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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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La directora miro con dolor a los niños, ellos no entendían lo que sucedía.

—¿Esta seguro?. —No quería que se lo llevaran, no a él. El trío inseparable sufriría mucho por la pérdida.

—Claro que sí, ¿hay algún problema?. —El hombre estaba convencido por su hallazgo, ese niño era digno de su familia.— ¿Tú que dices querida?.

—Es perfecto, este pequeño es el que tanto hemos estado buscando.

—Muy bien, vamos a hacerle la entrevista. Niños vayan a jugar, hablaremos con su hermano. —Pidió Kaede, los niños entendieron la situación.

—¿Se lo van a llevar?.

—Nana Kaede, ¿él nos va a dejar?.

—Si niños, anda acompáñame.

El niño con pesar la siguió, aun no estaba claro si se iría, no quería irse. Había ansiado quedarse ahí como sus hermanos mayores lo habían hecho pero la vida tenía otros planes.

Estuvieron en la oficina de la directora un rato, afuera sus dos hermanos esperaban impacientes, no querían que partiera.

Vieron la puerta abrirse, la pareja irradiaba felicidad, su hermano tristeza y la directora algo de pena. Lo supieron, él se marcharía.

Aun si el orfanato estaba diseñado para entregar a los niños cuando hubiera oportunidad, no quitaba que entre ellos se apreciaran, que sus lazos les impidieran alejarse.

—Despídete de tus hermanos, aun falta llenar unos documentos. —Los adultos fueron en búsqueda de Sango.

Caminaron al patio trasero, buscaron un lugar apartado para hablar.

—Yo... Yo, no quiero marcharme. —Se lanzo a los brazos de sus hermanos, ellos se aferraron a él y las lágrimas no se hicieron esperar.

—Es lo mejor, vivirás con una familia que te ame.

—¡Ya tengo una familia!. —Grito dolido, quería quedarse.— ¡Ustedes lo son!.

—Es lo mejor, ¿Verdad, Sesshomaru?. —Miroku buscó apoyo en su hermano mayor pero este no menciono ni una sola palabra, no desde que supieron que el moreno se marcharía.

—Se... Sessh. —El albino y el moreno se abrazaron, ellos llevaban más tiempo juntos y sufrirían más.— No quiero irme.

—Hazlo, vive en una familia. Sé que ellos te amaran y prometo que algún día nos volveremos a ver, mientras tanto se un buen niño, haz que nana Kaede éste orgullosa. —Le dijo el albino, le limpió las lágrimas y ambos se sonrieron con tristeza.

—Ahora tú escúchame Sessh. —Puso sus manos en las mejillas enrojecidas de su hermano, haciendo que lo mirara a los ojos. — Lo haré, nana Kaede estará orgullosa.

Miroku solo observaba, sabía que entre esos dos había un gran vínculo, él apenas llevaba unos meses ahí pero ellos se conocían de algunos años, siguió escuchando la conversación.

—Sessh, cuando te vuelva a ver quiero que seas diferente, quiero que seas un vencedor. No bajes la mirada ante las burlas y el rechazo, no te avergüences de lo que eres. No estaré aquí para apoyarte y animarte pero pensare en ustedes siempre, hasta entonces no se separen. Miroku quiero que te quedes al lado de Sesshomaru, él no demostrara lo que siente pero sabrás interpretarlo con el tiempo.

Los tres se miraron con dolor y se abrazaron.

—Te lo prometo, Koga.

—Lo prometo, hermano.

—Así me gusta, espero verlos pronto y cambiados.

Koga se despidió de los demás, Bankotsu y Suikotsu estaban dolidos. Apenas esa tarde lo habían visto jugar con sus demás hermanos y ahora se marchaba, sabían que todos lo extrañarían, en especial el solitario albino.

Ya al atardecer el moreno se marchó, todos los niños salieron a despedirlo, todos menos uno. Sesshomaru se quedo dentro de la habitación que compartía con Koga y en su soledad dejo que sus lágrimas salieran, ¿Por qué la vida se empeñaba en hacerlo sufrir? ¿No merecía un poco de felicidad también? ¿Era una especie de maldición?.

Había perdido a su familia o ellos lo abandonaron, sus hermanos lo odiaban condenándolo a una vida de soledad y cuando su hermano llego a su vida creyó que todo mejoraría pero solo duró un tiempo, la vida estaba empeñada en hacerlo sufrir y darle donde más le dolía.

Aun tenía a Miroku pero... ¿Hasta cuando?. Algún día se marcharía también y esta vez no lo soportaría. El pelinegro también le quería pero era probable que se marcharía igual.

Él no sería adoptado, ya se había hecho a la idea pero, no quería quedarse solo.

¿Algún día habría alguien que lo quisiera por lo que es? ¿Sin importar que era un huérfano? ¿Sin importar su extraño aspecto?.

Se quedo dormido en la cama que perteneció a su hermano, el único que no lo juzgó al conocerlo.

Unos minutos después la puerta se abrió, Bankotsu entró y vio a su hermano abrazar una almohada, esta estaba húmeda debido al llanto del niño.

—Mira nada más, sabía que esto te dolería Sessh. —Se acercó y se sentó a su lado, acaricio los cortos caballos con delicadeza.— Estoy seguro que se verán nuevamente.

Lo acomodo y arropó, estaba seguro que no bajaría a comer algo, además debía ir con Miroku, también estaba afectado por la partida de Koga aunque feliz porque ya tenía una nueva familia.

Dio una última mirada a su hermano y salio de ahí, ya le diría a Miroku y a Kagome que le animaran un poco como Koga solía hacerlo, lo necesitaría.

A la mañana siguiente, todo marchaba con normalidad, para todos excepto...

—¡Sesshomaru!.

Volteó, estaba en un columpio tratando de imaginar una vida feliz, una vida rodeada de amor y donde su hermano Koga le acompañaba. Lo extrañaba mucho y eso que solo llevaba un día apartado.

—¿Qué pasa Kagome?.

—Vamos a jugar, Sessh. —La niña prácticamente lo llevo a jugar junto a Miroku, olvidó por un momento sus penas y se entretuvo jugando con ambos.

A lo lejos Kaede, Bankotsu y Suikotsu observaban.

—Me alegra que hayan convencido a Sesshomaru de integrarse un poco.

—Es cierto nana Kaede, no me gusta verlo triste. Me había acostumbrado a verlo sonreír y correr tras ese pequeño lobo. —Comentó Bankotsu, recordaba los apodos que se daban sus hermanos y en ciertas ocasiones le gustaba usarlos sin que ellos lo supieran.

—Tiene razón nana, mientras tanto debemos mostrarle que no esta solo, debemos estar ahí para él y tratar de llenar ese vacío que Koga dejo al marcharse. —Habló Suikotsu, podían ver a lo lejos a Sesshomaru correr tras una pelota seguido de Kagome, Miroku trataba de quitársela sin éxito.

—No es por hablar mal pero preferiría que no adoptaran a Kagome y Miroku pronto, presiento que sus pérdidas afectarían demasiado a Sessh. —Bankotsu estaba preocupado, su hermano estaba acostumbrándose a que la vida le quitara todo lo que le diera felicidad, eso no era algo bueno para un niño, un niño que se endurecía por las circunstancias.

—Yo también espero eso, no quiero ver a mi niño despidiéndose de uno de sus hermanos y menos a uno que quiera tanto.

Siguieron observando, ¿Cuánto tiempo duraría la felicidad del albino? ¿Qué nueva prueba le pondría la vida? ¿Algún día sería feliz?.

Continuara...

 


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