Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

[Reviews - 31]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Estaba perdido. Había deambulado por el lugar y al dar un par de vueltas había perdido el camino de regreso a la habitación. No sabía ni siquiera cuanto tiempo había pasado y no podía simplemente tocar una puerta y pedir indicaciones, era vergonzoso.

¿Que podía ser peor? Fácil, había olvidado preguntar el numero de habitación. No le había tomado importancia a eso y tampoco había memorizado el camino que Jinenji les había mostrado.

Siguió caminando y al dar una vuelta alcanzó a vislumbrar a una mujer de cabello plata en un pasillo, iba a acercarse a preguntar pero una voz lo hizo voltear.

-Sesshomaru, al fin te encuentro.

Volteó, era Inuyasha. Suspiró aliviado, desde ahora empezaría a odiar los lugares exageradamente espaciosos.

-Estaba de regreso a la habitación. -Mintió. Aunque no lo pareciera, tenía orgullo y no permitiría que el Fushiko se burlará de él.

-Como digas. -Respondió. Sabía que se había perdido pero no lo diría, no quería molestarlo y era comprensible que pasara, el lugar era en extremo grande y los pasillos se parecían demasiado.- ¿Pasa algo?. -Lo vio voltear como si buscara algo.

-No, no pasa nada. -Creyó que tal vez había imaginado a aquella mujer. El aspecto era inusual, se veía joven pero no era posible que su cabello fuera plata a menos que fuera una anciana pero no lo era, lo pudo ver. Tal vez si estaba imaginando cosas y era mejor no preocuparse.

-Entonces vamos, ya he hablado con el tío Inu y arreglado todo para mañana.

Se fueron de regreso hacia su habitación.

Al llegar el Fushiko se dejo caer en el sofá, el día había sido agotador. Aflojó su corbata esperando no levantarse pronto.

—¿Terminaste tus deberes?.—Preguntó Sesshomaru mientras se sentaba en el sofá que quedaba al frente.

—Sí, terminé. Todo está listo para mañana. Estoy cansado.

—Duerme un poco, aún es temprano.

—Quiero dormir contigo. —El azabache hizo un puchero, sabía que el albino no se resistiría y terminaría cediendo ante ese gesto.

—Eres un niño mimado. —Le recriminó mientras se levantaba y se dirigía hacia el sofá donde el Fushiko descansaba para permitirle dormir en sus piernas.

—Lo sé, soy un niño mimado que requiere de tus atenciones. —Se acomodó en las piernas de su pareja y cerró los ojos, se estaba cómodo así.

Mientras le acariciaba el cabello se puso a pensar, el día había sido largo y agotador, pero el día siguiente sería peor. Estaría junto al Fushiko en una reunión con importantes magnates de negocios y temía en dejar en ridículo al azabache y causar cuantiosas pérdidas monetarias.

Sus inseguridades estaban atormentándolo nuevamente, tendría que apoyar al Fushiko y no dejarse vencer por la oscuridad de sus emociones.

—Yo no nací para esto, éste no es mi mundo. —Susurró para sí. No pertenecía a ese ostentoso mundo al que el Fushiko pertenecía pero estaba ahí y no había vuelta atrás.

Unas horas después, Inuyasha despertó y se estiró.

—Podría acostumbrarme a esto. —Comentó al ver a Sesshomaru dormir. Lo acomodó con cuidado de no despertarle.— ¿Donde esta mi teléfono? El idiota me va a asesinar si no lo llamo.

Debía hablar con Koga respecto a la reunión del día siguiente y confirmarle que Sesshomaru seguía vivo y casto, esos hermanos eran muy desconfiados.

El teléfono de la habitación empezó a sonar y corrió a contestar antes de que despertara a Sesshomaru que había empezado a removerse debido al ruido.

—Habla Inuyasha Fushiko, ¿que necesita?.

—Inuyasha, olvidaste tu portafolio en mi oficina y tu teléfono no deja de sonar.

—Gracias tío Inu, lo estaba buscando por todas partes. Voy para allá.

—De acuerdo.

Colgó. Quería presentar a Sesshomaru ante Inu no Taisho, era como su segundo padre. Aunque pensándolo detenidamente... Inu no Taisho y Sesshomaru se parecían. De hecho, Inu no Taisho e Irazue Asakura poseían marcas faciales parecidas a las de Sesshomaru. Negó, eso no era posible, sólo imaginaba cosas.

—Sessh, Sessh. —Decidió despertarle, también decidió que lo presentaría al día siguiente en la reunión.— Olvide algunas cosas con mi tío y volveré por ellas, puedes tomar una ducha si lo deseas.

—De acuerdo, necesito una.

—También traeré la cena.

Después de ponerse de acuerdo el albino se dirigió al baño. Se sorprendió por lo grande que era, tenía el tamaño de la habitación que compartía con Miroku.

Tomó una ducha rápida y lleno la tina para relajarse un poco, lo peor sería mañana.

Se metió en el agua tibia preparándose mentalmente para el día siguiente. Estaría ante personas influyentes, él un huérfano sin apellido. En definitiva, ese no era su mundo.

Se sumergió hasta la nariz. Poco a poco se relajaba, tanto que no escucho el llamado del azabache.

Inuyasha al no recibir respuesta empezó a buscarlo, recordó que tomaría un baño y una sonría cargada de perversión adorno su rostro, ¿como se vería Sesshomaru bajo esas capas de ropa que solía usar siempre? Era su novio y tenía derecho a ver ya que Sesshomaru siempre se encargaba de ocultar todo de sí y no era justo para él.

Abrió la puerta lentamente, lo que tanto anhelo ver estaba frente a sus ojos. Sesshomaru mantenía los ojos cerrados y sumido en sus pensamientos, despreocupado de la mirada lujuriosa en su persona.

Vio como Sesshomaru mantenía los brazos fuera de la tina, también descubrió las marcas en ellos, ¿por eso le ocultaba su cuerpo? Pues eso estaba mal, quería tocarlas y tal vez pasar su lengua sobre ellas, últimamente fantaseaba mucho con eso.

Se acercó lentamente y paso sus dedos por esas llamativas marcas. Eso alertó a Sesshomaru que al verse descubierto se aterró.

—¡Pervertido! ¡Largo de aquí!. —Trató de cubrir su cuerpo lo más que pudo.

—Oye, tengo derecho a ver. —Se excusó el Fushiko pero lo único que obtuvo fue un golpe de algún jabón.

—¡Ya veras cuando esté vestido!. —Siguió lanzando todo lo que encontró, eso le recordó a Kagura y su afición por lanzarles cosas cuando se molestaba.

Al Fushiko parecía divertirle la situación, un Sesshomaru bastante avergonzado y lanzándole objetos, sin duda tenían una relación peculiar.

Terminó por rendirse y marcharse, maldiciendo por haber actuado de manera repentina. De haber mantenido las manos quietas hubiera visto más.

Su corazón estaba agitado debido a la actitud del azabache, ¿como se había atrevido a espiarlo? Y peor... Había visto y tocado las marcas de sus brazos. Sabía que el algún momento tendría que mostrar más allá de su cuerpo pero le era difícil. Toda su vida había sido molestado por su cuerpo y temía. Temía que Inuyasha se alejara por su aspecto.

Se vistió cubriendo lo más que pudo. Levantó todo lo que arrojó y se dirigió a la puerta. Puso la mano en la perilla y se mantuvo así unos momentos.

Sentía que había exagerado, algún día tendrían que hacer "eso" y eso significaba que Inuyasha vería todo lo que ocultaba bajo su ropa pero no estaba listo para dejar ver esa parte de él.

Temía que su actitud haya molestado al azabache. Respiró hondo y salió.

El Fushiko preparaba la mesa con la comida que había traído.

—Inuyasha yo... —Quería disculparse, sentía que era lo justo.

—Perdón por lo de hace un rato, me deje llevar... De nuevo. Es que contigo pierdo mis modales. —Reconoció. Era cierto, con el albino dejaba de ser ese hombre perfecto que sus padres querían que fuera. Nadie era perfecto y lo sabía pero ellos parecían no entenderlo. Sí, había hecho mal pero ya se había enmendado para no avergonzarlos nuevamente, esa parte de él ya no volvería.

—Perdón por golpearte.

—No importa, de igual manera fue mi culpa. Prometo contenerme la próxima.

Comieron en silencio. Al finalizar cada uno se fue a su respectiva cama para tener energía para esa junta tan importante.

Continuará...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).