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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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Despertó por la mañana, al intentar incorporarse notó como alguien dormía en su pecho.

—Sin duda podría acostumbrarme a esto. —Dijo mientras veía al albino aferrarse a él mientras dormía.

Le envió un mensaje al piloto que los llevaría avisando que el vuelo se posponía hasta el medio día. Era el último día en el que podría tener todo eso y no quería que terminara tan pronto.

Sólo lo abrazó, todo lo bueno tenía su final y ya era tiempo de que volvieran a sus respectivas vidas.

No podía dejar de pensar en lo ocurrido en la noche y en como podría reaccionar el peliplata.

Se levantó, debía prepararse y esperar el desayuno.

Al recibir el servicio a la habitación decidió que ya era hora de despertar a su amado.

Al entrar de nuevo a la habitación vio como le daba la espalda y las mantas se habían deslizado dando una excelente vista de su cuerpo. Sabía que Sesshomaru enloquecería si se diera cuenta ya que las marcas de sus costados estaban a la vista.

—Me tientas... Me tientas. —Dijo mientras caminaba lentamente. Al final el albino sólo llevaba ropa interior.

Se acercó con una mirada cargada de lujuria. Acercó sus manos hacia el cuerpo del aun dormido peliplata.

—Pero a mi Sessh se le respeta. —Finalizó cubriéndolo nuevamente.

Iba a esperar, no era como si sólo lo quisiera para intimar, lo amaba y respetaría su decisión de esperar.

Decidió vestirse, aun usaba la bata de dormir. Le despertaría un poco más tarde, sabía que tendría una resaca terrible.

Pasados unos minutos, escuchó toques en la puerta. Se levantó a abrir.

—¿Koga? ¿Que quieres?. —Preguntó al ver al moreno entrar como si nada.

Ambos se sirvieron un café y se sentaron en el sofá.

—¿Desde cuando?.

Fue lo único que dijo el moreno, entendió al instante.

—Desde que lo llevaste a mi oficina y descuide mis deberes. —Contestó.

—Sinceramente ya me lo  esperaba. Aunque hubiera preferido que nos lo contaran. —Recriminó.

—Sessh no me lo permitió. Sabes que la opinión de ustedes es muy importante para él y no quiere decepcionarlos, cree que si les revela que es pareja de un hombre lo hagan un lado. Él no podría vivir con eso. —Respondió y le dio un sorbo a su café.

—Lo sé, toda su vida ha sido inseguro. No le diré a Bankotsu, tú debes decirle, él y Suikotsu han sido como padres para nosotros.

—Sí, lo sé. Lo haré cuando Sessh me lo permita.

—Espero que no vuelvas a ser el mismo de antes con Sesshomaru, no merece sufrir más. Pero, si llegaras a hacerle daño... Creeme que no lo pasaras nada bonito. —Amenazó.

—Te prometo que nunca haré nada que lo dañe, si eso llega a pasar prefiero la muerte. —Aseguró.

Ambos se levantaron. Koga le dio la mano.

—Bienvenido a la familia. —Estrecharon sus manos.

—Gracias, Koga.

El moreno se marchó, quedaron en que los acompañaría en el viaje y no podía estar más feliz, uno de los hermanos lo aceptaba pero aun faltaban más.

Sonrió para sí, ansiaba poder gritar su amor por el albino a los cuatro vientos pero debía esperar a que se lo permitiera.

Y pensando en él... Sacó del botiquín unas pastillas para el dolor de cabeza y un vaso de jugo.

Al llegar a la habitación lo vio sentado sosteniendo su cabeza. Notó el pecho pálido lleno de marcas rojas y mordidas, era una buena vista.

—Toma.

Le dio el jugo y sin siquiera preguntar lo bebió acompañado de la pastilla.

—Mi cabeza duele. —Se quejó.

—Es normal mi querido Sessh, bebiste demasiado. —Dijo entre broma y reproche aunque sabía que no tenía la culpa.

—Lo sé y lo siento, no volveré a beber nunca más.

Se levantó y fue a tomar un baño para despertar completamente.

Salió del baño con una bata, al pararse frente al espejo vio su cuerpo y las imágenes de la noche anterior hicieron acto de presencia. Su rostro enrojeció.

Recordó todo y las marcas en su cuello y pecho eran la prueba de que esa imagen agradable de la que creyó sólo era un sueño no era más que la realidad. Pero... Las marcas del cuello serían visibles.

—¡Inuyasha Fushiko!. —Gritó molesto.

De inmediato llegó el mencionado temiendo que algo le haya pasado al albino.

—¿Que ocurre?. —Vio que estaba en ropa interior, supuso que este no lo había notado.

—Mira lo que me hiciste. —Lo regañó.

—Sí, ya lo estoy viendo. —Dijo relamiéndose los labios, estaba recordando lo ocurrido.

—¡Pero así no!. —Reclamó al ver como le miraba, parecía un depredador acechando a su presa. Sin mencionar que esa mirada en su persona lo hacía estremecer.

Al ver que el azabache parecía desnudarlo con la mirada decidió arrojarle una almohada a la cara sacándolo de su trance. Recordó que estaba semi desnudo y se enredó en las mantas de la cama.

—¡No veas!.

Se acercó lentamente y lo abrazó.

—¿Que tiene tu cuerpo que me hace desearlo tanto pero a la vez me hace esperar?. —Fue una pregunta más para sí mismo que para el albino.

—Eso es porque eres un pervertido.

—Pero ahora sólo contigo.

Lo dejó solo para que se vistiera. Por suerte el efecto de la medicina ya había hecho su trabajo y su dolor de cabeza había disminuido considerablemente.

...
...

Koga, Sesshomaru e Inuyasha estaban en la recepción entregando las llaves de las habitaciones. Ya iban de camino al aeropuerto después de que el azabache haya pasado a despedirse de los Taisho Asakura.

Se toparon con Naraku Ayakashi.

—Ayakashi.

—Fushiko.

Ambos parecían bestias salvajes a punto de luchar, Sesshomaru se acercó para separarlos pero Koga lo impidió.

—Si intervienes será peor, creeme. —El albino asintió.

—¿Como te atreviste a embriagar a Sesshomaru?. —Reclamó.

—Yo no sabía que no bebía, de haberlo sabido no le hubiera dado alcohol. —Mintió.— Por cierto... ¿Como está Sesshomaru?. —Dijo mirándolo de manera extraña, el azabache supo interpretarla y empezó a arder en celos.

—Delicioso y es mío... —Todos lo miraron sorprendidos incluidos Koga y Sesshomaru.

—¿Que?.

— Perdón, quise decir... Esta mucho mejor.

—Ahora que sé como esta Sesshomaru me retiro, nos vemos Koga, Sesshomaru. —Se despidió. —Ojala te estrelles en uno de tus aviones, Fushiko.

—Hundete con uno de tus barcos, imbécil. —Contestó la "despedida" del heredero del imperio de turismo marítimo.

Después de que el Ayakashi se marchara hicieron lo mismo, fueron directo al aeropuerto donde el jet de los Fushiko los esperaba.

El viaje lo sintieron corto, Sesshomaru durmió durante el mismo para tratar su dolor de cabeza.

Ambos amigos platicaban sobre distintos temas para matar el tiempo.

Al llegar Myoga los esperaba para llevarlos a casa. Inuyasha se ofreció a llevarlos al orfanato pues debía entregar al albino con los mayores y asegurarles que nada le había pasado.

En el orfanato ya le esperaban todos afuera.

—Sessh, te extrañamos. —Fue Suikotsu el primero en hablar.

—Igualmente, hermanos.

—¡Sesshomaru!. —Se hizo notar Kagura y lo abrazó.

Sesshomaru correspondió al abrazo de la ojirubí, también la había extrañado, los había extrañado a todos.

Inuyasha se controlaba para no separarlos, la chica lo miraba sobre el hombro del albino con una sonrisa victoriosa al verse rodeada por los brazos del mismo.

Kagome notó la mirada de odio que el azabache le dedicaba a su hermana, también noto la cara de burla que esta le dedicaba.

—También te extrañe, Kagura.

—Oye Fushiko, ¿Sessh conserva su pureza?. —Trató de distraer a todos, Bankotsu había notado la mirada del azabache.

El Fushiko se le acercó y pellizcó sus mejillas cual niña pequeña.

—También te extrañe pequeña. —Dijo con voz molesta y algo de burla.

Kagura se separó de Sesshomaru pero se aferró a su brazo.

—¡Ya no soy una niña!. —Se quejó y la soltó. Empezaba a disfrutar molestándola.

Después de un rato de charla cada uno se marchó a sus respectivas ocupaciones.

El viaje había sido corto pero sentían como si hubieran estado en Sapporo por mucho, mucho tiempo. Quizá era por los acontecimientos pasados, quizá no.

Continuará...

 


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