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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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—¿Que pasó?.

El momento que tanto quiso retrasar llegó, no quería decir nada. Era un cobarde y se lo repetía siempre pero no soportaría la lástima de su amado, tampoco soportaría alguna mueca de asco o burla por parte de él. Sabía que Sesshomaru era incapaz de hacer algo así pero algo dentro de él le obligaba a desconfiar de todos a su alrededor. 

Flash back contado por Inuyasha...

Estaba en un bar de la ciudad con Koga, había organizado una gran fiesta llena de mujerzuelas y alcohol, como siempre. Todo iba normal hasta que de la nada llegó Takemaru con tres tipos altos y corpulentos como si fueran sus guardaespaldas. Exigió que dejara la vida que llevaba y volviera a ser el heredero perfecto que era pero mi orgullo me lo impidió y me negué.

—¿Obedecerás, hijo?.

—Eso nunca, Takemaru.

Enfureció ante mis palabras, les dió la orden a esos tipos de golpearme hasta que aceptara pero nuevamente mi orgullo me lo impidió.

Koga trató de ayudarme pero lo golpearon en la cabeza y quedó inconsciente en el suelo. A pesar de todos los golpes no di mi brazo a torcer, eso provocó todo lo malo, mi orgullo me llevo a perderlo todo.

Me arrastraron hacia la mansión, me llevaron a mi habitación y me tiraron al suelo con brusquedad.

Estaba tirado en el suelo, apenas y podía respirar debido a los golpes que recibí.

—¿Volverás a obedecerme?.

—Muérete Takemaru. —Le contesté con molestia, él enfureció pero se controló.

—Mi querido hijo, tú me obligas a llegar a estos extremos. —Volteó a ver a los tipos. —Ya saben qué hacer.

Takemaru abandonó la habitación cerrando la puerta tras de sí. Supe que algo muy malo me pasaría y al sentir como me arrancaban el pantalón supe que estaba en lo correcto.

Ellos me tomaron a la fuerza, profanaron mi cuerpo y pisotearon mi orgullo. Grité hasta que mi garganta se desgarró, luche hasta que mis fuerzas me abandonaron y al terminar me abrace a mí mismo, aún sentía sus asquerosas manos sobre mí, sus asquerosos fluidos aún estaban fluyendo en mí.

Ellos salieron de ahí después de burlarse de mí y de mi miseria, me arrastré hasta llegar a mi cama y logré tomar la sábana y cubrir mi desnudez. Sentía asco de mí y me odiaba, me aferré a esa tela y me prohibí llorar para sacar el dolor interno y la frustración.

No había llorado al sentir el dolor por lo que pasó, aún con la cara clavada en el piso me prohibí emitir aunque fuera un sollozo, me prohibí llorar al sentir mi interior desgarrarse, me prohibí suplicar para que se detuvieran.

No pasó mucho tiempo cuando Takemaru volvió, odiaba que me viera temblar en el suelo, me veía con superioridad, me veía como la vil basura que era pero de esa manera era como me sentía.

—¿Obedecerás?.

Fue lo único que dijo ese maldito.

—Primero muerto.

Había logrado articular, aún si mi garganta dolía horrores y había sangrado no me permití verme vulnerable.

Aún si fui humillado no podía tirar mi orgullo y odiaba eso, ese orgullo era herencia de ese bastardo.

—Sólo mírate, tan débil y sin valor alguno. A ti lo único que te queda es el título que te he dado y el título que has ganado de los Taisho. Si todos supieran sobre esto te verían con lástima. No puedo creer que mi hijo sea tan patético.

—Espero que te pudras en el maldito infierno, Takemaru.

—Hijo mío, deberías respetarme después de todo yo soy tu padre. Pero no hablemos de eso, quiero que seas el digno heredero de esta familia y si sigues con esta vida no lo serás.

Sólo podía verlo con odio, eso sentía por él pero más lo sentía por mí.

—Si vuelves a desobedecerme todo esto lo sufrirá tu madre, ¿Quieres ver a tu madre ser tratada como a un hoyo al cual mancillar justo como te pasó a ti?.

Ese maldito sabía en donde golpearme, sabía que no podía negarme.

Lo único que hice fue bajar la mirada y asentir como símbolo de sumisión, me sentía humillado pero no sabía si ese enfermo podía llegar a hacerle eso a mi madre y por eso tuve que bajar la cabeza y obedecer. Si lo hizo con su hijo no había nada que impidiera que lo hiciera con su esposa.

Después de pasar dos semanas en el hospital recuperándome de los golpes y heridas internas volví a retomar todas mis clases, mis estudios aumentaron considerablemente. Takemaru hizo que me sobre esforzara, obedecí por la seguridad de mi madre.

Lo peor de todo es que Koga me tenía lástima y se culpaba por lo sucedido, yo me prohibí dejarme caer por lo que pasó. Decidí que eso no tenía importancia y le expliqué a Koga que no tenía culpa alguna y que eso no me había afectado aunque en el fondo me dolía, no mostraría lo roto que estaba.

Realmente no me importaba lo ocurrido, en la soledad de mi habitación solía desahogarme pero nunca deje que Takemaru viera el dominio que tenía sobre mí.

Hice todo eso, fui perfecto como él lo quiso pues si yo no acataba sus órdenes corría el riesgo de que atentara contra mi madre y mientras yo viva eso no pasará.

Fin flash back.

El albino se quedó sin palabras, no podía imaginar lo que su azabache sufrió y todo auspiciado por su propio padre. Se supone que un padre vela por la seguridad de sus hijos, no sería capaz de atentar en contra de ellos  pero todo era culpa del maldito dinero.

Pero... ¿Alguien que sufre todo eso y vive junto al causante sin decir nada debería llamarse a sí mismo cobarde? Inuyasha no dejaba de decirse cobarde y lo mucho que odiaba su persona.

Lo abrazó, no podía creer que tras esa sonrisa orgullosa se escondía algo tan trágico.

—¿Tu pa... Ese hombre no escuchó tus gritos? ¿No te escuchó sufrir?.

El azabache río sin gracia alguna.

—No te equivoques, Sessh. Takemaru escuchó todo, sé que estaba cerca. Pero... Mis gritos no le hubieran causado otra cosa sino odio, yo no suplique para que pararan, no suplique para que me ayudaran. Yo grite maldiciones en contra de ese hombre que aborrezco con todo mi ser, grite lo mucho que le aborrecía y más. No deje de luchar aún si ya no tenía fuerza.

—Todo lo que me cuentas es horrible.

—Lo sé, sé que fue algo horrible pero no me importa. Tú prometiste no tenerme asco ni lástima así que no dejes que mis sombras te atrapen. Quería evitar todo esto, no quiero ver como eres absorbido por mi oscuridad.

—No vuelvas a llamarte cobarde, no lo eres y nunca lo serás. Si yo hubiera pasado por eso es seguro que habría tratado de quitarme la vida, esto es algo que nadie puede soportar.

Se miraron a los ojos, el albino pudo notar la oscuridad en esos ojos, la verdad tras ellos por más dolorosa que era había sido revelada.

—Gracias por aceptarme a mí y mi oscuridad. —Le dio un beso, aun estaba algo conmocionado ante tal revelación y gracias a ella supo el porque de las acciones del azabache y sus miedos.

—Vi la verdad dentro de tu verdadero yo, sé que estás perdido cuando huyes. Ya no corras solo que yo estoy contigo y eso nunca cambiará. —Le dio otro beso, debía apoyarlo y estar con él aun si el azabache no lo aceptaba, no era lástima ni nada parecido pero él estaba tan roto que no lo entendía.

Ese era el secreto tras su fachada de perfección, el secreto tras el heredero perfecto. Todo era parte del hambre del dinero por parte de Takemaru Fushiko, ese hombre ya había destruido dos familias, dos herederos eran sus principales victimas. Inuyasha y Sesshomaru, ellos solo querían amarse y vivir sin la oposición de nadie pero ambos estaban enredados en todo el plan de Takemaru que finalmente pasaba su condena en la prisión donde personas como él residían.

Continuara...

 


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