Se sentía un ser carente de vida, sus suspiros eran cada vez mas lento, su mirada miraba perdida la pared, en su cuerpo sentía un leve dolor de haber estado acostado tanto tiempo, su garganta no emitía sonido alguno. Pues su usuario era carente de vida misma.
Desde aquella pelea, aquella discusión, aquellas palabras dolorosas. Dichas por el que creía era el amor de su vida, desde esa vez no pudo vivir la vida.
Apenas dos semanas después y Bruno no quería levantarse, miraba todos los días a la nada e incluso cuando intentaba hacer algo volvía a pensar en Abbacchio.
Sus suspiros iban para él, anhelando un abrazo o un beso que lo vuelvan a llenar de esperanzas, pero nada, nada pasaba y eso lo estaba matando por dentro. Parecía un vil zombie que solo vivía por un poco de alma en su interior.
Muchos de sus mejores amigos iban a verlo, entre ellos aquel chico que su ex pareja odiaba. Giorno Giovanna, este se preocupó demasiado por Bruno, tanto que era él quien lo alentaba a seguir adelante, por mas doloroso que todo fuese.
— Bruno, no puedes seguir así por él, fue demasiado cruel contigo — Le dijo el rubio cruzado de brazos — ¡Vamos!
— Eso lo dices... — Dijo lento — Porque a ti no te ha pasado, Mista es un buen chico.
— Por eso mismo, debes encontrar a alguien mejor que ese maldito, acepta la propuesta que te hizo Narancia.
— ¿Ir a un bar? No creo que sea bueno, mirame doy pena — Expresó viendo su reflejo en el espejo.
Giorno al darse cuenta de aquello, camino hasta el objeto para taparlo con una sábana.
— No me importa, no hay nada que no se pueda resolver — Lo tomo del brazo para acercarlo al baño — Date una ducha, saldrás con nosotros.
Mientras se dio aquel baño, no dejo de pensar en el, sus ojos, su boca, su forma de ser, esa pelea aun en su cabeza rondaba, con las palabras dichas por él.
"Esto no funciona" "No te amo Bruno" "Lo nuestro es irreal" "Un romance no puede existir si eres un mafioso y yo un policía"
Fue por eso que esa noche en aquel bar bebió, tomó hasta el cansarse delante de sus subordinados sin importarle un comino nada, su rostro rojo por beber tanto y su mareo lo llevaron a salir del recinto a las cuatro de la madrugada, Giorno se había ido antes con Mista y Narancia se olvido de cuidar a su jefe. Por ende mientras caminaba en ese estado choco con alguien.
— ¡Bastardo! — Grito pero se cayó — Perdón, no es una buena noche, la persona a la que amo me dejo.
Tras decir aquello se quedó dormido, Abbacchio era aquel hombre con él que chocó y este se veía bastante sorprendido por verlo en aquel estado.
— Bruno... — Murmuró para cargarlo, lo llevo hasta su casa y lo dejo acostado.
Toda la noche durmió, mientras Abbacchio se quedó en la cocina, estaba pensando seriamente las cosas, odiaba no saber que hacer y esa era una de las cuestiones. Amaba a su Bruno pero odiaba sentir que no era adecuado por su profesión.
— Debo decidir... Por el bien de los dos — Murmuro bebiendo el café.
El moreno despertó con mucha sed, asustado al ver en el lugar donde estaba.
— Diablos... De todos los lugares tuvo que ser aquí.
— Lamento haberte traído, pero estabas muy mal — Dejo sobre la cama algo de agua y comida — Anda, aceptalo.
— Abbacchio... Perdona por haberte mostrado eso de mi.
— No, perdoname a mi por ser un imbécil que no pensó en ti, prometo no volver a decir cosas crueles, dejare mi empleo, quiero trabajar para ti.
— ¿Enserio lo dices? Yo no quiero volver a llorar por ti, un líder de la mafia no hace eso.
— Lo prometo, también prometo empezar desde abajo, ya sabes sirviéndole el café.
— Oh, seras un buen subordinado, te pondré en entrenamiento con Giorno.
Ambos se rieron al unísono, antes de que Bruno comiera algo le dio un beso a Abbacchio.
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