Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Pobre! por jotaceh

[Reviews - 156]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Día 67: Diferente

 

No quiero quedarme con dudas, por eso, seguí los consejos de Emilia y fui directamente con Ricardo.

-¿Dónde vas tan asustado? Parece como si fueras a clavarle un cuchillo a alguien… -mencionó mi mamá al verme salir esa tarde.

-Algo así…-y es que lo que quería hacer se parecía mucho a una estocada, ahora solo debía averiguar si el arma funcionaba o era solo un globo desinflado.

Caminé hasta la casa de los de la Sotta y le llamé para que saliera. Tampoco quería tocar a la puerta, porque podía ser atendido por Sara y eso implicaría ser agredido.

-Hola Pablo, ¿qué haces aquí? –salió al rato.

-Quería conversar algo importante contigo –estaba muy nervioso.

-Ok, pasa –

-No, no quiero ver a tu esposa –

-No te preocupes, no está en casa. Se fue todo el fin de semana a la playa con sus amigas –

Eso era bueno, aunque me sorprendió que esa hiena tuviera amistades. ¿Quién la puede soportar? Lo siento Julieta, pero es verdad, tu madre es una víbora.

-¿De qué me querías hablar? –preguntó luego de hacerme sentar en su sofá.

Tragué salida y respiré hondo, y es que no sabía cómo comenzar con aquella plática tan personal.

-Bueno… yo… lo que sucede es que no tengo mucha experiencia… entonces… quería saber… ¿cómo? –

-¿Cómo? ¿Cómo qué? –

-¿Cómo…? ¿Cómo lo haremos?  –no podía decir el tema con sus propias palabras, me moría de la vergüenza.

-¿Hacer qué, guapo? –

-Tú sabes… eso… -

-¿Te refieres al sexo? – el hombre me miraba un tanto extrañado, como cuando intentas descifrar un cuadro abstracto o la letra de un zurdo.

-Am, sí… eso mismo – a esas alturas ya estaba tan rojo como un tomate.

-Bueno, usualmente las relaciones sexuales entre dos hombres implican la penetración anal ¿no? –

-Sí, eso… eso lo tengo claro, pero… yo quería saber… ¿qué pene utilizaremos? –ya no podía aguantar más la agonía.

-Eso de la penetración no es lo mío, por eso tuvimos solo una hija con Sara. De a poco me he dado cuenta que prefiero más ser el receptor, ¿entiendes? Supuse que como tú eres joven, no tendrás problemas con eso…-

¿Les ha sucedido que ven en una tienda una prenda hermosa y que a la hora de probársela se enteran que les queda horrenda? Pues así me sentí en ese momento. Desde afuera, Ricardo se veía un buen candidato a novio, pero al saber más de él, parece ser una estafa. Sin embargo, recordé las palabras de Emilia, si no lo pruebo supongo que nunca sabré si realmente me gusta, por eso no me tengo que cerrar a nada.

-¿Pablo? ¿Estás bien? –el hombre se percató que me había quedado pensativo.

-Sí, estoy bien…-

-Genial, porque como ya hemos hablado de este tema, creo que sería buena idea aprovechar que estoy solo para poder hacer al amor

En ese momento se me vino el cielo encima. Debía ser fuerte y asumir en lo que me había metido, por lo que asentí con la cabeza y dejé que me guiara hasta su cuarto, allí donde su cama inmensa nos esperaba, un tanto aterradora para este joven muchacho sin tanta experiencia.

Ricardo me sentó en el borde del colchón, para hincarse frente a mí. Me besó apasionadamente en la boca, a lo que traté de responder jugueteando con su lengua. Sus manos no se quedaron quietas y poco a poco comenzó a buscar la piel debajo de mi ropa. Levantó mi polera para buscar mis pezones, esos que me hicieron estremecer cuando fueron tocados. Con sus dos manos los masajeó dejando que me sintiera cada vez más excitado, como si se tratara de un botón de encendido.

Ok, íbamos bien, creo que podíamos hacerlo, porque cuando sus dedos fueron cambiados por su lengua, todo mi mundo se vino encima, estaba tan ardiente que supongo que podía lograr todas las peticiones que es hombre me diera.

-Ahora vamos a probarte…-dijo Ricardo relamiéndose, haciendo referencia a que me haría sexo oral.

Lo que antes me había parecido excitante, de pronto se convirtió en una pesadilla. ¿Qué había sido eso? El padre de Julieta se había transformado en otro ser, como si usualmente estuviera fingiendo y ahora que estábamos en privado, sacara su verdadero ser.

Me bajó los pantalones para irse directamente a mi pene, ese que lamió incesantemente, introduciéndolo en su boca y succionándolo con fuerza. Reconozco que eso fue placentero, aun cuando le viera demasiado interesado. Digo, comenzó a tararear mientras lo hacía, como si se tratara de un hobbie.

-Qué rico… me encanta mucho mamar vergas - ¡Ay Dios mío! ¿Desde cuándo se había vuelto tan promiscuo?

-¿Ahora me toca? – pregunté y es que lo normal es que ambos nos diéramos placer mutuo.

-¡No! Tú olvida que tengo un pene –y ahí me quedé, sin saber qué hacer.

-Pero… no vas a disfrutar nada –

-Cuando me lo metas, me va a encantar. Voy a gemir como perra mientras me golpeas las nalgas, papi –y ahí todo eso del caballero respetable, se desvaneció inmediatamente.

¿Por qué? ¿Por qué se comportaba de esa manera ahora? Reconozco que no me molestaría que fuera así normalmente, pero es que de pronto demostraba ser muy diferente, o por lo menos en el aspecto sexual, y eso me dejó impactado. ¿Será que finge todos los días para no ser discriminado? Digo, en ese instante le vi sumamente femenino, incluso casi exagerado, y en el día a día, es totalmente masculino.

-Estoy listo, papi –sentenció.

Me había perdido en mis pensamientos, por lo que no me había percatado que el hombre se había quitado toda la ropa y se había puesto en cuatro sobre la cama.

-Lo siento… yo… no creo que pueda

Aquella visión fue demasiado, y todo eso que se había levantado, rápidamente se derrumbó. Pensé que sería fácil, que era como masturbarme, que me podría sentir excitado al poder penetrar a otro hombre, pero me paralicé al estar ahí.

-¿Cómo que no puedes? Pero si eres un hombre y eres demasiado joven, debería gustarte… a todos los hombres le gusta follar – Ricardo se veía enojado. En cuatro patas y con el trasero en alto, pero enfadado.

-Yo… bueno…- no sabía qué hacer.

-¿Así piensas complacer a tus parejas? ¿Tú crees que ese niñito del tatuaje va a querer hacerlo contigo sabiendo que no puedes follarlo? Te vas a quedar solo si no eres capaz de meter la verga, en serio… Ahora ven e intentémoslo, estoy seguro que te va a gustar –su rostro estaba muy cambiado, como si estuviera desesperado por lograr lo que quería.

Como estaba paralizado, decidió acostarme en la cama y él posarse sobre mí, para que así lograra penetrarlo.

-Pero necesito que se te pare…-me presionaba.

No sabía qué decir y es que me encontraba paralizado, como cuando te hacen preguntas en clases y no tienes ni idea porque no has estudiado, intentas buscar en tu mente algo, pero obviamente no hay nada y te quedas helado. Así estaba, frente a aquel hombre que no reconocía, que más parecía un vicioso sexual a un sujeto que me había gritado en la plaza que sentía algo por mí.

Me toqueteó el pene intentando que me volviera a excitar, tan solo que como estaba asustado, aquel tacto me pareció despreciable, tanto así que me dieron muchas ganas de llorar.

Pero si eres hombre… deberías poder hacerlo. Me repetía en la cabeza, intentando darle en el gusto a Ricardo, porque tenía razón, no debería costarme. Tan solo que mientras más lo pensaba, peor era, porque más nervioso me ponía y menos me podía concentrar.

-Necesito que la tengas parada, ¿por qué no puedes? No pensé que fueras tan marica –

No pude aguantar más y salí corriendo, tomé los pantalones y hui, no podía continuar en ese lugar porque mi pecho estaba tan contraído que solo quería esconderme. No solo me escapaba de aquel hombre, sino que, de mi incapacidad de ser normal, de hacer funcionar mi cuerpo para aquello para lo cual está hecho. ¿Por qué no puedo?

Mientras corría por el pasillo, tropecé con Julieta, quien acaba de llegar.

-Pablo, ¿qué te sucede? –me preguntó asustada al verme desnudo en su casa.

No pude responderle, y es que, al ver a alguien cálido, solo atiné a abrazarla y a llorar en su hombro. Estaba asustado, totalmente aterrado.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).