te prometo que no tendré nada con Ricardo –
Solo en ese momento mi amiga sacó el seguro de la puerta y salió para abrazarme.
-Gracias. Sé que debo parecer una malcriada, pero no quiero perder a ninguno de los dos y siento que, si ustedes tienen algo, en algún momento todo acabará y te tendré que perder –
-Bueno, si total… no siento nada por él – Y es verdad, porque no me dejó tiempo ni siquiera para sabrosear el primer beso. ¡Entrometida!
Me tomó de la mano y caminamos cinco minutos hasta regresar al despacho, Julieta quería aclarar las cosas. Y me detengo en este momento, porque quería destacar el hecho que me haya demorado cinco minutos caminando por la casa de los De la Sotta, ¿se dan cuenta lo grande que es? Yo me demoro cinco minutos en darle veinte vueltas a la casa de mi abuela, es que es muy chica.
-Papá, Pablo tiene algo que decirte –sentenció tras cerrar la puerta a nuestra espalda.
-¿Sí? ¿Qué tengo que decirle? –
-Lo que hablamos en mi pieza –
-Am bueno… Don Ricardo, Julieta no quiere que estemos juntos, así que tengo que rechazarlo –
-Pero así no, que me dejas como la mala de la historia –alegó la rubia.
-Si me lo dijiste de esa manera, ¿qué quieres que le diga? –
-A ver muchachos, ¿ustedes saben por qué me ha ido tan bien en los negocios? –el hombre mayor interrumpió nuestra discusión.
-¿Por qué nació rico y ya tenía bastante dinero para hacer lo que quisiera? –a mí no me engaña, que ese apellido no se lo compró en el negocio.
-Porque soy obstinado, siempre consigo lo que quiero y ahora, lo que más quiero en este mundo es a Pablo - ¡Mierda! ¡Mierda! ¿Así se sienten los actores porno? ¿Así se siente ser un objeto sexual? Cool.
-¿Me vas a decir que seguirás detrás de mi mejor amigo? –
-Sí, justo eso –
-¡Tú y mamá son iguales! ¡Nunca piensan en mí! –gritó la rubia antes de irse. No sirvió de nada la plática que había tenido con ella.
-No te preocupes, se le pasará pronto – Ricardo intentó acercarse, tan solo que fui yo quien prefirió alejarse.
-Mi amistad con Julieta es mucho más importante que esto. Lo siento, pero le voy a pedir que no me siga buscando –
Me despedí con un ademán y después me fui del lugar. Por mi mente divagaron muchas ideas, desde que la rubia es caprichosa y solo piensa en ella, pasando por el hecho que en realidad tiene miedo de perderme, lo que significa que me ha llegado a querer mucho, como también pensé sobre la determinación de su padre ¿acaso solo soy un capricho o en realidad es amor a primera vista? ¿Es eso posible?
Estaba hecho un lío, transitando por en medio del campo en aquel camino de tierra que no posee más que un par de faroles que poco y nada alumbraban en aquella noche tan oscura. Pensé que la situación no se podía poner peor, hasta que el cielo me vio, se rio y largó una lluvia para empeorar aún más mi situación. ¡Grandioso! Ahora estaba con el pecho apretado, un tanto triste, mojado y con los pies llenos de barro.
-Te das cuenta que si caminas solo por la oscuridad podrían hacerte algo –escuché a mi espalda. Me asusté tanto que me detuve de pronto, congelado como una piedra. Esas eran las típicas palabras que decían los violadores antes de atacar.
-Estoy cerca de mi casa, si grito puede que me escuchen –intenté responder.
-¿Y quién crees que eres? Ni que gritaras a todo pulmón tu abuela podría escucharte, todavía queda mucho para tu casa –
En ese momento me volteé y es que era obvio que se trataba de alguien que me conocía. ¿Uno de mis amigos era un violador?
-Roberto, eres tú – me alivié un poco.
-Sí, ¿quién pensaste que era? –
-¿La verdad? Un violador –
-Ya te gustaría. Eres todo un pervertido –
-Claro que no, ¿quién le habla a alguien por la espalda? –
-¿Alguien que corrió para encontrarte? Te vi hace dos cuadras –
-¿Y corriste con esta lluvia solo para hablarme? –no podía ver muy bien, pero estoy casi seguro que se sonrojó luego de preguntarle.
-¿Te acompaño hasta tu casa? –
-Bueno, así te secas un poco al lado de la cocina –
Y así fue como caminamos bajo la lluvia. El de ojos afilados me contaba lo que había hecho el fin de semana, la fiesta en la casa del Kevin y la película que vio en el computador.
-¿Te gusta Rápido y Furioso? Qué películas más aburridas –
-Son divertidas, ¡retráctate! –
-¡No saben actuar! Solo contratan a esos actores porque son medianamente guapos y saben conducir –
-Qué superficial eres Pablito, me avergüenzas –
Bromeamos hasta que llegamos a mi casa.
-Te dejo aquí, tengo que irme –
-¿No vas a pasar a secarte un poco? –
-No, no te preocupes. ¡Nos vemos! –
Le vi cómo corría mientras esquivaba los charcos. Me quedé un rato en el techo de la entrada mirando a Roberto desaparecer. Al final solo me acompañó para que no llegara solo, parece que en realidad le preocupaba que me pasara algo. ¿No es tierno?
-Si tu sugar daddy se entera que tienes un romance con uno más joven, se va a colocar celoso. Vas a tener que andar con cuidado –mencionó mi mamá al abrir la puerta. Había visto todo por la ventana.
-Mamá, estoy más solo de lo que imaginas –fue todo lo que dije antes de ir a sacarme la ropa mojada.
Estoy solo ¿o no? Bueno, quizás le gusto a Roberto y Ricardo está un tanto obsesionado conmigo, pero eso no cuenta ¿verdad? Y Rafael, supongo que ya debió encontrar a otra persona con quien pasar el tiempo.