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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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Notas del capitulo:

Hice tres capítulos extra en un momento de aburrimiento, los había subido antes en la primera plataforma (Mucho antes de que se acabara la obra XD) y se les presento.

 Son diferentes entre sí y me imagino que tal vez a alguno le dió curiosidad sobre que pasó con Inuyasha y su tiempo desaparecido, por eso les comparto el primer extra...

La versión de Inuyasha desde el capítulo "Una carta y un adiós" hasta el capítulo "El calor de un abrazo."

Mientras conducía hacia su departamento se preguntaba sobre Sesshomaru, ¿que sentiría al ver que lo había abandonado? ¿Que sentiría al ver como había roto la promesa?.

Le había prometido que jamás lo dejaría, le había dicho que siempre estarían juntos pero eso había más allá de su razonamiento. Su padre lo había dicho, él sólo derrochó el dinero que su amado pudo utilizar sin importarle lo demás.

Llegó a su departamento, lo primero que hizo fue llenar una pequeña maleta con algo de ropa. En su mesa de noche había una foto enmarcada, era Sesshomaru con una mueca de molestia.

Ese día le había dicho algo pervertido para el gusto del albino y terminó siendo regañado pero le había tomado una fotografía para recordar el momento, cada que veía esa fotografía sonreía sin poderlo evitar y era su posesión más valiosa pues su albino no dejaba fotografiarse.

Besó la fotografía y la guardó en su maleta.

Buscó en su guardarropa algo con que vestirse para evitar ser reconocido. Encontró una sudadera negra con gorro y unos pantalones azules de mezclilla. Se vistió y se puso unos lentes oscuros. Peinó su cabello en una coleta alta para mayor comodidad.

Guardó sus documentos personales y escribió una nota para Sesshomaru por si se le ocurría ir a buscarlo y sabía que lo haría.

Al terminar tomó lo que necesitaba y se marchó colocándose el gorro de su sudadera.

Al llegar a la caseta de vigilancia le entregó al guardia la nota.

—Quiero que le entregue esto a quien sea que venga a buscarme, en especial si es un hombre con marcas en el rostro o a Koga Ookami. —Le dio el sobre.

—Como ordene, joven Fushiko.

Dejó su auto, si llegaba a usarlo podrían encontrarlo fácilmente y era algo que quería evitar.

Después de vaciar su cuenta personal del banco se dirigió hacia el aeropuerto de su familia.

Una buena cantidad bastó para que el capitán lo llevara a Sapporo prometiendo que no revelaría nada.

En el camino iba pensando en la cara de decepción que su amado pondría al no encontrarlo.

Finalmente llegó, cuido de no ser visto por ningún empleado y afortunadamente lo había logrado.

Se ocultaba de todos y en la entrada pudo conseguir un taxi y le dio indicaciones para llegar al lugar correspondiente, para ser específicos le pidió que lo llevara a Otaru, no podía quedarse en Sapporo o sería descubierto.

Pasado un rato de viaje, una cabaña modesta se alcanzaba a dislumbrar en la lejanía.

Al llegar pagó el monto del taxi y buscó a los empleados que la mantenían limpia para él. Por suerte ellos no lo conocían como Inuyasha Fushiko.

Vio a una chica dentro y tocó la puerta.

—Soy Senkai Tetsuya. —Se anunció. — Vine a ocupar mi propiedad.

Mostró los documentos que avalaban la propiedad bajo ese nombre y la mujer lo dejo pasar.

—Es un placer conocerlo, Señor Tetsuya. Soy Kanna Takeda, la encargada del lugar.

Hablaron un rato y la mujer se marchó. Decidió dar una vuelta por el lugar, hacia tantos años que no lo visitaba.

Dio una vuelta por el lugar, una habitación principal y dos de huéspedes, una cocina y una sala. Atrás había un muelle pues el rió pasaba por ahí.

Ese lugar era ocupado por él cuando escapaba de los castigos de su padre y cuando cambió lo usaba como un lugar para relajarse.

El único que conocía ese lugar además de él era Koga aunque sabía que ya lo había olvidado, así que no significaba peligro de ser encontrado ya que su amigo era algo despistado.

Salió y se dirigió al muelle, se sentó en la punta de este sintiendo el ambiente frío, gracias a su sudadera no se notaba tanto aunque ese frío aumentaría en invierno.

—Tengo frío, necesito tu calor. —Susurró mirando el horizonte.

Ese lugar iba a ser el que tomaría por hogar si llegaba a escapar con su amado, lo había pensado pero la vida había tomado otros planes.

Ese calor que tanto deseaba no estaba con él, ¿de que servía ese frío lugar si su amado no iba a abrazarlo compartiendo su calor?.

...
...

Ya llevaba algo de tiempo ahí, tenía la misma rutina. Se levantaba y ejercitaba un poco, recorría el lugar que estaba cerca de las montañas y terminaba sentado en el muelle mirando la salida y puesta del sol. Pero todo el tiempo tenía a su amado presente, no había segundo sin que dejara de pensar en él y lo que dejo atrás.

...
...

Dio un recorrido por la pequeña ciudad pesquera, casi llegaba el día en que su amado cumpliría veintidós años y planeaba obsequiarle algo.

Veía la combinación entre moderno y antiguo de las calles, era un lugar hermoso, tanto que se le antojaba recorrerlo con su amado tomados de las manos.

En una tienda antigua vio a través de la ventana una cajita musical, sin dudarlo entró. Al encenderla escuchó la melodía, ya había escuchado la canción antes.

Si un camino en la vida he de elegir, escogería el que me llevara a ti. Si en tu espera aguantaras algo más confiando en que mi amor te llegara. –Pensó en  la primera estrofa al escuchar la melodía, le recordaba tanto  a su amado.

La compró, faltaban unos días para que pudiese entregarla pero debía pensar en algo para no tener que verlo directamente, no quería ver la cara de odio de su amado y todo por tener la culpa de haberlo separado de su familia.

Llegó el día, había planeado ir personalmente y entregársela a algún empleado del orfanato para que llegara a manos de su amado.

Viajó en una ruta comercial, había usado su nombre falso para registrarse y pagado a los guardias para que no dijeran nada.

Después de ese viaje que se le hizo eterno llegó, al  bajar del avión lo primero que hizo fue dirigirse al orfanato.

Al llegar no vio a nadie, trató de ocultar su rostro y vio a una niña buscar a alguien.

—Hey niña. —Le habló y ella inmediatamente se le acercó.

—¿Me llamaba?. —Preguntó curiosa.

—¿Sabes quien es Sesshomaru?. —La niña asintió con una sonrisa.

—Sesshomaru es mi hermano mayor. —Contestó conservando su sonrisa.

—Bien, quiero que le entregues esto por favor, no se lo des a nadie que no sea él. —Le entregó una caja envuelta con el obsequio dentro.

—Esta bien, espere aquí que voy por Sesshomaru.

La vio correr hacia el patio. Logró ver varias mesas con niños comiendo y supuso que festejaban el cumpleaños como todos los años.

Dio una última mirada y se marchó caminando. Metió las manos a sus bolsillos y siguió sin mirar atrás. Una extraña sensación lo hizo voltear.

Al voltear vio a Sesshomaru buscándolo con la mirada, a pesar de la distancia sintió como si sus miradas se conectaran. Le saludo con una sonrisa.

Vio como trató de cruzar para alcanzarlo pero también un autobús impidiéndolo. Dio media vuelta y siguió caminando hasta alejarse de ahí con una sonrisa en su rostro.

Su corazón latió con fuerza al ver a su amado después de casi tres meses.

Volvió a Otaru para seguir ocultándose de la realidad, ocultándose del posible odio de la familia Taisho Asakura. Esa había sido su segunda familia y la había perdido.

...
...

Ya había pasado otro mes desde que había visto a su amado, el invierno era fuerte pero seguía mirando el horizonte desde el muelle.

Necesitaba ese abrazo capaz de calentar su cuerpo, su corazón.

Cerró los ojos visualizando esos amados momentos que atesoraba en su corazón.

Sintió unos cálidos brazos rodearle, eso lo extrañó ya que no había más personas a unos kilómetros a la redonda.

—Inuyasha.

Esa voz, esa voz que tanto amaba.

¿Acaso estaba muerto? ¿El entorno congelado lo estaba matando? Tal vez. No entendía como era posible que Sesshomaru lo haya encontrado y seguía pensando que sólo era una ilusión de su corazón solitario.

Pero... Esa calidez se sentía tan real.

Tal vez sólo era el abrazo de la muerte, sólo que la calidez era porque sentía lástima de él y en sus últimos momentos le dejaba ver a su amado.

–Gracias por compadecerte de mí pese a todos mis pecados. Te amo Sesshomaru, ni en la muerte te he olvidado y nunca lo haré. –

—Sesshomaru.

Fin del Extra 1. 

Notas finales:

Como ya mencione antes, son extras diferentes entre sí y espero que les gusten.


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