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Corre Noah, corre. por Neko_san

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! ¡Espero que hayan tenido una estupenda semana!

Sin más; ¡A leer el capítulo final!

18.

 –Lo elemental ahora es esperar a que Simón despierte y hablar con James. –Le aclaro contemplando el paisaje gris y nebuloso a través del parabrisas del auto.

     –Noah tenía razón... las muertes han cesado –No hubo información que le omitiera a Ezra, pero no me vi capaz de mostrarle la carta, de que lo tomara en sus manos. –. ¿Por qué crees que no le hizo lo mismo a Simón? ¿Por qué lo dejó vivo?

     –No creo que haya planeado dejarlo moribundo; algo debe haberlo interrumpido –Las heridas de Simón eran graves, tan semejantes que lo dejaron al borde de la vida y la muerte.  No se podría pensar que sólo quiso lastimarlo. –. Tal vez recuerde algo cuando despierte –doblo a la derecha–. ¿Estás seguro que se aloja allí?

     –Sí, o eso es lo que me dijo el dueño del club; la banda ha cancelado todo los shows que iban a dar hasta tiempo indefinido. –No me cabe duda de que eso ha sido cosa de James.

     – ¿Qué me puedes decir de Ethan?

     Medita unos minutos para dar a la respuesta –: Es un lobo solitario, no sé mucho de él.

     Corre una suave brisa que lleva las hojas otoñales a los lados de la acera; es una brisa fría que llega a quemar.  Todo se compone de un color sin vida: los árboles que se estiran con ramas secas y despobladas y por todos lados sólo se puede atender un silencio gutural.

     Vamos donde James.

     –Las personas –empieza Ezra, prestando atención a sus pensamientos– creen que el purgatorio es un lugar en los que los muertos esperan a entrar al cielo o al infierno, pero... esa idea es equivoca; el purgatorio es un estado, un estado en que el muerto se purifica. Pero, si el purgatorio fuera un lugar como los demás creen... ¿crees que Noah esté allí? ¿Esperando a que alguien lo ayude a pasar al cielo?

     Quizá tenga la respuesta de Ezra en el retrovisor, desde donde puedo ver a Noah acompañándonos en la parte trasera. Lleva la vestimenta apropiada para un clima invernal.  Está impasible observando desde la ventana, haciendo caso omiso de nosotros. Sin hablar. Sin su sonrisa.

     –Tal vez.

     Llegamos un hotel apartado, lugar donde se aloja James.

     No tarda en bajar en cuanto lo llamamos.

     Le lleva unos cuantos centímetros favorables a Ezra; a mi unos pocos. Tiene un rostro duro, le sopeso unos veinte años o más. Es el tipo de amigo que no me esperaba de Noah; no me da una buena impresión.

     Nos escruta a los dos.

     –No los conozco. –indica, con una voz ronca.

     –Pero a Noah sí –Algo en sus ojos se enciende. –. Y nosotros también –No pienso hacer mucho rodeo. –. Noah me dijo algunas cosas de ti, seguro que sabes qué.

     Sus labios esbozan una media sonrisa, pero sus ojos demuestran lo contrario.

     –Le dije que –ladea hacia un lado, entrecerrando los ojos– le dije que le advirtiera a sus padres.

     –Pero tú eras el único que vio la foto.

     –Yo nunca lastimaría a Noah, él... ¿Con qué propósito? Yo no tenía ninguna para hacerlo...   Cuando lo descubrí le brindé mi ayuda, le dije que fuéramos a la policía, o que de lo contrario que dejase que lo ayudara; pero se negó. Fui con sus padres. Le dije que eso no era nada pequeño...

     –Tú fuiste la última persona que vio a Simón.

     –Te diré lo mismo que les dije a los policías: no podía irme antes del club, Simón se fue antes y por tanto... no pude hacer nada.

     –Tampoco estuviste en el funeral. –Me esquiva la mirada.

     –... No pensé... no pensé que fuera cierto al enterarme. ¿Cómo podía creer que Noah se había suicidado? ¿Cómo podía convencerme de que se había ido? Era ilógico que eso... viniera de Noah. Fui más tarde, después de terminada la misa...

     Eso podría explicar por qué no lo vi.

     – ¿Fue él? ¿Lo siguió acosando?

     –Lo hiso hasta hacerlo lanzar de un puente. –Se me escapa con rabia.

     –Ahora lo estás buscando... –murmura. Estira su mano para entregarme su teléfono; seguro para comprobar su inocencia o como acto de buena fe.

     Lo tomo para corroborar principalmente la galería de fotos (además de otros): no encuentro nada; no más que una foto de ellos dos. Se lo devuelvo.

     –Nos vamos. –Le aviso a Ezra, sin perder de vista a James.

     –Encuéntralo –Lo oigo decir a mitad del camino. Me vuelvo a verlo por encima del hombro.  –. Encuéntralo.

     –No creo que haya sido conveniente para él alertar a los padres de Noah, sería como auto incriminarse.

     –Eso sólo si estaba seguro de que no lo encontrarían. –Le espeto una vez estamos en el auto.

     – ¿Qué hay de Rory?

     –Mi papá me contó que no encontraron ninguna prueba que pudieran señalarlo. Y si quieres saber mi opinión, no lo puedo ver como esa persona –niego con la cabeza, frenando ante el semáforo. –. El teléfono de Noah tuvo que haber sido pinchado por una persona más apta que Rory; él apenas puede pasar los exámenes.

     –Entonces... Ethan...

     –Tengo un favor que pedirte. –Lo miro de manera apremiante; Ezra es al único al que se lo puedo encomendar.

     No lo toma bien, como esperaba. Se sobresalta; pero logro convencerlo.

     Cada pared que hace del pasillo están decoradas con afiches, cada una, sin ser la excepción de recordar que se acerca el baile de graduación. Con las manos envueltas de marcadores, borradores, y la libreta de firmas, me inmovilizo hasta el mostrador para ver los ratings de calificaciones: Estoy segundo, por debajo de Ezra.

     Francamente, al contrario de lo que pensaba, no me inmuto.

     Escudriño el aula de Noah, de paso al salón al que debo ir; su butaca está vacía, pero es como si estuviera ahí.

     –Presidente, ¿va a entrar? –Reconozco la voz, pero dudo que pueda recibirlas con el mismo humor de inicio de año. Sin decir nada, me hago a un lado y les cedo el paso. –Mica, ¿cómo está tu padre? Tengo entendido que sigue comandando el caso del asesino serial; debe ser muy agotador para él.

     Tiene razón. Mi papá ya no concurre a la casa como antes. Tiene conferencias de prensa, interrogar a personas del que no me ha hecho de enterar, vigilar todas las zonas que pueda... y sobre todo, calmar las manifestaciones o los grupos que se instalan en las estaciones.

     –Lo es, pero sigue buscándolo.

     –Ha sido una verdadera pena lo de los chicos... –dice Anna–. Yo era amiga de uno de ellos, de Tom. Fue una verdadera conmoción para mí enterarme que había desaparecido; siendo que la última vez que lo vi fue después de que se fuera de la fiesta que les preparamos a los chicos.

     – ¿Qué chicos? –Me viro, dejando a un lado los marcadores, con curiosidad.

     –A los chicos de básquet; ese mismo día ganaron el partido contra los del colegio de Oxford–hace una mueca de asco.

Los chicos de básquet... –: ¿Fueron todos? ¿Ethan también?

     –Sí –Su rostro flaquea, como entristeciéndose. –. Y estaba muy cercano a esa chica... Melinda. –Sheila le da una estocada.

     –Pero nosotras creímos que tú irías, por eso fuimos.

     Salgo del salón sin poder contenerme. Todo este tiempo... todo este tiempo fue él.

     –Mica –La voz de Ezra avanza a medida que se acerca. –, lo conseguí. –Me lo extiende; sin lugar a dudas me va a servir para lo siguiente que voy a hacer.

     Hoy será el último partido para los jugadores de sexto año.

     No me molesto en ir; por los bullicios atronadores que llegan hasta el despacho del director puedo jactarme de que han ganado. Espero a que todos se vayan, sólo hasta que quedemos  Ethan y yo. Sé que siempre queda último en los vestidores, por eso aprovecho a ir una vez que me percato de que no haya quedado nadie.

     Está oscuro, el ocaso está arribando.

     Presiono la yema de mi dedo en la pantalla, para llamar; entonces repica por todo el lugar el tono de llamado. Viene del teléfono de Ethan, al que llamé como esa persona. Al número no identificado del teléfono de Noah, que pudo conseguirme Ezra.

     Emerjo de los casilleros de los vestidores para que me vea. Tiene el cabello húmedo, la ropa apenas si bien colocada, y observa el teléfono, pero luego me advierte y, se le forma una sonrisa en la comisura de los labios.

     –Fuiste tú –cuelgo–. No te molestes en tratar de escapar: la policía está afuera –Permanece en silencio, prestándome toda la atención, esperando a que prosiga, con calma. –. Le dije todo a mi papá, seguro que sabes quién es.

     –Como tú seguro sabrás quién es el mío –Nunca lo escuché hablar, hasta hoy. –. Por ende, con un padre como el que tengo, sabes que sé muchas cosas.

     –Como pinchar un teléfono, sí.

     –También sé cómo desaparecer todo tipo de datos. –Se acomoda en la banca.

     –Tengo muchas pruebas Ethan, sino no estaríamos aquí. Podemos esperar a que Simón  despierte, tal vez él tenga algo para decirnos. –Sin poder contenerme más, pregunto –: Antes de que salgamos quiero saber por qué, ¿por qué lo hiciste?

     –... Si te refieres al suicidio de Noah, me tomó de sorpresa como a la mayoría.

     – ¿Es que eso no era lo que querías? –Su respuesta me indigna. ¿Acaso qué pretendía? ¿Qué Noah pudiera tolerar su juego hasta el final?

     –Quería asustarlo, no matarlo.

     – ¿Amenazándolo con sus padres y matando a los que se sentaran a su alrededor?

     –Si hubiera querido matarlo lo hubiera hecho de una vez por todas –insiste–, pero no lo hice.

     –Sí lo hiciste. Tú lo tiraste de ese puente; aunque fuera indirectamente.

     –Bueno –chasquea la lengua–, no olvido lo que dijiste en el funeral: al parecer los demás también aportaron lo suyo. Dime, ¿tú también estabas entre nosotros?

     Lo rehúyo con la mirada, en un momento de... ¿debilidad? ¿Vacilación?

     –Reconozco que fue un error mío no haberte matado en cuanto pude. Al igual que Simón, pero me interrumpieron y no pude terminar con el trabajo que estaba haciendo en el callejón      –Con los ojos espero retransmitirle lo que quiero oír, lo que exigí saber. Por fin capto en sí un gesto comprensivo: va a hablar. –. No pretendía matar a Noah, todo estaba planeado... aunque cuando sospechó que era Logan tuve que volver a comenzar. En primer lugar, quería que desconfiara del más evidente de todos: de James, pero pasó a un cuadro secundario.

     »Eso volvió a estropear todo, pero confié en que esta vez, en que sólo quedábamos James y yo, volviese a sospechar de él. Pero... Noah se adelantó a hacer un movimiento que nunca hubiera previsto.

     »Pero, creo que a eso se lo debo dejar a tu padre ¿no? –da un largo suspiro–. Nunca entendí por qué se acercó a mí, ni por qué siempre buscaba agradar a las personas, pero pese a todo eso, me confortaba estar con él... Llegué a pensar que no era como todos: que no escondía segundas intenciones, que era autentico... hasta que dejó, por algún motivo, de hablarme.    Comenzó a repelerme de un día para el otro. Intenté acercarme pero... yo no soy así.

     El desconcierto y el pudor que me inspira su respuesta, su “motivo”, me lleva a querer volver a inquirir la misma pregunta, pero... se me viene a la cabeza lo que dije a Noah un día: el detonante. Recuerdo firmemente mis palabras, por lo que me detengo antes de que las palabras surjan de mi boca. No se le puede preguntar a un inestable « ¿por qué? »; te dará todos los motivos que tengan, pero siempre van a carecer del sentido moral. No vale la pena.

     –Vamos. –Ya escuché lo que quería.

     Entregué el teléfono de Noah y la carta como pruebas para el juicio de Ethan. James, yo y Simón (una vez recuperado) atestiguamos. Y contemplé como los padres de Noah se desbordaban al enterarse de las fotografías, sobre todo su madre. Ethan no ha puesto objeción en relatar su juego; no ha omitido nada y ha dado lujo de detalles: cómo alcanzó a Logan después de clases para pedirle que le ayudara con el neumático de su auto, cómo atrapó a Tom luego de la fiesta, la manera en que citó a Melinda y, la forma en que esperó por Simón en el club. Además, el acoso que arremetió contra Noah. Cadena perpetua, fue el veredicto.

     Al final del día, cuando veo el sol descender a la orilla de los bosques que puedo ver a través de la ventana de mi cuarto, me siento inevitablemente... solo. Sin Noah... ni Jack.

F I N.

Notas finales:

¡Hola de nuevo!

Sé que es un final triste... incluso me atrevo a decir que devastador, más allá de lo que se esperaba, es decir, un final feliz. Pero, esa es la esencia, lo que espero que irradie de este fanfic. Un final que, en casos reales, a veces no terminan bien, y eso es lo que buscaba proyectar.

Sin más; Muchas gracias por haber seguido este fanfic hasta el final. 

¡Nos leemos!

 


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