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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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El tiempo laboral estaba por acabarse, significaba que ya casi era hora. Les dirían a todos sobre su relación.

Al terminar de archivar los documentos ambos salieron rumbo a Shikon No Tama.

El camino fue silencioso, cada uno iba sumido en sus pensamientos. Trataban de buscar las palabras correctas.

Al llegar fueron directo a la cocina donde los mayores ya estaban cenando junto con Kagome.

—Hermanos tenemos algo que decirles. —Dijo el albino en voz alta.

Al escuchar la voz del albino todos guardaron silencio.

—Vamos afuera, será más cómodo. —Añadió Kagome al ver el nerviosismo que destilaba el mayor, intuía lo que ese par diría.

Bankotsu, Suikotsu, Miroku y Kagura los acompañaron hacia afuera mientras Kagome iba por la directora.

El azabache le envió un mensaje a Koga para que asistiera los más pronto posible.

Pasado un rato, ya estaban reunidos afuera junto a la fuente.

Finalmente llegó Koga, todos estaban reunidos y esperaban la noticia.

—Yo... Este... Nosotros... —Logró articular el albino, no se atrevía a revelarlo y ganar el odio de sus hermanos.

Creía que ninguno sabía sobre su relación, no sabía que el azabache le había dicho a Koga y le había revelado por error a Kagome.

—Tranquilo, Sessh. No vayas a desmayarte. —Dijo el médico preocupado al ver su aspecto sumamente tenso.

—¿Que ocurre, Sesshomaru?. —Se unió Bankotsu.

Inuyasha al ver el evidente nerviosismo del albino decidió tomar la palabra, estaba acostumbrado a dar discursos ante gente difícil.

—Lo que queremos decir es que... —Tomó la mano del albino, los mayores de sorprendieron. —Sesshomaru y yo somos pareja.

Bankotsu iba a hablar cuando la voz de Kagura lo interrumpió.

—¿¡Que has dicho!? Sesshomaru, no puedes estar con ese niño rico. ¡Son hombres, maldita sea!. —Gritó histérica. No quería aceptar lo dicho.

—Kagura, no digas eso. Inuyasha y yo nos amamos y no nos importa lo que los demás digan.

—¿Porque amas lastimarme pero no me amas a mí?. ¡Eso que quieren hacer es enfermo y antinatural!. —Reclamó.

—Kagura, deja a nuestro hermano en paz, queremos escucharlo. —Dijo Miroku y fue apoyado por el resto.

—Me das asco, Sesshomaru. ¿Como puede gustarte ese niño rico? Nadie dejara que estén juntos, todos los repudiarán.

Hubiera bajado la mirada pero esta vez el azabache sostenía su mano dándole la fuerza que necesitaba, ya no bajaría la mirada y menos dejaría que insultaran su amor.

Soltó la mano del Fushiko y dio un paso al frente.

—Escuchame bien Kagura, no sé que te atrajo de mí, no sé porque dices estar enamorada de mí cuando yo no hice nada para que lo hicieras pero... Quisiera que entendieras que jamás te veré como mujer, te veré como una hermana. Deja de lastimarte a ti misma intentando algo que jamás tendrás, jamás tendrás mi amor porque le pertenece a Inuyasha pero te ofrezco mi cariño sincero ¿lo aceptarías?. —Extendió su mano.

La mujer vio la mano extendida y ella hizo lo mismo, sus intenciones eran otras y todos lo notaron. Su mano se dirigió al rostro del albino con velocidad.

El golpe resonó en todo el lugar, todos quedaron impactados al verlo incluyendo a Sesshomaru, Inuyasha había recibido la bofetada.

Notaron que aun sostenía la muñeca del albino probando que lo había jalado para apartarlo.

—Es mi turno de hablar.

Vieron como el azabache ignoraba el escozor de su ya inflamada y colorada mejilla.

—Sé que para muchos esto es algo enfermo. Sé que nadie aprobará lo que sentimos y sé que recibiremos insultos pero también sé que mientras Sesshomaru me ame y yo a él no importara lo demás. Seremos felices aunque todos se opongan, nuestro amor es valiente y luchara ante las adversidades, no nos rendiremos sólo porque alguien se oponga.

—Inuyasha... —Habló el albino pero el azabache le hizo una señal para que guardara silencio.

—Sí, nací en una cuna de oro y no comprendo mucho sobre su estilo de vida pero... ¿Saben algo? El dinero no trae la felicidad, créanme, es todo lo contrario. Por el dinero me apartaron de mi madre apenas aprendí a caminar y ella retomó el negocio familiar. No sé que es jugar en el jardín ni que se siente correr tras una pelota, se me arrebató la infancia por el dinero y mi padre, mi padre hizo algo que jamás le perdonare.

—Inuyasha no es necesario. —Habló Koga de inmediato, sabía lo que diría y también sabía que era algo doloroso para su amigo.

Todos habían preferido mantenerse callados y no interrumpir nada.

—No pasa nada Koga, algún día debería de decirlo pero no daré muchos detalles. En fin, el hombre que se hace llamar mi padre ordenó que me dieran la golpiza de mi vida, ordenó que me hicieran cosas que no mencionare y sobre todo, él mato mi espíritu. Cuando creía que todo estaba perdido y sólo existía el dinero me tropecé con Sesshomaru, él me enseñó que la vida no es tan mala. Probablemente ustedes se opongan a nuestra relación pero déjenme aclararles algo, el único enfermo aquí soy yo, yo fui quien empezó a hostigar a Sesshomaru hasta que cedió. No lo odien a él, ódienme a mí. Sesshomaru no aguantaría que su familia lo despreciara por un enfermo como yo.

Todos parecían reflexionar sus palabras, ambos estaban sumamente nerviosos.

—Creí que nunca lo dirían en voz alta. —Dijo Kagome con una sonrisa.

—Lo cierto es que se tardaron. —Agregó Koga con cierto aire burlesco.

—¿Ustedes apoyan esta abominación?. —Preguntó Kagura impactada.

—Por supuesto Kagura, ¿verdad, Bankotsu?. —Comentó el médico.

—De ninguna mane... cogh... —El hombre de la trenza sintió un golpe en las costillas, el médico lo golpeó con el codo. —Perdón, quise decir... Sí, los apoyo.

—¡Todos están enfermos!.

La ojirubí se fue lanzando improperios directo a su habitación.

—Sesshomaru, respira. —Habló Kagome al ver a su hermano nervioso, parecía que en cualquier momento podía desmayarse.

—Anda Sessh, tranquilo que no te juzgamos. —Se unió Miroku.

El albino sintió la mano del azabache en su hombro. Eso lo tranquilizo

—Sessh, ya pasó. —Le dijo con una sonrisa.

—Kagome, Koga ¿ustedes ya...?.

—Sí. —Contestaron al unísono. —¿Tú sabías?. —Se preguntaron entre sí.

—¿Como lo supieron?.

—Creo que deberíamos dejar esto de lado. —Dijo el Fushiko con una sonrisa nerviosa.

Ambos explicaron como se enteraron y el azabache recibió un leve regaño. Recordaron a la directora, en ningún momento había mencionado palabra.

—Nana Kaede, ¿esta de acuerdo que yo e Inuyasha seamos pareja?. —Preguntó el albino preocupado.

—Sesshomaru, aunque te tratemos como a un niño eres todo un adulto capaz de tomar tus propias decisiones. Siempre supe que tú y el joven Fushiko nacieron para estar juntos. Además, yo no soy nadie para decirte que hacer. Yo sólo te proveí comida y un techo, Bankotsu y Suikotsu se encargaron de hacerte el hombre que hoy conocemos. Y respondiendo a tu pregunta... No, no me molesta, mi niño.

—Gracias, nana Kaede. —Abrazó a la mujer con cariño.

—Inuyasha, tenemos que hablar seriamente. —La voz de Bankotsu llamó la atención de todos.

—De acuerdo. —Contestó.

Le dirigió una mirada preocupada al albino y siguió al moreno de trenza.

—No te preocupes Fushiko, haré un bonito funeral en tu honor. —Se burló la adolescente.

Sin poderlo evitar se unieron en una sonora carcajada, sabían que Bankotsu no llegaría a esos extremos.

Entraron a la cocina, pasados unos minutos volvieron e Inuyasha mostraba una sonrisa. Parecía que le había ido bien.

—Todo esta arreglado. Sessh, dale una compresa fría a Inuyasha. —Dijo Bankotsu antes de retirarse a su habitación.

Terminó poniéndole la compresa para que su mejilla mejorara un poco, lo peor había pasado o eso creía pero no pensaría en el futuro, pensaría en el presente y en esa sonrisa que el azabache le dedicaba.

Después de todo, sus hermanos lo apoyaban y eso era más que suficiente para él.

Continuará...

 


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