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¡Pobre! por jotaceh

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Día 83: A lo campesino

 

Llegué a mi casa con moretones en los brazos y unos cuántos pelos menos en la cabeza. Que me parecía un poco a Cintia, la muñeca de Angélica en Rugrats.

-Tu mamá llegaba igual del colegio, especialmente cuando peleaba por un hombre –

-La fruta no cae muy lejos del árbol –le dije, dándome cuenta que había hecho lo mismo que Carmen, porque me peleé por Rafael.

No tenía muchas energías, así que fui directo a mi pieza para tirarme sobre la cama.

-¿Estás bien? –me preguntó un poco asustada Julieta. La encontré estudiando.

-Sí, sólo deja que me desangre en silencio –

-¿Quién te pegó? –

-Ruka se enteró de toda la verdad y se me lanzó como hiena… Y no me digas que es muy chico para hacerme daño, porque no le has visto las uñas. Creo que me perforó un pulmón –

-No seas exagerado, si ni sangre tienes… pero habías mentido muy bien con lo de Emilia. El chino ése había creído que era ella la amante de Rafael, ¿no? –

-¡No me hables de ella! –le grité y es que estaba enfadado porque no fue capaz de cerrar la boca.

-¿Tuvo la culpa? –

-Sí… o sea… -recordé las palabras de la muchacha y me quedé congelado. Creo que recién en ese momento le tomé el peso al asunto.

-¿Por qué te quedas callado? ¿Qué sucedió? –creo que a ésta le hace mal estar tanto tiempo estudiando, porque se ha vuelto toda una metiche.

-Es que todo partió cuando le mentí a Ruka diciéndole que me gustaba Emilia… -hubiera seguido con mi historia sino fuera porque la embarazada se largó a reír como si le contara el más divertido de los chistes.

-Lo siento, es que no imagino cómo alguien podría creerte –

-Estás bastante equivocada, porque tanto el japonés como Emi se la creyeron. ¿Y sabes qué fue lo peor? Que el tarado ése me obligó a declararme y fue aún más terrible, porque ella se creyó todo y me dijo que siempre ha estado enamorada de mí. ¿Te lo puedes creer? –

-¿Es una broma? –

-¿Verdad que es difícil de creer? Pero parece que es cierto. ¿Ahora qué hago? No la voy a poder ver de forma normal en el colegio –

-Quedan pocos días de clases, tampoco vas a tener que evadirla mucho tiempo –

-Juli, que este pueblo es muy chico. Sé que saldré a comprar el pan y me la voy a encontrar –

Las últimas clases no nos hablamos para nada, aun cuando nos sentamos juntos en el mismo puesto. Supongo que ella estaba igual de avergonzada que yo, porque nos hicimos la ley del hielo mutuamente.

-¿Qué pasa con ustedes dos? –me preguntó Cristián a los pocos días. Sí, no se dio cuenta la primera clase, aunque era evidente. Digamos que le cuesta más comprender ciertas situaciones.

-¿Por qué todos se fijan en mí? Al final es difícil tener amigos siendo tan popular –me lamenté.

-Ya te dije que no me gustas, que solo fue un malentendido –

-No me refiero a ti, imbécil. Emilia me dijo que siempre ha estado enamorada de mí –

-Eso es imposible, ella es bisexual, no le gustan los gais –

Me quedé un rato pensando en su lógica, pero por más que traté de darle un sentido lógico, no le encontré. Así que solo lo obvié.

-Sí, bueno… la cosa es que ya no nos podemos ver como antes y por eso no nos hablamos –

-Qué complicado, porque las vacaciones se acercan, pero vamos a volver a clases en algún momento y tendrán que hablarse –

-Lo sé, lo sé, pero no se me ocurre nada para poder solucionar este problema –

Ambos nos quedamos callados por unos minutos, hasta que él rompió el silencio de pronto.

-Existe la solución madura y rápida, y también la inmadura y complicada –

-Esa me gusta, ¿cuál es la inmadura y complicada? –

-Busca un reemplazo, alguien que la enamore –no sonaba tan mal la idea.

-Podría servir, además también le tengo que buscar novio a mi mamá, a mi abuela y a Julieta –me acordé del problema que estaba analizando el otro día. Todo calza, el universo me está señalando que debo ser el cupido del pueblo, y la primera en encontrar la felicidad será Emilia, porque siempre ha sido una buena amiga, y principalmente, porque me da miedo que me viole.

-¿Y cómo vas a conseguir a tantos hombres? Lo veo difícil. –

-Pues yo no, se viene el verano y El Sauce se va a llenar de forasteros para las cosechas en los campos. Estoy seguro que, dentro de todos esos rostros nuevos, voy a conseguir a cuatro candidatos que quieran amar a estas preciosas mujeres. Y tú me ayudarás con eso –

-Claro, yo soy el candidato ideal para buscarle novio a dos mis exparejas y también a la que sería mi suegra – sí, eso es lo malo de ser un pueblo chico, todos somos ex de todos. ¿Será normal o en mi pueblo somos todos calientes?

-Podríamos buscarte una novia a ti también…-

-Está bien. ¡Hagámoslo! –se levantó enérgico con la idea.

 

 

Las últimas clases transcurrieron, Julieta dio los exámenes finales y logró graduarse de la enseñanza escolar. No con honores, pero puede probar que estudió. Logré evadir a Emilia en todo y salimos de vacaciones sin ningún problema. Bueno, según mi profesor jefe el próximo año debería estudiar más, porque apenas y pasé este semestre, pero eso ya es un problema para el Pablo del futuro.

El último día de clases fue la ceremonia de graduación de Juli y todos como familia la fuimos a acompañar.

-Como me hubiera gustado que tu madre hubiera terminado los estudios, pero claro, quedó embarazada –pronunció doña María mientras estábamos sentados en las graderías, en las canchas del colegio, allí donde hablaba el director sobre la importancia de la educación y lo feliz que es de ver a tanta juventud emprendiendo el camino hacia la adultez.

-Se leer, escribir, sumar y restar, ¿para qué quiero más? –se defendió Carmen.

-¿Entonces yo puedo dejar el colegio? –pregunté.

-¡No! Tú tienes que terminar y luego estudiar una carrera –

-Así qué chiste. Como tú podías embarazarte, tenías una razón para salirte –

Hubiésemos seguido con la discusión, pero la ceremonia comenzó con la parte importante, que es cuando el profesor jefe le entrega el diploma a cada uno de los alumnos. Es emocionante, porque desde abajo toda su familia grita, aplaude y felicita al pequeño retoño que ha logrado cumplir un ciclo. Sé que ese día era especial para mi amiga, porque sus padres no estarían ahí, así que le dije a mi mamá y a mi abuela, que teníamos que gritar como locos para hacerla sentir bien.

Pero claro, no todo podía salirnos bien, porque los puestos que logramos tomar estaban bien atrás y poco podíamos escuchar, por lo que estábamos pendientes de los nombres que decían para no pasarnos el turno.

-¡Julián Delgado! –se escuchó desde el parlante viejo.

-¿Qué dijeron? ¿Es su turno? –preguntó doña María.

-No, creo que dijo otro nombre –

-¿Y si no es así? –me comencé a asustar.

-¡Felicidades! ¡Eres la mejor! –mi abuela se levantó gritando como loca, creyendo que ya era el turno de mi amiga.

Todos la quedaron viendo extrañada, porque al final se trataba de un chico, cuyos padres estaban gritando unos puestos más adelantes.

La señora se puso tan roja, que en dos segundos volvió a su puesto y agachó la cabeza. De seguro las señoras del almacén se burlarían de ella el lunes.

-¡Julieta de la Sotta! –esta vez sí era nuestro turno.

-¡Felicidades! ¡Eres la mejor! –gritamos con mi mamá, y es que ya por las dudas, mi abuela decidió no decir ni mu.

Sé que la muchacha se sintió apoyada al escucharnos desde lejos y es que, aunque no tengamos su sangre, la hemos apoyado más que su propia familia.

 

Así dieron inicio las vacaciones. Al día siguiente me levanté muy temprano para ir hasta la plaza. Ahí me junté con Cristián. Daríamos inicio a nuestro fabuloso plan.

-No entiendo, ¿por qué había que venir tan temprano? – el moreno apenas y podía abrir los ojos.

-Porque a esta hora llegan los buses con los trabajadores desde los otros pueblos. Tendremos contacto con todos los posibles candidatos al amorsh –

-¿Y eso qué? Solo puedes verlos, no creo que quieras hablarles sobre… -pero se quedó callada cuando vio que sacaba de mi mochila la carpeta con las fotos impresas tanto de mi mamá y de mi abuela, como también de Julieta y Emilia.

-Se las voy a mostrar y que ellos elijan. Esto será como Tinder, pero a lo campesino –

-Estás loco…-fue todo lo que dijo antes de ver cómo iba directo a los buses.

Y sí, con fotos en mano, comencé ese día a buscar los mejores candidatos para todas las mujeres que me rodean. Es una buena idea ¿no? ¿Qué podría salir mal?


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